Edad Antigua Alto Imperio Romano El ejército romano en el Alto Imperio

El Alto Imperio Romano

Con Augusto se inauguró el Imperio, un sistema en el cual todo el poder político y militar estaba en manos de un solo individuo. El Senado quedó reducido a un órgano de apoyo de ese poder político.

Se habla de Alto Imperio para referirse al periodo que va de Augusto a Alejandro Severo (27 AC-235), después hubo un periodo conocido como la Crisis del siglo III (235-285) y finalmente el Bajo Imperio va desde Diocleciano y la caída del Imperio Romano de Occidente (285-476).

Durante este periodo el Imperio estuvo gobernado por dinastías familiares, a la muerte de Augusto se inició la dinastía Julia-Claudia (14-68) se sucedieron en el poder Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón. Augusto incorporó al Imperio la cornisa Cantábrica, los Alpes, Retia, Nórico, la Panonia, Mesia, Galacia, Licia y Egipto. Los otros gobernantes nunca dirigieron personalmente una guerra, salvo Claudio en la campaña de Britania en el 43.

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Emperadores del Alto Imperio Romano y las dinastías a que pertenecen

La sucesión dinástica se vio interrumpida por la guerra civil que se librará en el año 68 conocido como el año de los cuatro emperadores Galba, Vitelio, Otón y Vespasiano.

Con Vespasiano se inició la dinastía de los Flavios (69-96) se sucedieron en el poder Vespasiano, Tito y Domiciano. Su gobierno se caracteriza por la coherencia, el buen sentido y el apego a la realidad. Los senadores perdieron casi toda su capacidad política para ser destinados a responsabilidades administrativas. La dinastía Flavia solamente amplió el Imperio a los Campos Decumates y la zona central de Britania.

Tras el asesinato de Domiciano se inició la dinastía de los Antoninos (96-193) en la que se sucedieron Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío, Marco Aurelio y Cómodo. El Imperio alcanzó su máxima extensión al incorporar Dacia, Arabia y parte de Partia. Los antoninos tomaron muchas medidas para evitar el declive del Imperio. La lucha contra los partos, la peste Antonina y las primeras invasiones bárbaras debilitaron el Imperio.

El asesinato de Cómodo dio lugar a la Crisis o guerra civil conocida como el año de los cinco emperadores. En él se hizo con el poder Septimio Severo, comenzando la dinastía de los Severos (194-235) en la que se sucedieron en el poder Septimio, Caracalla, Macrino, Heliogábalo y Alejandro Severo. Las luchas en las fronteras y el creciente poder de sus mujeres a través del consejo privado serán los elementos que caractericen estos gobiernos. Con ellos se inicia el declive del imperio que desembocaría en la crisis de Siglo III a la muerte de Alejandro Severo.

Antecedentes

Augusto fue el último eslabón de una larga cadena trazada por Mario, Sila, Pompeyo, César y Marco Antonio.

La reforma constitucional con la que Octavio inició un nuevo periodo de la historia de Roma, el Imperio; debía tener en cuenta al ejército, al que era preciso institucionalizar y privarle de contenido político, más allá del servicio al Estado a través de su personificación en la figura del emperador.

Ello suponía una compleja obra de reforma, cuando no de auténtica creación: en primer lugar debía dar, una ingente y satisfactoria solución al problema de los veteranos. Problema todavía más complejo por la necesidad de licenciar a una considerable parte de las gigantescas fuerzas que habían combatido durante la guerra civil; en segundo lugar, organización de los efectivos y mandos del ejército, adaptado a su nuevo carácter de permanente; y por último, inversión de las fuerzas así sistematizadas como justificación ante el Estado y la sociedad de la necesidad de su mantenimiento.

Se ha calculado en 230.000 el número de soldados bajo el mando de Octavio César Augusto tras la victoria de Accio (Actium), que puso fin a la guerra civil. A lo largo de los años siguientes, Augusto llevó a cabo un proceso de desmovilización que redujo los efectivos a la mitad. Los soldados fueron recompensados con tierras, mediante una amplia política de establecimiento de veteranos en colonias creadas en suelo provincial. El resto de las tropas fue utilizado, en parte, en la defensa de las fronteras y, en parte, en la sangrienta guerra contra las tribus del norte de Hispania.

Pero entretanto, estas tropas, herencia de la guerra civil, y en consecuencia, no suficientemente fiables, serían siendo sustituidas por un nuevo ejército disciplinado y escogido, bajo el mando de oficiales cuidadosamente seleccionados. Era impensable una vuelta al sistema republicano de reclutamiento por el correspondiente magistrado para campañas determinadas. El mantenimiento de un ejército permanente era condición indispensable para un jefe de Estado que apoyaba los fundamentos de su poder en el ejército.

La política de reclutamiento y las guerras de conquista, con las que Augusto justificó la inversión permanente de un ejército; hicieron de las fuerzas del Imperio una milicia de frontera, que con su sucesor Tiberio, quedaron transformadas en una guarnición permanente, destinada, primordialmente, a proteger las fronteras de invasiones exteriores y mantener el orden en las provincias.

Profesionalización y permanencia significaban, en primer lugar, limitación de potencial. Las gigantescas fuerzas de la guerra civil quedaron finalmente reducidas a 28 legiones, unos 150.000 hombres, completadas con un número prácticamente igual en efectivos de fuerzas auxiliares. Tras el desastre de Varo, en el bosque de Teutoburgo, donde fueron liquidadas tres legiones, permanecieron en servicio solo 25 legiones hasta que Vespasiano elevó su número a 30 y finalmente Septimio Severo a comienzos del siglo III, las aumentó a 33; es decir alrededor del 3 % de la población ciudadana.

Cada legión tenía un número, aunque algunos se repetían como el III que llegó a existir 5 legiones con el mismo número. Cuando una legión era destruida, su número se consideraba nefasto y no volvía a usarse jamás, como fue el caso de la XVII, XVIII y XIX.

En cuanto al reclutamiento de los efectivos, Augusto cumplió finalmente el paso de integración en las fuerzas militares romanas de elementos romanos provinciales no itálicos. También posibilitó la creación de una fuerza auxiliar regular y profesionalizada (auxilia), destinada a ser un elemento permanente en el ejército romano, que contrapartida recibían la ciudadanía romana, que posibilitaba a sus hijos el ingreso en las legiones romanas, cosa que pasaba a menudo. Al principio los militares servían cerca de su lugar de procedencia, más tarde fueron destinados a guarnecer las fronteras lejos de sus hogares.

La legión romana del Alto Imperio

La legión en tiempos de Augusto siguió estando formada por 10 cohortes, una unidad de caballería y auxiliares. Las cohortes estaban numeradas de la I a la X, con 480 efectivos cada una. La unidad de caballería  tenía 4 turmas con unos 120 jinetes (equites legionis) para exploración y mensajes. Los auxiliares eran más de 2.000 e incluía tanto de caballería como de infantería. Una legión podía llegar a movilizar cerca de 8.000 soldados. En tiempos de Nerón hacia el año 69 se cambió y la cohorte I pasó a tener 5 centurias con 160 cada una, siguiendo esta plantilla hasta el año 244 en que fue la última vez que la legión se empleó como unidad, siendo posteriormente reformada por Vagecio.

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Legión romana a partir de Nerón con 10 cohortes y 59 centurias. Autor Peter Connolly
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Legión romana del Alto Imperio (69 – 250) con auxiliares

Personal de la Legión

Cada legión tenía el siguiente personal:

El legado (legatus legionis)

Era el comandante de la legión. Generalmente, era nombrado por el Emperador, anteriormente debía haber sido tribuno por un periodo de 3-4 años, tenía que ser senador con unos treinta y pico años. Normalmente, vestía con coraza musculada bien de bronce para la guerra o bien de cuero, con un adorno en el pecho; encima llevaba una capa morada y una banda morada en la cintura, llevaban pteruges (tiras que cuelgan de la cintura) blancos.

Los tribunos (tribunus militum)

Había seis tribunos, uno del orden senatorial o laticlavio, que era el segundo jefe de la legión, que se distinguía por una franja ancha de color púrpura, tenía unos veinte y pico años y a veces con muy poca o ninguna experiencia militar. Vestía de forma similar al legado con una coraza musculada bien de bronce o de cuero blanco sin adorno en el pecho, una capa morada y una banda morada a la cintura. Había otros cinco tribunos de clase media-alta u orden ecuestre nombrados por el legado y se denominaban angusticlavios que llevaban una banda roja estrecha en la cintura. Todos llevan una capa roja, tenían que haber tomado parte en campañas anteriores, y formaban una especie de estado mayor sin tareas específicas. Se les podía dar el mando de 2 cohortes.

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Mandos de una legión imperial, de izquierda a derecha: legado, tribuno laticlavio, prefecto de campamento o praefectus castrorum, tribuno angusticlavio.

Prefecto del campamento (praefectus castrorum)

Era un oficial de avanzada edad, que normalmente había sido previamente un primus pilum y sus funciones eran las siguientes:

  • Elegir el campamento, su trazado y formación.
  • Cuidar de la defensa del campamento con construcción de fosos y empalizadas.
  • Inspeccionar todo el material de la legión, incluyendo las máquinas de guerra como las catapultas, ballestas, arietes y las ambulancias de los heridos.
  • Atender al aprovisionamiento de los legionarios y de la caballería.
  • Era elegido por el cónsul o el emperador entre los oficiales más antiguos y experimentados.

Primus Pilus

El primus pilus también llamado primipilo era el centurión de la primera centuria de la primera cohorte de una legión romana. A sus órdenes se encontraban todos los demás centuriones y soldados de la legión y por encima de él solo estaban el legado de legión (legatus legionis), el tribuno laticlavio y el prefecto del campamento (praefectus castrorum). Por su experiencia participaba en las reuniones del Estado Mayor. El cargo de centurión primus pilus se ejercía por solamente un año, transcurrido el cual la mayoría de los primipilos eran licenciados e ingresaban en el orden ecuestre. Lo que les daba derecho a participar en la vida de la comunidad urbana en la que se instalasen y a aspirar al cursus honorum de los equites romani, o bien a asentarse en Roma y asesorar directamente al emperador y sus generales. Sin embargo, unos pocos primipilos permanecían en el ejército, bien en el rarísimo rango de primus pilus bis, o bien como praefectus castrorum de una legión. Llevaba pteruges blancos como los mandos de la legión y capa roja.

Aquilifer

Era el soldado que llevaba el Aquila, que era el estandarte de la legión, que debía ser protegido y salvaguardado a toda costa. Para una legión, perder su estandarte era el mayor deshonor. Sobre el casco llevaba una piel de león, y se protegía con un pequeño escudo circular.

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Personal de una legión, de izquierda a derecha: centurión primus pilus, aquilifer, imaginifer, y cornicen.

Imaginifer

Era una clase de signifer que portaba la imago o la imagen del emperador. Este cargo fue establecido a partir de la implantación del culto imperial durante el reinado de César Augusto. La imago era un retrato tridimensional del emperador hecho de metal labrado que portaba solamente la cohorte principal.

