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Generalidades
Grecia había sido invadida sucesivamente por pueblos a caballo que se establecieron en su territorio, en el 1200 AC. Los dorios se establecieron en lo que sería Esparta, los jonios que derrotaron a los dorios en el istmo de Corinto y se establecieron en el Ática y la isla Eubea, los tracios que se establecieron en el norte.
Estos pueblos abandonaron la caballería por un lado porque el terreno no proporcionaba buenos pastos para la cría de caballos, salvo en la zona de Macedonia; por otro lado eran poco eficaces, ya que el terreno pedregoso de la Grecia peninsular era de igual modo impracticable tanto para los carros ligeros como para los caballos no herrados.
En las largas distancias recorridas diariamente, los cascos de los caballos se desgastaban o se herían por las piedras, y hasta la invención de la herradura, sucedía que una parte nada despreciable de los caballos llegaban renqueando al campo de batalla. No obstante, el carro conservó un estatus privilegiado, sobre todo a través de la poesía épica, y fue utilizado en las carreras de caballos de los juegos Olímpicos o en los juegos Panatenaicos.
La participación de la caballería en la guerra no era demasiado gloriosa, ya que en la batalla su papel era irrelevante y solo entraban en escena cuando se deshacía la falange enemiga y los jinetes tenían el dudoso honor de perseguir a los derrotados y rematarlos por la espalda. La caballería se constituyó a partir de ese momento como un privilegio social exclusivo para los ricos que pueden mantener el costoso equipo del jinete, pero que no se comparaba al honor de pertenecer a la falange. El rechazo de cabalgar se puede apreciar en las citas de Jenofonte: »montaban los caballos los soldados físicamente más débiles y menos valerosos».
La reina de las batallas era la infantería, se organizaba en la famosa falange hoplita, que surge a finales del siglo VIII y mediados del VII AC, durante el paso de la Edad Oscura a la Edad Arcaica.
La geografía montañosa de Grecia contribuyó al aislamiento por tierra con el resto de poblaciones, generando ciudades con independencia política y con tradiciones o aspectos culturales muy diferenciados, lo que hoy se conoce como polis o ciudades-estado. Estas para su defensa necesitaban a la mayor cantidad de gente posible, que pudieran costearse por ellos mismos el equipamiento necesario. Serán de este modo los propios ciudadanos quienes, llegado el momento, tomen las armas y se preparen para la guerra.
Para poder luchar por su polis se debía ser ciudadano de ella y tener una renta mínima. Aunque se sigue debatiendo dónde estaba el umbral de separación, en un primer momento serían solo los aristócratas y los más pudientes quienes formaran la falange, debido al coste del equipamiento, pero se iría ampliando con el paso del tiempo hasta involucrar al campesino medio propietario de tierras.
Equipamiento de un hoplita
Existía un equipamiento que era considerado básico y que era obligatorio para todos los hoplitas y otro que era opcional.
El equipamiento básico el escudo (los griegos llamaban genéricamente aspis a los escudos en general, pero el hoplón era el escudo específico de los hoplitas), el yelmo o casco, la lanza o dory y posteriormente la espada o siphox:
El hoplón era un escudo cóncavo redondo de madera de álamo o sauce forrado de cuero y cubierto por una lámina de bronce, con un diámetro de 90 a 100 cm y con un peso de 7 a 8 kilos. Poseía una abrazadera denominada porpax que se situaba en el centro y que estaba destinada a sujetar el antebrazo, y una agarradera de piel llamada antilabe que se situaba cerca del borde y que se agarraba con la mano; así el escudo se sostenía mediante dos puntos de apoyo que permitían distribuir y equilibrar mejor su considerable peso.
La superficie exterior se pintaba con símbolos alusivos a la familia a la que pertenecía, a la ciudad por la que luchaba; otras veces se pintaban allí símbolos protectores como una amenazante cabeza de Gorgona que, simbólicamente, petrificaría al enemigo, otras alusiones son religiosas como por ejemplo el tridente del dios del mar Poseidón. Esparta decidió que en los escudos de sus hoplitas se representaría una gran lambda, la (Λ) inicial de Lacedemonia en griego antiguo; los tebanos plasmaban allí una maza o clava, que significaba la maza de Heracles; los sicionios usaban la letra sigma (Σ), los atenienses usaban una alfa (A).
