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Antecedentes
El territorio dacio comprendía la actual Rumanía, desde el mar Negro hasta el curso medio del Danubio. Los primeros en invadir este país fueron los getas una tribu indo-europea y posteriormente por tribus tracias como los tiros y los tauriscios con los que estuvieron en guerra. La llegada de los celtas inició un nuevo enfrentamiento con los nativos a los que se impusieron y los getas fueron absorbidos dando lugar a los dacios.
Durante la invasión de los galos (celtas), los getas estuvieron en guerra con ellos, pero fueron derrotados y miles de getas fueron vendidos como esclavos en Atenas. Después, parece que los getas desaparecieron y surgieron los dacios.
En el 82 AC, comienza el reinado de Burebista (82-44 AC), quien unifica la población dacia, formando el primer y más grande reino de Dacia unificado, en el territorio de la moderna Rumanía y sus alrededores. Estrabón escribió que Burebista fue capaz de obtener la obediencia completa de su tribu con la ayuda de Decaeneus, un brujo y un adivino que aprendió su oficio en Egipto. La obediencia de las personas a Burebista era tan completo que fueron incluso persuadidos para cortar sus parras y dejar de beber vino.
En el corazón del imperio de Burebista, en las montañas Orastia, construyó un sistema de fortificaciones de piedra en la parte más alta; los más importantes de estos fuertes están localizados hoy en los pueblos de Costesti, Blidaru, Piatra Rosie y Băniţun.
Burebista dirigió una política de conquista de territorios nuevos en 60/59 AC. Por el oeste atacó y venció a las tribus celtas de boyos y tauriscios, que habitaban a lo largo del Danubio y en lo que es ahora Eslovaquia. Después de 55 AC y probablemente antes del 48 AC, Burebista conquistó las orillas de Mar Negro, subyugando las fortalezas griegas desde Olbia a Apolonia, así como toda la llanura panónica de los Balcanes.
Por el este, con ayuda de los bastarnos como aliados, sometió e impuso un protectorado a las ciudades griegas del Ponto Euxino, desde Apolonia de Tracia (actual Sozopol) hasta Olbia, y extendió su poder hasta Tracia. De esta forma, logró extender su reino hasta el Danubio y el Morava.
Fue contemporáneo de Julio César y fue llamado rey de los getas. En el 48 AC, Burebista se puso del lado de Pompeyo contra de Julio César en la Guerra Civil Romana, enviando a Akornion como un embajador y un asesor militar. Después de que César emergió tan victorioso, planeó enviar legiones para castigar a Burebista, pero fue asesinado antes de llevarlo a cabo. Tras la muerte del gran rey Burebista, Dacia se dividió en cuatro o cinco pequeños estados, esta situación continuó hasta el rey Duras.
En el 10 AC, Augusto envió a Léntulo contra los dacios, que entonces estaban dirigidos por un tal Cotis o Cotiso. Era un rey que gobernaba aparentemente las montañas entre Banat y Oltenia (actual Rumanía). Los romanos al parecer, avanzaron por el valle del Maros, pero la expedición no tuvo resultados.
El rey dacio Duras (69-87), también conocido como Duras-Diurpaneo, gobernó al mismo tiempo que el emperador Domiciano. Subió al poder en el año 69 cuando su antecesor Scorilo, murió durante una incursión en la provincia romana de Mesia, siendo rechazado por Licinio Muciano. Amplió su reino, extendiéndose a Eslovaquia, Moldavia y Valaquia.
Guerras Dacias de Domiciano
En el invierno de 85-86, el rey dacio Duras ordenó a sus tropas atacar a la provincia romana de Mesia en el curso inferior del río Danubio. El ejército dacio estaba dirigido por Diurpaneo, más tarde conocido como Decébalo.
Al parecer, los romanos fueron cogidos por sorpresa, ya que el propio gobernador Cayo Opio Sabino fue muerto y una legión aniquilada, lo que hizo necesario que el emperador Domiciano tomase medidas para hacer frente a unos crecidos dacios.
Tras la muerte de Opio Sabino, gobernador de Mesia, en una emboscada dacia en el año 84, Domiciano envió a sustituirle a Cornelio Nigrino. Este no era militar, era un simple administrador, quedó patente cuando mandó una sola legión a combatir contra los sármatas, que la masacraron y mataron a su comandante. Este desastre convenció a Domiciano que debía tomar cartas en el asunto para detener la masacre y expulsar definitivamente a los dacios.
Domiciano envió al prefecto pretoriano Cornelio Fusco, lo que fue una mala elección. Impetuoso, había apoyado a Vespasiano en la guerra civil y había ganado el cargo de prefecto pretoriano por su lealtad, no por su preparación militar.
