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Antecedentes
Con la muerte de Federico II en 1.246, la línea Babenberg se extinguió y Otakar II de Bohemia, heredero en aplicación de las disposiciones del Privilegium Minus, controló efectivamente los ducados de ducado de Austria, Estiria, Carintia y Carniola. Sin embargo, tras su derrota en la batalla de Marchfeld, en 1278, Rodolfo I de Habsburgo obligó a Otakar a entregarle Austria, que fue unida a sus dominios adquiridos en Suabia. Comenzaba así la dinastía de los Habsburgo.
Los helvetii, nombre con que se designaba a los antiguos suizos, habían permanecido libres desde el imperio romano hasta el siglo XIII, cuando se vieron amenazados por la dinastía expansionista de los Habsburgo de Austria.
En 1291, tres comunidades asentadas en las orillas del lago Lucerna, firmaron la Carta Federal por las comunidades forestales de Uri, Schwyz y Unterwalden, que constituyeron lo que se conoce como Waldstätte o cantones forestales para protegerse del agresor austriaco.
Batalla de Morgarten (15 de noviembre de 1315)
Antecedentes
Tuvo lugar el 15 de noviembre de 1315, cuando unos 1.500 montañeses de la Antigua Confederación Suiza (apoyados por tropas de otros valles) repelieron en Morgarten, al sur de Zúrich, a las tropas (unos 3.000 a 5.000 soldados profesionales) de Leopoldo I, duque de Austria.
Un año antes, en 1314, hubo una guerra por la sucesión del Sacro imperio Germánico, por un lado, Luis IV y por el otro Federico de Habsburgo. Los suizos tomaron partido contra la Casa Habsburgo, porque tenían miedo de que los Habsburgo podrían anexar sus tierras, como habían venido haciendo desde finales del siglo XIII.
Leopoldo duque de Austria decidió emprender una campaña militar contra ellos, solo le faltaba una excusa para hacerlo. Esta le fue proporcionada cuando el cantón de Schwyz, realizó una incursión en las tierras de la abadía de Einsiedeln, hasta entonces regidas por los Habsburgo.
El hermano de Federico, Leopoldo de Austria, dirigió un gran ejército, incluyendo un pequeño número de caballeros, para aplastar a los confederados rebeldes, cuyos efectivos serían unos 5.000, de los cuales 2.000 eran jinetes.
El ejército confederado contaba con 1.300 efectivos que incluían 300 de Uri y solo 100 de Unterwalden, ya que estos temían que el ejército se aproximase desde el oeste, cerca de la aldea de Arth, donde habían construido fortificaciones.
El ejército austriaco avanzó y los suizos retrocedieron hacia el interior sin presentar batalla, conduciéndoles a un terreno inaccesible entre las montañas y el lago Eri, donde les habían preparado una celada.
Desarrollo de la batalla
Leopoldo no parece haber intentado siquiera enviar reconocimiento previo de la ruta, que era muy estrecha. Por lo tanto, para avanzar los caballeros debieron marchar en fila.
Los suizos, que conocían perfectamente el terreno, habían colocado en la ruta un obstáculo defendido para cortarles el paso en un recodo del camino, y habían preparado piedras para hacerlas rodar cuando se cerrase la trampa.
Cuando la vanguardia de la caballería se encontró con el obstáculo, no pudo volver grupas ni retroceder, así que los caballeros más atrás en la hilera, ignorantes de lo que ocurría, seguían avanzando, formando un apelotonamiento. Esa masa confusa de caballeros fue atacada entonces por rocas arrojadas desde lo alto, y por piqueros suizos armados con alabardas que atacaron desde arriba a todo el flanco de la línea de caballeros.
Los mismos, imposibilitados de cargar montaña arriba, de seguir a través del bloqueo, o de retroceder sobre el resto de su propia caballería, sufrieron dos destinos posibles: o bien fueron aplastados por las rocas o ensartados por las alabardas suizas, o bien fueron empujados contra el lago y perecieron ahogados por el peso de sus armaduras. Leopoldo retrocedió con toda su infantería, la que ni siquiera llegó a entrar batalla, mientras que toda su caballería, unos 2.000 jinetes, fue brutalmente masacrada.
Leopoldo consiguió sacar a la infantería del atolladero y huir a la ciudad de Zug.
