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Nerón (54-68)
En los últimos años, Nerón había ido eliminando a los últimos descendientes de Augusto a los que veía como directos rivales. Lejos de ganar con ello seguridad y dado que carecía de heredero, el resultado fue el contrario, ya que entonces cobraba fuerza la opción de un emperador no perteneciente a la dinastía de Augusto, con lo cual el número de rivales a vigilar se incrementó. Los temores de Nerón aumentaron e inició una campaña de eliminación de conspiradores reales o imaginados.
Cayo Julio Vindex era un senador descendiente de la antigua realeza aquitana que ejercía el cargo de gobernador de la provincia de Gallia Lugdunensis. Insatisfecho con Nerón al que veía como un payaso y preocupado por la gran carga fiscal que soportaba su provincia y en general todo el Imperio, se dedicó a contactar con otros gobernadores de cara a expulsar a Nerón del trono (alguno de ellos llegó a denunciarlo). Vindex reunió a sus conciudadanos y declaró que ya no le debía lealtad a Nerón, enumerando sus crímenes, agravios y denunciando sus «bufonadas artísticas».
El guante lanzado por la rebelión de Vindex fue recogido por el gobernador de la Hispania Tarraconensis, Servio Sulpicio Galba, que se rebeló en abril del 68 recibiendo el apoyo de Vindex como hombre idóneo para reemplazar a Nerón. Galba contaba con una legión la VI Victrix y reclutó otra nueva la VII. Contaba con el apoyo del gobernador de la Lusitania (Otón) y la oposición de la Betica cuyo gobernador fue ejecutado y reemplazado por un hombre leal a Galba. Tras solucionar su retaguardia, Galba se dispuso a marchar sobre Roma.
Otro en rebelarse fue el legado de la III Augusta en el norte de África (Africa Proconsularis), Lucio Clodio Macer, que expulsó al gobernador de la provincia e interrumpió el envío de grano a Roma. Macer no apoyaba a Galba y es posible que se viera a sí mismo como un candidato alternativo a suceder a Nerón.
Vindex había reunido una milicia provincial de 20.000 hombres en la Galia y procedió a asediar la importante ciudad de Londinium (Londres) que permanecía fiel a Nerón. El asedio se interrumpió cuando le llegaron noticias de que el comandante de las legiones de la Germania Superior, Lucio Verginio Rufo, marchaba con sus fuerzas hacia la Galia. Vindex acudió a su encuentro, posiblemente había tenido contactos con él y tenía esperanzas de que se uniera a la rebelión; de hecho Rufo no parecía seguir órdenes directas de Nerón.
Batalla de Vesontio (69)
Lo que sucedió a continuación no está claro: puede que Rufo fuera leal a Nerón, puede que aspirara él mismo a ser emperador o incluso algunos creen que la situación se les fue de las manos y ambos ejércitos empezaron a combatir sin órdenes y por su cuenta y riesgo. El caso es que en la batalla de Vesontio (actual Besançon), las legiones del Rin aniquilaron a las milicias de Vindex haciendo valer su mayor número, mejor equipo y superior entrenamiento. Vindex se vio obligado a suicidarse.
Galba
Servio Sulpicio Galba al enterrarse de la muerte de Vindex se retiró a Clunia y se planteó también el suicidio. Afortunadamente para él, Nerón había perdido los nervios, y se disponía a huir a Egipto y había abandonado las riendas del gobierno. Viendo la situación, el comandante de los pretorianos, Ninfidio Sabino, convenció a sus hombres (con ayuda de la promesa de un jugoso «donativo») de que Nerón estaba acabado y rompieron su juramento de lealtad. El Senado que declaró enemigo público a Nerón y nombró en su lugar a Galba (entre el 8 y el 11 de junio del 68). Nerón se suicidó, al ser descubierto en su huida.
Galba padecía un irracional miedo a las conspiraciones y mandó ejecutar a muchos senadores y équites, sin pruebas. El descontento en el ejército se mantenía. Después de su salvadora llegada a Roma, Galba rechazó pagar los estipendios que prometió a los soldados que le apoyaron.
La crisis estalló el 1 de enero del 69. Las legiones de la Germanía Superior se negaron a tomar el juramento anual de lealtad a Galba, a pesar de los intentos de su nuevo comandante, Hordeonio Flacco. Las antiguas legiones de Rufo estaban molestas porque se sentían injustamente castigadas por haber acabado con Vindex, que desde su punto de vista había sido un «galo revoltoso». Sólo les quedaba encontrar un nuevo emperador al que apoyar y lo iban a encontrar en el comandante de las legiones de la Germanía Inferior, Aulo Vitelio Germánico.