En 86, los romanos dividieron Mesia en dos provincias: la más tranquila, la Mesia Inferior, fue puesta bajo el mando de Nigrino y la Mesia Superior, la más problemática fue puesta bajo el mando de Cornelio Fusco.
Fusco comenzó la campaña derrotando a los roxolanos en el año 85. Luego, dirigió su atención a los dacios. Quería terminar la campaña lo antes posible, ya que había fuertes rumores que los dacios habían entrado en contacto con varias tribus de Panonia. Entre ellas estaban los germanos marcomanos y los sármatas yácigos, para formar una fortísima coalición, que hubiera sido muy peligrosa para los intereses romanos en el Rin y en el Danubio.
El objetivo primario de Cornelio Fusco era dirigirse toda prisa a Sarmizegetusa, la capital dacia, situada en lo alto de una escarpada montaña de los Cárpatos. Para ello, Fusco disponía de dos legiones completas la V Alaudae y la VII Claudia, más 5 o 6 cohortes de las legiones III Flavia y I Adiutrix. También disponía de 5 alas de caballería, y un par de cohortes pretorianas.
Primera batalla de Tapas o Tapae (87)
Fusco partió con su columna desde la ciudad de Viminacium (10 km al este de la actual Kostolac, en Serbia). La marcha se vio obstaculizada por lo agreste del terreno. Siguió un estrecho pasillo entre los ríos Mures y Timis, entre montañas de 3.000 metros. Tras una semana de marcha la columna llegó al paso de Tapas o Tapae, también conocido como las Puertas de Hierro, cerca de la meseta de Caransebes. Estaba delimitado por los montes Semenic al oeste y Banatului al este, ambos cubiertos de frondosos bosques. Allí le estaban esperando los un ejército compuesto de dacios, sármatas roxolanos y bastarnos.
La columna romana entró en el paso y estaba articulada de la siguiente forma: En vanguardia marchaba la legión V Alaudae, la más veterana, seguida de la caballería, a su vez seguida por el propio Fusco con los pretorianos. Detrás seguía el tren de bagajes con los carros y las mulas que transportaban los suministros del ejército, seguidos por los estandartes y el tren artillero compuesto de carros y mulas que transportaban la artillería necesaria para el asalto a la capital dacia. A continuación seguían las restantes legiones, con la legión VII Claudia (la otra completa) y las cohortes de las otras dos, en último lugar cerraban la marcha las tropas auxiliares. La estrechez del paso había hecho que las diferentes partes del ejército romano se alargaran, y las distancias entre las distintas legiones se había ampliado demasiado.
Cuando los legionarios de la vanguardia estaban a punto de salir del paso, comenzó el ataque dacio. Los dacios habían preparado el terreno a la perfección. Lo primero que hicieron fue cortar el paso, arrojando enormes troncos que cortaron la salida del desfiladero y cayeron sobre los legionarios de vanguardia. Después, arqueros sármatas comenzaron a disparar sobre los legionarios, aumentando el caos de la legión.
En ese momento, la infantería pesada dacia inicio la carga. Esta infantería dacia no usaba escudo, pues usaba las dos manos para manejar el falx, que constaba de un mango de madera de hasta 90 cm que sujetaba una hoja curvada de un metro de largo. Esta arma causó unos efectos devastadores en los legionarios romanos.
El guerrero dacio daba un golpe fortísimo y clavaba el falx sobre el escudo del legionario, tiraba fuertemente de él y casi siempre conseguía arrancárselo de las manos. Cuando el legionario se quedaba sin escudo, sólo le quedaba su espada de un metro de longitud para enfrentarse al falx, de casi dos metros de longitud. Los dacios herían en los brazos y piernas a los legionarios, dejándolos completamente indefensos, y pasaban al siguiente legionario, dejando al legionario herido a merced de la infantería ligera dacia, que los remataba.
Al mismo tiempo, la caballería sármata roxolana caía sobre los carros y mulas de aprovisionamiento, causando una terrible matanza.
Después, se dirigieron contra los pretorianos y el propio Cornelio Fusco, que no tuvo tiempo de lamentarse, pues su caballo es alcanzado por una lanza y, una vez en el suelo, es atacado por los soldados de Diurpaneo.
Se perdió la práctica totalidad de la legión V Alaudae, las cohortes de las legiones Flavia y Adiutrix, las cohortes pretorianas, las provisiones, la artillería y los estandartes. Solamente la legión VII Claudia y parte de la caballería romana pudo retirarse ordenadamente, sin sufrir apenas pérdidas humanas.