Dado el carácter defensivo que adquiere la legión, fueron reforzados en materiales de fortificación y artillería, así según Vegetio, cada cohorte iba equipada con una catapulta, y cada centuria una balista transportada en un carrobalista, tirado por mulas, tal y como se puede ver en la Columna de Trajano.

Cuerpo de especialistas

La legión incluía además incluía un cuerpo de unos 600 hombres que no participaba en la batalla, estaba formado los inmunes o especialistas. Estaban exentos de los trabajos más pesados, y que realizaban unas tareas concretas según su cualificación especifica. Esta cualificación les colocaba por encima de sus compañeros no solamente en lo que al trato se refería, sino en cuanto a la paga, que solía ser el doble que la del milites o soldado raso, pero inferior a la del optio. En lo que respecta al trato tenían la misma consideración que los suboficiales si bien carecían de mando.

Dentro de esta categoría se distinguían entre otros: los escribientes, los armeros, los ordenanzas, los carreteros, los sanitarios y los guardias del cuartel general, equivalentes estos últimos a la actual policía militar. Con el tiempo los inmunes terminaron siendo integrados en unas centurias logísticas que dependían de la Primera Cohorte, motivo por el que esta siempre, contaba, al menos sobre el papel, con el doble de efectivos que las restantes cohortes de la legión.

Escribientes

Dependían del tesserarius y se ocupaban, entre otros asuntos del papeleo, de la contabilidad, de los suministros, del control de las tierras y de los negocios de la Legión. Además, tanto el tesserarius como los escribientes a su cargo ejercían labores de notarios y registradores de la propiedad para con los soldados y sus familias.

Armeros

Es de sobra conocido que el arma más importante del legionario era el pilum, el cual constaba de dos partes, una de madera y otra de metal unidas por pasadores, uno de ellos metálicos y el resto de madera. El pilum tenía la doble característica de ser a la vez un arma desechable y reutilizable. Cuando el pilum, tras ser lanzado impactaba contra su objetivo, los pasadores de madera se rompían inutilizando el arma, la punta de madera se doblaba. Sin embargo, después de la batalla los pila (plural de pilum) se recogían y se reparaban sustituyendo los pasadores rotos por otros nuevos, con lo que el arma podía volver a ser empleada. De esta y otras labores relacionadas con el armamento se ocupaban los armeros.

Sanitarios

Todas las Legiones disponían de un hospital fijo en su cuartel base, y de un hospital de campaña que las acompañaba en todos sus desplazamientos. El prefecto del campamento tenía entre sus atribuciones el mando logístico del primero de estos hospitales, el fijo, mientras que el mando técnico correspondía a un médico civil, que solía ser el médico particular del cónsul o legado y, habitualmente, de origen griego o un veterano de la legión.

Por otro lado, en cada centuria existía un legionario capacitado para practicar los primeros auxilios, y que sin dejar de ser combatiente desempeñaba su labor durante o después de los combates.

A su vez, en el hospital del campamento había unos sanitarios con mayor nivel de cualificación. Estos sanitarios, procedentes de los mílites, recibían distintos nombres según el papel que desempeñaban:

  • Optiones valetudinarii: enfermeros encargados del hospital.
  • Qui aegris praesto sunt: literalmente, aquellos que ayudan a los pacientes.
  • Seplasarius: los farmacéuticos.
  • Pequari : los veterinarios.

Otros

También había comerciantes y artesanos como agrimensores, plumbarii (los que trabajaban el plomo), carpinteros, albañiles, herreros, sastres, etc.

Las cohortes

Siguen siendo formadas por 6 centurias (6 x 80) con un total de unos 480 hombres sin incluir los mandos, (cohortes de la II a la X). Desde Augusto a Nerón las cohortes eran exactamente iguales. Pero a partir de Nerón la cohorte I estaba formada por 5 centurias, cada una de ellas formada por 160 hombres, (5 x 160) lo que daba un total de 800 hombres sin incluir los mandos. Las dos últimas centurias podían empleadas para proteger el campamento o como reserva.

La cohorte formaba en tres manípulos, cada uno formado por 2 centurias (2 x 80), conservaban el nombre tradicional de astados (hastati), príncipes y triarios.

Las centurias

Siguen siendo una unidad de 80 hombres (10 contubernios). Formaban en un cuadro de (10 x 8) hombres, y a veces (20 x 4). Las centurias de la primera cohorte tenía 160 hombres (10 x 16) o (20 x 8). La centuria tenía el siguiente personal: un centurión que era el oficial, un optio o suboficial segundo jefe, un tesserarius o suboficial de seguridad y contabilidad, signifer o suboficial portador del estandarte, y un cornicen y 10 contubernios.

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Centuria romana en el Alto Imperio: 105 efectivos: 1 centurión, 1 signifer, 1 cornicen, 1 tesserarius, 1 optio, 10 decanos, 70 gregarios o legionarios, y 20 sirvientes; además 20 mulas y 1 balista sobre un carro o carrobalista

Centurión

Mandaba la centuria, era la pieza fundamental de la legión. Se obtenía el cargo después de muchos años de servicio. Los centuriones de la primera cohorte eran los principales y se denominaban los primi ordinis, al centurión de la primera centuria (principes) se le llamaba primus pilus, y, por tanto, el cuarto hombre de la unidad, con acceso directo al legado. Las funciones de los centuriones eran muy variadas, adiestraban a los reclutas, inspeccionaban las tropas, ponían centinelas, marchaban a la cabeza en el campo de batalla e incluso dada su experiencia aconsejaban a los oficiales jefes antes de la batalla.

Como distinción llevaba una capa y el casco con un penacho transversal y la espada en el lado izquierdo al contrario que los legionarios. Llevaba una lorica hamata (cota de malla), o lorica squamata (cota de escamas) sobre la que se ponían las decoraciones o faralae, llevaba una vara llamada uitis, de madera de vid o de olivo que utilizaba para escarmentar a los legionarios que hicieran mal su trabajo. A la categoría de centurión se accedía automáticamente tras producirse una vacante. Para ello, se necesitaba haber sido elegido con anterioridad como optio ad spem ordinis, que era el suboficial seleccionado de entre los mejores por el primus pilum.

Los centuriones de la primera centuria se les denominaba prius, y a los de la segunda centuria se les denominaba posterior. Conservaron los nombres de la república: pilus prior y pilus posterior triarios, pilus prior y pilus posterior rincipes, pilus prior y pilus posterior hastados o hastati.

Optio

El optio o segundo jefe, llegar a este cargo, aunque se necesitaba cierta cultura, lo más importante era demostrar que se poseían determinados valores como la valentía y la sensatez, y haber probado fidelidad al centurión y a los compañeros. Eran los propios milites los que elegían a quienes según su criterio, reunían estas características, presentándolos a continuación al centurión para que este, a su vez, eligiera a la persona que debía recibir el empleo de optio o suboficial. Entre los elementos característicos del optio estaba el bastón de mando que llevaba en las formaciones. Este bastón era de madera, medía alrededor de 1,50 metros, y tenía una contera de metal y, en el extremo superior un pomo de plata que simbolizaba el mando del suboficial. El optio también se distinguía porque en su casco lucía plumero o penacho longitudinal, que atravesaba el casco de la parte posterior a la anterior. Esta disposición del plumero no era un capricho, sino que se llevaba así para que los solados localizasen rápidamente al optio. Este suboficial solía situarse en el lado izquierdo de la última línea de la formación, en paralelo con sus hombres, por lo que cuando estos giraban la cabeza hacia la izquierda podían ver el plumero o penacho.

Tesserarius

Llamado también suboficial de seguridad y contabilidad. Era un legionario con la categoría de miles principalis, que se encargaba, en cada centuria, de las tareas de seguridad, especialmente de conocer y fijar la tessera o tablilla o teja de madera cubierta de cera en la que se escribía el santo y seña ordenado por el comandante. Esta tablilla la recibía y custodiaba el tessesarius. También era el encargado de los escribientes que plasmaban las órdenes por escrito, de controlar las necesidades de la unidad o reflejar los gastos en los libros de contabilidad. Dependía del centurión de su centuria a través de su lugarteniente, el optio.

Signifer

Era el portador del estandarte o signum. Era el encargado de transmitir las señales ópticas, para ello movía el signum rítmicamente o le orientaba hacia un lado u otro para indicar a las tropas la acción que debían realizar. Llevaba la lorica hamata (cota de malla), o lorica squamata (cota de escamas) a diferencia del resto de los legionarios que empleaban la lorica segmentata. No usaba el pilum, solía llevar el gladius, el pugio y un escudo redondo de 60 cm de diámetro. Llevaban una piel completa de oso o lobo que llevaban extendida cubriéndoles la cabeza y la espalda. Las patas delanteras del animal se anudaban sobre el pecho.

Su categoría era la de miles principalis y era elegido por su valor, dominio del oficio militar y honradez. Por ello, también se le encomendaba la custodia de la caja de ahorros de su centuria, que unida a las del resto de las centurias; se custodiaba en el aedes o capilla de los principia del campamento de la unidad, capilla en la que se encontraban los estandartes de cada legión o cohorte auxiliar cuando no salían las tropas al campo.

El signum o estandarte de la centuria estaba formado por un asta de madera decorada con discos metálicos o phalerae, que podían indicar bien el número de la centuria de la cohorte (de uno a seis) y las condecoraciones colectivas obtenidas por la centuria, un cartel en el que indicaba la unidad a la que pertenecía -p. ej.- COH IV PRAET, LEG XX VV, COH V AST-; terminaban en una punta de lanza en las unidades auxiliares o en las centurias de las cohortes. El signum de la cohorte era una mano abierta en las legiones y cohortes pretorianas.

Cornicen

El cornicen (cornicines en plural) era un oficial subalterno en el ejército romano. Su trabajo era saludar a los oficiales y dar las órdenes acústicas a la centuria. Los cornicines siempre marchaban a la cabeza de los siglos, con el tesserarus y el signifer. Los cornicines también se utilizaron como ayudantes de un centurión (como un optio). El cornicen era un duplicari o un soldado que tiene el doble de la remuneración básica del legionario. Portaba un instrumento musical llamado trompa mediante el que se emitían distintas señales acústicas que eran entendidas por las tropas como órdenes. Llevaban el mismo equipo que el signifer. El instrumento cornicen se fabricaba en tres tamaños. El más grande era asignado al cuartel general de la legión, asignado al Estado Mayor del legado, tribunos y primus pilum. El de tamaño medio era asignado a las cohortes. En las centurias y a razón de un instrumento por cada, eran los más pequeños y manejables.

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Personal de una centuria, de izquierda a derecha centurión, optio, tesserario, signifer con un signum de auxiliares en forma de lanza y de la legión en forma de palma de la mano, y cornicen

En el campamento, las diez tiendas de cada centuria (en color marrón) formaban filas paralelas a la Vía Pretoria, que era el eje longitudinal del campamento, con la tienda del centurión (en color rojo) en el extremo. Al fondo se cercaba un espacio para las 20 mulas de la centuria y entre las tiendas de cada centuria quedaba una espacie de patio que se utilizaba para los menesteres de los legionarios. Polibio resalta que en caso de necesidad, los legionarios podían salir del campamento o acudir a la empalizada rápidamente, ya que las salidas de los espacios de cada manípulo siempre estaban orientadas hacia una de las grandes vías.