Secuelas de la batalla
Las pérdidas de los confederados fueron insignificantes. Un mes después de la batalla, en diciembre de 1315, los confederados renovaron el juramento de alianza hecha en 1.291, iniciando un período de crecimiento de la Confederación. En marzo de 1316, el emperador Luis IV confirmó los derechos y privilegios de los cantones forestales. Sin embargo, Leopoldo preparó otro ataque contra la Confederación. En respuesta, Schwyz atacó algunas de las tierras de los Habsburgo y Unterwalden penetró en la zona de Berna. Ninguna de las partes fueron capaces de imponerse a la otra, y en 1.318, los cantones forestales aislados negociaron una tregua de diez meses con los Habsburgo, que fue prorrogada varias veces. En 1323, los cantones forestales habían hecho alianzas con Bern, Schwyz y firmó una alianza con Glarus para su protección de los Habsburgo.
En los 40 años siguientes, ciudades como Lucerna, Zug y Zurich también se unieron a la Confederación. La victoria de los confederados les dio autonomía virtual, y por un tiempo, una paz con los Habsburgo, que duraría hasta la batalla de Sempach en 1386.
Batalla de Laupen (21 de junio de 1339)
Antecedentes
Se libró el 21 de junio de 1339 en la localidad de Brenberg, cerca de Laupen, entre una liga encabezada por la ciudad de Friburgo contra una confederación encabezada por la ciudad de Berna, mandada por Rodolfo de Erlach, los cuales salieron victoriosos. Es la primera vez documentada en que los suizos usaron la cruz blanca como símbolo.
Antes de las hostilidades, la ciudad imperial libre de Berna había sufrido una gran expansión; sin embargo, esta expansión se produjo a expensas de los señores feudales de la zona y dio lugar a una creciente competencia con la vecina ciudad de Friburgo.
Enfurecidos los señores feudales, formaron una liga encabezada por Friburgo con todos sus hombres; el barón de Neuenburg con sus tropas y caballeros borgoñones; el barón de Nidau con sus tropas y 140 caballeros de Alsacia y Suabia; el barón de Greyerz con sus hombres; el señor Gerhard de Valendis (Valangin) con sus tropas; Juan, el único hijo de Louis de Saboya; el señor del Waadt (Lausanne); y el señor de Montenach (Belp?) con sus tropas. El barón Eberhard de Kyburg no participó en la batalla, pero estuvo acosando los territorios de Berna en la frontera oriental.
Crearon una fuerza combinada de unos 15.000 hombres, incluyendo 1.000 jinetes pesados bajo el mando de Rodolfo de Nidau y Gérard de Valengin. Aunque la caballería era una fuerza poderosa, gran parte de la infantería, con la excepción del contingente de Friburgo, estaban mal equipados y sin motivación. Esta fuerza dirigida se dispuso a enfrentarse a Berna sitiando la ciudad fronteriza de Laupen, que fue sitiada durante doce días.
Para levantar el sitio, Berna reclutó una fuerza de 6.000 efectivos, de Berna, de los cantones boscosos (Waldstätte) de Uri, Schwyz y Unterwalden (que habían entrado en una alianza militar con Berna en 1.323), y de otros aliados (Simmental, Weissenburg, Oberhasli).
Desarrollo de la batalla
El ejército bernés, una vez reunido, marchó para aliviar el asedio de Laupen, llegando en la tarde del 21 de junio a las inmediaciones de Laupen. En vez de intentar un ataque a las líneas de asedio, los frigurgueses formaron su ejército en una colina junto a un pueblecito llamado Bramberg, a 3 km al noreste de Laupen, como un desafío a sus enemigos para iniciar la batalla. La formación bernesa consistió en dos haufen, una formación profunda de infantería de unos 100 hombres de frente por 25 de profundidad, cuyas filas exteriores estaban armadas con largas picas. En el haufen de la izquierda, estaban las tropas de los cantones boscosos, situaron ballesteros y escopeteros como fuerza de cobertura. La llegada del ejército bernés, fue pronto detectada por los sitiadores y rápidamente se prepararon para la batalla. A última hora de la tarde, lanzaron su ataque.
Las fuerzas friburguesas estaban encabezadas por su caballería, seguida por la mayor de su infantería. Se dejó un número indeterminado de tropas sitiando la ciudad, otras para proteger el equipo y otras evitar una salida de la guarnición de Oberland que eran unos 600 combatientes. Se supone que atacó con unas fuerzas similares unos 1.000 jinetes y 4.000 infantes.
