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Juba I (85 -46 AC)
Tras Yugurta, el reino de Numidia fue confiado a reyes que eran dóciles vasallos de Roma.
El primero de ellos fue Juba I, hijo de Hiempsal II y último rey de Numidia oriental. Hiempsal subió al poder con el apoyo de Pompeyo. Cuando se inició el conflicto entre Pompeyo y César, Juba no dudó en situarse al lado del general que le había devuelto el trono a su padre.
Durante las guerras Sertorianas (82-72 AC), Quinto Sertorio y los 3.000 soldados que le quedaban huyeron al Reino de Mauritania. Venció en la isla de Pitusa, en la desembocadura del Betis, a la guarnición dejada por Annio, y cuando este se aproximó con numerosas naves y 5.000 soldados, una tempestad y la habilidad de sus aliados cilicios permitieron a Sertorio vencer.
Llegaron a Mauretania, donde había una gran comunidad de populares exiliados y también numerosos piratas cilicios. Se alió con estos últimos para atacar las Islas Baleares y la costa mauretana. El reino estaba en plena guerra civil, Boco I era aliado de Sila y combatía a los rebeldes. Su vasallo Ascalis y el general romano Gayo Paciano (enviado por Sila con refuerzos) atacaron a Sertorio, pero este los venció en una batalla donde Paciano murió y sus soldados se incorporaron al rebelde. Después de esto, el general popular tomaba Tingis, era el 81 AC.
En la primavera del año siguiente Sertorio recibió una supuesta petición de ayuda de los lusitanos que le sirvió de excusa para volver a la península. Desembarcó en Baelo Claudia con 2.000 legionarios, 700 jinetes mauretanos y 600 auxiliares hispanos.
Declarada la Segunda Guerra Civil Romana (49-45 AC), Atio Varo que había sido gobernador de África, se dirigió hacia la misma, concluyendo una alianza con Juba. Este suministraría a Pompeyo tropas auxiliares y se prepararía a intervenir si fuese necesario.
Tomó parte junto a este contra Cesar en la batalla de Farsalia en el 48 AC. Apoyó a los refugiados pompeyanos en África y se unió a ellos.
A la llegada de César a África, se puso en marcha con un buen ejército para reunirse con Escipión, tal y como estaba acordado. Sin embargo, el ataque del territorio númida por parte de Boco y Sitio, aliados cesarianos, obligó al monarca a regresar a su reino con parte de su ejército, expidiendo el resto a Escipión. Posteriormente, cuando César abandonó Ruspina y ocupó la llanura de Uzita, con la intención de entrar en campaña, Escipión llamó a Juba en su ayuda. El monarca dejó a Saburra al frente de una parte de su ejército para combatir a Sitio, y socorrió a Escipión con tres legiones, caballería y algunos elefantes.
A su llegada al lado de Escipión, formaron línea de combate con todas sus tropas, con la finalidad de desmoralizar al enemigo. Probablemente, Juba participó junto con Labieno, en una serie de escaramuzas contra César, durante los trabajos de fortificación que este realizaba en Uzita.
La resolución de asaltarla y plantar batalla fue también una decisión conjunta, tomada por Escipión, Labieno y Juba. En cuanto al establecimiento de las tropas númidas en campamentos diferentes a los romanos, no hay que entenderlo como símbolo de independencia e insumisión, por parte del rey númida, frente a Escipión. Probablemente, fuera un hecho relacionado con la natural división de las fuerzas aliadas con fines estratégicos.
El propio texto sobre la guerra africana, indica cómo Escipión optó por repartir en tres campos sus fuerzas, cuando se dirigía hacia Aggar en pos de César, abandonando la región de Uzita. Al mando de cada uno de ellos estaban, respectivamente, el propio Escipión, Juba y Labieno, posiblemente este último junto con Afranio.
Mientras Escipión se puso en marcha con una parte de las tropas y los elefantes, hacia el campamento de César, los otros permanecieron en los suyos con el resto del ejército.