Una centuria Alto Imperio podían desplegar en formación abierta de 20 x 4, en formación cerrada de 10 x 8. Cada legionario ocupa 1 m², con lo cual la centuria ocuparía 10 x 8 m, Normalmente el centurión se situaba en una posición central a vanguardia, cornicen detrás de él y signifer a su izquierda, el optio ocupa una posición atrás a la izquierda.

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Formación de una centuria Alto Imperio. a la izquierda en 20 x 4 en formación abierta, a la derecha en 10 x 8 en formación cerrada, cada legionario ocupa 1 m², con lo cual la centuria ocuparía 10 x 8 m, se puede observar la posición del centurión, cornicen detrás de él y signifer a su izquierda, el optio ocupa una posición atrás a la izquierda. Autor Adam Hook
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Primera centuria prior en ataque. Se distingue porque su signum termina en punta de lanza, el centurión (1) va a la derecha, el signifer (2) va en la tercera fila, el cornicen (4) va detrás del signifer y detrás el optio (3) y tesserario (5).

Contubernio

Era un grupo de 8 hombres que vivían bajo una misma tienda, constituía lo que hoy es un pelotón, estaba mandado por un decano o suboficial, entre sus misiones estaba la de organizar los trabajos y mantener la disciplina. Mandaba 7 soldados rasos a los que se denominaba miles gregarius. Podían ser castigados o recompensados como unidad. Contaban adicionalmente 2 sirvientes y 2 mulas para llevar la tienda y los equipos del pelotón. Cada contunbernio tenía un molino de grano y una trébede para hacer fuego.

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Contubernio en marcha año 14. En decano marcha delante, los gregarios detrás y por último los dos sirvientes con las mulas. Autor Angus Mcbride
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Contubernio desmontando su tienda para iniciar la marcha. Autor Peter Connolly

Legionario romano

Reclutamiento

El reclutamiento romano durante el Imperio alto romano era voluntario, aunque en algunas ocasiones ante la escasez de voluntarios se acudió al reclutamiento obligatorio, empezaba en invierno para que en la primavera los reclutas estuviesen preparados para la guerra.

Voluntarii (voluntarios): esta clase de reclutamiento pasaba por distintos altibajos según en el momento en que se encontraba el Imperio, como era lógico, abundaban más candidatos en tiempos de calma o en campañas donde el botín fuera substancioso, por el contrario, en momentos de campañas largas y arriesgadas el voluntariado era escaso.

Lecti (forzosos): solamente se empleaba en caso de emergencia cuando no había voluntarios suficientes y había que reclutar soldados de forma obligatoria llamado delectus o leva. La incorporación a filas de forma forzosa, se hacía por sorteo entre los ciudadanos en edad militar. Estas levas eran dirigidas y supervisadas por oficiales o en su caso por las autoridades locales pertinentes y su duración era solo durante la crisis.

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Reclutamiento romano forzoso. Augusto tuvo que recurrir a este sistema cuando no había voluntarios suficientes sobre todo durante la revuelta Iliria, se utilizó métodos expeditivos e incluso las ejecuciones como último recurso. Autor Angus Mcbride

Habitualmente en su mayoría, los reclutas procedían de las regiones rurales del Imperio, asimismo y aunque en menos medida provenían de los centros urbanos. Esto se debía a que el ejército prefería que sus filas se nutriesen con soldados provenientes del campo, estos estaban acostumbrados al trabajo duro y a la falta de comodidades, condiciones con las que se topaba el soldado romano con más frecuencia en el ejército. Así mismo Los reclutas provenientes del campesinado no necesitaban un excesivo entrenamiento físico, por el contrario, los llegados de centros urbanos necesitan una formación extra.

Se reclutaba por un período mínimo que con Augusto se alargó hasta los 20. Los auxiliares tenían una duración de 25. Al término de este período, el legionario tenía dos opciones: o se reenganchaba o se licenciaba con una paga de 3.000 denarios o una porción de tierra para crear una granja o una explotación agrícola, solían acabar el servicio con 45 o 50 años.

Condiciones

La edad de reclutamiento oscilaba entre los 17 y 46 años, aunque en su mayoría los reclutas estaban entre las edades de 17 y 23 años, se tiene constancia de reclutas jóvenes con edades de 13 y 14 años, y de edades más maduras de 36 años. Debiendo cumplir unos requisitos legales y físicos.

Requisitos legales:
  • Ser ciudadano romano, solamente los ciudadanos romanos podían servir en las legiones.
  • Estar legalmente censado y tener el visto bueno de las autoridades municipales. Una especie de certificado de buena conducta que incluía avales de familiares y amigos recomendando al joven aspirante.
  • Ser soltero. Un legionario romano tenía prohibido casarse, aunque una vez alistado se solía hacer la vista gorda si vivía con una mujer en contuvernio es decir sin estar casado, algunos incluso tuvieron hijos.
  • Estar libre de cargos. Resultaba tentador alistarse para ocultar ciertos delitos o crímenes graves cometidos, si esto era descubierto se llevaba a cabo la expulsión inmediata del cuerpo.
Requisitos físicos:
  • Tener entre la edad estipulada que variaba a lo largo del tiempo.
  • Tener una estatura mínima de 1,70. Hay que tener en cuenta que en la Alta Edad Media la estatura media de los hombres bajó alrededor de cinco centímetros. Aunque no era determinante, ya que un hombre sin la altura reglamentaria, pero gozando de una buena corpulencia, bien podía ser aceptado en el ejército.
  • No sobrepasar un determinado peso y tener una determinada masa muscular. En general se buscaba un tipo de recluta delgado pero fibroso.
  • Superar las pruebas físicas. No las conocemos, pero serían prácticamente iguales que las de hoy en día, para demostrar que el aspirante a recluta era capaz de correr, saltar, etc.
  • Gozar de buena salud. Se les hacían un reconocimiento médico completo que incluía pruebas de oído y vista a la que se daba mucha importancia.

Si el aspirante creía reunir todos los requisitos se presentaba ante las autoridades locales de su municipio que debían certificar que había tenido un buen comportamiento y que era apto para el servicio. Entonces era enviado a la capital de su provincia donde se les hacía un primer examen físico o probatio. La inspección de los reclutas era dirigida por el gobernador provincial, y una vez pasadas las pruebas y el reconocimiento médico, se les daba un certificado o probatus y se les hacía entrega de un viaticum o dieta consistente en unas monedas (75 denarios) para pagar el viaje. Luego eran enviados al cuartel general de la legión a la que habían sido adscritos.

Una vez en el cuartel general de la legión, que era su sede administrativa, los funcionarios militares revisaban los documentos de los aspirantes dándoles el visto bueno y se les sometía a un nuevo examen médico y a una prueba física. Si pasaban este trámite eran formalmente aceptados como reclutas o tiros.

El centurión les informaba del sueldo que iba a recibir en 4 pagas (era de 225 denarios con Augusto y en el siglo III llegó a 750) y de que en los depósitos de la legión encontrarían todo su equipo: lorica hamata, galea, espada, pugio, pila, etc, etc, etc. Ese equipo debían pagarlo de su bolsillo, así era difícil que lo perdieran y podían adquirir el estándar fabricado en serie para el ejército o uno más caro adquirido a artesanos especializados con bonitos adornos. Lo normal era adquirir el estándar, cuyo coste se descontaba de su sueldo.

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Nuevos reclutas o tiros incorporándose a una unidad auxiliar romana. Autor Adam Hook

La instrucción

Durante la probatio o instrucción, los novatos practicaban dos veces al día con las armas, mientras que los veteranos solo una. Para ello, les daban una espada de madera y un escudo más pesados que los de guerra, y debían pasar horas golpeando un poste vertical al que apuñalaban sin cesar, para aprender los rudimentos de la esgrima. Debían lanzar las pila hasta que alcanzaban la distancia y precisión requeridas.

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Legionarios romanos haciendo instrucción. Se ve un grupo marchando, otro practicando con la gladius y otro practicando equitación con equipo completo. Autor Peter Connolly
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Instrucción de legionarios romanos con el equipo completo siglo II con gladius y pilum, se observa que el brazo derecho le llevan por una manica o protección usada por los gladiadores. Autor Manuel Ángel García.

Cuando habían alcanzado un cierto grado de instrucción y habilidad se enfrentaban entre ellos por parejas y más tarde frente a veteranos que no tenían piedad.

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Auxiliares romanos haciendo esgrima por parejas un fuerte del Muro de Adriano. Un centurión supervisa la instrucción. Autor Adam Hook

Se les enseñaba a desfilar marcando el paso. Luego se les llevaba de marcha, forzándolos al máximo hasta que fueran capaces de recorrer 20 millas romanas (30 km) en cinco horas. El entrenamiento continuaba hasta que eran capaces de recorrer 24 millas (36 km) en cinco horas con el equipo completo. Este incluía armas y armaduras, utensilios de cocina, estacas para la empalizada, instrumentos para cavar y provisiones para varios días, pues al final de cada marcha tenían que levantar un campamento con terraplenes y fosos de defensa incluso con condiciones climatológicas adversas.

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Legionarios levantando un campamento bajo la lluvia. Las condiciones climatológicas adversas no detenían la instrucción. Autor Ron Embleton

Aprender a maniobrar, adoptando de forma fulminante las órdenes de las distintas formaciones: en círculo, en cuña, formar testudo, etc. Y todo ello bajo los gritos del centurión y sus ayudantes, de manera que, cuando caía la noche y podían retirarse a sus contubernia, caían como muertos en sus piltras.

Se les enseñaba también a cavar los fosos, levantar los terraplenes y las empalizadas y montar las tiendas del campamento. Además, había otros los ejercicios obligatorios como montar a caballo, natación, etc. No es extraño que las primeras semanas el valetudinarium (hospital) del cuartel estuviera siempre lleno de reclutas quejándose de ampollas y dolores musculares, aunque lo que de verdad funcionaban en estos casos eran los remedios caseros de los veteranos que los novatos se apresuraban a aplicarse con gran alivio.

La instrucción finalizaba cuando los tiros o reclutas realizaban la instrucción por unidades, que terminaba con el enfrentamiento entre centurias, e incluso contra centurias veteranas para comprobar su grado de instrucción. Desde luego los veteranos ponían todo su empeño en no ser ridiculizados por los novatos.

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Instrucción de centurias. El emperador Adriano observando la instrucción de la Legion III Augusta en Lambesis en el año 128. Dos centurias se enfrentan durante el ejercicio. Autor Sean O’brogain

El juramento

El juramento era el último de los pasos que el recluta debía realizar para consagrarse al ejército, por lo general se realizaba al cuarto mes después de la provatio. El juramento se prestaba ante los dioses y el emperador y se consideraba un rito religioso que vinculaba al soldado con el estado y con el emperador. A sí mismo el juramento comprometía al soldado a mantenerse firme bajo cualquier situación en el campo de batalla, obedeciendo a sus oficiales y protegiendo a sus compañeros en cualquier situación de combate.