La caballería de vanguardia se acercó a la formación haufen, agitando sus espadas en actitud amenazadora, y galopando alrededor de la formación con el fin de intimidarles, pero la fuerza bernesa mantuvo su posición. Cuando la infantería friburguesa formó, la caballería lanzó un ataque contra la formación bernesa, que rápidamente formaron en igel (erizo), los jinetes daban vueltas alrededor de la colina. Los berneses lanzaron hacia delante una pantalla de ballesteros e infantería que lanzaban piedras para acosar a los jinetes, pero estos cayeron rápidamente sobre ellos y les hicieron retroceder. Esto al parecer causó el pánico en las filas traseras del ejército bernés y un gran número de hombres (unos 2.000, casi un tercio) huyeron hacia el bosque detrás de la Bramberg.
Cabe destacar que el resto del ejército se mantuvo firme. Animados por el éxito, las dos formaciones de infantería friburguesa entonces atacaron a pesar de su inferioridad numérica, los friburgueses fueron rechazados con grandes pérdidas. Entonces la caballería dejó de galopar alrededor y formaron en escuadrones para atacar por los flancos y aliviar la presión sobre la infantería, pero también fueron rechazados y también sufrieron muchas bajas. El ejército friburgués finalmente se retiró.
Al menos 80 nobles cayeron, incluyendo los Condes de Nidau, Valengin y Aarburg y el hijo de Luis II de Vaud. Los berneses, en vez de perseguir a sus enemigos, dado que la noche estaba cayendo, entraron en Laupen, donde se llevaron a cabo celebraciones y servicios de acción de gracias por la victoria. Y Posteriormente regresaron a Berna.
Secuelas de la batalla
La victoria fue contra todo pronóstico, dado que el ejército bernés era superado en número de dos a uno por un ejército que disponía una excelente caballería que en aquella época era el arma resolutiva. Fue una sorpresa, y los cronistas registraron comentarios como «Dios mismo debe haber convertido en un ciudadano Berna», que fueron escuchados entre las tropas de los Habsburgo en retirada. Berna y Friburgo evitaron la guerra. Berna se vio envuelta en una asociación más estrecha con la Confederación Suiza, convirtiéndose en uno de los ocho cantones en 1353. Friburgo se convertiría en un asociado de la Confederación en 1454 y miembro de pleno derecho en 1481.
La batalla fue también la primera ocasión en la que se usó la cruz blanca suiza como una insignia para identificar las tropas confederadas. Cosieron dos rayas blancas en cruz para distinguirse de la cruz roja de San Andrés empleada por los Habsburgo, que posteriormente sería utilizado por Borgoña y Maximiliano I.
Batalla de Sempach (19 de julio de 1386)
Antecedentes
Se libró el 9 de julio de 1386 entre el duque Leopoldo III de Habsburgo y la Antigua Confederación Suiza, siendo vencedores los suizos.
El duque Leopoldo III, quería afirmar la soberanía Habsburgo sobre el territorio suizo. Tras intentar sin éxito conseguirlo pacíficamente se encontró con el rechazo de la Confederación Suiza, ahora fortalecida por cinco nuevos cantones: Lucerna, Zurich, Zug y Glarus, y Berna. Decidió armar sus ejércitos para conseguirlo por la fuerza, con la ayuda del Tirol e Italia, reclutó un ejército de 4.000 caballeros y mercenarios.
Conscientes de las intenciones de Leopoldo, los confederados reunieron 1.500 hombres de Lucerna y de los tres cantones forestales.
Leopoldo, sabiamente, decidió no atacar plazas importantes y se encaminó al pequeño pueblo de Sempach, a unos 15 km al norte de Lucerna. Reunió a su ejército en Sursee, unos 8 km al noroeste de Sempach, bordearon el lago Sempachersee y después rodeó la villa en la tarde del 8 de julio.
Sus hombres se burlaron de los que guardaban las murallas, y un caballero se quitó un lazo y les prometió que lo usaría con sus líderes. Otro combatiente se mofó prendiendo fuego a los campos de cereales, a punto para la cosecha, y pidiendo a los soldados de la muralla que diesen de desayunar a los segadores. Desde detrás de los muros alguien replicó: «Lucerna y los aliados les darán de desayunar.» Leopoldo no tomó la ruta directa a Lucerna, sino que giró hacia el este.
Los confederados habían montado un puente sobre el río Reuss en Gislikon. Marcharon desde allí, esperando alcanzar a Leopoldo aún en Sempach, donde podían empujarlo contra el lago. Hacia el crepúsculo se encontraron los dos ejércitos cerca de Sempach, en las inmediaciones del poblado de Hildisrieden.
