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Antecedentes
En el verano de 1715, el pachá de Bosnia marchó contra las posesiones venecianas en Dalmacia, con un ejército que supuestamente contaba con 40.000 hombres. Los otomanos fueron derrotados en el asedio de Sinj, pero la amenaza otomana a Dalmacia jugó un papel en la decisión de Austria de intervenir.
Con el Papa Clemente XI proporcionando apoyo financiero y Francia garantizando las posesiones austríacas en Italia, Austria se sentía lista para intervenir. El 13 de abril de 1716, el emperador Carlos VI renovó su alianza con Venecia, con lo cual los otomanos declararon la guerra a Austria.
La amenaza de Austria obligó a los otomanos dirigir sus fuerzas lejos de las posesiones venecianas restantes, pero la Serenísima era demasiado débil para montar cualquier contraofensiva a gran escala. Solo su marina de guerra reanudó sus ofensivas con una postura más agresiva.
Batalla de Imbros (12-22 junio de 1717)
Los venecianos habían abandonado Corfú el 10 de mayo de 1717 con 25 buques, con la esperanza de interceptar a los otomanos que aún se encontraban dentro de los Dardanelos. Después de llegar a la isla de Zante, su flota pasó el 18 de mayo por Gloria Veneta. El 26 de mayo, la Armada Grossa salió de Zante con 18 barcos de transporte, navegando hacia el estrecho de Dardanelos, y el 8 de junio echó anclas al sur de Imbros. Desde aquí, se enviaron dos corbetas hacia el estrecho, donde descubrieron que la flota otomana estaba compuesta por 34 buques y 6 galeotas.
El 10 de junio a las 09:00 horas, los exploradores informaron que la flota otomana abandonaba los Dardanelos con 38 buques y 6 galeotas. Los fuertes vientos dañaron algunas naves venecianas y las obligaron a permanecer ancladas. Era imposible aguantar en Imbros, así que Flangini formó una línea en la punta que se dirigía hacia Thasos. Mientras tanto, la flota otomana había fondeado en las afueras de los Dardanelos.
12 de junio
Durante dos días, Flangini intentó alcanzar una posición favorable, pero los fuertes vientos adversos lo obligaron a cesar en su empeño y fondear a sotavento de Imbros a las 12 de la noche del 12 de junio. El viento se volvió repentinamente E-NE, a favor de los otomanos, que rápidamente pusieron las velas. Debido a la corriente, llegaron a los venecianos antes de que hubiera tiempo para formar una línea correcta y Flangini señaló que se formara en cualquier orden. A las 15:30 horas comenzaron los combates en la retaguardia con 8 barcos otomanos que atacaban al Colomba, Trionfo, y el San Lorenzo.
A las 16:30 horas, la flota otomana se dividió en dos divisiones, la primera, con barcos más livianos, navegó hacia la retaguardia veneciana, mientras que la otra, bajo el mando de Kapudán pashá Hodja Ibrahim pachá, se dirigió a la vanguardia. Poco después, el Colomba fue alcanzado dos veces por debajo de la línea de flotación y, debido a una fuga, se vio obligada a abandonar la línea. Después de seguir luchando, alrededor de las 21:00 horas los barcos otomanos se retiraron, cuando un brulote fue hundido tratando de incendiar el Trionfo. En la vanguardia, los venecianos habían formado una buena línea, sobre las 18:00 horas, fueron atacados por el grupo principal de los barcos otomanos, y la lucha duró hasta las 21:00 horas de la noche. Esa noche los venecianos dañados zarparon hacia el oeste. Tropas alemanas a bordo del dañado Colomba. Casi se amotinaron y fueron trasladados en el San Gaetano. Los venecianos hasta el momento habían sufrido 183 muertos y 394 heridos, de los cuales 98 estaban bordo del Trionfo. El capitán Damián Pendesich del Terror fue muerto.
13–14 de junio
El 13 de junio, los venecianos estaban cerca del extremo occidental de Lemnos, con la flota otomana al norte. Flangini formó una línea. El Colomba fue a sotavento, su lugar lo ocupó el Corona. Hacia la noche, la flota otomana navegó ante un viento del norte y casi cortó al Trionfo y al San Lorenzo, que habían retrocedido. Flangini dio la vuelta para apoyarlos, y el viento cambió hacia el oeste y lo puso a barlovento. Con la pérdida del indicador de viento, los otomanos se retiraron después de que solo dos de sus barcos abrieron fuego y desaparecieron en la oscuridad.