Los hoplitas formaban un muro con sus escudos que se solapaban, acometiendo con la lanza por entre la unión entre dos escudos. Como los hoplitas tenían cubierto su costado izquierdo por su hoplón, tendían a desplazarse a la derecha para protegerse con el escudo de su compañero, haciendo que la falange se desplazase siempre hacia la derecha. Hay un proverbio espartano que dice: »Puedes abandonar tu casco, que solo te protege a tí, pero jamás puedes abandonar tu escudo, que protege a tu compañero».
La dory era el armamento principal del hoplita. Consistía en una lanza acometida de 2 a 3 metros de longitud de madera de cornejo, con una punta de hierro en un extremo y en el otro extremo un contrapeso o regatón de bronce denominado sauroter (literalmente matalagartos), que también tenía punta. Se usaba para rematar a los heridos que estaban en el suelo, para clavarla en el suelo para hacer frente a la caballería, o cuando se rompía la dory poder seguir acometiendo.
Los primeros hoplitas no llevaban espadas como armamento secundario, solo la lanza o dory, en un pasaje Euripides dice: »Un soldado de infantería pesada es esclavo de sus armas y, en el momento en que rompe su lanza, ya no tiene posibilidad de proteger su cuerpo de la muerte porque cuenta con ella como única defensa. Y como quiera que sus compañeros de fila no sean valientes, muerto está por la cobardía de quienes le rodean».
Por ese motivo se le proporcionó como arma secundaria el siphox o xifos, que era una espada recta corta de doble filo y punta. Era el arma secundaria de los hoplitas griegos. La hoja clásica medía generalmente cerca de 50-60 cm de largo, aunque los espartanos, supuestamente, comenzaron a utilizar hojas de apenas 30 cm alrededor de la época de las guerras greco-persas. El xiphos tiene a veces un nervio central. Normalmente se colgaba de un tahalí situado en la axila izquierda. Posteriormente fue siendo sustituida por la espada curva kopish o kopis tenía un solo filo que se curvaba hacia adentro. Esta forma, generalmente denominada «recurva,» distribuye el peso de manera tal que el kopish era capaz de dar tajos como un hacha, manteniendo a la vez el filo de una espada y la capacidad de apuñalar. Jenofonte recomendaba su uso por los jinetes.
El yelmo o casco el más común era el tipo corintio denominado kranos, moldeado con una sola lámina de bronce para cubrir toda la cabeza y cuello, dejando una abertura en forma de T para los ojos y la boca. El interior estaba forrado con fieltro u otro material acolchado para amortiguar golpes que de otra manera, hubieran noqueado o matado al hoplita. Era un yelmo claustrofóbico que no permitía oír y dificultaba la visión lateral. En ocasiones al casco se le añadían penachos de crin de caballo sujetos sobre una cresta para dar un aspecto aún más impresionante del guerrero, y para hacerle parecer más alto y corpulento.
Fue sustituido en Esparta por el denominado pilos que era un casco de forma cónica que dejaba libre la cara y las orejas, al que también se le podía añadir penachos. En algunas partes de Grecia se mantuvo el yelmo corintio evolucionado, en el que se dejaba una escotadura para las orejas y las carrilleras o paragnatides eran móviles para que fueran menos claustrofóbico. Otro yelmo muy usado era el boecio, era un casco muy ligero y muy cómodo, y aunque careciera de protección nasal y carrilleras, contaba con un protector de nuca y una gran visera. Fue posteriormente adaptado a la caballería tesaliana y macedonia. Al final se introdujo el casco tracio tenía una gran visera en la frente, que además protegía la cara con carrilleras o paragnatides móviles.
Como equipamiento complementario estaba la coraza o torax, y las grebas.