Desarrollo de la batalla
Cuando los caballeros del ejército de Leopoldo se aproximaban, recibieron la orden de desmontar y atacar a pie, no solo por las inadecuadas características del terreno, sino también por probarles contra la infantería suiza. Los arqueros dispararon una densa nube de flechas sobre los confederados. Leopoldo creía que todo el ejército suizo estaba ante él y se lanzó al combate antes de que su retaguardia llegase, pero descubrió que solamente estaba luchando con una avanzadilla de los confederados.
El primer choque, los jinetes desmontados infligieron considerables pérdidas al contingente de Lucerna, incluyendo su comandante.
Viendo que el ataque frontal había sido un fracaso, y una vez que el grueso del ejército confederado hubo completado su despliegue desde la columna de marcha, atacó agresivamente a los caballeros por el flanco. El ataque fue tan intenso que los caballeros a pie fueron superados inmediatamente. Los escuderos, que estaban sujetando a los caballos de los caballeros, huyeron, dejando a los caballeros desmontados abandonados a su suerte.
El duque Leopoldo mandó atacar a una segunda columna, pero las órdenes no fueron claras y como resultado su ataque fue anulado por el ímpetu de los confederados, que habían recibido los refuerzos de Uri y que llegaban frescos al campo de batalla.
El duque Leopoldo murió en la batalla junto con otros 2.000, de los cuales un tercio eran varones, condes y caballeros.
La Crónica de Lucerna muestra una colina sembrada con el calzado puntiagudo de los caballeros austríacos, que se habían quitado al desmontar, y que los confederados encontraron tras la derrota austríaca.
Secuelas de la batalla
Los suizos solamente perdieron 200, pero debido al excesivo calor de julio, no persiguieron a sus enemigos. Dieron gracias a Dios en el campo de batalla por la victoria, y al día siguiente enterraron a los muertos, llevando duque Leopoldo y 27 de sus más ilustres compañeros a la abadía de Konigsfeldt, donde lo sepultaron en la antigua tumba de sus antepasados, los señores de Argovia.
Después de esta batalla, los suizos decidieron alargar las picas como arma principal.
Cada 9 de julio, la gente del país ha seguido la costumbre de reunirse en el campo de batalla, en torno a cuatro cruces de piedra que marcan el lugar de la batalla.
Batalla de Grandson (2 de marzo de 1476)
Antecedentes
Se libró el 2 de marzo de 1476, entre las tropas de Carlos el Temerario, duque de Borgoña, y las del ducado de Saboya, por una parte; y las de la Confederación Suiza y sus aliados alemanes, por la otra. Se desarrolló en el contexto de la guerra de Borgoña, teniendo lugar la ciudad Grandson en el cantón de Vaud. Con victoria germano-suiza.
Alarmados por el expansionismo de Carlos el Temerario, duque de Borgoña; que se había adueñado de la Alta Alsacia y Brisgovia en 1469, desplazando sus fronteras hacia el interior de Alemania. A iniciativa de varios estados de la alta Alemania aliados en la «Baja Unión», se constituye la Liga de Constanza, junto a la Confederación Suiza y el duque Segismundo de Austria, firmándose el acuerdo el 23 de marzo de 1474 para asegurar el reposo y la paz.
El 22 de abril, la Baja Unión declaró la guerra al duque de Borgoña. Se inició entonces un conflicto que duró hasta 1477.
El señorío de Grandson pertenecía a Guillaume de Chalon, príncipe de Orange, al haber sido investido dicho feudo a sus antecesores por el entonces conde de Saboya, Amadeo VIII. En 1475, de Chalon seguía siendo feudatario del duque de Saboya, a su vez, vicario imperial y, por lo tanto, soberano del país de Vaud.
Dado que la Casa de Saboya era aliada de Carlos, dio paso libre por su territorio a las tropas italianas que servían al duque de Borgoña y dado que el príncipe de Orange era servidor de dicho duque, había casus belli suficiente para los confederados.
Reuniéndose en el condado de Neuchâtel al regreso de la batalla de Héricourt, tropas de los cantones de Berna y Friburgo, así como sus aliados de Soleura, asediaron Grandson, rindiéndola el 1 de mayo de 1475, dejando una guarnición de 300 berneses.
