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Introducción
La guerra Polaco-Sueca de 1617–18 mostró que el ejército sueco, a pesar de varias reformas, todavía no podía derrotar a la mancomunidad Polaco-Lituana. Además, el rey Gustavo Adolfo II todavía era considerado en Europa como un usurpador. Para salvaguardar la corona sueca para sí mismo, Gustavo Adolfo decidió forzar a Segismundo III Vasa a renunciar a ella. Con la ayuda de Axel Oxenstierna, el rey sueco introdujo un amplio programa de reformas militares y sociales, que dio lugar a la creación de un ejército bien entrenado, basado en reclutas nativos. Estas nuevas reformas y el conflicto en curso entre la Mancomunidad y el imperio Otomano, le ofrecieron a Gustavo Adolfo una oportunidad más para derrotar a la Mancomunidad.
El rey sueco intentó en vano renovar la tregua con Polonia, ya que Segismundo III, influenciado por los jesuitas y sintiéndose a salvo del centro y noreste con una tregua recientemente acordada con Rusia, no pudo ser influenciado.
La guerra 1621–22
Mientras el ejército polaco-lituano se concentraba en Podolia, en el sur de la Mancomunidad, un ejército sueco desembarcó cerca de Pärnu el 19 de agosto de 1621. Fue transportado por una flota de 148 buques (25 buques de guerra, 3 pináculos, 7 galeras, 7 buques de guerra más pequeños y 106 barcos de transporte). Gustavo Adolfo tenía 18.000 efectivos, de los cuales 14.700 de infantería, 3.150 de caballería y 375 cañones.
Se tomó el fuerte de Dynemunt (Dyjament o Dünamünde) que dominaba la desembocadura del río Dviná, y después marcharon de inmediato hacia Riga y a donde llegaron el 29 de agosto. La capital de Livonia estaba defendida por una guarnición de 300 soldados, más 3.700 residentes armados. El hetman lituano Krzysztof Radziwiłł tenía solo 1.500 soldados a su disposición, ya que la mayoría de las unidades estaban en Podolia y Rutenia Roja.
Se le ofreció la rendición, pero la guarnición rechazó los términos. Gustavo se vio obligado así a abrir un bombardeo. El 30 de agosto, la pequeña fuerza de socorro bajo Radziwiłł, de 1.500 efectivos, fue rechazada. Los atrincheramientos suecos fueron demasiado firmes y los disparos demasiado sólidos para superarlos, y Radziwiłł se retiró el 31 de agosto.
Después de recurrir a la minería, Gustavo amenazó con explotar todas las minas a la vez, Riga se rindió el 25 de septiembre de 1621. Para aislar aún más a Polonia desde el mar, marchó hacia el sur a través del río Dviná, tomó Mitawa (Mitau, Jelgava moderno) y, dejando a Livonia devastada a su destino. La conquista de Riga significó que ya no había ninguna posibilidad para que Polonia se estableciera como una potencia báltica. A través de Riga pasaba un tercio de sus exportaciones. Con la conquista, Gustavo obtuvo ventajas políticas y estratégicas y una base para equipar su flota. Al mismo tiempo, los polacos y los otomanos iniciaron conversaciones y se acordó una paz honorable.
El 2 de octubre, los suecos capturaron la fortaleza de Dünamünde. Los invasores, marchando a través de pantanos y bosques para evitar la caballería lituana, ingresaron en el ducado de Curlandía y Semigallia, capturando su capital, Mitawa sin resistencia. Los suecos intentaron capturar la fortaleza de Koknese, pero no lo hicieron, después de una escaramuza con la caballería lituana de Aleksander Gosiewski.
A principios de enero de 1622, los suecos capturaron Valmiera (Wolmar), junto con varios castillos Livonianos más pequeños. Mientras tanto, las fuerzas bajo el hetman Radziwiłł aumentaron a 3.000, lo que permitió a los polaco-lituanos responder mejor a los ataques suecos.
El 7 de enero, Radziwiłł recobró a Mitawa (Mitau, Jelgava), pero debido a la falta de artillería, no pudo apoderarse de su castillo, cuya guarnición no capituló hasta el 6 de julio. Unas semanas más tarde, a fines de julio de 1622, las principales fuerzas suecas llegaron a Mitawa (actual Jelgava).
La batalla tuvo lugar el 3 de agosto de 1622. Inicialmente, parece que la infantería sueca, situada en matorrales con una zona pantanosa entre ellos y los polaco-lituanos, dispararon contra el enemigo, negándose a abandonar su posición, que era lo que proponía Radziwill. Los suecos abrumaron a los haiduks (mercenarios magiares de Hungría) que eran superados en número en un choque de infantería. Algunas compañías de húsares se mostraban reacios a atacar, ya que existían serios problemas financieros en las fuerzas lituanas, que era más un ejército privado que uno estatal en ese momento, lo que llevaba en ocasiones a una falta de lealtad. Pero 2 banderas, tal vez unos 400 húsares (conocidos como choragiews) cargaron de manera intrépida contra las filas suecas y, a pesar de un terreno desfavorable, penetraron en las filas y las traspasaron.
Los suecos reforzaron sus posiciones para impedir que los húsares pudieran cargar de nuevo. Radziwill construyó sólidas fortificaciones alrededor de Mitawa (Mitau), lo que impidió la llegada de refuerzos suecos para levantar el asedio por medios militares. Pero Radziwill se vio obligado nuevamente a concluir un armisticio, ya que las fuerzas adecuadas no podían ser enviadas para impedir que Gustavo continuara su conquista, puesto que la guerra con los otomanos impedía que fuera reforzado, mientras que Gustavo no tenía fuerzas suficientes para expulsar a los polacos-lituanos.