La coraza o torax estaba formado por dos piezas de bronce unidas: el peto o la parte de delante y el espaldar o la parte de atrás. Las más antiguas eran del tipo denominado de campana, llamada así por su forma, ya que a la altura del abdomen, tenía un reborde que le daba esta forma. Posteriormente fue sustituida por la coraza anatómica, que se asemejaba el torso humano al que se ajustaba, y se representaban los músculos e incluso las tetillas. Las había de dos tipos una corta y otra más alargada que llegaba al abdomen, el peto y espaldar estaban unidas en un lateral por bisagras y en los hombros y en el otro lateral por charnelas. Este tipo se siguieron utilizando hasta los romanos, pero dado su precio era usada por los oficiales y los más ricos.
A partir de principios del siglo V AC, en la época de las guerras persas, las antiguas corazas de plancha de bronce fueron desplazadas por el linothorax. Era una coraza hecha por con varias capas de lino, entre 12 y 20 son los números comúnmente expresados, encoladas entre sí y endurecidas mediante inmersión en vinagre y sal, y reforzadas en ocasiones con escamas de bronce, una forma de protección más liviana y fresca, pero efectiva y barata. El linothorax siguió empleándose hasta la introducción de la cota de malla en el 250 AC.
Las grebas eran una pieza de bronce que cubría la pierna desde la rodilla hasta la base del pie, normalmente protegían ambas piernas, pero había casos en que no tenían dinero suficiente y solo protegían la pierna izquierda que era la que generalmente estaba más adelantada. Las primeras grabas cubrían solamente la espinilla y se denominaron espinilleras o cnémida, cuando encerraban completamente la pierna se llama grebón.
También había guardas para los brazos, antebrazos, muslos, tobillos y pie, pero que desaparecieron a partir del siglo VI AC.
Los jinetes empleaban una lanza de acometida más ligera denominada kamas (significa caña) que eran largas y finas, a veces complementaban con un par de jabalinas para ser lanzadas.
No había uniformidad en la falange, lo único era en escudo pintado con el mismo emblema. Los espartanos llevaban una capa roja o himation y una túnica o chitón también de color rojo, para que los enemigos los pudieran distinguir bien a lo lejos, y al mismo tiempo disimular cuando estaban heridos, ya que el color rojo disimula la sangre.
Los mejores soldados que solían estar mejor protegidos, luchaban en las primeras filas, los menos protegidos iban al final. Los oficiales combatían en primera fila, en el caso de los espartanos para que se distinguiese de los demás llevaban una cimera o penacho longitudinal y los oficiales superiores una transversal como llevarían posteriormente los centuriones romanos.
Reclutamiento
En Atenas y muchas polis griegas, tenían un ejército de 10.000 efectivos que era el estándar de la época. Estaba mandado por un polémarcos y formado por 10 tribus artificiales llamadas phylae que tenía que aportar 1.000 efectivos cada una bajo el mando de un phylarco o estratego así como una unidad de caballería de 100 jinetes o hippeis mandado por un hiparco.
Solón en el 495 AC, sería quien terminaría por hacer partícipes de la defensa de Atenas a todos sus ciudadanos, fuera cual fuera su nivel económico. A partir de esta reforma se dividieron en cuatro grupos sociales, los pentacosiomedimnos, que eran el grupo más pudiente, siendo de este grupo del que salían los generales o strategos; los hippeis, que formarían la caballería; y los zeugitas que serían el grueso de la falange; por último estaban los thetes, personas demasiado pobres para ser hoplitas, y que solo eran llamados a filas en caso de necesidad; formaban bien como psiloi o infantería ligera o como marineros y remeros en la flota.
Boecia tenía un sistema similar el ejército estaba mandado por beotarcas formaban un colegio de once magistrados, elegidos cada uno por un distrito de la Liga más el designado como comandante en jefe. Cada distrito mandaba 1.000 hoplitas, más infantería ligera a las órdenes de un beotarca, y 100 jinetes a las órdenes de un hiparco.