Asimismo, los confederados procedieron con similares pretextos a ocupar el señorío de Morat y la plaza de Yberdon, feudos de Jaime de Saboya, conde de Romont; y los señoríos de Orbe y Echallens de Hugues de Chalon, feudatario como su hermano Guillaume de Filiberto I de Saboya, y Champvent, señorío de Guillaume de Vergy.
La visita al país de Vaud por parte de Jaime de Saboya para pasar revista de las tropas, y el refuerzo de guarniciones en el Franco Condado por parte del duque de Borgoña; fueron interpretados por los berneses como preparativos militares, así que le declararon la guerra al conde de Romont el 14 de octubre, ocupando prácticamente todo Vaud.
El primero de enero, el conde de Romont intentó sin éxito tomar Yverdon, más resistiéndosele el castillo dominado por la guarnición suiza, se retiró al Franco Condado. Para restaurar las posesiones de sus aliados, las casas de Chalon y Saboya y otros nobles menores igualmente desposeídos por la, el duque de Borgoña se hallaba preparando un ejército dispuesto a recuperar las plazas ocupadas por los confederados en el país de Vaud.
En enero envió unos 1.200 soldados a Ginebra para unirse a las compañías italianas de la regente de Saboya, Yolanda de Francia, hermana del rey Luis XI, dirigidas por Romont. El grueso del ejército saboyano, 4.000 piamonteses del duque de Saboya y 4.000 lombardos enviados por el duque de Milán, tenían que llegar al norte. Mientras que otro cuerpo de 6.000 saboyanos iría acompañando a Yolanda atravesando el Mont Cenis en pleno invierno, acantonándose en Ginebra.
Iniciaron una serie de movimientos exitosos, tomando a principios de febrero Romont, Palézieux, Attalens y otros lugares del suroeste; obligando a los suizos a retirarse al este, que realizaron una retirada estratégica, dado que desde finales de enero, los berneses conocían la llegada del Duque con su ejército, aunque desconocían que camino iban de tomar.
Carlos, contra la opinión de sus consejeros, que le recomendaron no llevar a cabo una campaña en pleno invierno en zona montañosa, marchó confiadamente con sus cerca de 11.000 hombres, a los que consideraba notoriamente superiores a los paisanos alemanes, dispuesto a limpiar de enemigos las inmediaciones del río Jura. Partiendo de Nancy, capital del ocupado ducado de Lorena, llegó el 22 de enero a Besançon.
El 8 de febrero, el duque se hallaba en Jougne tras haber cruzado el Jura, había partido el 6 de Rivière en la frontera entre los territorios de la casa de Borgoña y la casa de Saboya con un ejército de unos 11.000 hombres de infantería y caballería.
Estuvo en Orbe hasta el 12, desplazándose directamente a Grandson, tomó la villa el 21, y poniendo asedio al castillo, cuya guarnición 400 hombres tuvo que rendirse el 29 de febrero, Miércoles de Ceniza, por la falta de víveres. Los prisioneros, al día siguiente, fueron ejecutados. Este hecho incurrió la ira de toda la confederación.
El plan era marchar a continuación contra Friburgo (Suiza), entrando, pues, en tierras suizas, sobrepasando el objetivo inicial de liberar las tierras ocupadas por los confederados.
Mientras tanto, en la Dieta de Lucerna, el 10 de febrero, los representantes de Berna, cuyas tropas habían estado preparándose desde finales de enero, aportaron noticias sobre avance borgoñón, habían pedido apoyo al resto de confederados. El 19 se dieron instrucciones para que todos los cantones tuviesen preparados sus contingentes para el 23.
Los contingentes cantonales se dirigieron a socorrer Grandson. Berna reunió un cuerpo de 8.000 hombres a cargo de Nicolás de Scharnachthal, que el 26 de febrero se reunió en Morat con 800 hombres de Soleura, 500 de Friburgo y 200 de Bienne. El 27 estaban en Neuchâtel, donde había una guarnición bernesa de 600 hombres, y donde Rodolphe de Hochberg, conde de Neuchâtel, disponía de 1.200 hombres.
Un cuerpo de 500 hombres, enviado por el jefe del contingente bernés; cruzaron el lago de Neuchâtel en cuatro barcazas, intentando reforzar la defensa de la plaza, pero llegando a la vista de Grandson, la artillería borgoñona abrió fuego contra ellos, y tuvieron que dar media vuelta, desembarcando por la noche en Estavayer-le-Lac. En todo caso, a esa hora la guarnición ya se había rendido.