A Juba I le atribuyó la masacre de los hombres de Curión. También pretendió destruir la ciudad y la población de Útica, fundamentalmente procesariana, aunque no se llevó a cabo gracias a la oposición de Catón.
Los númidas y los gétulos no dudaron en pasarse a las líneas cesarianas, aumentando estas y reduciendo las pompeyanas. Se realizó gracias a la propaganda de César y a su vínculo familiar con Mario, que les había proporcionado algunos beneficios tras la guerra de Yugurta.
Tuvo que dividir sus fuerzas debido a la invasión del oeste de Numidia por el rey de Mauretania Boco II, aliado de César, que consiguió tomar Cirta, la capital númida. Simultáneamente, a la derrota de Tapso el ejército de Saburra fue destruido por Sitio.
Los pompeyanos fueron derrotados en la batalla de Tapso (Thapsus) en el 46 AC. Juba I aportó una fuerza compuesta por una caballería regular de más de 2.000 jinetes; cuyos caballos estaban provistos de frenos y bocado, una caballería ligera, cuatro legiones equipadas a la romana, una infantería ligera, además de contingentes reclutados entre las distintas tribus y dirigidos por sus propios jefes y la presencia de unos 60 elefantes y camellos.
Tras la derrota, Juba se escondió durante algún tiempo en las granjas, y se dirigió junto con Petreyo a Zama. En esta ciudad, que había sido bien amurallada, el monarca había depositado a sus mujeres, hijos y una fuerte suma de plata. Sin embargo, los habitantes de Zama le prohibieron la entrada. Juba, antes de partir para entrar en campaña, había dispuesto que en caso de ser vencido, haría arder todas las riquezas, la población e incluso él mismo con toda su familia.
El monarca abandonó la ciudad con Petreyo y no fue acogido por ninguna localidad de su reino. Se suicidó para evitar caer en las manos de César. A este respecto las fuentes han transmitido diferentes versiones. Ambos murieron tras una magnífica comida en el palacio de Juba, o se batieron en duelo, matándose entre ellos, o Juba acabó con Petreyo y después el monarca se hizo matar, o por el contrario, fue Petreyo quien dio muerte a Juba.
Tras la victoria de César sobre los pompeyanos, el norte de África sufrió reestructuraciones territoriales importantes. El reino mauritano gobernado por Boco II, se acrecentó a expensas de la Numidia occidental, en recompensa por su apoyo a César; nació el Estado a cuyo frente estaba Sitio y la Numidia oriental sobre la que reinó Juba desapareció, convirtiéndose en la provincia del Africa Nova, que acabó unida al Africa Vetus.
Juba II (52 AC-23 DC)
Llegada al poder
Al finalizar la guerra, las fuentes no indican que ocurrió con la familia real que se encontraba en Zama. Solamente se sabe que aquel infante que llevaba el nombre de su padre, Juba, que no era más que un niño, ya que probablemente nació sobre el 50 AC. Fue conducido a Roma y desfiló en el triunfo africano de César. De este modo se cerraba el ciclo de desfiles triunfales que el Imperator protagonizó y organizó en septiembre del 46 AC, sobre la Galia, Egipto, el Ponto y África. La presencia de Juba en el citado cortejo, fue de vital importancia para los objetivos de César.
Juba II fue educado como un romano recibiendo educación en latín y griego. Llegó a obtener la ciudadanía romana, llegando a ser un importante ciudadano en Roma, obteniendo el favor tanto de Julio César como de Octavio Augusto con quién lucho en la batalla de Accio en el 31 AC, y en otras campañas. En el 25 AC, tras haber participado en la guerra contra astures y cántabros, que Augusto condujo directamente entre el 26/25 AC, este le concedió el reino de Mauretania.
Con la donación del reino mauritano a Juba en el 25 AC, este príncipe númida entró a formar parte del elenco de reyes socios y amigos de Roma, que poseían un reino gracias al Emperador. Juba fue un rex datus y probablemente tras este reconocimiento, ratificó su adhesión a la República romana ofreciendo un sacrificio en el Capitolio.