La Primera batalla de Tapas o Tapae estuvo a punto de convertirse en un nuevo desastre similar al de Teotoburgo. Pero los romanos, a pesar de sus grandes pérdidas combatieron bien, y causaron aún mayores pérdidas a los dacios y sus aliados; consiguiendo retirarse en orden, lo que impidió a Decébalo y sus aliados pasar al ataque, no pudieron cruzar el Danubio y limitándose a permanecer bajo la protección de las altas montañas y estrechos desfiladeros de su territorio. Decébalo había perdido la iniciativa.
Tras esta victoria, el rey dacio Diurparneo recibió el nombre de Dekebal, común a los grandes caudillos dacios, cuyo significado sería algo así como »Fuerte como diez hombres» y que etimológicamente proviene del proto-indoeuropeo dekm (diez) y bal (fuerte), convirtiendo Dekebal en Decébalo.
Dion Casio lo describió así: […era un lince para las cuestiones relacionadas con la táctica bélica y tenía asimismo buen ojo para salir victorioso en las guerras. Sabía juzgar con perspicacia qué momento era bueno para atacar y en cuál resultaba preferible replegarse. Era un experto en el arte de tender emboscadas y un maestro en las batallas a campo abierto. Además, no sólo sabía cómo sacar partido a un triunfo, sino asimismo como gestionar adecuadamente una derrota…]
Segunda batalla de Tapas o de Tapae (88)
Domiciano lanzó otra expedición mandada por Tetio Juliano, reunió un ejército compuesto por las legiones I Adiutrix, I Itálica, II Adiutrix, IV Flavia, V Macedonica, VII Claudia, XIII Gemina y XV Apollinaris, además vexillationes de las legiones II Augusta, IV Escítica, VII Gemina, IX Hispana y XX Valeria Victrix; en total 60.000 legionarios y 40.000 auxiliares en total unos 100.000 efectivos.
Tetio cruzó el Danubio posiblemente desde la fortaleza legionaria de Viminacium, en octubre llegó a la meseta de Caransebes, frente al paso de Tapas o Tapae, tal vez después de una marcha de aproximación en varias columnas, y no sin gran dificultad debido a los continuos ataques de los dacios. El ejército dacio con unos 200.000 efectivos que incluía aliados roxolanos y bastarnos le esperaba en el paso de Tapas o Tapae.
A los romanos les sorprendió el hecho, de que no les tendieran una emboscada al final del valle, sino que les esperaban a la vista. La razón era, que ya no quedaban árboles que cortar en el centro del valle, no pudiendo repetir la estrategia que tanto éxito les había proporcionado, pero si tenían apostadas fuerzas en las laderas de los montes Semenic y Banatului.
Los legionarios romanos habían aprendido a protegerse de los cortes de las falces dacias con grebas o ocreas en ambas piernas y con manicas o protecciones de brazos similares a las que utilizaban los gladiadores en el antebrazo derecho. Tetio envió a los auxiliares a atacar a las fuerzas emboscadas en los bosques a ambos lados del paso en los montes Semenic y Banatului, vencieron con éxito la resistencia dacia en las laderas. Entonces avanzaron las legiones por el centro, las fuerzas dacias temiendo quedar envueltas se retiraron, las bajas debieron ser muy importantes por ambos bandos, Vecina el segundo jefe de Decébalo murió luchando.
Sin embargo, no pudo aprovechar mejor su victoria, posiblemente por lo avanzado del invierno y no quedar atrapado. Otra versión es que Decébalo puso armaduras a troncos de árboles como si fuesen soldados, para que los romanos no le siguiesen hasta su residencia, los romanos temerosos no continuaron.
Poco después se pidió la paz, Decébalo envió a su hermano Diegis para establecer los detalles del tratado. Ambos bandos entregaron los prisioneros, Roma debía pagar un subsidio anual de 8 millones de sestercios y orientación técnica, e incluso enviar arquitectos e ingenieros a la Dacia para el embellecimiento de Sarmizegetusa. Esta era la gran capital del reino sita en una planicie de las Orastia junto a un despeñadero de 1.200 metros de caída, a cambio el rey de los dacios recibiría una corona y sería reconocido como cliente.
Decébalo devolvió todos los prisioneros ni los estandartes de la legión V Alaudae de Fusco. A ojos de muchos senadores no era otra cosa que una paz comprada, indigna de Roma. No obstante, en 89 se planeó otra ofensiva pero los romanos no pudieron hacerlo por la rebelión de Lucio Antonio Saturnino en Germania Superior y otra rebelión en Panonia. Esta paz resultó muy humillante para Roma y pudo ser la causa del asesinato de Domiciano en el año 96.
Primera guerra Dacia de Trajano
El emperador Trajano no era partidario de seguir pagando a los dacios, a cambio de que estos, no les atacaran. Por ello, dio orden de cesar en los pagos, esperando que los dacios reaccionaran, y realizaran incursiones en los territorios controlados por los romanos, como así hicieron. Eso le daría la excusa perfecta ante el Senado, para iniciar la invasión de la Dacia.