La rebelión de Vitelio es un tanto sorprendente, ya que apenas llevaba un mes en su puesto y había sido nombrado directamente por Galba. Se especula que sospechaba que el entorno de Galba estaba pensando acusarle de corrupción en un cargo anterior y librase de él. Quien convenció a Vitelio de rebelarse fue uno de sus legados, Fabio Valente. Este había hecho grandes esfuerzos en conseguir el apoyo de las legiones de la Inferior para Galba e incluso había ejecutado al antecesor de Vitelio bajo la sospecha de traición; sin embargo, no había recibido ninguna recompensa por lo que probablemente decidió buscarse otro emperador que valorara mejor sus iniciativas.
Galba sospechaba que parte de su inestabilidad se debía a la actuación y enorme poder acumulado por varias personas de su entorno, entre las que destacaba Marco Salvio Otón que se postulaba claramente a ser nombrado heredero. La reacción de Galba fue presentar el 10 de enero como su heredero a Lucio Calpurnio Pisón, un hombre escasamente influyente pero claramente manejable. Otón no estaba dispuesto a soportar esto y se aprovechó del malestar de los pretorianos con el hecho de no haber recibido el donativo prometido en su día a la caída de Nerón para orquestar un golpe de Estado. Galba y Pisón fueron asesinados el día 15 de enero por un pequeño grupo de pretorianos y Otón se presentó ante el Senado como el hombre que controlaba Roma, para ser aclamado emperador (Imperator Marcus Otho Caesar Augustus).
Cuando Galba tuvo noticias del golpe de Estado en ciernes marchó por las calles en un intento de normalizar la situación tratando de que la gente se pusiera de su lado, pero nadie lo hizo. Finalmente, fue asesinado por un soldado de la legión XV Primigenia llamado Camurius, cuando contaba con 72 años. Su sucesor, Pisón, fue asesinado tres días después. Plutarco afirma que el Emperador ofreció el cuello a sus asesinos exclamando: «Matadme, si de ello depende el bien de Roma«.
Otón
Otón contaba con las legiones XIII Gemina y I Adiutrix, fue reconocido como emperador por el Senado el mismo día. El nuevo Emperador fue recibido con alivio. A pesar de su ambición y codicia, a Otón no se le conocía que fuera tiránico ni cruel, por lo que se esperaba que fuese un emperador justo. Pero estaba el problema de Vitelio, quien llevaba días marchando sobre Italia desde la Germanía.
Vitelio poseía el mando de las legiones de élite del imperio, compuestas por veteranos de las Guerras Germánicas: la I Italica, V Alaudae y parte de las I Germanica, XV Primigenia y XVI Gallica, Aulo Cecina aportaba la XXI Rapax y buena parte de la IIII Macedonica y XXII Primigenia. En total tenían 70.000 efectivos. Estos eran sus mejores argumentos para conseguir el poder.
Las fuerzas de Vitelio se dividieron en dos ejércitos, uno mandado por Aulo Cecina y otro mandado por Fabio Valente. Las fuerzas de Cecina cruzaron los Alpes por el paso Gran San Bernardo para alcanzar el norte de Italia. Atacaron Placentia, pero fueron rechazados por la guarnición y se dirigieron a Cremona para esperar la llegada del ejército de Valente.
Otón no tenía intenciones de iniciar otra guerra civil y envió mensajeros para proponer una paz e invitar a Vitelio a ser su hijo adoptivo. Sin embargo, era ya demasiado tarde, y el ejército de Vitelio se dirigía a Italia con unos 70.000 hombres, obteniendo una serie de victorias menores. Otón contaba con la Guardia Pretoriana, las legiones I Adiutrix y XIII Gemina, parte de las legiones VII (Hispana), XI Claudia y XIIII Gemina, y un contingente de gladiadores en total unos 50.000 efectivos y esperaba refuerzos.
Otón salió de Roma el 14 de marzo y marchó hacia el norte para hacerles frente, dejando a su hermano Titiano responsable de Roma. Su estado mayor incluía a generales como Gayo Suetonio Paulino, que había derrotado Boudica ocho años antes, pero Otón decidió llamar a su hermano Titiano de Roma para servir de su comandante en jefe.
Batalla de Locus Castorum (69)
Antes de que Titiano llegara, Cecina tendió una emboscada a los otonianos, para ello dejó atrás a sus legionarios y marchó solamente con la infantería y caballería auxiliar. Paulino salió de Bedriacum a hacerle frente con toda la fuerza que pudo reunir: unos 13.500, de los que 2.000 eran jinetes (el equivalente a 4 alas).