Los ciudadanos de Esparta (también conocidos como lacedemonios) estaban divididos en tres clases. La primera de ellas estaba formada por los ciudadanos plenos, conocidos como espartiatas u homoioi (iguales), que recibían una cantidad de tierra (kleros) a cambio de su servicio militar. La segunda clase eran los periecos, ciudadanos de condición libre, generalmente mercaderes, artesanos y marineros. Esta clase, dentro del ejército, constituía la infantería ligera y llevaba a cabo trabajos militares auxiliares, posteriormente se transformaron en hoplitas cuando no hubo suficientes espartiatas. La tercera y más numerosa clase eran los hilotas, siervos propiedad del estado que eran utilizados para cultivar la tierra de los espartiatas y que no combatían. En el siglo V AC, los hilotas también serían empleados como psiloi o tropas ligeras en las escaramuzas.
Todos los espartiatas entre los 20 y los 60 años formaban parte del ejército. Al cumplir 20 años, pasaban a ser elegibles para el servicio militar, y se unían a una de las mesas (sisitia), en las que estaban incluidos 15 hombres de edades diferentes. Aquellos que eran rechazados quedaban en una forma de ciudadanía inferior. Los espartanos tenía dos reyes, cada uno de los cuales mandaba el ejército cuando este salía, y había una guardia real de 300 hoplitas llamados hippeis (caballeros), que eran hoplitas seleccionados entre los mejores hebontes (jóvenes de 20 a 29 años), se nombraban tres hippagretas (pl. hippagretai) que nombraban 100 hippeis cada uno.
Los espartanos estaban organizados territorialmente en 4 tribus, cada una de las cuales proporcionaba 900 efectivos y estaba dividida en 30 triakades que proporcionaban 30 hoplitas, posiblemente formaban en 3 filas de 10 de fondo, en total proporcionaban 3.600 efectivos.
En el siglo V cambió y se pasó a los pentecostyes, Tuciades menciona que en la batalla de Maratón, los espartanos tenían 5 lochos de 512 hombres divididos en 4 pentecostyes de 128 hombres y 16 enomotias de 32 con una fuerza de 2.560.
Hacia el 403 AC, apareció por primera vez la mora o regimiento mandada por un polemarco, el ejército costaba de 6 moras cada una con 576 hoplitas más 100 jinetes es decir el ejército estaba constituido por 3.456 hoplitas y 600 jinetes. Cada mora estaba constituida por 4 lochos de 144 efectivos, cada lochos constaba de 2 pentecostyes de 72 efectivos, estas a su vez se componían de dos enomotias de 36 efectivos (que podían formar 6×6 o bien 3×12).
La falange espartana variaba según los efectivos disponibles, nunca alcanzó los 6.000 espartiatas, cuyo número fue disminuyendo paulatinamente hasta quedar solamente 700. Desplegaban siempre en el costado derecho de la falange, a continuación formaban los periecos y a la izquierda un regimiento o mora que era un cuerpo de élite de esquiritas de unos 576 efectivos. Los esquiritas eran un pueblo perteneciente al estado lacedemonio, de estatus comparable al de los periecos. Estaban establecidos en Esquirítida, región montañosa y salvaje situada al norte de Laconia.
En cuanto a la caballería espartana, en 424 AC. se creó un cuerpo de caballería compuesto por 400 jinetes, aunque eran una parte pobre dentro del ejército espartano, los caballos pertenecían a los más ricos y solo entregaban las monturas a los jinetes cuando eran movilizados para una batalla. Los jinetes eran por lo general los más débiles físicamente y eran probablemente de la clase inferior, ya que la línea de batalla para un espartiata era la élite.
La caballería espartana estuvo presente en Mantinea en 418 AC, cuando se añadieron pequeñas unidades de 60 hombres de caballería a cada mora. Agesilao II organizó y entrenó una fuerza de caballería mercenaria compuesta por jinetes tesalianos mientras estuvo en Asia, la caballería tesaliana era considerada como la mejor en aquellos tiempos. En la batalla de Lequeo de 391 AC el funcionamiento de la caballería espartana fue muy inferior a su rival. Agesilao en su campaña en Beocia en 377-376 AC, utilizó una fuerza de 1.500 jinetes mercenarios. En la batalla de Leuctra, Cleómbroto II no disponía de ningún jinete mercenario y su caballería espartana fue profundamente derrotada por la caballería tebana.