Decébalo envió un embajador a Roma para reclamar a Trajano, que siguieran los pagos de oro y plata. Tras decirle el embajador dacio a Trajano, que Roma llevaba tiempo sin pagar, este le respondió, que ya no iba a haber más pagos. Los dacios amenazaron con cruzar la frontera y atacar, a lo que Trajano respondió, que ya lo habían hecho, y, que si volvían a cruzar el Danubio, sería la última vez.
Tras conseguir el consentimiento del Senado romano en el año 101, Trajano estaba listo para avanzar sobre Dacia, preparando un enorme ejército, el más grande desde los tiempos de Augusto y que no se volvería a ver hasta la campaña de Marco Aurelio contra los germanos. Se componía de unas 14 legiones romanas, 8 (la I Adiutrix, II Adiutrix, VII Claudia, XIII Gemina, I Italica, V Macedonica, XXI Rapax y la recientemente creada y formada íntegramente por hispanos XX Ulpia) que estaban en la zona y 6 más que se unieron (entre las que se encontraban XIV Gemina y XV Apollinaris), 90 cohortes equitatas o mixtas, 21 alas de caballería 5 de las cuales eran milenarias, 10 cohortes de arqueros, y otros auxiliares entre los que se encontraban 500 palmirenses, 900 getas, 700 dacios, 500 britones, 700 cántabros, honderos de baleares y númidas mauros mandados por Licio Quieto. En total unos 150.000 hombres.
El 25 de marzo del año 101, el emperador Trajano abandonó Roma en dirección al Danubio. Lo acompañaban el senador Lucio Licinio Sura y grandes generales, como Quinto Sosio Senecio y Julio Urso Serviano, ambos de origen hispano. También les acompañaba Publio Elio Adriano, futuro emperador que entonces contaba con 25 años.
Partió en dirección a Viminacium, cuartel de la legión VII Claudia, en la provincia de Mesia Superior, mientras enviaba mensajeros a otros cuarteles de las legiones para que se reunieran en el limes Danubiano.
Trajano llegó a Viminacium en mayo del 101. Trajano dividió sus tropas en dos columnas, una partió desde Viminacium hacia el nordeste y otra partió desde Mesia Inferior hasta Drobeta hacia el norte. Esta división del ejército se debía sobre todo a problemas logísticos, para facilitar el aprovisionamiento, era más fácil aprovisionar a dos columnas separadas que a una sola columna formada por el ejército entero.
La primera tarea de Trajano fue cruzar el Danubio, para ello hizo construir dos puentes de pontones, cruzando a continuación el río con el emperador a la cabeza.
Vegecio nos expone las precauciones que debe tomar un buen general cuando su ejército está cruzando un río sobre un puente, y como defender la zona de forma óptima:
«Como el enemigo generalmente se esfuerza en caer sobre un ejército cuando está pasando un río, por sorpresa o en emboscada, es necesario asegurar ambos flancos colocando destacamentos para que las tropas no sean atacadas y derrotadas mientras están separadas por la corriente del río. Pero es aún más seguro poner empalizadas en ambos extremos, pues os permitirán sostener cualquier ataque sin muchas pérdidas. Si se quiere mantener el puente, no solo para este transporte sino para la vuelta y para las expediciones de avituallamiento, será conveniente excavar fosos para cubrir cada cabeza del puente, y guarnecerlas con un número suficiente de hombres que las defiendan tanto tiempo como lo requieran las circunstancias.»
Tras cruzar el río, se puso en marcha a finales de mayo, para entrar en territorio dacio con las cosechas a punto de ser recogidas. Así se garantizaba el aprovisionamiento al ejército romano y se privaba de la cosecha al enemigo.
El ejército tomó la misma ruta que había tomado 13 años antes, en la expedición del emperador Domiciano.
El líder dacio Decébalo, desistió de presentar batalla campal en la llanura, donde la superioridad de las legiones sería patente. Se dedicó a practicar una estrategia de tierra quemada, quemando los campos para dejar sin provisiones a los romanos. Emboscadas y pequeñas escaramuzas, para tratar de hacer más dificultoso el avance romano.
Las dos columnas romanas se unieron a la altura de la ciudad de Berzovis, y el ejército completo se dirigió hacia la capital dacia, Sarmizegetusa, para lo cual tenían que pasar obligatoriamente por el desfiladero de Tapas o Tapae también conocido como las Puertas de Hierro.