Se fueron uniendo más contingentes: 600 voluntarios, 2.600 hombres del cantón de Zúrich, del conde de Turgovia y del conde de Baden, 1.500 del arzobispado de Basilea, 1.800 hombres del cantón de Lucerna y 3.400 de los cantones de Uri, Schwyz, Unterwalden, Zug y Glarus. El 2 de marzo llegó el último contingente de 2.600 hombres de Schaffhausen, Appenzell y de la abadía y villa de San Galo.
El ejército combinado sumaba 21.400 infantes confederados y aliados, así como 2.400 alemanes, entre los que había 800 jinetes. Dejaron 500 hombres en Les Verrières y Neuchâtel, partieron el 2 de marzo hacia Vaumarcus.
Desarrollo de la batalla
Los suizos habían formado en tres cuerpos: la vanguardia de 5.000 hombres, el cuerpo principal de 10.000, y la retaguardia de 5.000. Por delante iban unos 2.000 los que formaba la avanzada compuesta de aventureros o freye-knecht suizos, soldados voluntarios que no formaban parte de ningún contingente y que ejercían como tropas de reconocimiento.
La avanzada pasó de largo del castillo de Vaumarcus, que fue asaltado por el cuerpo principal y llegaron a Concise, una aldea situada a 7,5 km de Grandson, donde sorprendieron a la vanguardia borgoñona que estaba levantando un campamento. Cuando alcanzaron una posición ventajosa, los comandantes suizos mandaron detenerse, pero no pudieron evitar que tiradores de Schwyz abrieran fuego.
El grueso del ejército borgoñón-saboyano estaba acampado en una extensión de 5 km a la redonda de Grandson. Disponía de 4.000 lombardos y 4.000 piamonteses, y entre 10 y 11 mil hombres entre borgoñones, picardos, valones, alemanes, ingleses y escoceses del duque de Borgoña. Siendo la caballería la parte fundamental del ejército conjunto, formaron siete cuerpos, tres dirigidos por italianos: el calabrés Troylo, el lombardo Antoine de Lignana, y el napolitano Jacobo Galigioto o Galeotto, y otros cuatro por súbditos del duque.
Confiado en la superioridad que le otorgaba la caballería, el Duque ordenó marchar su ejército al encuentro de los confederados al tener noticia de su llegada, obviando reconocer la formación enemiga ni su situación, escoger un campo de batalla favorable, o emplazar convenientemente la artillería.
Cerca de Corcelles, entre la montaña y el lago de Neuchâtel, Carlos se encontró con el enemigo, los suizos habían desplegado en cuadro con las filas exteriores de picas y las interiores de alabardas, los estandartes en el centro. A vanguardia del exterior del cuadro situó los ballesteros y tiradores de culebrinas, a retaguardia del cuadro su escasa caballería.
La batalla comenzó con el bombardeo de la artillería borgoñona sobre el cuadro suizo, los cañones de culebrina suizos devolvieron varias descargas también efectivas. A continuación Carlos atacó con la caballería, pero un grupo de suizos no tuvo tiempo de refugiarse en el bosque de picas y perecieron unos 300.
Carlos dirigió una segunda ola de jinetes pesados en formación de cuña, pero fueron incapaces de romper la formación suiza, retirándose con grandes pérdidas.
La caballería burgundia del flanco izquierdo, conducida por Chalon Château-Guyon, intentó envolver el cuadro para atacarlo por retaguardia; sin embargo, no tenía espacio suficiente y chocó contra la esquina derecha del cuadro al intentar pasar. Los burgundios y los suizos entablaron un combate mano a mano, finalmente los burgundios tuvieron que retroceder cuando su jefe fue abatido.
A pesar de repeler con éxito la caballería burgundia, después de tres horas de combate las cosas no iban bien para los suizos que se estaban quedando sin munición, y no había señales de que la retaguardia se estuviese aproximando.
Carlos ordenó una nueva descarga de artillería mientras los jinetes se reagrupaban para una carga que iba a ser la definitiva. Con esta intención desplazó a los arqueros y tiradores a los flancos e hizo retroceder en cuerpo principal de infantería, situando la caballería al frente.
Esto fue un desastre, pues mientras estaban realizando los movimientos de adaptación; el cuadro suizo avanzó hacia los burgundios, sin espacio para cargar, los jinetes burgundios que formaban la vanguardia retrocedieron para tener espacio para poder realizar la carga, creyendo que la vanguardia se retiraba. Muchos dieron la vuelta y huyeron, sembrando el caos en la retaguardia que también rompió filas. También se produjo en esos momentos la llegada de la retaguardia.