Se casó entonces con Cleopatra Selene hija de Marco Antonio y Cleopatra VII, recibió una gran dote de Augusto.
Boco rey de Mauretania había falleció en el 33 AC. Según Dión Casio, este monarca no cedió su reino a nadie, sus hijos habían formado parte del ejército de Pompeyo, se deduce que probablemente murieron. Por lo que decidió dejar el reino a Augusto, siendo incluido entre las provincias romanas.
Debido a su romanización, Juba II encontró una fuerte oposición en los ciudadanos númidas, con importantes revueltas civiles. Esto fue lo que provocó que en el año 27 AC, los reyes númidas se trasladasen a Mauretania, donde también reinaron.
El ejército de Juba II
Juba II, al igual que otros reyes socios como Herodes y sus sucesores o Rescuporis III, contó con un ejército que le permitió apoyar a las fuerzas romanas; tal y como lo demuestra su participación en la sofocación de una serie de rebeliones fronterizas, así como asegurar la defensa de sus fronteras y la paz interior de su reino. Además, parece bastante factible, que la protección de la capital del reino estuviese a cargo de una cohorte urbana y que la familia real contase con la salvaguarda de una guardia personal.
Posiblemente, Juba II formase un ejército a la romana, basado en el principio de la legión que, Juba I ya había dispuesto de cuatro legiones organizadas según el modelo romano.
Del ejército de Juba II hay constancia a través de la numismática y de las fuentes literarias. Los reyes númidas en época de Masinisa basaron su poder en la cohesión de tribus en torno al soberano. La fidelidad del jefe de la tribu era primordial para que el soberano mantuviese su autoridad, ya que el ejército estaba constituido por los contingentes que libraban estas tribus.
También utilizó elefantes tal y como aparece en las monedas con una torre en el lomo. La caballería ligera también se mantuvo incorporando a los mauris o mauros que estaban armados igual que los númidas, con su escudo redondo y jabalinas, manejando los caballos exactamente de la misma manera.
Campañas de Juba II
Ayudó a Roma en las campañas norteafricanas conducidas por Lucio Sempronio Atratino el 22-21 AC, y por Lucio Cornelio Balbo el 21-20 AC, esta última acaecida tal vez en el territorio de la Getulia cedida a Juba, ha sido entendido como signo de su debilidad y fracaso.
Juba no habría sabido mantener el control de la zona que Augusto le había encomendado, vital para preservar la provincia de África de las virulentas tribus gétulas, hecho que posiblemente había originado la donación del reino a Juba. Cuando a este monarca se le encomendó la Mauretania debía atender en el aspecto militar los cometidos de cualquier rey socio y aliado del momento: mantener la paz en su reino y resguardar sus fronteras.
Dión Casio indica que los gétulos irritados contra Juba y viendo al mismo tiempo también como indigno ser gobernados por los romanos, se sublevaron contra su rey, asolaron los países vecinos y mataron a un gran número de romanos enviados contra ellos. Su poder creció hasta tal punto, que su derrota le valió a Cornelio Coso el triunfo y el sobrenombre «gaetulicus«.
Floro, por su parte, cita el éxito de Coso Cornelio Léntulo en el 6 DC contra los musulamios y los gétulos vecinos de las Sirtes, que habían invadido el territorio de África y según parece, habían amenazado Leptis Magna. Y por último, Orosio transmite que Coso acantonó a los musulamios y gétulos en un territorio delimitado y los mantuvo fuera de las fronteras romanas. Se desconoce cómo llevó a cabo su campaña el general romano o qué estrategia se siguió para sofocar tal rebelión.
Gobierno de Juba II
Cuando Juba II y Cleopatra Selene se mudaron a Mauritania, llamaron a su nueva capital Cesaria Mauretania (actual Cherchell, Argelia), en honor a Augusto, al igual que Herodes había construido otra con el mismo nombre. Los proyectos de construcción y escultura en Cesaria y otra ciudad, Volubilis, muestran una rica mezcla de estilos arquitectónicos egipcio, griego y romano.