Al amanecer del día 14, los venecianos, que habían mantenido el rumbo de estribor con el viento soplando N-NW, se encontraban entre Lemnos y el Monte Athos, con la flota otomana en dirección al viento. Flangini siguió navegando hacia el oeste, mientras la flota otomana giraba y se dirigía hacia la isla de Lemnos.
16 de junio
El 15 de junio los venecianos estaban en calma entre el Monte Athos y Strati. Navegaron un poco hacia el norte en un intento por obtener el indicador de viento, pero el 16 de junio, la flota otomana pareció a barlovento (NE). Flangini trató de formar una línea N-NW, pero algunos barcos no pudieron mantener la posición y en su lugar formó una línea ESE. Alrededor de las 09:00 horas, la lucha comenzó en la vanguardia y recorrió toda la línea en aproximadamente 30 minutos. Flangini fue golpeado al mediodía por una bola de mosquete en el cuello, cayó inconsciente y al principio se le creyó muerto, justo cuando el buque insignia de Hodja Ibrahim pachá, casi destruido, fue arrastrado fuera de la línea de batalla por dos galeotas. A las 14:30 horas, después de 5 horas de lucha, la flota otomana se retiró hacia Lemnos con 6 naves más o menos desmanteladas y los venecianos, que se fueron sin órdenes, perdieron la oportunidad de ir a buscar el viento y, en cambio, se retiraron a Thermia. La flota veneciana tuvo 261 muertos y 543 heridos: el buque insignia de Flangini, el León Trionfante, tuvo 87 muertos y heridos, y la Madonna dell’Arsenal 109, sufriendo ese día 840 bajas de las 1.390 que supusieron toda la batalla.
22 de junio
Al día siguiente, la flota veneciana estaba en calma, y el 18 Flangini se recuperó lo suficiente, y finalmente tomó el mando. La situación no estaba clara para zarpar había que hacer reparaciones en Skyros o Andros, pero el viento que soplaba con fuerza del norte hizo que el clima fuera tan malo, que no fue posible subir antes de llegar a Thermia, a 80 kilómetros (50 millas) al sur de Negroponte, en la tarde del 19 de junio. El día 22, la flota veneciana fue acosada por siete barcos otomanos que atacaron a los exploradores.
Flangini pidió que lo subieran a la cubierta de su barco para dirigir la operación incluso en su condición extrema, formaron una línea de batalla, lo que obligó a los otomanos a retirarse. Agotado por esos últimos esfuerzos, Flangini murió más tarde ese día, y Diedo lo sucedió en el mando.
El contralmirante evaluó que su flota necesitaba ser reforzada antes de poder enfrentarse con éxito a los otomanos. Como resultado, se retiró al sur de Morea, donde esperaba encontrar a su superior al mando, el capitán general del mar Andrea Pisani.
Diedo llevó la flota a Marathonisi, al norte del cabo Matapán, donde echó anclas el 28 de junio. Allí se le unió, el 1 de julio, el buque Fortuna Guerriera y el escuadrón aliado de siete barcos portugueses y dos malteses bajo el pontificio teniente-general Chevalier de Bellefontaine. Pisani también llegó con la Armada Sottile (la flota de galeras) el día 12.
Batalla del cabo Matapán (1717)
Ante la amenaza de los turcos sobre Italia, el Papa pidió auxilio a los reyes de Portugal, España y Francia. Solo Juan V de Portugal mando una armada compuesta compuesta por 7 buques de línea y 4 auxiliares en total 11 barcos con 526 cañones y 3.840 de tripulación, mandada por Lopo Furtado de Mendonça, conde de Río Grande.
La escuadra fue a anclar en Livorno, en Italia, de donde partió enseguida con rumbo a Corfú, donde el conde de Schulemberg defendía valientemente contra los constantes asaltos de los turcos. Allí se unieron a los aliados cristianos, bajo el mando de Andrea Pisani, almirante supremo de los ejércitos cristianos contra los turcos, que disponía de 4 galeazas de Venecia, 13 galeras de Venecia, 5 galeras de la Orden de Malta, 4 galeras de los Estados Pontificios, 2 galeras de Toscana; en total 4 galeazas y 24 galeras.