El juramento implicaba la obediencia de legionario hacia el comandante al mando, y la fórmula era: «obedecerás las órdenes con entusiasmo y sin vacilar. Renunciarás a la protección de la ley civil romana y reconoces el poder de tus comandantes de matarte sin juicio por desobediencias o deserción. Prometes servir bajo los estandartes durante tu periodo de servicio y no abandonarlo hasta que tu comandante te releve. Servirás a Roma con lealtad, incluso a costa de tu propia vida, y respetarás la ley en lo que respecta a los civiles y a tus comandantes en el campamento«.

Y después un segundo juramento hacia los compañeros de armas: «Jamás abandonaré a los camaradas para salvar mi vida, jamás abandonaré el puesto en la línea de batalla, excepto para recoger un arma, atacar al enemigo o salvar a un compañero de armas«.

Una vez cumplimentado todos los requisitos, se les enviaba a sus respectivas unidades. A estos soldados se les entregaba el signaculum, que era una tablilla la cual identificaba al soldado, esta iba introducida en una bolsita que iba colgada al cuello, llevaba su nombre junto a cualquier característica identificativa para que pudiera ser reconocido en cualquier circunstancia.

Equipo del legionario

El equipo del legionario al principio del Imperio era muy similar al de la república:

Galea o yelmo

El yelmo evolucionó desde el tipo coolus que era semiesférico con protección de nuca y carrilleras, y que estuvo en vigor hasta la mitad del siglo I, fue sustituido por el yelmo galico-imperial o galea.

Este tipo de casco presenta una evolución tecnológica muy superior a sus predecesores, también adaptada a su nuevo contexto bélico (limes germano-danubiano y Dacia). Existiendo varios modelos dentro del mismo tipo con pocas variaciones, es el que más protección y adaptabilidad a la cabeza tiene de los cascos romanos. Su uso se extiende desde el siglo I al III. Fueron fabricados en hierro, no en bronce, de forma artesanal en la zona gala, posteriormente fueron fabricados en Italia y recibieron el nombre de italico-imperial. Este yelmo estaba fabricado en láminas de hierro de 1,5 a 2 mm de grosor pesando de 2 a 3,5 kg. Tiene multitud de detalles que deben ser estudiados.

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Evolución del yelmo gálico-imperial o galea
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Evolución del yelmo romano durante el Alto Imperio

La cubrenuca se amplía hasta llegar a los 10 cm o más de anchura, pero a diferencia de los anteriores no acompaña su recorrido por todo la circunferencia del casco, sino que frena a la altura de las orejas. El uso combinado de esta cubrenuca con el levantamiento de los hombros, junto con la flexión del cuello hacia ese lateral o contrayéndose en sí mismo, provoca una protección total hacia cualquier ataque que se dirija al cuello o cara. En esta zona trasera consta de una franja de escalones o pliegues en la zona vertical de la calota, que dan una protección extra cuando el soldado es atacado por la espalda o con armas curvas, como la sica judia, la falx dacia o la rhomphaia tracia. Este elemento del casco, tiene una peculiaridad, que en los modelos F al H, son cubrenucas rectos, siguiendo el eje de la zona frontal, mientras que otros modelos, tiene una inclinación que parece cubrir mejor el cuello. Esto supone un hueco entre la espalda y la cubrenuca que debe ser resuelto mediante otro elemento protector, la focale o especie de bufanda que protege el cuello de rozaduras y posibles tajos. Se deduce, que los modelos F-H no se desarrollaron a lo largo de las Guerras Dacias, sino en el periodo de preguerra Dacia (usados para las guerras contra germanos y Próximo Oriente) y al principio de la misma, pero la gran mayoría ya serían reemplazados los I y J.

Las carrilleras consiguen proteger todo el lateral del rostro dejando libres la zona auditiva, pero protegiendo incluso parte lateral del cuello. La forma que tienen en la parte delantera, las carrilleras, permiten, igual que en caso del Montefortino, proteger la cara, permitiendo una visión de 180º. Estas tienen un refuerzo central para evitar la penetración de armas por esa zona y añade una protección más a la zona ocular o labial. Aparte de que están adaptadas a la cara, teniendo una forma abombada que otorga un ajuste óptimo, evitando huecos entre el rostro y el metal. Esto permite una sujeción mejor del casco con una serie de cuerdas que van desde la nuca hasta las carrilleras, ajustado al cuello para evitar que con los golpes, se desplace el casco. A esto se añade un elemento peculiar, un saliente en la parte trasera de la carrillera, que permite el desplazamiento del arma enemiga hacia el exterior, así como proteger mejor orejas y cuello. Además, envuelven la cara, arropándola de golpes procedentes del enemigo o de choques involuntarios del propio escudo.

El frontal, tiene una visera algo más amplia, lo que denota que el enemigo seguía atacando de arriba abajo, algo que efectivamente hacían con la especie de guadaña o falx, y además con más contundencia. Es por el uso de estas armas en las Guerras Dacias, lo que obligará a perfeccionar el casco, creando el itálico-imperial. Este ofrece, principalmente, la protección extra en la parte superior de la calota, en forma de cruz completa, como el modelo gálico-imperial G, que hace de guía para reflectar los golpes hacia los laterales, teniendo un refuerzo extra en la parte superior; ampliación de la guardanuca y más anchura y grosor de la protección frontal, como el casco encontrado en Berzobis.

Continuando con el gálico-imperial, y situándonos en la calota o zona superior del casco, aflora una novedad, que son las cejas curvadas. Existe una controversia entre estudiosos y aficionados a la materia, en que esas cejas podían constituir funciones decorativa o de refuerzo, o quizás ambas.

Los cubreorejas, otra novedad que tiene este casco, es la protección extra de las orejas, se debe a que por la forma de la visera del casco. Los golpes con espada son repelidos o desplazados a los laterales sobre todo a la zona de las orejas, para solucionar los tajos o desvíos de estos golpes, los romanos protegieron la oreja con un reborde para pararlos.

Los yelmos itálico-imperiales se diferencian en cuanto a los otros, los gálicos, en el simple hecho de que no poseían decoración. Estos cascos se denominan así por ser creados por herreros itálicos en grandes cantidades, a diferencia de los anteriores se sustituyó el trabajo de decoración por la rapidez, o posiblemente peor manejo de los metales. También fueron usados desde el siglo I hasta principios del siglo III. Varios modelos utilizaban un sistema de fijación de la cresta en forma plana, posiblemente para las crestas de los pretorianos o cohortes urbanas. El refuerzo central es más delgado y en forma de “L” en algunos casos, se debe a que buscan una mayor contundencia. A pesar de no tener decoración de cejas, en algunos casos se adornaban con remates en latón y figuras muy labradas. Posiblemente, esto se deba a que eran para tropas como pretorianos, y el resto de legionarios tuvieran cascos sin adornos.

La coraza o lorica

Protegía el pecho del legionario y las había de varios tipos: lorica segmentata, lorica hamata, lorica squamata y lorica musculata.

Lorica segmentata.

La designación de lorica segmentata nace, según se cree, en el siglo XVI y significa «armadura seccionada». La ventaja de la lorica segmentada era su fácil desmonte. Desajustando los sujetadores internos era fácil apilar la armadura en cuatro secciones y empacarla para su transporte. De hecho, se supone que eran desensambladas durante la marcha de las legiones para facilitar su traslado. Su estructura principal constaba de cuatro secciones: Una parte superior compuesta de dos secciones que cubrían los hombros y una parte inferior, también compuesta por dos secciones, que cubría el torso. Estas secciones, a su vez, estaban armadas, o compuestas, por bandas de hierro dobladas de tal manera que ofrecían una protección muy superior a cualquier cota de malla. Las bandas metálicas que conformaban las diferentes secciones estaban sujetadas entre sí por un sistema de hebillas y tiras de cuero, algo que la convertía en una pieza extremadamente modular. Las bandas de las secciones que protegían los hombros eran situadas en posición vertical mientras que las del torso eran ubicadas horizontalmente.

Este tipo de armadura confería mucha mayor protección que la cota de malla, permitiendo también libertad de movimientos. Detenía golpes más fuertes sin sufrir daños y proporcionaba una buena protección no solo contra elementos arrojadizos ligeros sino también contra lanzas y jabalinas. A ello deberíamos unir que su coste de fabricación era menor y que solamente entre 6-9 kg, por lo que mejoraba los movimientos de los soldados en combate y facilitaba su transporte en los desplazamientos.

Se conocen 4 tipos de lorica segmentata. Estos tipos son denominados basándose en el lugar donde se descubrió la primera pieza, ya que al igual que con la armadura, realmente no sabemos la denominación Romana para cada variante. Dichas variantes no son en realidad cambios estructurales muy significativos. Si no que constan, principalmente, en cambios internos de la armadura y diferentes puntos de ajuste para sus partes.

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Tipos de lorica segmentata: de izquierda a derecha: Kalkriese, Corbridge, Newstead, Alba Iulia

Kalkriese: Se cree que esta fue una de las primeras variantes en ser utilizadas y se calcula su utilización desde el 20 AC al 50 DC. El hallazgo de ésta lorica fue realizó donde se encontraba emplazado el campamento legionario de Carnuntum en Kalkriese (Alemania). Es muy posible que muchos legionarios del general Varo la vistieran, aunque no estaba extendido a todas las legiones.

Corbridge: Localizada en la región del Noreste de Inglaterra denominada Corbridge, dentro de una caja de madera. Constaba de 12 secciones: 6 hombros y 6 torsos. Hasta el día de hoy la lorica segmentada del tipo Corbrige es de la que más detalles se posee. Se calcula que fue utilizada desde el 40 al 120.

Newstead: Se calcula su utilización entre los años 120 al 250 dc aproximadamente. Fue encontrada por vez primera en Newstead y posteriormente gracias a los nuevos hallazgos realizados en Carlisle, se pudo establecer que la diferencia más importante, que fue notada un tiempo después de su descubrimiento, son las bisagras de mayor tamaño con respecto a los otros tipos. Esto, en teoría, le podría llegar a otorgar una movilidad más amplia. Junto a estos cambios también se pudo establecer que el sistema de ajuste entre las secciones superiores e inferiores dejó de ser por hebillas y se pasó a utilizar ganchos.

Alba Iulia: De la escultura Alba Iulia (Rumania) se deduce un cuarto tipo de lorica segmentata. Se trata de una armadura mixta, el cuerpo está protegido por 4 bandas o segmentos telescópicos que se superponen unos con otros, mientras que los hombros están protegidos por lorica squamata o de escamas. Los brazos están protegidos por manicas o bandas de metal.