Mario Celso, comandante de la caballería otoniana, lideraba la columna de Paulino con 2 alas de caballerías y estableció pronto contacto con su rival viteliana en un lugar identificado como Locus Castorum a 20 km de Cremona. Los jinetes vitelianos cedieron rápidamente y se retiraron, perseguidos por los otonianos. Dicha persecución hizo saltar la trampa antes de tiempo: los infantes auxiliares que estaban emboscados en un bosque cerca del camino, salieron de sus posiciones de emboscada y se abalanzaron sobre la caballería otoniana. Pero Celso había conseguido contener lo suficiente a la caballería, para que el precipitado ataque de los infantes no tuviera efecto.
Celso trató de bloquear a los auxiliares para que Paulino los rematara con sus fuerzas de infantería. Las fuerzas otonianas desplegaron de izquierda a derecha una vexilatio de la legión XIII Gemina, 4 cohortes de infantería auxiliar y 500 jinetes. Cecina por su parte desplegó en su flanco derecho la legión I Adiutrix, cohortes de infantería auxiliar y 500 jinetes auxiliares.
Sin embargo, Paulino tardó mucho tiempo en poner en acción a su infantería. La caballería otoniana acosó a los hombres de Cecina, pero estos pudieron replegarse hacia Cremona, de donde habían salido refuerzas. Los auxiliares incluso infligieron un revés a los équites singulares, cuando algunos de sus miembros más entusiastas se acercaron demasiado. Los otonianos resultaron victoriosos, pero habían perdido una oportunidad de causar graves daños al ejército viteliano.
En Cremona esperaron al ejército de Valente, que había seguido una ruta más larga a través de Galia.
Titiano llegó a donde estaba el ejército otoniano y tomó el mando. Se decidió presentar batalla contra el consejo de Paulino y otros generales, que querían esperar hasta que otras legiones, que estaban en camino, hubieran llegado. Propio Otón se quedó en Brixellum para esperar el resultado.
Primera batalla de Bedriacum o de Cremona (69)
El 14 de abril los dos ejércitos se encontraron en la vía Postumia, en Bedriacum (Cremona). Algunos enfrentamientos más fuertes fueron entre la legión otoniana I Adiutrix recientemente creada con los infantes de marina en Rávena, contra la veterana XXI Rapax de Vitelio. La I Adiutrix ganó, capturando el águila de la XXI, aunque su oficial murió al recuperarla. En la otra parte del campo de batalla, la legión XIII Gemina de Otón fue derrotada por la V Alaudae de Vitelio. La I Adiutrix finalmente retrocedió cuando una fuerza de auxiliares de bátavos la atacó de flanco.
Según Dión Casio aproximadamente 40.000 hombres murieron en los enfrentamientos. Las tropas otonianas huyeron hacia su campo en Bedriacum, y al día siguiente se rindieron a las fuerzas de Vitelio y prestaron el juramento de lealtad a Vitelio.
El Emperador y el sublevado Vitelio continuaban teniendo en sus manos a unos formidables ejércitos y además a Otón le llegaban refuerzos, todo apuntaba a que el conflicto quedaría encallado. Otón decidió poner fin a la anarquía suicidándose, pronunció su famosa frase: «Es mucho más justo morir uno por todos que todos por uno«. Había sido Emperador durante poco más de tres meses.
Vitelio, se colmó de gloria con sus hombres y la ciudadanía romana, todo lo podemos ver con una frase suya, ante el cadáver de su rival. «El cadáver de un enemigo siempre huele bien, y mejor aún si es un conciudadano»
Vitelio
Vitelio fue reconocido como emperador por el Senado. Con la aceptación garantizada, salió de Roma. A pesar de todo el comienzo de su reinado no fue favorable. Con el trono fuertemente asegurado, Vitelio inició una serie de fiestas, banquetes (Suetonio cita tres en un mismo día: mañana, mediodía y noche) y desfiles que llevaron a la tesorería imperial a la bancarrota. Pronto se acumularon las deudas y los prestamistas empezaron a solicitar los pagos. Vitelio mostró su naturaleza violenta al reprimir con crueldad el atrevimiento de los demandantes mediante torturas y ejecuciones. Con las finanzas imperiales en un estado pésimo, Vitelio hizo asesinar a todos los ciudadanos que se llamasen como él o su heredero. Se desató entonces una persecución de cualquier posible rival invitándoles a palacio con promesas de poder para después asesinarles.