Tercera batalla de Tapas o Tapae (101)
Trajano con una fuerza de 7 legiones y 41 cohortes auxiliares. En total cerca de 86.000 hombres. Marchó sobre Tapae, donde estaba atrincherándose Decébalo esperándole para tenderle una trampa con 30.000 hombres entre infantería dacia y 10.00 jinetes dacios y sármatas en el estrecho paso montañoso delimitado por los montes Semenic al oeste y Banatului al este, ambos cubiertos de frondosos bosques.
Había situado delante de ciudad de Tapas o Tapae, en el extremo norte del valle, al grueso de su infantería, con sus temibles falces, además su posición estaba fortificada. Ese era el cebo, pues en los montes Banatului al este, ocultos entre los árboles, esperarían más infantes, miembros de las fieras tribus montañesas. Y en los montes Semenic aguardaba igualmente escondida la caballería de los aliados sármatas. Cuando los romanos se internasen en el valle en busca de la confrontación con el cuerpo principal, las tropas emboscadas caerían sobre sus flancos y retaguardia y los encerrarían, exterminándolos.
Trajano, previendo la situación, había dividido su ejército en dos grupos. El primero mandado por Tercio Juliano iría en vanguardia y se internaría en los bosques con las legiones I Italica, V Macedonica, y XIII Gemina para expulsar a la caballería sármata escondida en él y neutralizar así su emboscada, el segundo dirigido por el propio emperador lo forman las legiones I Adiutrix y II Adiutrix Pia Fidelis, IV Flavia y VII Claudia más las dos cohortes de la guardia pretoriana, 20 de infantería auxiliar y 30 mixtas con unas 10 alas de caballería se dirigiría contra el centro.
Nada más llegar al extremo sur, observó el estrecho valle, por el cuál debía pasar para entrar en combate con los dacios que aguardaban en el otro extremo, y los silenciosos y amenazadores bosques que ocultaban las elevaciones. El hispano debió adivinar las intenciones de su rival con aquel simple vistazo sobre el terreno. Los exploradores de la caballería romana que rastrearon los montes Semenic confirmaron sus sospechas al informar de la presencia de 10.000 jinetes sármatas.
Trajano nada más llegar al extremo sur del valle, observó a los dacios que aguardaban en el otro extremo, debió adivinar las intenciones de su rival y envió exploradores para que rastreasen los montes a ambos lados. Estos confirmaron sus sospechas al informar de la presencia de los jinetes sármatas y los infantes que los ocupaban.
Trajano cambió el plan, ordenó que las 30 cohortes equitatas (mixtas) al mando de Lucio Licinio Jura atacasen su flanco derecho en los montes Banatului, para desalojar la infantería dacia allí oculta, envió 20 cohortes y la caballería auxiliar avanzarían por el lado izquierdo para desalojar a los jinetes sármatas. En el centro dispuso las legiones I, II, IV y VII en primera linea, y detrás las legiones I, V y XII junto con los pretorianos a modo de reserva.
La caballería auxiliar inició el ataque a los bosques, seguida de la infantería. Tras el intercambio de flechas y lanzas, avanzaron en cuña hacia el centro dacio, encabezados, curiosamente por un grupo de foederati semi-desnudos que empuñaban porras. La batalla se produjo en medio de un terreno pendiente y boscoso, los jinetes pesados sármatas tuvieron que enfrentarse a jinetes ligeros como los mauros o mauris que les acosaban sin cesar y que cuando eran atacados huían, al resguardo de la infantería volviendo a acosarles. Mientras las legiones permanecían en el llano, sin intervenir.
Viendo que el centro romano estaba parado y no avanzaba, Decébalo dio la señal de ataque, los infantes dacios del extremo norte del valle se lanzaron sobre las legiones.
El combate duro muchas horas, con numerosas bajas en ambos bandos. En medio de la batalla se desató una fuerte lluvia y truenos, los oficiales romanos arengaron a sus tropas afirmando que Júpiter Tonante combatía de su lado, las laderas del desfiladero se convirtieron en cenagales. Los dacios al ver que su trampa no había funcionado, se retiraron.
Trajano y sus hombres continuaron avanzando tras terminar la batalla para llegar a Sarmizegetusa la capital de Dacia, pero llegó el invierno e impidió el avance, el Emperador decidió acuartelarse.
Batalla de Adamclisi o de los carros (102)
En el año 102, Decébalo, ayudado por los roxolanos y bastarnos lanzó un ataque cruzando el Danubio en sentido contrario contra Mesia con la intención de parar la ofensiva de Trajano sobre la capital. Al cruzar el Danubio que estaba congelado, pero no lo suficiente, el hielo se rompió y perdieron a muchos guerreros.
El gobernador de Mesia, Manio Laberio Máximo, tuvo éxito en frenarlos y mantenerlos a raya, e incluso consiguió la captura de la hermana del rey de los dacios.