Lorica hamata

La lorica hamata o cota de malla que estaba en uso al final de la Républica, fue sustituida por lorica segmentata, posiblemente como resultado de la perdida de equipos tras la batalla de Teotoburgo en el Rin. No obstante siguió utilizándose para las unidades de caballería, los auxiliares y por los centuriones, signifers y cornicens. A pesar de ser muy pesadas (8-14 kg), eran cómodas, ya que la mayor parte del peso descansaba en los hombros y el resto en la cadera al apoyarse en el cíngulo (cinturón). La misión del cíngulo también era la de evitar que la coraza fuera muy suelta en combate y dificultara los movimientos del soldado. Así, las cotas de malla ofrecían una aceptable protección contra las armas de punta, y una mejor contra las de corte y contra proyectiles ligeros.

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Loricas o corazas romanas: de izquierda a derecha: hamata, squamata, plumata y musculata con pteruges (tiras de cuero) en cintura y hombros.
Lorica squamata

La lorica squamata o de escamas fue utilizada por primera vez durante la República Romana y en periodos posteriores. Estaba formada por pequeñas escamas de metal cosidas para formar la armadura. Solían llevarla los portadores de estandartes, músicos, centuriones, tropas de caballería e incluso algunas unidades de infantería auxiliar, aunque también podían portarlas los legionarios regulares sobre todo en Asia. Tenía la misma forma que la lorica hamata, con la misma longitud y las coberturas de los hombros.

Las escamas individuales podían ser de hierro o de bronce, e incluso podían alternarse ambos metales en la misma armadura. Podían recibir también algún baño que les protegiese de la oxidación (nos ha llegado un fragmento de armadura con escamas de bronce con baños de metal).

El metal no solía ser muy grueso: posiblemente entre 0,5 y 0,8 mm. Sin embargo, y dado que las escamas se sobreponían unas a otras en todas direcciones, las múltiples capas daban una buena protección. El tamaño de las escamas variaba entre 6 mm de ancho y 1,2 cm de alto hasta unos 5 cm de ancho por 8 cm de alto, siendo los tamaños más comunes alrededor de 1,25 por 2,5 cm. Todas las escamas de la misma armadura solían ser del mismo tamaño, aunque las escamas de distintas armaduras podían variar de forma muy significativa. Muchas tenían la parte inferior redondeada, mientras que otras terminaban en punta o tenían la parte inferior plana con cortes en las esquinas.

Una variedad era la lorica plumata se debe a su nombre al parecido con las plumas de un pájaro, las escamas tenían un nervio central.

Lorica musculata

Estaban fabricadas en bronce puro, y protegían todo el tronco superior del oficial, mostrando marcados músculos pectorales y abdominales fielmente conseguidos en metal por los maestros herreros. Se hacía a medida y la llevaban los legados y los tribunos, para el día a día usaban una de cuero con la misma forma.

El escudo

El escutum ovalado y curvo de la época de la república se fue haciendo durante el imperio cada vez más semicilindrico al hacerse los extremos cada vez más rectilíneos. El único ejemplar entero se encontró en Dura Europos y data del siglo III.

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Escudos romanos de Dura Europos siglo III. A la izquierda un scutum, en el que se observa las tres capas de madera,la capa de lino y la de cuero, asi como el reborde de latón. A la derecha un escudo redondo parma, usado por los cornicen, aquilifer y signifer. Autor Peter Connolly

Al igual que el de la república estaba formado por tres capas de madera desbastada de unos 3 milimetros de espesor, encoladas de forma entrecruzada para formar una plancha entrechapada y curva. Todo el escudo estaba revestido de una capa de piel, y además en la parte delantera tenía una capa de lino. En la parte central estaba el umbro que era semiesférico y estaba construido de una aleación de cobre y de hierro, su objeto era proteger el asa del escudo. Cuando se utilizaba de manera ofensiva, era lo suficientemente pesado y denso como para aturdir o desplazar a un oponente, lo cual facilitaba al legionario el siguiente ataque con su gladius. Los legionarios solían avanzar de manera alterna primero con el scutum ligeramente alzado para bloquear al oponente, y después atacar con la gladius. Los bordes del escudo también se forraban de metal para mayor protección, pudiendo también ser usados de manera ofensiva para golpear.

La forma del scutum permitía las formaciones compactas de legionarios sobre todo el testudo o tortuga, en que se superponían los escudos de forma que diesen una mayor protección contra las armas arrojadizas. El tamaño estándar del scutum va desde el hombro del legionario hasta la parte superior de su rodilla, es decir 1 x 0,5 metros con unos 6 kg de peso. Este tamaño es eficiente y muy bien adaptado al modo de combate de la legión romana, otorgando no solo una cobertura formidable, sino que además resulta ideal para cubrir parte del cuerpo del compañero de fila en una formación cerrada, de la que los romanos eran muy partidarios.

Los siginifer, aquilifer y otros empleaban un escudo redondo llamado parma.

Armamento

Pilum. se siguen usando una pilum ligera y una pilum pesada, pero las versiones producidas durante el Imperio eran un poco más ligeras que las de la república.

Gladius: Espada gladius se sigue usando, pero en el II, se empieza a usar la spata, más larga y que posibilitaba la distancia con el enemigo y estaba diseñada para que en vez de ser principalmente un arma punzante fuese un arma de corte. Medía entre los 70 y 100  cm.

Pugio: se sigue usando este tipo de puñal, al principio tenía una anchura de 4 cm, con el tiempo se hizo más finos.

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Equipo del legionario romano en el 103 durante las Guerras Dacias

Prendas

La túnica. Era la principal vestimenta bajo la armadura de todos los soldados de la república y de comienzos de la era imperial. Normalmente, estaba hecha de lana, y los primeros diseños utilizados por los legionarios consistían en una simple tela rectangular cosida en los laterales y con huecos para los brazos. La parte superior simplemente se dejaba descosida. Más tarde fueron apareciendo túnicas más elaboradas a las que se les añadían mangas.

Los braccae. Eran pantalones que llegaban a media rodilla y fueron usados en climas más fríos. Eran de color marrón o pardo para los legionarios.

El subarmalis. Era una pieza que se coloca bajo la armadura para amortiguar su peso y los golpes durante el combate. Su uso no era obligatorio, su elaboración se deja a criterio de cada legionario. No obstante se aconsejaba utilizar fieltro forrado de lino, haciendo hincapié en necesidad de reforzar la parte de los hombros. Los oficiales llevaban flecos o pteruges que asoman por debajo de la cota sobre los hombros y alrededor de la cintura.

El focale. Era un pañuelo de unos 140 x 40 cm usado para proteger el cuello de las rozaduras causadas por el contacto constante con la armadura. Todos los de la legión eran del mismo color.

El sagun. Pieza de lana gruesa, cuadrada de 2 x 1,5 mts, aproximadamente, que sirve de abrigo. Se coge un doblez en la parte superior y se pone sobre los hombros cogiéndolo con una fíbula en la parte delantera. El doblez superior se pone sobre la cabeza en casa de frío extremo.

La paenula. Capa de lana tipo poncho con capucha hasta media pantorrilla. Impermeabilizada con lanolina o grasa para protegerse de la lluvia. Se abrocha con botones de madera o hueso.

El cingulum o balteus. Era un cinto servía para sujetar sus armas de filo, pugio y gladius y cumplir su función de cinturón.

Los udones. Eran calcetines de lana.

Los putee. Tiras de tejido que se enrollaban en las piernas desde el tobillo hasta la rodilla a modo de leguis.

Las caligae. Se siguió usando este tipo de sandalias, las legiones que estaban más al norte fueron sustituyéndose por botas.

Herramientas

La furca. Estaba compuesta por dos palos atados en cruz, de la que se colgaban otros elementos necesarios del legionario.

La sarcina. Era el macuto o mochila de cuero en el que transportaban los legionarios sus enseres.

La patella. Era un cuenco utilizado para beber, normalmente en un contexto ritual.

La vanga. Era una pequeña cantimplora para llevar aceite.

El securis. Era un hacha normal, para evitar cortes, cuando era transportada se cubría el filo con esa especie de capuchón de bronce.

La dolabra. Era un zapapico, compuesto de un hacha y pico, era sumamente versátil y, por supuesto, imprescindible para cavar los fosos que, cada vez que el ejército se detenía para acampar en territorio hostil, debía cavar y formar un talud con la tierra extraída. La parte del hacha también se protegía con un capuchón de bronce.

La pala. Era una herramienta transportada por los legionarios para la construcción de fortificaciones, zanjas, letrinas, etc. Cada legionario llevaba, o bien una pala para cavar, o un pico para horadar la tierra.

Los sudis o estacas. Los legionarios debían transportar a razón de dos unidades por cabeza, por lo que una legión transportaba al menos 12.000 de ellas. Con dichas estacas se podían además formar otra serie de obstáculos similares a los caballos de frisia o bien un pilum murale, que significa muralla de lanzas.

Guardia Pretoriana

En Roma existían las legiones urbanas, que estaban constituidas por soldados muy veteranos. Augusto las disolvió y creó en sustitución la Guardia Pretoriana. Esta era un cuerpo militar que servía de escolta y protección a los emperadores romanos. Antes de los emperadores, la escolta personal ya había sido usada por los líderes militares aún desde los días de la familia de los Escipiones alrededor del año 275 AC.  Los miembros de la Guardia Pretoriana estaban entre las más diestras y célebres fuerzas militares. Los soldados de las cohortes pretorianas recibían doble paga y gozaban de numerosos privilegios. Cada miembro, al abandonar la cohorte, recibía 20.000 sestercios después de 16 años de servicios.

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Guardias pretorianos de izquierda a derecha: Jonny Shumate, Giuseppe Rava, Peter Connolly y desconocido

Los pretorianos custodiaban al emperador en Roma y en sus desplazamientos, cuando el emperador estaba en camino se enviaba un destacamento por delante para despejar la ruta y atajar peligros potenciales. Actuaban además como guardia de honor en las distintas ceremonias oficiales; por ejemplo, las que festejaban la salida del emperador cuando iba a la guerra o regresaba victorioso, su aniversario o la recepción de embajadores. Asimismo, eran responsables del mantenimiento del orden en Roma, ayudaban al cuerpo de vigiles (bomberos) en la extinción de incendios, reprimían rebeliones e investigaban las conjuras contra el emperador. Durante los espectáculos públicos montaban guardia, e incluso podían participar en ellos; el emperador Claudio, por ejemplo, hizo que un grupo de jinetes pretorianos abatiera fieras africanas en el circo Máximo. También actuaron como fuerzas de combate.

El emperador Tiberio mandó construir un fuerte para los pretorianos en las cercanías de Roma, en el Viminal, al que se llamó Castra Praetoria y se inauguró en el año 23. Posteriormente, se amplió para dar cobijo a unas 12 cohortes completas de 1.000 hombres, unos 12.000 hombres en total. Estaba fuertemente fortificado y tras el inicio de la crisis del siglo III, el emperador Aureliano rodeó a Roma de sus impresionantes murallas, abarcando el Castra. Tiberio tenía el signo zodiacal del Scorpio y la Guardia Pretoriana adoptó el símbolo del escorpión como suyo.