Carlos quedó aislado solo con su artillería y caballería, intentó reunir sus hombres en Arnón pero sin éxito.
Finalmente, se retiró del campo de batalla, abandonando todo su bagaje: tiendas, pabellones, carros, artillería, caballos y el tesoro del duque, que fueron apresados por los confederados con gran regocijo.
Secuelas de la batalla
La retirada supuso la pérdida de valiosos pertrechos y el fin de la breve campaña de invierno, pero el ejército apenas sufrió bajas. Los pujantes berneses quisieron lanzar una ofensiva y tomar Romont, pero sus aliados argumentaron que habían acudido a ejercer una labor defensiva, y no a conquistar territorio alguno. El duque de Borgoña se retiró a Orbe, donde procedió a reorganizar su ejército.
Los suizos se hicieron con 400 piezas de artillería y que les resultarían muy útiles para campañas posteriores, también en esta batalla se emplearon por primera vez eficazmente las picas largas y la formación de cuadro.
En junio de ese mismo año, suizos y borgoñones se verían las caras en la batalla de Morat.
Batalla de Morat o de Murten (3 de marzo de 1476)
Antecedentes
Tras de la derrota en la batalla de Grandson el 3 de marzo de 1476, Carlos el Temerario, duque de Borgoña, reconstruyó su ejército derrotado, que había sufrido muy pocas bajas, en la ciudad de Lausana. A finales de mayo, una vez más se sintió listo para marchar contra los confederados, ocupar sus territorios y fortificaciones en el país de Vaud (al norte de Ginebra) y después atacar la ciudad de Berna, su mayor enemigo entre los cantones.
Su primer objetivo fue la estratégica ciudad de Morat en francés o Murten en alemán, situada junto al lago del mismo nombre.
El 11 de junio 1476 los borgoñones comenzaron el asedio de la ciudad, que se hallaba bien preparada para la defensa y cuyas fuerzas estaban mandadas por el general de Berna, Adrian von Bubenberg.
El asalto inicial fue rechazado por un bombardeo de fuego de armas ligeras montadas en las murallas, pero dos grandes bombardas utilizadas por los borgoñones fueron reduciendo lentamente las murallas a escombros.
El 19 de junio las tropas confederadas tenían unos 20.000 efectivos, de los cuales 1.800 eran jinetes austriacos y lorenos, la mayoría eran piqueros y alabarderos, pero también había grupos de arqueros y escopeteros, se habían reunido en un campamento detrás de río Saane. Solamente un contingente de unos 4.000 hombres de Zürich todavía no había llegado y se esperaba que no lo hiciera hasta el 22 de junio.
Carlos el Temerario, disponía de una fuerza de 22.000 hombres, de los cuales 5.700 eran arqueros, 5.100 infantes, 2.100 caballeros pesados; mientras tanto, se había mantenido razonablemente bien informado sobre la disposición y planes del ejército confederado, aunque no hizo nada para impedir su aproximación. Eligió enfrentarse a los suizos en un terreno de su elección a unos 2 km de Morat. Ordenó emplazar su artillería de campaña en el flanco izquierdo, en un barranco empinado cortado por el arroyo Burggraben. En el centro, detrás de una zanja atrincherada y protegida por una empalizada, conocida como grunhag, se encontraba el grueso de la infantería de Carlos. A la derecha situó la caballería para golpear al enemigo de flanco cuando se hubiese detenido delante del grunhag.
Desarrollo de la batalla
El sábado, 22 de junio de 1476, amaneció tormentoso y oscuro. El duque Carlos el Temerario no había considerado oportuno explorar más allá del río Saane para ver si las fuerzas suizas se aproximaban, aunque pensaba que ese iba a ser el día en que se diera la batalla. Los borgoñones estaban a la espera del enemigo y se mantuvieron dispuestos en orden de combate durante toda la mañana bajo la lluvia. Pero los suizos no aparecieron y al mediodía Carlos se retiró con la mayor parte de sus hombres, dejando el grunhag guarnecido por 2.000 soldados de infantería y 1.200 jinetes. El resto de los borgoñones se retiraron a su campamento para resguardarse de la lluvia. Era también día de pago y muchos buscaban su comida del mediodía después de una dura mañana a la intemperie.