El Emperador tuvo que detener su ofensiva e ir a contrarrestar la incursión bárbara. Movió su ejército a través de las montañas Orastia, dejando una guarnición suficiente para defenderlas, y se dirigió contra los dacios en Mesia.
El movimiento fue rápido gracias a las carreteras y la flota del Danubio. La primera batalla se libró durante la noche en algún lugar cerca de la ciudad de la futura ciudad de Nicópolis ad Istrum (que sería llamada así por el evento), la batalla concluyó con pocas bajas en ambos bandos y sin ningún resultado decisivo. Sin embargo, cuando los romanos recibieron refuerzos, fueron capaces de arrinconar al ejército enemigo.
La batalla decisiva se libró en Adamclisi y fue muy disputada y difícil para ambos bandos, Decébalo que contaba con 15.000 efectivos sármatas y dacios. Había ordenado a sus generales, copiar el estilo de guerrear de los romanos, dividiendo sus tropas en dos cuerpos, con el objeto, de que cuando la que estaba delante se cansara, fuera sustituida por la que estaba detrás; a retaguardia situó los carromatos de los sármatas en forma de laager o fortaleza de carros. Ambas fuerzas situaron la caballería en las alas y la infantería en el centro. Tras una disputada lucha, los romanos finalmente se impusieron y los dacios y roxolanos se replegaron al laager que fue asaltado a continuación. Los romanos perdieron 3.800 hombres y los dacios y roxolanos fueron masacrados.
Tras esta nueva derrota Decébalo, envió dos embajadas, cada uno con un llamamiento a la paz. Trajano se negó a escuchar a la primera, pero decidió escuchar la segunda. Estaba compuesta de muchos nobles (que llevaban sombreros de fieltro); tras fijar la reunión, Trajano envió a Licinio Sura, junto con el prefecto del pretorio, Tiberio Claudio Liviano, para discutir los términos del posible tratado de paz. Las condiciones ofrecidas por los romanos, eran la rendición incondicional del ejército y de Decébalo. Este no las aceptó y la guerra, por lo tanto, continuó la guerra.
Decébalo retrocedió hacia el interior de su país, mientras que los romanos siguieron avanzando. Tomaron las fortalezas de Costesti, Blidaru y Fetele Albe, cuando alcanzaron la Torre Roja, dividió el ejército en tres columnas, a través de las cuales comenzó a asediar las fortalezas de las montañas Orastia para poner sitio a Sarmizegetusa. Hubo un enfrentamiento llamado la batalla de Getae en la que Decébalo trato de romper o evitar el cerco, pero no hay datos del lugar ni de los efectivos. Finalmente, el rey dacio antes de ver perecer de hambre a los suyos, se rindió y aceptó las condiciones impuestas por los romanos.
Los dacios tuvieron que entregar las armas que habían ganado luchando a los romanos, además de a todos los renegados, junto con los estandartes de las legiones a las que habían vencido, y a pagar una gran cantidad de oro. También tuvieron que demoler muchas de sus fortalezas y comprometerse a no rearmarse de nuevo. Además, tuvieron que soportar que la legión IV Flavia Firma, se estableciera en territorio dacio. En su capital Sarmizegetusa dejaron una pequeña fuerza de ocupación, a cuyo cargo estaba Cneo Pompeyo Longino como representación del Emperador, para velar por el cumplimiento de las condiciones de la tregua establecida. Dacia quedó convertida en un estado tributario y aliado de Roma.
Trajano se dirigió a Roma, donde celebro un triunfo, y adopto el nombre de «dacicus». Pero Decébalo inmediatamente comenzó a buscar alianzas con sármatas, y pueblos germanos como los burios, bastarnas, tracios, etc., para formar una gran coalición. Incluso intentó una alianza con Pacoro II rey de Partia para abrir un segundo frente a los romanos.
Se puso a fabricar armas en secreto y a reclutar de nuevo un gran ejército.
Segunda guerra Dacia
Inicio de la guerra
Los acuerdos establecidos no fueron respetados por los dacios, al rearmar el ejército y reconstruir las antiguas fortificaciones alrededor de la capital. Atacó a los sármatas yácigos, aliados de los romanos, tomando algunos de sus territorios y suprimió algunos nobles dacios pro-romanos.
En el año 105, Decébalo mató a la guarnición romana de la capital y secuestró a Longino, que era amigo personal de Trajano, y volvió a realizar nuevas incursiones a través del Danubio, hacia las posiciones romanas. Muchas posiciones fortificadas romanas en Valaquia fueron ocupadas o puestas bajo asedio por los dacios.