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Cohorte pretoriana en el frente del Danubio en el 88 AC, a la derecha un equite singular augusto con un escudo exagonal y los escorpiones dibujados. Autor Angus McBride

En tiempos de Augusto cuando se creó la Guardia Pretoriana que estaba mandada por dos prefectos de pretorio, elegidos directamente por el Emperador y así contrarrestan el poder senatorial. Era un puesto vitalicio y muchas veces se reducían a una sola persona con todo el poder, con las implicaciones políticas que eso conllevaba. Tenía la misma articulación y efectivos de una legión de la época es decir 10 cohortes de 480 hombres, su numeración iba de la XI a la XX, en un principio solamente tres cohortes fueron acantonadas en Roma, mientras que el resto se repartió por la península Italiana.

Cada pretoriano cobraba anualmente 3.000 sestercios frente a los 900 de un legionario normal. El aspirante típico a pretoriano era un voluntario civil, de entre 17 y 20 años, con una excelente forma física y una altura mínima de 1,75 metros, aunque también eran necesarias una buena carta de recomendación. Al ingresar se le hacía un reconocimiento y se comprobaba que era ciudadano romano. En los dos primeros siglos, los reclutas procedían principalmente de la parte central y septentrional de la península itálica y de Hispania, Macedonia y Nórico (territorio entre Austria y Alemania). En el siglo III, tras la reforma de Septimio Severo, los pretorianos no procedían ya de la vida civil, sino que eran soldados pertenecientes a las legiones acantonadas en las fronteras del Imperio, principalmente del Danubio. Pasó a convertirse en un premio o beneficium (favor) que este otorgaba a los mejores soldados de las legiones de todo el Imperio, con una antigüedad en el servicio no inferior a cuatro o cinco años, como máxima condecoración a la que podían aspirar, pasando al grueso de los pretorianos.

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Guardia pretoriana en tiempos de Domiciano (81-96): izquierda optio y guardia con paenula o poncho corto, derecha signifer y cornicen de la tercera cohorte, ambos llevan una cabeza de león sobre el yelmo. Autor Richard Hook

Nerón bajó a 9 cohortes cuando renovó las legiones y el emperador Claudio elevó a 12 cohortes con unos 6.000 efectivos. En el convulso año 69 (el de los 4 emperadores), Vitelio tras su llegada de Germania, elevó la Guardia a 16 cohortes de 1.000 soldados reclutados entre los legionarios y auxiliares de su propio ejército. Pero los pretorianos despedidos se convirtieron en la espina dorsal del ejército de un nuevo pretendiente al trono, llamado Tito Flavio Vespasiano. Que cuando derrotó a Vitelio en la batalla de Bedriacum disolvió las fuerzas de Vitelio y volvió a 9 las cohortes praetorianas, su sucesor Tito las aumentó a 10, pero con 10.000 efectivos, cuya composición se mantendría prácticamente hasta su disolución.

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Guardia pretoriana combatiendo. No llevan el scutum semiesférico. Autor Peter Dennis

Hacia el año 284, bajo el gobierno de Diocleciano, la Guardia Pretoriana fue sustituida por dos nuevos cuerpos militares. Por un lado, estaban los jovianos en honor al Dios Júpiter. Y, por otro lado, estaban los herculianos en honor a Hércules. Como anteriormente hiciesen los pretorianos, estos dos nuevas escoltas imperiales hicieron las mismas funciones para cada uno de los coemperadores. A su muerte en el 305 se disolvieron y volvieron a la Guardia Pretoriana.

Finalmente, la Guardia Pretoriana vio su completa desaparición bajo el gobierno de Constantino, que tras la batalla del Puente Milvio en el 312 ordenó demoler la Castra Praetoria y sus miembros fueron enviados a las diferentes fronteras del Imperio.

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Últimos pretorianos. Un tribuno pretoriano da órdenes a un guardia, bajo la mirada del emperador Majencio a finales de octubre del año 312. Majencio se prepara para cruzar el río Tíber con sus tropas para hacer frente a su rival Constantino. Para ello, construyó un puente de pontones paralelo al estrecho puente de Milvio sobre el Tiber. Transcurridos unos días, él y sus pretorianos se retiraron en desorden por el puente de pontones, y se ahogaron al hundirse el puente. Tras la derrota, Constantino disolvió a los pretorianos. Autor Richard Hook

Disponían de cuatro uniformes según el servicio a desempeñar: el uniforme civil (con toga de ciudadano para los servicios en el palatino y en el exterior del Senado, con la espada oculta bajo la toga y sin coraza); el uniforme de parada (utilizado cuando acompañaban al emperador en algún evento y por ello portando solo una daga ceremonial); el uniforme de servicio (compuesto por una túnica y el gladius); y el uniforme de combate (con armadura, escudo, armas, etc.). En el »pomerium» (dentro de los límites de la ciudad) llevaban el uniforme de servicio con túnicas, las caligulae y una gladius. Su uniforme de campaña era similar al de un legionario salvo por los símbolos empleados, por el scutum tipo republicano y por la famosa túnica escarlata. En ceremonias usaban otro tipo de vestimentas más ricas y adornadas, siempre presentes la túnica escarlata. Como distintivo tenían el escorpión, su yelmo solían llevar un penacho y su capa era más corta, de color rojo que llegaba hasta las rodillas.

Caballería legionaria (Equites legionis)

Era una unidad romana adscrita a la legión, es decir legionarios a caballo, estaba compuesta por 4 turmas numeradas de la I a la IV. Cada turma de 32 jinetes, en total 130 hombres, aunque al final del Imperio llegó a alcanzar los 760.

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Turma de caballería en el Imperio

La turma era mandada por un decurión, como segundo jefe tenía un duplicarius, (soldado de doble paga), uno de los jinetes era el tercero en el mando y se denominaba sexquiplicarius (soldado de paga y un sexto). Su reclutamiento era entre los propios legionarios, eligiendo a los más diestros y cumplían funciones de mensajeros, escolta o reconocimiento. Su equipo era igual al de los auxiliares, pero su escudo llevaba pintado los rayos que representaban al dios Júpiter.

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Jinete legionario romano o eques legionis año 40-100. El de la izquierda lleva un yelmo decorado tipo Njimegen (Holanda) y en el escudo oval lleva el rayo. El de la derecha lleva un yelmo tipo galea. Autor Peter Nuyten
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Equipo de un équite legionis: (1) lituus; (2) Clípeo; (3) cabezada y riendas del caballo; (4) silla de montar de antenas; (5) lanza o contus ; (6) lorica hamata; (7) pantalones o braccae; (8) yelmo, (9) yelmo draconarius; (10) pañuelo o focale; (11) Spatha; (12) botas; (13) espuela; (14) draco.

Equites singulares

Eran los cuerpos de caballería que hacían las funciones de escolta de emperadores y gobernadores provinciales; los que protegían al emperador se denominaban equites singulares más el nombre del emperador (equites singulares Augusti), y eran el equivalente a la guardia pretoriana. Sus jinetes eran elegidos por su valor, destreza e integridad de entre los que servían en las unidades auxiliares del ejército romano, alas y cohortes equitatas. Su núcleo inicial fueron soldados de caballería bátavos germanos. En la Columna de Trajano (113), los estandartes de la unidad aparecen mostrando el mismo motivo que las legiones romanas, el rayo y el trueno.

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Equites singulari augusti durante la primera guerra Dacia (101-102). (1) jinete con lorica squamata (escamas) y yelmo tipo Xanten (Holanda); (2) decurión con lorica squamata dorada, y pecho petral del caballo adornado; (3) jinete con lorica hamata (anillas). Autor Richard Hook

El regimiento imperial fue reconstituido a finales del siglo I en la forma de un ala bajo el mando de un tribuno militar, con base en un campamento en la colina del Celio.

Inicialmente, contaba con 720 soldados de caballería, divididos en 24 turmas, o escuadrones, de 32 hombres cada uno. Los números se incrementaron hasta alrededor de 1.000 soldados durante el reinado de Adriano (117-38) y el regimiento fue expandido hasta los 2.000 soldados a comienzos del siglo III por el emperador Septimio Severo (197-211), quien construyó para ellos un nuevo acuartelamiento, localizado debajo de la Archibasílica de San Juan de Letrán. A partir de 313 Constantino I demolió el cuartel y el palacio para construir en su lugar la basílica de San Juan de Letrán. Las excavaciones recientes realizadas en el subsuelo de esta basílica han revelado estancias y estructuras pertenecientes al cuartel y algunas muestras interesantes de decoración mural del palacio. Se conservan algunos restos de un supuesto cementerio de los equites singulares en un lugar cerca de Roma.

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Equites singulari augusti durante las guerras Dacias (105-106). 1 Vexilario o portaestandarte (vexilum), 2 Optio se distingue por las plumas, 3 jinete, llevan un escudo exagonal con el distintivo del escorpión, signo del zodiaco de Tiberio. Autor Richard Hook.
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Equites singulares Augusti durante el periodo de Trajano. Autor Giorgio Albertini

 Armas y equipamiento de la caballería

El equipamiento de la caballería era muy similar a la de la infantería romana, aunque con algunas diferencias que se matizan a continuación.

La galea o casco. Los cascos de la caballería romana solían ser de hierro, con decoraciones de bronce, algunas de estas decoraciones imitaban el cabello. Se han encontrado varios ejemplares muy elaborados, que cubren casi toda la cabeza, dejando al descubierto sólo los ojos, la nariz y la boca. El cubrenucas era más corto que el de infantería, dado que al caerse del caballo, podía fracturarle el cuello.

La loricas o coraza. Se siguieron empleando la de cota de malla o lorica hamata, posteriormente usó la lorica de escamas o squamata en los catafractos y clibanarios. Por lo general era corta y solamente llegaba hasta las caderas, abriéndose por las mismas para permitir montar a caballo y evitar posibles enganches en la silla de montar. En lo alto de la espalda tenía dos capas, que se sujetaban a los hombros mediante un par de placas sujetas con ganchos al pecho. Las escamas de las armaduras romanas se unían con alambres y tiras de cuero antes de coserlas a una prenda de tela.

La espada o spatha. La caballería romana siguió utilizando la espada larga de origen celta o spatha, que llevaban colgada del cinturón o de una bandolera que pasaba sobre el hombro izquierdo. La hoja de estas espadas podía medir de 65 a 80 cm.

Lanzas y jabalinas. Siguen llevando la lanza de acometida o contus. Según el historiador judío Josefo, la caballería romana en Siria llevaba una lanza muy pesada y una aljaba con tres o cuatro jabalinas.

El escudo o clipeus. Era un escudo plano de forma ovalada u exagonal, más ligero y manejable que el scutum de la infantería. Estaban fabricados con tres capas de madera de abedul unidas con pegamento, las capas se colocaban transversalmente para evitar deformaciones y darle mayor resistencia, en el centro iba provisto de un umbro que protegía la mano al empuñar la manija. Tenía adornos de bronce y medía 1,18 m de largo y 55 cm de ancho. Al final del imperio se volvió al escudo redondo. El escudo durante la marcha, iba colgado en la espalda.

Prendas. Los jinetes romanos emplean un pantalón que les llega a las pantorrillas, al final del imperio evoluciona hasta llegar a los tobillos. Siguen llevando las sandalias o caligae, haciendo uso de calcetines de lana o udones, si el clima lo requería. Al final se usaron botas denominadas calceus. También usaban acicates o espuelas.