Fue entonces cuando la vanguardia de los confederados, con unos 6.000 hombres de infantería, la mayoría arqueros y escopeteros, y 1.200 de caballería; apareció por el bosque de Birchenwald, al oeste de Morat, exactamente donde el duque Carlos había previsto que iban a aparecer, se dirigieron directamente contra el ala izquierda borgoñona donde estaba situada la artillería.
Detrás de la vanguardia llegó el cuerpo principal de los suizos, con efectivos entre los 10.000 y 12.000 hombres, que formaron en una enorme cuña, flanqueados por alabardas y un anillo exterior de piqueros cuyas picas tenían 5,5 m de longitud, se dirigieron directamente contra el grunhag que entonces estaba escasamente defendido.
La retaguardia, formada por entre 6.000 y 8.000 hombres, avanzó hacia el ala derecha borgoñona, donde se encontraba la caballería.
La artillería borgoñona abrió fuego contra las posiciones suizas, matando o mutilando a varios cientos de hombres. Contra todo pronóstico, los defensores del grunhag aguantaron la acometida de los suizos durante algún tiempo antes de que un contingente de confederados encontrase un camino en el flanco izquierdo de la defensa cerca de la Burggraben.
Superados por el flanco, los defensores se retiraron. Los suizos avanzaron rápidamente más allá de la posición y se dirigieron a Morat y el campamento de los sitiadores.
En el campo borgoñón los hombres se apresuraron a volver a formar para la batalla. En la tienda de mando Ducal, ubicada en la cima de la Domingue du Bois, una colina con vistas a Morat, Carlos el Temerario estaba siendo armado rápidamente por sus criados antes de subirse a lomos de su caballo para tratar de coordinar la defensa del campamento.
El duque avanzó contra los suizos tratando de romper las formaciones de batalla todavía compactas de los confederados. Hubo cierta resistencia por parte de los escuadrones de la casa ducal de Lorena, pero finalmente fueron derrotados, incluido René II de Lorena, quien se salvó solamente por la llegada de miles de picas suizas que iniciaron el contraataque.
El duque Carlos consiguió reunir suficientes arqueros ingleses para formar una línea de defensa delante de su campamento, pero fueron vencidos y su comandante fue muerto por un hostigador suizo.
Dispersados los arqueros, el duque Carlos ordenó a su ejército que se replegara, lo que fue interpretado, igual que en Grandson, como una retirada, que a su vez se convirtió en una desbandada, terminando así toda resistencia organizada.
A lo largo de las orillas del lago de Morat, muchos borgoñones murieron ese día. La división italiana, de unos 4.000-6.000 hombres, que estaba situada en la parte sur de Murten, sufrió el destino más trágico. Cortado el paso por la retaguardia suiza y atacados por una salida de los sitiados de la ciudad, fueron perseguidos a lo largo de las orillas del lago, pereciendo masacrados por las armas o ahogados en las aguas. Según lo prometido, no les fue concedido cuartel.
Más afortunada fue la división de Saboya, a las órdenes de Jacques de Saboya, conde de Romont, desplegado al pie de la mitad norte de las obras de asedio a Morat. Logró huir con sus soldados, abandonando todo su bagaje y retirándose hacia el este alrededor del lago, alcanzar la villa de Romont.
Una parte del botín de guerra capturado en esta batalla aún se conserva en el castillo de Gruyères y que incluye tres mantos de ceremonia de la Orden del Toisón de Oro que pertenecieron a Carlos el Temerario, incluyendo uno con los emblemas de su padre, Felipe el Bueno.
Secuelas de la batalla
Carlos el Temerario perdió de 10.000 12.000 hombres (de un total de 22.000 del ejército borgoñón); los confederados, perdieron 400 en un ejército de unos 24.000, la mayoría de las bajas se produjeron en el ataque frontal al grünhag.
El sueño de venganza de Carlos el Temerario contra los confederados terminó ese día. A pesar de que lucharía tenazmente durante otros seis meses contra sus enemigos, su derrota en Moret realmente significó el principio del fin para el ducado de Borgoña, para deleite de los enemigos del duque.
Carlos el Temerario huyó a Morges, y luego a Pontarlier, donde permaneció durante meses, según parece, sumido en una profunda depresión. Más tarde regresó a los campos de batalla, siendo muerto en 1477 en la batalla de Nancy contra Rene II, duque de Lorena, que había aprovechado su debilidad para atacarle.