Mientras tanto, las legiones estacionadas en las provincias de Oriente próximo, Judea y Siria, aclamaron a Vespasiano como emperador. Vespasiano había sido un comandante excepcional en Judea bajo el mandato de Nerón en el año 67, cuando asumió la tarea de sofocar la rebelión zelota judía. Se ganó el apoyo del gobernador de Siria, Cayo Licinio Muciano. Las experimentadas legiones que habían combatido duro en Judea marcharon sobre Roma al mando de Muciano. Vespasiano viajó a Alejandría, donde fue aclamado como Emperador el 1 de julio obteniendo el control de los vitales suministros de grano de Egipto. Tito, el hijo de Vespasiano, permaneció en Judea para acabar con la rebelión zelota judía.
Antes de que las legiones de Oriente pudieran alcanzar Roma, las legiones danubianas de las provincias de Retia y Mesia también aclamaron Vespasiano como el Emperador en agosto. Tres de estas legiones, la III Gallica, la VIII Augusta y la VII Claudia habían apoyado a Otón en la primera batalla de Bedriacum o de Cremona. Habían jurado lealtad a Vitelio, pero cuando oyeron el levantamiento de Vespasiano, le apoyaron de inmediato. Persuadieron las otras dos legiones, la VII Galbiana y la XIII Gemina para unirse a ellos. Conducidos por Marco Antonio Primo se dirigieron a Italia.
Cuando Vitelio se enteró de que Antonio Primo se dirigía a Italia, envió a Cecina con un ejército poderoso formado por las legiones XXI Rapax, V Alaudae, III Itálica y XXII Primigenia juntos con vexilationes de otras siete legiones y fuerzas auxiliares. La primera de las legiones de Antonio llegó a Verona, pero Cecina no quiso atacarlos antes de que el resto del ejército llegara, ya que había estado conspirando con Lucilio Basso, el comandante de la flota en Rávena, para cambiar su apoyo a Vespasiano. Cuando reveló sus intenciones a las tropas de Vitelio, a iniciativa de la V Alaudae, se negaron a abandonar su emperador y encarcelaron a Cecina. Fueron elegidos como jefes el legado de la legión V Fabio Fabulo y el prefecto de campo Casio Longo, que decidieron trasladarse a Cremona para reunirse con el I Itálica y XXI Rapax enviando por delante una parte de la caballería para ocupar Cremona.
Segunda batalla de Bedriacum o Cremona diciembre del 69
A mediados de octubre, el poderoso ejército viteliano mandado por Fabio Fabulo y Casio Longo. El ejército estaba compuesto por las legiones I Italica, V Alaudae, XXI Rapax; parte de las I Germanica, XV Primigenia, XVI Gallica y XXII Primigenia y vexilationes de las britanas II Augusta, IX Hispana y XX Valeria Victrix, a la que se unió posteriormente la IV Macedonica, pero sin su comandante Valente que estaba en camino por haber caído enfermo en Roma, en total unos 35.000 efectivos. Se asentaron el campamento en Cremona y desplegaron las fuerzas en el mismo lugar que la batalla anterior entre Cremona y Bedriacum para esperar a las fuerzas de Antonio.
Las fuerzas de Antonio avanzaron a lo largo la vía Postumia hacia Cremona; contaba con las legiones III Gallica, VII Claudia, VII Galviana (posteriormente Gemina), VIII Augusta y XIII Gemina más los pretorianos y auxiliares en total unos 25.000 efectivos. Empezaba a caer la noche cuando Antonio consiguió reunir todo su ejército frente a Bedriacum cerca de Cremona donde se encontraban los vitelianos. Antonio dispuso a sus tropas a izquierda y derecha de la vía Postumia y se dispuso a esperar al día siguiente para entablar la batalla.
Al anochecer del 24 de octubre, batalla empezó con un imprudente ataque de una parte de la caballería vespasiana que fue rechazada por la viteliana. Ambos ejércitos salieron en apoyo de sus respectivas caballerías, consiguiendo Primo rechazar a la triunfante caballería viteliana. Estos buscaron la protección de sus compañeros, perseguidos por la caballería rival y los auxiliares de las legiones mesias.
Ya la noche se había caído y la batalla siguió durante las horas de oscuridad. La confusión era enorme, de noche no se podía distinguir amigo de enemigo, soldados buscan reunirse con sus estandartes y se encontraban con enemigos.
Hay un trágico episodio descrito por Vipsano Mesala: un recluta de la legión VII Galbiana de Vespasiano fue matado por un viejo soldado de la legión XXII Primigenia de Vitelio, que descubrió después que se trata de su propio hijo.
La aparición de la luna (que había estado parte de la noche oculta) favoreció más a los vespasianos, ya que permitió a Primo recuperar cierto control de la batalla. Además, los vitelianos quedaron iluminados por la luz de la luna de frente, mientras que los vespasianos eran favorecidos por la sombra.