Respecto a la infantería ligera o psiloi eran reclutados entre los hilotas, carecían de protecciones en sus cuerpos, utilizaban armas arrojadizas, especialmente jabalinas y hondas, su estrategia consistía en atacar por sorpresa y retirarse del campo de batalla, actuando en los flancos junto a la caballería.
Organización de la falange
Hoplitas
La falange hoplita alcanzó su máximo esplendor con los espartanos. La falange en el siglo V estaba constituida por pelotones o enomotias que literalmente significa »grupo juramentado». Estaban constituidos por 24 hombres al mando de un enomotarca, formaban en 3 filas por 8 de fondo, la fila de 8 fue el número normal en muchos ejércitos, los romanos empleaban el contubernio de 8, y los bizantinos también emplearon ese número.
La formación era más columnas que filas, había que mantener las filas en un frente continuo para no dejar huecos. Cuando un hombre de una columna caía, el de detrás se adelantaba para mantener la solidez de la primera fila. Cuando uno de la primera fila era herido o estaba muy cansado, se procedía a su relevo por el siguiente, una operación delicada que requería compenetración para no perder la cohesión.
Dos pelotones o enomotias constituían una sección o pentecostyes o pentacostera (que significa 50) con 6 filas de 8 de fondo, estaban al mando de un penteconter.
Dos secciones o pentecostyes formaban una compañía o lochos o locos con 100 efectivos formada por 12 filas de 8 de fondo mandado por un lochagos.
Tres lochos o locos formaban un batallón o mora mandado por un morarca, tenían 300 efectivos que era el estándar en todos los ejércitos griegos, 300 era la Guardia Real espartana, el Batallón Sagrado de Tebas.
Tres moras constituían una phylae (1.000 efectivos) en el ejército ateniense mandadas por un phylarcos o estrategos; en el ejército de la liga de Boecia, estaba el distrito mandado por beotarca.
Diez phylaes o distritos constituían una falange (10.000 efectivos) mandada por un polemarcos en Atenas o el beotarca federal en Boecia.
Infantería ligera
Junto con cada hoplita iba un sirviente o skenoporos, un hombre de armamento ligero o psiloi, ya sea un ciudadano pobre que no podía permitirse una armadura, o posiblemente un esclavo de confianza. Estos hombres de armas ligeras llevaban los escudos de los hoplitas hasta la batalla, y la mayor parte del equipaje. Tenían jabalinas, hondas, y a veces arcos.
Los psiloi o infantería ligera cuyo número no era fijo y su misión era empezar la batalla causando bajas al enemigo, y luego se retiraban para dar paso a la falange, normalmente llevaban armas arrojadizas como jabalinas, hondas y arcos; no llevaban armadura y normalmente no combatían cuerpo a cuerpo, a los que llevaban un escudo pequeño o pelta se les denominaba peltastas y que sí combatían cuerpo a cuerpo, pero no tenían ninguna posibilidad frente a los hoplitas.
Para mantener a raya a los psiloi, se organizaban los ekdromoi o corredores, que eran los más jóvenes de las filas hoplitas, estos salían corriendo de la falange, sorprendiendo a los psiloi y peltastas.
Caballería
El hiparco era el jefe de la caballería ateniense, elegido por cada tribu para un año, era el que reclutaba a los jinetes al final de la efebía. Pero esta elección la tenía que confirmar la Boulé, que cada año pasaba revista (dokimasía) a los jinetes y a sus caballos. Los caballos que no pasaban la revista o dokomasía eran marcados con el símbolo de una rueda para que no volviesen a ser presentados. El hiparco tenía bajo su mando a los diez hilarcos que mandaban un escuadrón de 10 jinetes.
El papel de los jinetes era casi exclusivamente auxiliar, se dedicaban a la exploración, a la protección de las tropas de infantería, marchaban a vanguardia junto con la caballería ligera. Antes del combate junto con la infantería ligera atacaba a los hoplitas, sobre todo a los flancos para desorganizar su posición, para luego intentaba atacar por retaguardia, después de la batalla los jinetes tendrían mucho que hacer en la retirada o en la persecución.