El Emperador escoltado por su guardia pretoriana, llegó después de un largo viaje en carro desde Roma, alcanzó Dobrogea donde ayudó al gobernador de Baja Mesia, Lucio Fabio a rechazar a los dacios. Después se dedicó a levantar los asedios de las fortalezas sitiadas y a expulsar a los dacios del sur del Danubio.
Trajano pasó todo el invierno de 105 al 106 en negociaciones con Decébalo. No quería que le pasase nada a su amigo Longino, que permanecía como rehén de Decébalo, pero Longino acabó suicidándose, para dejar las manos libres a Trajano, que cuando se enteró se enfureció y dejó de considerar a Decébalo un rival honorable. Ya no habría más tratados de paz, Trajano quería acabar de una vez por todas con la amenaza dacia.
Trajano convocó a muchos líderes amigos y aliados del pueblo romano como los cuados, marcómanos, yácigos y algunas tribus dacio-getas con el fin de obtener la asistencia militar y apoyo estratégico antes de comenzar la última campaña, y de paso comprobar su lealtad.
Los aliados de Decébalo como los burios, roxolanos y bastarnos, al enterarse de los preparativos militares de Trajano abandonaron al rey dacio. Decébalo intentó negociar con el Emperador (o envenenarlo, como el año anterior), pero sus propuestas fueron rechazadas hasta que se enteró de la muerte de su amigo.
A comienzos del 106, se reunieron fuerzas militares aún más importantes que las utilizadas en la primera campaña y se cruzó el río Danubio en tres columnas. La primera cruzó por el gran puente que había diseñado y construido Apolodoro de Damasco, durante el breve período de paz en Drobeta, estaba hecho con las bases de piedra y el resto de madera, tenía 1.135 metros de largo y se elevaba 19 metros sobre el nivel del agua. En cada orilla tenía una fortificación que custodiaba cada uno de sus extremos.
A continuación, siguió a los valles de los ríos Cerna y Timis hasta Tibiscum. Después, se dirigieron al valle del río Bistra, a través de la depresión Tara Haţegului. En estos lugares, ya existían guarniciones romanas estacionadas desde la primera guerra, facilitando enormemente el avance. Pasaron a través de Valea Cernei, Haţeg, y Valea Streiului y destruyeron las fortalezas dacias en Costesti, Blidaru, y Piatra Rosie.
Se cree que la segunda columna debió haber cruzado el Danubio en algún lugar cerca de la antigua Sucidava y luego se dirigió hacia el norte, en el valle de Jiu, conectando con la primera columna romana en Tara Haţegului.
Las fuerzas combinadas de las dos columnas a continuación, comenzaron a atacar la zona de las montañas Surianu, encontraron resistencia esporádica, pero desesperada de los dacios.
La tercera columna romana es probable que fuese dirigida por el propio Trajano, avanzó a través de Muntenia este, cruzó los Cárpatos por un lugar cercano a lo que hoy es Bran, y se dirigió hacia el oeste a través del sur de Transilvania.
El resto de la tropa que dejó de Mesia Inferior y pasó a través de Bran, Bratocea, y Oituz y destruyó fortalezas dacias entre Cumidava (actual Rasnov) y Angustias (actual Bretcu).
El avance romano era rapidísimo, los romanos llegaban, situaban su artillería de asedio y tomaban las fortalezas dacias en muy poco tiempo. Mientras la caballería romana asolaba las aldeas y pueblos y aniquilaban a las partidas de guerreros dacios.
Los caudillos dacios no oponían tanta resistencia como en las invasiones anteriores. Uno tras otro, se rindieron o llegaron a acuerdos con Trajano.
Esta vez, no se tuvo ninguna compasión con los dacios, los que no se rendían eran decapitados y sus cabezas clavadas en picas, y otros eran atados en parejas a los trofeos, para que murieran de hambre y sed.
Asedio de Sarmizegetusa año 106
El ejército romano llegó a la capital a mediados del verano, e inmediatamente comenzó el asedio en el que participaron las II Adiutrix, IV Flavia Felix, y una vexillatio de la VI Ferrata que hasta esta guerra había sido estacionado en Judea.
Se cree que otras unidades romanas pudieron haber atacado otros asentamientos dacios tan lejanos como el río Tisa al norte, y Moldavia al este. Los asentamientos dacios en el oeste, como Ziridava, fueron completamente destruidos en ese periodo. Sin embargo, Moldavia y Maramureş, localizados en el norte de Rumanía, nunca formaron parte de la provincia romana de Dacia y seguirían siendo libres de la dominación romana.
El primer asalto a la capital fue repelido por los defensores dacios. Los romanos bombardearon la ciudad con sus armas de asedio y, al mismo tiempo, construyeron una plataforma asaltar más fácilmente la fortaleza. También rodearon la ciudad con un muro circunvalación.