La batalla se convirtió en un punto muerto, el 10 de agosto de 1622, Mitawa fue ocupada el 3 de octubre de 1622 por Gustavo. Pero una grave enfermedad afectó a las fuerzas suecas que tuvo que convocar a unos 10.000 refuerzos.
La tregua
Los suecos finalmente insistieron en una tregua debido a los problemas financieros del imperio Sueco, ya que los costos de la guerra eran demasiado altos para su tesorería. Además, en el otoño de 1621, la guerra Polaco-Otomana terminó, y el ejército de la Mancomunidad estaba listo para marchar a Livonia. La tregua, firmada por Radziwiłł, enfureció al rey Segismundo III Vasa, quien planeaba transferir todas las fuerzas hacia el norte, con la esperanza de que con la ayuda de la Armada Española, podría invadir a Suecia.
La nobleza polaca y los líderes como Krzysztof Radziwiłł y Krzysztof Zbaraski no estaban de acuerdo con los planes reales. Querían que el Rey aceptara los términos suecos y que renunciara al trono sueco a cambio de un tratado de paz permanente y Livonia. Radziwiłł enfatizó el hecho de que después de las reformas, el ejército sueco era difícil de derrotar, y Polonia-Lituania también necesitaba una revisión importante de sus fuerzas armadas, especialmente la infantería y la artillería. La Mancomunidad también necesitaba una armada fuerte y unidades especializadas de ingenieros, entrenados en la construcción de fortificaciones de campo.
Independientemente de la opinión de sus generales, Segismundo III ordenó la construcción de una flota que, con la ayuda del Imperio español, transportaría al ejército invasor a Suecia.
En 1623, el rey polaco se reunió con el starosta de Puck, Jan Wejher, diciéndole que construyera la flota. Sin embargo, desde el principio, eso fue cuestionado por la poderosa y semiindependiente ciudad de Danzing, cuyo gobierno, bajo la presión sueca, se opuso a la idea misma de una flota de la Mancomunidad y no permitió que anclara en su puerto. En estas circunstancias, Segismundo III Vasa decidió ampliar el puerto y el astillero de Puck. Entre 1624-26, se construyeron 7 barcos de tamaño mediano, con un tonelaje que oscilaba entre 200 y 400 toneladas. Fueron tripulados principalmente por pescadores kashubianos locales, mientras que la infantería marina estaba formada por mercenarios ingleses, contratados por el rey polaco desde 1621. El mayor de los barcos de la nueva flota era el galeón Król Dawid.
Dos factores importantes para Gustavo fueron el cambio de la política de Jacobo I de Inglaterra y su deseo de organizar, con la ayuda del cardenal Richelieu de Francia, una coalición de poderes protestantes contra los Habsburgo y sus aliados católicos. Christian IV de Dinamarca, cuyas relaciones con Suecia nuevamente se habían tensado al máximo en el otoño de 1623; y con el apoyo de Inglaterra y la república Holandesa, dirigió la acción protestante contra la coalición de Habsburgo en Alemania, y esto finalmente hizo que Gustavo se sintiera seguro con respecto a Dinamarca.
Las reformas militares de Gustavo Adolfo había formado su infantería en 6 filas de profundidad, aumentando la velocidad de recarga de las filas de mosqueteros podían mantener un fuego continuo, aunque también podían disparar en salva, la unidad completa podía realizar 1 o 2 salvas para producir un fuego devastador.
La potencia de fuego de la artillería se incrementó enormemente con la adición de una artillería de campo. Se introdujeron los cañones de cuero de 3 libras, que podían disparar a una velocidad no mucho más lenta que la de un mosquetero. Se llamaba cañón de cuero porque la carcasa externa del cañón estaba hecha de cuero, mientras que el tubo estaba hecho de cobre, siendo muy ligero, y el cañón pesaba 45 kilos (aproximadamente 200 kilos, incluido el afuste), y podía ser fácilmente manejado en el campo de batalla por 2 hombres y 1 caballo. Poseía el más alto grado de movilidad, y aunque era un gran desarrollo tecnológico, resultó tener un gran inconveniente: se sacrificó demasiado en aras de la ligereza y la movilidad, y al repetirse el fuego se volvía tan caliente que una nueva la carga a menudo se encendía espontáneamente, lo que podría provocar un desastre entre sus artilleros, que podrían estar en el camino del retroceso.
En 1625, Gustavo podía estar bastante seguro, Suecia estaba más preparada para la guerra que nunca. El Sveriges Riksdag (parlamento) estaba operando con un presupuesto anual regular con un sistema fiscal reformado. Los reclutamientos para suministrar hombres al ejército regular procedían de la milicia, que era la fuerza de defensa doméstica en la que todos los hombres mayores de 15 años debían servir. Sin embargo, la población de Suecia era demasiado pequeña para proporcionar a todos los soldados que Gustavo necesitaba, una vez que la guerra disminuyó sus filas; después de todo, estaría luchando contra países que superan ampliamente a Suecia en población. Este vacío fue llenado por los soldados de la fortuna (mercenarios), pero no por las bandas despiadadas que devastaron Europa Central; los mercenarios profesionales que lucharon por Gustavo aceptaron la severa disciplina a cambio de un tratamiento tan bueno como el que recibieron los suecos nativos.
La Brigada Verde (las brigadas en el ejército de Gustavo fueron nombradas por el color de sus banderas), compuestas en su mayoría por soldados escoceses, estaba entre las mejores unidades de la Guerra de los Treinta Años y dirigida por Robert Munro, John Hepburn, Alexander Leslie, y Donald Mackay.