La legión VII Galbiana de Antonio, sufrió bajas pesadas y perdió su águila durante un momento, aunque uno de sus centuriones más tarde la recuperó a costa de su propia vida. Finalmente, las fuerzas de Antonio comenzaron a ganar la ventaja, y el momento decisivo llegó cuando rompió el alba. La III Gallica de Antonio había servido en Siria durante muchos años y mientras allí había adoptado una costumbre local. Cuando el sol se elevó dieron vuelta al este para saludarlo, y esto fue malinterpretado por las fuerzas vitelianas que creyeron que estaban saludando a los refuerzos de Muciano que se sabía que estaban de camino. Antonio aprovechó la vacilación para lanzarse al ataque, las legiones vitelianas I y XXI son rechazadas y puestas en fuga, y todo el ejército se retira a la ciudad de Cremona para refugiarse en sus murallas.
Asedio de Cremona
Cremona estaba bien fortificada, junto a la cual, los vitelianos habían colocado un campamento fortificado con empalizadas y zanjas y otras obras. Los vespasianos no sabían qué hacer: el ejército estaba exhausto, pero quería a toda costa a asalto el campo del enemigo y la ciudad; volver al campamento en Bedriacum habría significado una gran pérdida de trabajo duro y de los frutos de la victoria. Construir un campamento era arriesgado porque los enemigos podían hacer una salida mientras lo construían. Antonio luego hizo rodear la muralla. Se lanzaron flechas y piedras, pero los defensores disparando desde arriba, por lo que las pérdidas fueron mayores entre los vespasianos. Antonio asignó a cada legión un sector, a las legiones III y VII les dio el lado oriental, a la VIII y VII el sur y el norte a la XIII.
Los vespasianos asaltaron primero el campamento en formación testudo empleando azadas, picos, guadañas y escaleras, recibiendo una lluvia de proyectiles, los soldados al descubierto eran un blanco fácil. Las fuerzas de los asaltantes empezaban a flaquear, pero la promesa de permitirles saquear la ciudad les reanimó. Continuaron el asalto con nuevos bríos en particular las legiones III y VII Galbiana, donde Antonio había concentrado auxiliares elegidos. Los vitelianos, al ver que no podían hacer nada en contra de la tortuga, ya que los dardos lanzados resbalaban en el muro de escudos, se desmoralizaron. Así, mientras la VII escaló el muro en formación de cuña, III rompió la puerta con picos y espadas. Cayo Volusio de la III, fue el primero en entrar. Los vespasianos entraron en el campamento e hicieron una gran masacre.
Pero entonces se enfrentaban a los altos muros de la ciudad, con torres de piedra y puertas de hierro reforzada, desde donde los defensores lanzaban dardos y podían contar con el apoyo de la población y de los que muchos eran comerciantes estaban allí de feria. Antonio ordenó entonces a incendiar los edificios más lujosos fuera de las puertas, para poner a prueba la fidelidad de la gente, emplearon los materiales de las casas para rellenar el foso y construir torres más altas que las murallas desde donde bombardear a los defensores. Después envió a los legionarios en la formación de testudo para asaltar las murallas.
Finalmente, tomaron las murallas, se produjo una lucha callejera y los vitelianos fueron derrotados y Cremona fue arrasada salvajemente durante cuatro días.
Después estableció su campamento en Bedriacum y envió a los supervivientes legionarios vitelianos a Hispania, Britania y a Germanía, tras jurar lealtad al nuevo Emperador.
Las bajas según Giuseppe Flavio fueron de 4.500 en el bando vespasiano y de 30.200 vitelianos incluyendo civiles y comerciantes.
Vitelio trató de ganar tiempo y envió a unos emisarios acompañados por vírgenes vestales para negociar una tregua e iniciar conversaciones de paz. Al día siguiente, los mensajeros volvieron con la noticia de que el enemigo estaba a las puertas de la ciudad.
La inmediata entrada en Roma de las tropas de Vespasiano provocó el pánico en la ciudad. Vitelio, sintiéndose acorralado, trató de abdicar mediante negociaciones con Muciano, pero su guardia pretoriana lo impidió. Muciano y Antonio mantuvieron su posición en los alrededores de la ciudad hasta la llegada de Vespasiano, a finales del verano del año 70. La entrada triunfal en Roma se produjo el 20 de diciembre. El Senado proclamó al día siguiente a Vespasiano como Emperador. Esto ocurrió el 21 de diciembre del 69, el mismo año que había empezado con Galba en el trono.