Por último, los romanos destruyeron las canalizaciones de agua de Sarmizegetusa y obligó a los defensores a rendirse, pero antes prendieron fuego a su ciudad. Las fuerzas romanas entrar en el recinto sagrado dacio, allí fue aclamado como Emperador, y después destruyó completamente toda la fortaleza. La legión IV Flavia Felix quedó estacionada allí para proteger las ruinas de Sarmizegetusa.
Tras la conclusión del asedio, Bicilis un hombre de confianza de Decébalo, traicionó a su rey, y llevó a los romanos hasta donde estaba enterrado el tesoro dacio. en el lecho del río Sergetia. Según Jerome Carcopino, consistía en 165.000 kilogramos de oro puro y 331.000 kilogramos de plata).
Muerte de Decébalo 106
Decébalo y muchos de sus seguidores escaparon de las legiones durante el asedio. Posiblemente, huyeron al este, a la fortaleza de Ranisstorum (ubicación desconocida). La caballería romana registró todas las aldeas y granjas. Al final en un bosque (bosque de Mures o Gradiste), un destacamento del II Pannoniorium, encontró a Decébalo con su comitiva, pero el jinete que lo capturó, Tiberio Claudio Máximo, no pudo evitar que Decébalo se suicidará degollándose con una sica. La cabeza y el brazo derecho fueron presentados posteriormente a Trajano que se encontraba en Ranisstorum, en el norte de Dacia, donde estaba reagrupando el ejército y exhibió allí, delante de todo el ejército, la cabeza y la mano derecha del Rey Dacio.
Final de la guerra
A pesar de la muerte de su líder, los dacios siguieron combatiendo. La batalla final de la guerra tuvo lugar en Porolissum.
Lo que siguió posteriormente, fue dejar en manos de las legiones la provincia de Dacia, para devastarla y dejarla absolutamente mansa, para ser nuevamente inaugurada como provincia romana, la Dacia.
Se dio carta libre a una represión brutal por toda la zona, se hicieron matanzas, se saqueaban, incendiaban o destruían las aldeas o pueblos ya de nobles dacios más partidarios de la línea dura de Decébalo, como los más pro-romanos.
Cerca de 500.000 hombres y mujeres fueron vendidos como esclavos, reportando para el estado entre todos los ingresos derivados de la conquista cerca de 2.700 millones de sestercios, además de la explotación minera del territorio. Trajano obtuvo rédito para costear monumentos con los que embellecer Roma y ordenó 123 días de festejos en los que combatieron 10.000 gladiadores.
Los romanos reorganizaron Dacia como una provincia romana y construyeron otra capital-ciudad a una distancia de 40 kilómetros de la antigua Sarmizegetusa. Este centro fue nombrado Colonia Ulpia Traiana Augusta Dacica Sarmizegetusa. El Senado romano celebra la fundación de la ciudad y ordenó la acuñación de un sestercio dedicada al optimus princeps.
Secuelas
Dacia pasó a ser, oficialmente, parte del Imperio y para asegurar su defensa, ya que estaba bastante abierta a los movimientos de pueblos de la gran llanura europea, particularmente germanos y sármatas, se instalaron dos unidades legionarias, la Legión XIII Gemina en Potaissa y la Legión I Itálica en Novae. Se construyeron inmediatamente una red de atalayas y pequeños fuertes y se mejoraron las comunicaciones.
La primera rebelión dacia contra el dominio romano coincidiría con la muerte de Trajano, en con los ataques de los sármatas roxolanos y yácigos, llevándose a cabo una reorganización de las fronteras y del interior de la provincia durante el reino de Adriano. La legión IV Flauia Felix, que había estado estacionada en Berzovis, fue trasladada a Singidunum y la VII Claudia a Viminacium, cuando regresó de la Guerra Pártica, de modo que solamente quedó una legión en Dacia, la XIII Gemina, en Apulum.
En el interior, la provincia dacia fue dividida en tres provincias diferentes: la Dacia Inferior (con la región de Oltenia oriental, al sur de los Cárpatos, y la región suroriental de Transilvania); la Dacia Superior (que incluía la Oltenia occidental, el Banato, la zona de las Puertas de Hierro y la parte central y occidental de la meseta transilvana); y Dacia Porolissensis (en la parte septentrional, comprendiendo el norte de Transilvania). La Dacia Superior era gobernada por un legado de rango pretoriano, mientras que las otras dos provincias estaban bajo el gobierno de procuradores ecuestres y estaban defendidas por tropas auxiliares.
Dacia fue abandonada por Roma en el 271, posiblemente después de agotarse el complejo minero aurífero de Alburnus Maior, una de las mayores minas de oro romanas que estaba en Rosia Montana, y con el fin de volver a tener la frontera en el limes Danubiano.