Bastó la aproximación de la escuadra para que los turcos levantaran el bloqueo de Corfú, donde habían perdido cerca de 1.000 combatientes. De allí se dirigieron al cabo Matapán donde se encontraba la escuadra veneciana.
Siguiendo las órdenes del propio Papa, el mando supremo de toda la armada recaía sobre Andrea Pisani, a bordo de la armada de remo (galeras). La flota cristiana comenzó a patrullar el cabo Matapán del 3 de julio, a la espera que la armada otomana se aproximara. La armada de vela aliada fue entonces dividida en tres escuadras, como era costumbre: la vanguardia, el centro, y la retaguardia:
- Vanguardia: 9 navíos de Venecia al mando del almirante Diedo: Madonna dell’Arsenale (70), Costanza Guerriera (78), Trionfo (70), Trionfante Leona (80), San Francisco (54), Valiera Aquila (76), Fenice (56), San Andrea (56), Gloria Veneta (70).
- Centro: 15 naves de Venecia al mando del almirante Correr: San Lorenzo Giustinian (70), San Pedro Apóstol (54), Aquiletta (54), Terror (88), Neptuno (50), Hedor Guerrero (56), Fenice (56), Corona (80), Virgen de la Salud (76), San Pio V (70), Cruz Lega (54), Valor Coronato (54), Rose (56), Columba d’Oro (78), Gran Alessandro (74).
- Retaguardia 10 naves mandadas por almirante francés caballero de Bellefontaine, que comprendían 7 naves portuguesas mandadas por el conde de Río Grande: Nuestra Señora de la Concepción (80), Nuestra Señora del Pilar (80), Nuestra Señora de la Asunción (66), Nuestra Señora de las Necesidades (66), Santa Rosa (66), San Lorenzo (58), Reina de los Ángeles (56); 2 naves maltesas mandadas por Bellefontaine con el Santa Catalina (56) y San Raimundo (46); y la veneciana Fortuna Guerrera (70).
Entre los días 3 y 14 de julio, la armada cristiana permaneció a lo largo del cabo Matapán, esperando los turcos. La armada de remo se encontraba justamente al sureste del promontorio, estando la armada de vela un poco más hacia el sur. Los otomanos fueron pronto avistaron los días 5, entre la isla de Cerigo y cabo de Sant’Ángelo. Sin embargo, los vientos eran débiles, y las armadas no se acercaron. El día 6 los turcos habían desaparecido, solo para ser avistados nuevamente en la tarde del día 7, navegando a lo largo de la isla de Cerigo.
Los días 8 y 9 de julio predominaron calmas, y no sucedió nada. Pero del 9 al 10, el viento aumentó, soplando de oeste, y el mar comenzó a levantarse. En medio del temporal que se levantó, probablemente con lluvia y poca visibilidad, la armada de vela cristiana se dirigió hacia el sur. Entonces, el almirante turco supo hábilmente entrar en el golfo de Laconia, y navegando cosido con la tierra supo doblar el Matapán y dirigirse a Coron, en el golfo de Mesenia; por tanto, había pasado al oeste de la armada cristiana, y lo más importante, con vientos predominantes del oeste, que había ganado el barlovento, del factor clima de enorme importancia en la navegación guerra naval.
Dado el avance de la flota turca, Pisani a bordo de la flota de remo se retiró a Modón con las galeras. Pero el día 11 el viento cayó y el mar abatió, y Pisani pudo, a fuerza de remos, regresar al cabo Matapán y unirse a la armada de vela el día 12, donde las galeras retomaron su lugar luego al sureste del cabo, y las naves un poco más al sur. El mismo día algunas naves mercantes informaron a los cristianos de que la armada turca estaba en Corón, en el golfo de Mesenia.
En la tarde del día 13 de julio, con viento fresco de norte, fue vista la armada otomana, en busca de los aliados. Pero antes de llegar al alcance de la artillería, comenzaron a orzar, y se volvieron a Corón. Al día siguiente, mañana de 14, no se veían naves turcas.