En una época se vistió como los jinetes tracios: grueso manto de lana, rodilleras y gorro de zorro. En el siglo IV AC, el equipo de caballería tendió a ser más pesado, y Jenofonte aconsejaba a los jinetes que llevasen una coraza a medida y manoplas, y que protegiesen a su caballo, sobre todo bajo el vientre, con un acolchado.
Mercenarios
Los ejércitos griegos reclutaron mercenarios cuando el interés de los ciudadanos en alistarse en el ejército decayó y no tenían fuerzas suficientes. Entre los que se encontraban jinetes arqueros escitas, jinetes tesalianos, los famosos arqueros a pie cretenses, también reclutaron hoplitas que se integraban en la falange, los peltastas y las otras tropas ligeras se dividían en taxis bajo el mando de taxiarcas.
Los heraldos o Kerykes
Los ejércitos tenían sus heraldos (kerykes o cérices) cuya misión era la de transmitir órdenes del general a través de la escala de mando o bien llevar mensajes entre los estados de guerra. Eran los encargados de publicar y de declarar la guerra o la paz, proclamaciones que algunas veces solían hacer en verso, también solían acordar el lugar y hora de las batallas, solían vestir como los sacerdotes e iban acompañados de una tuba o trompeta. Podían entrar en las ciudades sitiadas o mezclarse en medio de los combates, sin que nadie se atreviese a herirles.
Tácticas
Los ejércitos eran movilizados por los éforos, y solo tras una serie de ceremonias se hacía un sacrificio religioso o sphagia, los sacerdotes que observan el flujo de sangre desde la garganta del animal (sphage), y deducían la disposición de los dioses respecto a la guerra. Los atenienses consultaban al famoso oráculo de Delfos, si los presagios no eran propicios, el comandante podía decidir no partir, y esperar a hacer otro sacrificio que le fuera favorable, después el ejército se reunía y marchaba al frente. También realizaban otro sacrificio llamado diabateria cuando abandonaban sus tierras y entraban en territorio enemigo, si no era propicio, disolvían el ejército y regresaban a casa.
El avance del ejército se denominaba ephodes, a en vanguardia la caballería y la infantería ligera o los esquiritas en los espartanos actuando como partidas de exploración y seguridad a vanguardia, detrás marchaba el comandante supremo (rey o polemarca) con su guardia personal y detrás las moras. Cada hoplita era acompañado de un sirviente llamado skenoporos y a veces de una mula para llevar la impedimenta. Las provisiones necesarias (cebada, queso, cebolla y carne en salazón) se llevaban en cada mora, que marchaba y acampaba de forma separada, y contaba con su propia caravana de aprovisionamiento.
Los espartanos solían hacer ejercicios físicos en campaña por la mañana y por la tarde, tras los ejercicios matutinos, eran revistados y después tomaban el desayuno o akratismos.
Para celebrar la batalla, los comandantes elegían terrenos llanos para poder desplegar la falange y combatir sin perder la cohesión. La mañana previa a la batalla, se celebraba un sacrificio o sphagia, si los presagios no eran favorables, un líder podía rechazar enfrentarse al enemigo.
El ejército realizaba tres comidas al día: akratismos, ariston y deipnon. La batalla se hacía siempre después del ariston. Se incluía vino. Tras el desayuno los generales realizaban los preparativos y establecían el santo y seña para reconocer a los compañeros de ejército, tiempo después se decidió utilizar blasones iguales en los escudos. Tras la comida o ariston se formaba la fila de batalla y los criados se quedaban en el campamento o se empleaban como tropas ligeras. El escudo, debido a su peso, era apoyado en el suelo hasta el momento de avanzar.
Los ejércitos desplegaban a una distancia de un kilómetro uno de otro, se formaba la falange con varias filas (ocho por regla general) para poder ejercer una presión colectiva y asegurar que se cubrían automáticamente los vacíos. Los intervalos entre los combatientes eran menores de un metro, de manera que un ejército de dimensiones medianas, por ejemplo 10.000 hombres, se extendía unos 1.500 metros.