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Equipo de un jinete auxiliar durante las guerras Dacias: (1) Jinete con caballo; (2) escudo oval o clipeus; (3) yelmos, 3a de hierro siglo I encontrado en Bélgica, (3b) con penacho correspondiente a un decurión, (3c) casco de bronce encontrado en Alemania, (3d) de hierro con refuerzos de bronce siglo II; (4a) mallas, (4b) escamas; (5) puntas de lanza; (6) espatha con su tahalí; (7) caligae con espuela. Autor Adam Hook

Equipo del caballo

Los caballos romanos tenían una alzada media de 145 cm. Los arreos no difieren mucho de los actuales, la cabezada llevaba ahogadero y muserola. Usaban indistintamente filete o bocado. En cuanto a la montura se adoptó la llamada montura de cuernos. Los dos traseros, verticales, sujetan las nalgas, mientras que los delanteros, inclinados hacia los lados, encajan bajo ellos los muslos del jinete, que posiblemente fuera copiada a los partos durante las campañas contra ellos. Bajo la silla se colocaba una manta o tapetum, para proteger el dorso de roces. La montura iba sujeta al caballo mediante una cincha, y para que no se desplazase, llevaban pecho petral y baticola. Los arneses iban unidos con piezas de bronce.

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Equipamiento de un caballo romano

Instrucción de los jinetes

Toda la información sobre la instrucción de un jinete proviene de Arriano que en el siglo III escribió un manual. Primero realizaban la instrucción como un legionario normal, y cuando realizaban los ejercicios de equitación elegían a los más diestros. Los auxiliares eran ya elegidos entre los pueblos jinetes.

El primer paso era la instrucción en el potro de madera, que tenía más o menos la misma altura de un caballo y donde aprendían a montar y desmontar sin equipo desde todos los ángulos, después montaban y desmontaban con el equipo completo, y también cogían la postura de montar. Cuando los hacían con soltura, empezaban los ejercicios con el caballo, primero montar y desmontar y luego a trotar y cabalgar sin equipo y luego con el equipo completo. Se les obligaba a saltar zanjas y parapetos, así como subir y bajar colinas.

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Instrucción de jinetes romanos. A la Izquierda instrucción de un jinete sobre un potro de madera, autor Peter Connlly. A la derecha jinete legionario romano o équite legionis con equipo completo, autor PabloOuteiral

La mayor parte de la instrucción tenía lugar en campo abierto llamado hípica, donde aprendían a montar con el equipo completo y a manejar sus armas. Había una plataforma elevada llamada tribunal desde donde los oficiales podían seguir la instrucción. El suelo era llano y blando para evitar lesiones tanto al caballo como al jinete.

Después empezaban con el manejo de armas desde el caballo, para ello aprendían a arrojar jabalinas de madera contra un poste, a embestir con la lanza contra un poste de madera y a manejar su spatha, incluso para atacar a un enemigo caído.

Cuando el jinete estaba instruido comenzaba la instrucción de unidad, aprendían a realizar marchas a caballo, las distintas formaciones y evoluciones y finalmente falsa batalla con armas de madera entre unidades.

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Formaciones de caballería romana: Cuneo o cuña y testudo. (D) decurión, (S) portaestandarte y (C) Calón o sirviente.

Los más expertos participaban en la hippika gymnasia, que eran juegos de caballería, con espectaculares exhibiciones públicas de habilidad, de los jinetes del ejército romano. Para estos acontecimientos, tanto caballos como jinetes iban equipados con equipos muy decorados para la ocasión. Durante la hippika gymnasia los diferentes pueblos de donde procedían los jinetes exhibían sus destrezas hípicas: Dos unidades solían enfrentarse, alternándose en defensa y ataque, combatiendo con armas de prácticas sin puntas.

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Hippika Gymnasia siglo II. Los jinetes de la caballería romana realizando ejercicios de exhibición en el siglo II

Un ejemplo es el «círculo cántabro«, en el que los jinetes de la unidad atacante, describe un círculo cada jinete se iba turnando para lanzar su jabalina, manteniendo una lluvia constante de proyectiles sobre el enemigo, mientras que el equipo defensor adopta un testudo de caballería.

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Círculo cántabro siglo II. Durante un ejercicio de Hippika Gymnasia, un equipo está esperando en formación testudo o tortuga, mientras que el otro describe un círculo lanzando jabalinas. Se aprecia el estandarte o drago, la careta de cuero (chamfrom) para protección de los caballos, y el yelmo tipo Ribchester (Inglaterra) con protección facial. Autor Peter Connolly

Tropas auxiliares o auxilia

Las tropas auxiliares del ejército romano o auxilia se reclutaban mediante alistamiento voluntario y eran organizadas en unidades de infantería o cohortes y de caballería o alas.

Originariamente, la conscripción de las correspondientes unidades se hacía con reclutas procedentes del mismo grupo étnico; de ahí los nombres que estas tropas llevaban: astures, tracios, tóngrios, sirios, rétios, etc. De este modo, al tratarse de pueblos con tradición de actividades guerreras, y en no pocas ocasiones de reciente sometimiento, se sustraía al grupo de elementos jóvenes más activos en disposición de luchar, trasladados a frentes muy alejados de sus hogares.

El reclutamiento era muy parecido al de los legionarios, se realizaba entre las personas no ciudadanas del Imperio llamados peregrini, y que tenían unas habilidades especiales que interesaban al ejército romano. Los oficiales de reclutamiento les reunían en unas zonas asignadas, donde se les hacía un reconocimiento o probatio, y también tenían que demostrar sus cualidades como jinetes, arqueros, honderos, etc. Los seleccionados pasaban a ser reclutas o tiros se les daba el viaticum o dinero para el viaje para que se incorporasen a su unidad.

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Infantería auxiliar romana, se puede ver honderos delante y arqueros detrás. Autor Aleksander Averyanov.

Para completar los huecos que se producían paulatinamente en la unidad, no se siguió manteniendo, sin embargo, el principio étnico: se recurría para ello a reclutas de otra procedencia, generalmente de las regiones cercanas al lugar de estacionamiento de la tropa. Con ello, al cabo de los años, perdía la unidad su carácter nacional, y solo el nombre recordaba la procedencia de origen.

Al parecer, los regimientos auxiliares contaron también con la contratación de ciudadanos romanos; probablemente hijos de veteranos de este cuerpo que decidían seguir los pasos de sus padres. Estos descendientes de veteranos se alistaban en la auxilia con el objetivo de medrar en una unidad en la que era mucho más fácil ascender que en las legiones. Tanto es así, que algunos legionarios solicitaban el traslado de las legiones a la auxilia.

Los cuerpos auxiliares se convirtieron en un elemento muy importante de romanización, no solo como consecuencia del efecto que tenía sobre las provincias de las más apartadas regiones del Imperio durante un servicio de 25 años bajo mandos y organización romanos; sino porque el licenciamiento regular (honesta missio) entrañaba la concesión de la ciudadanía romana. Este privilegio no sabemos si fue establecido por Augusto; en todo caso, a mitad del siglo I los veteranos auxiliares gozaban del derecho de ciudadanía, que les era reconocido expresamente en un documento especial, el diploma militar o certificado de licenciamiento.

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Auxiliares romanos siglo I. Izquierda: legionario, infante y jinete auxiliar. Derecha: jinetes auxiliares. Autor Nicholas Subkov

Aunque el servicio de los auxiliares era más prolongado que el legionario y la paga menor, las condiciones y, sobre todo, la posibilidad de adquirir la ciudadanía romana era suficientemente atrayente para los provinciales. Las unidades auxiliares, adscritas en un principio a las legiones, fueron a lo largo del tiempo independizándose, incluso con el establecimiento en cuarteles propios, y aproximaron sus tareas y objetivos a los de las tropas legionarias.

Es también obra de Augusto la creación de una flota de guerra permanente, que puso colofón a la tradicional falta de interés de la República por el control del mar. Aunque se había visto obligada a librar sus batallas más decisivas y del que dependía, en gran medida, la economía. No fue, sin embargo, un proyecto de gran alcance: Augusto organizó dos bases navales en Italia, destinadas a ser durante siglos los cuarteles generales de las dos mayores flotas romanas: Miseno, en la bahía de Nápoles y Rávena, en la desembocadura del Po.

La caballería auxiliar romana

La procedencia de los jinetes auxiliares eran en su mayoría galos, que tenían fama de ser buenos jinetes, su proporción llegó a ser del 44,5% de los jinetes mientras que los hispanos llegaron al 15% durante el periodo Flavio (69 – 96). En cuanto a la proporción de auxiliares dentro del ejército en tiempos de Augusto el ejército romano tenía 300.000 efectivos de los cuales 30.000 eran jinetes, que suponían el 10% de la fuerza. En el año 130 el ejército romano disponía de 377.728 efectivos, de los cuales había 28 legiones con 154.000 efectivos, 293 cohortes auxiliares con 152.260 efectivos y 71.468 jinetes, es decir casi un 20%, y la infantería auxiliar 40%.

La caballería auxiliar romana estaba organizada en 2 tipos diferentes de unidades.

  • Alas formadas exclusivamente por jinetes. Las había de dos tipos la quingenaria formada por 16 turmas (512 jinetes o eques) y la milliaria con 24 turmas (768 jinetes o eques).
  • Cohortes equitatas. Unidad mixta de infantería ligera y caballería (en proporción de 3 a 1). Estas unidades podían ser quingenarias o milliarias. Se llamaba pedes a los soldados rasos de una cohorte, que cobraban 188 denarios; los eques o jinetes de las cohortes equitatas cobraban 225 denarios y los gregalis a los jinetes de las alas que cobraban 265.

Ala quingenaria

Estaba dividida en 16 turmas (16 x 32 = 512). El ala tenía su propio portaestandarte o vexillarius, que llevaba una bandera o vexilum con el nombre del ala. A su mando estaba un prefecto de ala (praefectus alae) procedente de la orden ecuestre, la clase media alta de Roma, pero esto no sucedió hasta el final del siglo primero, ya que hasta entonces el comandante era un no-romano del pueblo al que perteneciera el ala.

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Ala auxiliar año 61. Legionario romano de la legión XIV, jinetes auxiliares y arquero sirio. Autor Chris Collingwood

A comienzos del Imperio, las alas estaban adscritas a una legión, pero a lo largo del siglo I fueron asentadas en campamentos independientes o castellum alae en los diferentes límites del territorio romano. Estos campamentos, de forma rectangular y de entre 1,9 y 2,5 ha de superficie, tenían en su centro los principia o cuartel general, donde se custodiaban los emblemas de la unidad y la caja común; y a partir de ahí se encontraban el pretorium o residencia del prefecto de ala, los horrea o almacenes, los barracones, mixtos con establos, y algunos establos independientes y, a veces, un valetudinarium u hospital.

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Castelum de caballería en Chester (Inglaterra). Se aprecia los boxes de 4 caballos, detrás el alojamiento de la tropa y encima los almacenes.