En la tarde del 14 se vieron entonces las nueve galeras turcas procedentes de la isla de Cerigo, las galeras de los aliados, se habían quedado atrás, e intentaban unirse a su armada de vela. Aparentemente parecían haber creído que las naves cristianas eran las suyas; cuando se dieron cuenta del error, intentaron regresar a Cerigo. Los venecianos dieron señal de ataque general; pero antes de que las galeras turcas fueran alcanzadas se paró el viento, y estas pudieron escapar. La armada de remos aliada, aún cerca del Matapán, se encontraba demasiado lejos para poder intervenir.
El día 15 de julio, Pisani ordenó entonces que toda la armada se dirigiera a una cala en la orilla opuesta del golfo de Laconia para hacer aguada y leña. Esta era una maniobra que, debido a los vientos predominantes del oeste, limitaría mucho la capacidad de maniobra de la armada en caso de ataque de los otomanos. La armada permaneció en la cala al día siguiente, teniendo algunos grupos en tierra, donde hubo una pequeña escaramuza con un destacamento de fuerzas turcas en la península. A duras penas las naves portuguesas Nuestra Señora de la Concepción (80), del conde de Río Grande y Nuestra Señora de la Asunción (66) pudieron virar fuera de la cala.
El 17 de julio, llegó una corbeta que había estado vigilando a los turcos en la bahía, con el mensaje de que habían levantado anclas y estaban en camino hacia los aliados. En la noche del día 18, finalmente, fueron vistos los barcos otomanos que navegaban a favor del viento hacia los aliados. La noche la pasaron haciendo preparativos para la batalla, realizando prácticas de tiro.
La flota turca mandada por Ibrahim pachá disponían de:
- 22 navíos: Siyah At Başlı (70), Çifte Ceylan Kıçlı (70), Ejder Başlı (70), Yaldızlı Hurma (70), Kula At Başlı (68), Şadırvan Kıçlı (66), Beyaz At Başlı (66), Büyük Gül Başlı (66), Ifrit Başlı (62), Küçük Gül Başlı (60), Çifte Teber Kıçlı (58), Zülfikâr Kıçlı (56), Akçaşehir (56), Servi Bagçeli (54), Ay Bagçeli (54), Yıldız Bagçeli (54), Yaldızlı Nar Kıçlı (54), Sarı Kuşaklı (54), Kırmızı Kuşaklı (52), Al At Başlı (50).
- 21 fragatas: Mavi Arslan Başlı (44), Güneş Kıçlı (44), Kuş Bagçeli Karavele (44), Taç Başlı (40), Yıldız Kıçlı (40), Mavi Kıçlı Karavele (38), Yılan Başlı (34), Siyah Arslan Başlı (?), Yeşil Kuşaklı (?) y varias más sin identificar.
- 9 galeras.
- 2 bombardas.
07,00 a 08,30 horas
Al amanecer del 19 de julio, se divisó a lo lejos la armada otomana, que había doblado el Matapón y navegaba de viento en popa hacia la armada cristiana, con proas al noreste.
La armada cristiana se preparó para combatir, habiendo asumido la línea de batalla combinada en los días anteriores. En esto, como hemos visto, la escuadra portuguesa formó en la retaguardia. Entonces soplaba una brisa de suroeste, y las embarcaciones de remo tuvieron que auxiliar a la armada de vela cristiana para formar la línea. Las armadas formaron en una línea de unas dos millas de largo, con proas al noroeste, que casi cerraba la entrada a la cala donde se encontraba la armada de remo. Esta también formó en línea de batalla, con proas a suroeste. Por lo tanto, preparados, y como el ejército turco tenía poco viento que soplaba en su totalidad en su favor, esperaron los aliados cristianos de la llegada de la flota otomana.
La armada turca que se aproximaba navegaba en una formación en ancho, es decir, con las embarcaciones unas al lado de otras. Sobre las 07:00 horas, las primeras naves otomanas llegaron al alcance de tiro de las naves cristianas: se trataba de algunas fragatas del ala izquierda turca, que iniciaron un intercambio de disparos a larga distancia con la vanguardia de la formación veneciana. Este intercambio de disparos duraría cerca de una hora y media.