En las alas tomaban posición algunos contingentes de tropas ligeras y de caballería que intentaban desbordar o se encargaban de oponerse a cualquier intento de desbordamiento y de contribuir, al principio y al final de la batalla, a crear confusión en las líneas enemigas. Iniciaban el combate antes de que lo hiciesen los hoplitas.
Cuando se daba la orden, se iniciaba la marcha en dirección al enemigo. La realizaban de una forma pausada; los espartanos la realizaban en medio de un silencio impresionante, solo al son de la flauta; mientras que otros la acompañaban con fanfarrias a base de trompetas, gritos y peanes (himnos) de ataque en honor de Ares Enialio.
Cuando se encontraban a una distancia de un estadio (185 m), es decir fuera del alcance de flechas y armas arrojadizas enemigas, paraban y recomponían las filas. Debía producirse un silencio sepulcral antes en ese momento, a continuación iniciaban el epidrome que era la carga final, y se realizaba tras el grito de guerra, denominado eleleleu. Existían dos variantes de carga, con la lanza por debajo o por encima del hombro. En el choque chocaban los escudos y se buscaba romper la línea enemiga. Cuando la lanza se rompía se pasaba a utilizar la espada.
La falange adversaria esperaba el choque o epidrome con la pierna izquierda adelantada, con los escudos perfectamente entrelazados para repartir el impacto y las filas de atrás apoyando a la primera para que no se rompiese la formación.
Durante la batalla las órdenes se daban con trompeta o salpinx por el heraldo, ya que los ruidos y los yelmos impedían ser oídas, sobre todo la señal de retirada.
El fondo de la falange era importante, ya que debían empujar a los de delante. Cada falange, conducida por el ala derecha, trataba de sobrepasar a la falange enemiga por el flanco derecho, que era el más desprotegido; al describir la primera batalla de Mantinea, en la Guerra del Peloponeso, Tucídides comenta:
»Los ejércitos maniobran todos de este modo: cuando llega el momento del encuentro tienden a desplazarse hacia su ala derecha, y ambas formaciones desbordan con el ala derecha la izquierda del enemigo; esto ocurre así porque cada soldado, por miedo, trata de cubrir lo más que puede su lado descubierto con el escudo del hombre que está alineado a su derecha y piensa que la apretada unión de una formación bien cerrada constituye la máxima protección; y el primer responsable de este desplazamiento es el jefe de la fila del ala derecha, ansioso de mantener siempre alejada del enemigo la parte descubierta de su cuerpo, y los otros le siguen a causa del mismo temor.»
Durante la batalla, los jefes no podían modificar realmente el curso de los acontecimientos salvo su actitud personal, ya que en esa época no había reservas.
Los espartanos tenían ensayadas diferentes tácticas durante el ataque que eran muy difícil de ejecución como la epikampe o curvatura al frente, en la que cedían el centro para atraer al enemigo; la exeligmos o contramarcha, maniobra en la que la primera fila hace un giro y se vuelve hacia atrás y así sucesivamente; y la anastrophe o dar la vuelta para fingir la huida y dar la vuelta de repente y contraatacar, eran maniobras de muy difícil ejecución que exigían mucha coordinación, y que tenían que estar perfectamente ensayadas.
Tras romper la formación enemiga, los que huían se desprendían del escudo para ser más rápidos, eran denominados rhipsaspis, que significa »arrojaescudos». Cuando terminaba la persecución los ganadores cogían de los muertos la vestimenta y las joyas. El botín era repartido a partes iguales y una décima parte era entregada como ofrenda a los dioses.
Los vencedores erigían un trofeo en el campo de batalla (un simple armazón de madera decorado con armas arrebatadas al enemigo). Se celebraba la victoria con un peán (himno) de victoria en honor de Dioniso y Apolo, después se procedía a recoger los cadáveres que eran enterrados en una tumba común, cercana al trofeo. De regreso a casa, con las preces acompañadas de sacrificios y banquetes.