A continuación de los edificios estaba el intervallum, y después el vallum o muralla, precedido por un foso sencillo o doble, con cuatro puertas, de las cuales las portae principalis solían ser de doble vano.

En el exterior, solía existir una instalación termal y un terreno despejado amplio para el entrenamiento. Cerca de cada castellum había normalmente un establecimiento civil o cannabae, y más lejos, los prados o prata, terrenos en los que hacer pastar a los caballos y un terreno para hacer ejercicios.

Las alas hispanas fueron: la I Hispanorum, la II Hispanorum, la II Flavia Hispanorum, Ala I Hispanorum Arevacorum, la II Hispanorum et Arevacorum, la I Hispanorum Asturu, la I Hispanorum Auriana, la I Hispanorum Campagonum, la Hispanorum Vettonum, la Hispanorum Vettonum civium Romanarum.

Ala milenaria

Estaba dividida en 24 turmas (24 x 32 = 768), era más rara que la quingenaria, estaba mandada por un un prefecto de ala (prefectus alae), que era el grado más alto que se podía alcanzar en una unidad auxiliar. En el siglo II había 90 quingenarias y solo 10 milenarias.

Cohorte equitata quingenaria

Constaba en total de 6 centurias (6 x 80 = 480) soldados de infantería o pedes y 4 turmas (4 x 32 = 128) jinetes o eques. En total unos 610 hombres. Estaba mandada por un prefecto de cohorte (prefectus cohortis) y como segundo jefe un oficial equestre.

Al estar orgánicamente integradas en la misma unidad caballería e infantería, ambos tipos de soldados aprendían a luchar como armas combinadas.

Las cohortes equitatas quingenarias hispanas fueron: la I Hispanorum, la II Hispanorum scutata Cyrenaica, la II Hispanorum Pia Felix.

Los campamentos de estas cohortes o castellum cohortis equitatae, eran una combinación de los de las alae y cohortes peditatae. Tenían forma rectangular con cuatro puertas, un cuartel general o principia en el centro, con los horrea o almacenes y el pretorium o residencia del prefecto a los lados, y con seis barracones para la infantería y otros cuatro barracones con establos para la caballería, con una extensión de entre 1,5 y 2 ha. En las cercanías del castellum cohortis se creaba una plaza de armas en la que pudieran realizarse ejercicios de entrenamiento con los caballos, y también corrales más amplios que los establos del castellum en los que permitir pastar y mover libremente a los caballos y mulas.

Cohorte equitata milliaria

Bajo Domiciano empezaron a reclutarse las cohortes equitatas milliarias, constaban de 10 centurias (10 x 8 = 800) soldados de infantería o pedes y 8 turmas (8 x 32 = 256) jinetes o eques. En total 1.060 hombres. Estaba mandada por un tribuno de cohorte (tribunus cohortis) y como segundo jefe un oficial equestre.

Las cohortes equitatas milliarias hispanas fueron: la I Hispanorum, la I Flavia Hispanorum, I Hispanorum veterana equitata, y la II Hispanorum civium.

 caballería auxiliar en tiempos de Trajano había 22 alas con un total de unos 17.000 hombres, mientras que la infantería auxiliar eran 70 cohortes unos 35.000 hombres.

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Cohorte equitata (mixta) mediados siglo II, se ve a 2 jinetes o eques y cuatro infantes o pedes. Autor Ronald Embleton

Tipos de tropas de caballería

  • Conttarii: Fueron creados bajo el mandato del emperador Trajano. Probablemente fue creada para hacer frente a la caballería de los pueblos Sármatas. Estos llevaban una lanza pesada (contus) que había sido desarrollada por los sármatas.
  • Cataphractii: Eran caballería pesada completamente protegida de los pies a la cabeza, este tipo fue desarrolla por las civilizaciones del este para hacer frente a las flechas. Estas tropas aparecieron en Roma probablemente bajo el gobierno de Adriano (117-138). Fueron principalmente sármatas roxolanos.
  • Sagittarii: Estas arqueros a caballo fueron reclutados de Creta, Numidia (Argelia), Tracia (Bulgaria y oeste de Turquía), y Siria.
  • Caballería ligera. Eran más móviles que los cataphractii y harían uso de lanzas, jabalinas y espadas. Procedían de Numidia, Asturias, Germania, etc.
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Catafracto romano siglo III y sagitario siglo IV

Cabe destacar la caballería española al servicio de Roma, Arriano habla de Cantabricus Impetus, que mereció los elogios de Adriano en su arenga a los componentes de la Cohors II Hispanorum Equitata, acampados en Numidia.

Arriano nos describe el ejercicio que realizaban entre los escuadrones armados de jabalinas sin la punta de hierro. Ambas unidades avanzaban en hilera en dirección contraria, unos a la izquierda y otros a la derecha del campo preparado para el enfrentamiento describiendo cada una un círculo, lanzando la jabalina al centro del jinete que presenta su escudo al cruzarse. Las reglas impedían disparar a los que venían de frente o de espalda. Este tipo de ejercicio estimula el lanzamiento de jabalinas, así como la protección del que la recibe, mientras se ejercita la equitación.

La aplicación práctica en combate real era que estos escuadrones se acercaban a galope a la formación enemiga, girando a la derecha presentando su escudo y lanzar jabalinas con brea encendida al centro de los escudos para incendiarlos. Con varias pasadas conseguían que la infantería propia, al llegar al cuerpo a cuerpo, las primeras filas enemigas se encontrasen sin protección y desorganizadas.

Reformas en el Imperio Alto

Adriano (117 – 138)

En la época del emperador Adriano la proporción de italianos en las legiones había caído hasta tan sólo el 1% y se había vuelto habitual completar los destacamentos de legionarios mediante las levas locales.  La mayoría de las tropas de las legiones a comienzos del siglo III procedían de la provincia relativamente romanizada (aunque no italiana) de Iliria.

Parece que la disciplina en las legiones se flexibilizó. Sin embargo, los bárbaros eran más feroces y tenían mayor estatura que los italianos.

Adriano se añadió un nuevo tipo de unidad a las legiones y a la auxilia, y que sería conocida como numerii. Estaba formada por cuerpos de unos 300 soldados irregulares, y eran reclutados de las provincias subyugadas, así como de los ciudadanos de los reinos aliados o de más allá de los límites fronterizos del estado. Estaban menos equipadas y menos romanizadas que las tropas auxiliares, con un »pronunciado carácter nacional», incluyendo las vestimentas nativas, sus propias armas y equipos, y sus propios gritos de guerra. La introducción de los numerii fue la respuesta a la necesidad de tropas baratas, que fuesen al mismo tiempo fieras y con una fuerza equilibrada de caballería e infantería ligera. Estaban, por tanto, mucho menos armadas y menos entrenadas que los auxilia o que las legiones, aunque también se utilizaron algunas tropas irregulares nativas de élite.

Marco Aurelio (161 – 180)

El emperador filosofo que no le gustaba la guerra, tenía 28 legiones que estaban estacionadas en las fronteras del imperio romano, eran tropas profesionales y como tales recibían un sueldo.

Mandó una embajada a China. La confusión se produce porque Marco Aurelio tomó como nombres adicionales los de su predecesor, en señal de respeto. De este modo, la historia china se refiere al emperador como «An Tun» (Antonino). La misión alcanzó la capital china Luoyang en 166, y fue recibida por el Emperador Huan, de la dinastía Han. En China se han encontrado monedas romanas con la efigie del emperador Marco Aurelio.

El problema respecto a cualquier campaña que los romanos emprendieran, era que para reunir un ejército de campaña no se reclutaban tropas nuevas; sino que se enviaban legiones desde puntos en los que no hubiera conflictos, y también se procedía a reforzarlas con unidades auxiliares y vexillationes (destacamentos) de otras legiones romanas.

Esto como sucedió en otras campañas, no representaba en teoría inconveniente para la seguridad de las fronteras romanas, pero en esa ocasión fallaron los cálculos. Estando en guerra con los partos, aprovechándose de la debilidad de las limes; los guerreros bárbaros integrados por las tribus de los hermunduros, marcomanos, cuados, naristos y victumalos atacaron en la frontera del Danubio, en Brigetio (Pannonia), donde la debilitada I legión Adiutrix tenía su sede, llegando hasta las costas del Adriático desde el Rin y hasta Atenas desde el Danubio.

Los romanos afortunadamente rechazaron a los bárbaros en sus acometidas, pero los bárbaros se dieron cuenta de la debilidad romana en las fronteras.

Septimio Severo (193 – 211)

Llegó a contar 300.000 hombres en 33 legiones, aumentó la paga de los soldados; pero la compra y mantenimiento del equipo y suministros pasó de nuevo a ser responsabilidad de los soldados. Mejoró el suministro de víveres y permitió a los militares vivir fuera de los campamentos casarse y tener hijos (antes no se permitía dormir fuera del campamento, Claudio reformó el sistema a fin de permitir a los soldados salir del campamento cuando no estuvieran de servicio; sin embargo, no tenían derecho a casarse o reconocer a sus hijos hasta concluir su tiempo en filas).

Creó una reserva a su disposición en Roma con los pretorianos (10.000) y la legión II Partica que quedó estacionada en Albano (cerca de Roma), dobló el número de los équites singulares, la escolta imperial a caballo, hasta 2.000 hombres.

Caracala (211 – 217)

Dada la dificultad para reclutar soldados para las legiones, decretó que todos los hombres libres del imperio eran ciudadanos romanos, pero persistió la división entre legiones y auxiliares. También excluyó a los senadores de los altos cargos militares que fueron sustituidos por militares profesionales. Así como la creación de columnas móviles y ligeras que acudiesen a puntos atacados por el enemigo bajo las órdenes del Emperador o legados fieles.

En esta época los numerarii fueron absorbidos por las legiones.

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2017-12-29. Última modificacion 2024-03-06.
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Comentarios:

  1. Daniel dijo el 2019/06/21 a las 7:08 pm

    ej.- COH IV PRAET, LEG XX VV, COH V AST-. ¿Ahí se da como ejemplo dos veces la cohorte no? Para la Centuria no se usa «CENT»? por ejemplo: – COH IV PRAET, LEG XX VV, CENT V AST-

  2. Raúl dijo el 2019/07/31 a las 5:01 pm

    He disfrutado de una lectura fácil, amena y pedagógica.

  3. ROMULO dijo el 2019/10/29 a las 3:16 pm

    Podrían añadir datos de la flota romana

  4. Arre Caballo dijo el 2019/11/24 a las 8:09 pm

    No disponemos de muchos datos de la flota romana, inténtelo en páginas especializadas en marina de guerra.

    Un saludo!

  5. Kimosawi59 dijo el 2020/07/08 a las 1:37 am

    Hola, sobre los auxiliares germánicos 1st Centuria AD, podrías compartir alguna imágen. Gracias.

    1. arre caballo dijo el 2020/07/08 a las 7:18 pm

      Las que dispongo y he identificado, están en los capítulos.

  6. maikel j. fox dijo el 2021/09/29 a las 2:09 pm

    muy interesante, muy bien echa, sobresaliente el trabajo de divulgacion, extraordinario os felicito

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