08:30 a 14:00 horas
Sobre las 08:30 horas, se pasó un episodio que, gracias a sus consecuencias, definiría todo el resto de la batalla. Las mismas fragatas en el ala izquierda turca, embarcaciones menores de Túnez y Argel, que por su pequeño tamaño eran mucho más veloces que las naves cristianas en condiciones de poco viento; parecían intentar eludir la frente de la línea veneciana, como para atacar la escuadra remo en el interior de la cala. Para evitar y mantener las naves enemigas en el campo de tiro, el barco veneciano en los ensayos de columna, la Madonna dell’Arsenale (70) comenzó a virar a estribor. Se intercambiaron algunas salvas a corta distancia, tras las cuales el destacamento de fragatas desistió del intento y regresó a la formación turca.
Sin embargo, al virar y colocarse de viento en popa, la nave veneciana no tuvo otra opción que continuar la maniobra, y así realizó un giro de a bordo; era el llamado «giro en rueda», en el que el barco invierte el rumbo, terminando así por quedarse con la proa al sureste, desviada un centenar de metros, el espacio necesario para la maniobra, de la línea cristiana.
Esto fue fundamental en el seguimiento de la batalla, porque Costanza Guerriera (78) siguió sus pasos, el siguiente barco, el Trionfo (70) con el almirante Diedo a bordo, hizo lo mismo, y así sucesivamente.
De este modo, y sin haber sido dadas órdenes para tal maniobra, toda la vanguardia y centro de la armada cristiana giró en rueda, estando la nueva columna, ahora en orden invertido, con proas al sureste y naturalmente desviada de la línea original.
Sin embargo, el barco portugués San Lorenzo (58), el primer barco de la parte posterior, no siguió la maniobra, ya que no había recibido órdenes en consecuencia. Todos los barcos que siguieron – toda la flota portuguesa, e incluso las dos naves de la Orden de Malta y la veneciana Fortuna Guerrera (70) siguieron el ejemplo.
Como resultado de todas estas maniobras, la parte retaguardia cristiana, estaba en una posición avanzada, desviada la línea original.
Mientras la vanguardia y el centro venecianos giran en rueda, la armada otomana también viró para formar una línea con proas al sureste, paralela a la antigua columna cristiana. Y luego se paró el viento por completo.
Durante las siguientes horas, la batalla se libró entre la retaguardia cristiana y la vanguardia otomana de 15 naves. Las naves venecianas, y el centro y retaguardia otomanos, quedaron reducidos a meros espectadores.
14:00 a 17:00 horas
Se inició un intercambio de disparos a distancia, en el que las naves de la retaguardia cristiana y vanguardia otomana probablemente tuvieron que usar las galeras para posicionarse y orientar las baterías, persistió hasta las dos de la tarde. En ese momento el viento comenzó a soplar nuevamente, en dirección sur-suroeste.
Aprovechando de viento, los venecianos trataron entonces un ataque audaz con un brulote contra la flota otomana. El brulote chocó con una de las naves turcas, que lo desvió de su rumbo, y acabó consumida por las llamas, a la vista de ambas las armadas. La tripulación del brulote escapó en un bote.
El almirante Bellefontaine que mandaba la retaguardia por orden papal, posiblemente ordenó a la escuadra de girar en rueda, para alinear la línea veneciana a sotavento. Para ello, habrá quizá contribuido el hecho de que sus pequeñas naves, una fragata con solo 46 piezas, empezó a virar, y tomar una posición a vanguardia de la línea cristiana, con proas SE. En esta maniobra fue el barco portugués, seguido del San Raimondo (46) de la Orden de Malta, y los portugueses Reina de los Ángeles (56), Virgen de Necesidades (66) y Santa Caterina (56).
No siguió las maniobras el conde de San Vicente, el vicealmirante portugués que le siguió a bordo almiranta Nuestra Señora del Pilar (80), que era posiblemente la mejor de todas las naves de la flota cristiana. Éste pura y simplemente no hizo caso de la maniobra del francés, manteniendo la línea. Y los tres barcos que seguían, el Santa Rosa (66), la capitana de Nuestra Señora de la Concepción (80) del almirante conde de Río Grande, y la Asunción (66) Pedro de Castello-Branco siguieron su ejemplo. Es importante destacar que el veneciano Fortuna Guerrera (70), al ver que los portugueses mantenían la línea, no continuó en retaguardia, y optó por no salir de las cuatro naves portuguesas solo contra los turcos.
Lo que habría llevado al conde de San Vicente a no seguir el ejemplo de Bellefontaine nunca ha sido esclarecido. Independientemente de las razones para no seguir la maniobra, las cuatro naves portuguesas y la veneciana mantuvieron la línea. En la misma altura, la columna otomana también giró en rueda, acabando por quedarse con las proas a noroeste, y ahora más cerca de las líneas cristianas. El combate ganó intensidad, y las naves venecianas también entraron en acción. Sin embargo, como las cuatro naves portuguesas y la veneciana estaban más cerca de la flota turca, fue allí donde se desarrollaron los combates más violentos.
En ese momento, cuando los barcos portugueses y el Fortuna Guerrera (70) todavía mantenían la línea original con arcos noroeste, mientras las restantes naves navegan a sotavento con rumbo sureste; es decir, en dirección opuesta, los primeros barcos venecianos, comenzando por los más grandes el Alessandro (74) y Columba d’Oro (78) se encontraron delante con los barcos portugueses no pudieron disparar sus cañones. En ese momento, en el que todos los buques turcos trataban de llegar al Nuestra Señora del Pilar (80) al frente de la línea portuguesa, la nave veneciana de San Pio V (70), que era la más cercana, se vio gravemente afectada y perdió todos los mástiles como resultado del enfrentamiento. La propia Nuestra Señora del Pilar (80) fue también el barco portugués que más sufrió.
Retirada de los otomanos
Después de la batalla, la armada cristiana no logró, debido a los vientos, alcanzar la otomana; en vez de eso, tuvo que correr con el tiempo en dirección a la Cirenaica. En la noche del 22 de julio consiguió entonces la armada aliada virase y navegar con dirección a Calabria. En la mañana del 24 el tiempo mejoró, aun así, las grandes olas hicieron sufrir a la mayoría de los barcos más dañados por la batalla, como era el caso de los portugueses.
El conde del Río Grande propuso entonces, viendo una cierta vacilación por parte de Pisani, o perseguir a los otomanos, o regresar a Corfú; y se eligió la segunda opción. Al pasar por Zante, se reintegró el portugués Santo Tomás de Canterbury que habían dejado allí. Una vez regresados a Corfú, los venecianos pidieron al almirante portugués que permaneciesen en la isla, en el caso de que los otomanos regresasen; pero alegó que tenía un largo viaje de regreso a Portugal, e insistió en partir.
La escuadra del conde de Río Grande partió de Corfú el 16 de agosto, llegando a Mesina el 24, donde fueron agasajados. Finalmente, la flota portuguesa partió de Mesina el 2 de octubre, volviendo a entrar en el Tajo el 6 de noviembre.
Secuelas de la batalla
La batalla del cabo Matapán terminó indecisa. Las bajas otomanas se desconocen. Los más optimistas hablan en 14 naves turcas hundidas, un número totalmente exagerado: eso hubiera sido una clara victoria, lo que esta batalla no fue. Otros relatos hablan en dos naves otomanas hundidas, y muchas más averiadas, lo que parece ser mucho más razonable. Otros todavía no hablan de naves hundidas en la batalla; y es posible que algunas naves turcas se hundieron posteriormente.
Según algunos relatos los venecianos parecen haber tenido cerca de 225 muertos y 350 heridos, lo que, de ser verdad, fue una proporción muy elevada. Los portugueses tuvieron alrededor de 50 muertos y 150 heridos, una relación normal en esos momentos.
La batalla no tuvo ninguna importancia estratégica en la guerra contra los turcos, pero tuvo un papel importante en la política exterior.
Con las victorias de Austria en la batalla de Petrovaradi y el cerco de Belgrado, los otomanos se vieron obligados a firmar el Tratado de Passarowitz. Aunque los otomanos perdieron territorios significativos a manos Austria, mantuvieron sus conquistas contra Venecia en el Peloponeso y Creta, con la excepción de Preveza y algunas fortalezas en Herzegovina (Imotski que había sido tomada en 1717).