La ciudad de Casaria fue diseñada al modo romano en cuadrícula y las comodidades incluían un teatro, una galería de arte y un faro inspirado en el Faro de Alejandría. Probablemente, comenzó la muralla romana que se extendía por unos 7 kilómetros alrededor de un espacio de unas 400 hectáreas. La pareja real fue enterrada en el Mausoleo Real de Mauretania.
La capital portuaria y su reino florecieron durante ese período, con la mayoría de la población de origen griego y fenicio con una minoría de bereberes, se dedicó al comercio en todo el Mediterráneo, particularmente con España e Italia. Mauretania exportaba pescado, uvas, perlas, higos, granos, muebles de madera y tinte púrpura extraído de ciertos mariscos, que se usaba en la fabricación de franjas púrpuras para túnicas senatoriales. Juba II envió un contingente a islas Purpuraires para restablecer el antiguo proceso de fabricación de tintes fenicios.
La ciudad de Tingis (actual Tánger), una ciudad en las Columnas de Hércules (actual estrecho de Gibraltar) se convirtió en un importante centro comercial, relacionándose con Gades (actual Cádiz) y Cartago Nova (actual Cartagena) en España.
En Mauretania, Juba II estuvo muy influido por su esposa en temas de gobierno, y gracias a ella fomentó las artes escénicas y el conocimiento de la historia. Su esposa murió en el año 19 DC. Juba II nombró a su hijo Ptolomeo regente de Mauretania. Y cuatro años después en el año 23, moría su esposa Cleopatra con la que tuvo dos hijos: Ptolomeo de Mauritania que sucedió a su padre, y una cuyo nombre no se ha registrado, se menciona en una inscripción; se ha sugerido que podría ser Drusila de Mauritania.
Se casó con Glafira, princesa de Capadocia y viuda de Alejandro, hijo de Herodes el Grande. Este fue ejecutado en el 7 AC, por su participación en una conspiración contra su padre. Glafira se casó con Juba II en el 6 o 7 DC. Luego se enamoró de Herodes Arquelao, otro hijo de Herodes el Grande y Etnarca de Judea. Glafira se divorció de Juba para casarse con él en el 7 DC. Juba no tuvo hijos con esta mujer.
Descubrimiento de las islas Canarias
Según Plinio el Joven, Juba II envió una expedición a las islas Canarias y a Madeira y allí recopiló información sobre flora, fauna y etnografía.
Al menos hubo una expedición, pero se sospecha que fueron más. Gracias a estos viajes, Juba II sacó al Archipiélago del terreno de lo mítico a lo real, describiendo hasta seis islas distintas, sus gentes, sus costumbres y sus riquezas.
Juba II habría dado a las islas Canarias ese nombre porque se encontraron grandes perros feroces (canarius, del latín can, canis, perro) y nombró cinco de las islas en latín: Canaria (actual Gran Canaria), Nivaria (la isla de las nieves perpetuas, actual Tenerife), Capraria, Iunonia Maior (probablemente, La Palma), Iunonia Minor y una en griego, Ombrios (actual El Hierro).
A pesar de lo poco que se ha logrado rescatar sobre el resultado estas exploraciones, para Alicia García no hay dudas de que Juba II conocía bien la costa oeste norteafricana, por cuanto convirtió la actual cabo de Mogador en un centro de producción de tinte importante para la época.
Obras escritas de Juba II
Juba escribió varios libros en griego sobre historia, historia natural, geografía, gramática, pintura y teatro. Compiló una comparación de instituciones griegas y romanas conocida como Semejanzas. Su guía de Arabia se convirtió en un éxito de ventas en Roma. Solo sobrevivieron fragmentos de sus obras.
Recopiló una biblioteca sustancial sobre una amplia variedad de temas, que sin duda complementó su propia producción prolífica. Plinio el Viejo se refiere a él como una autoridad 65 veces en la Historia Natural y en Atenas, se construyó un monumento en el Gimnasio de Ptolomeo en reconocimiento a sus escritos.
Se han identificado provisionalmente diez obras de Juba II, pero todas son fragmentarias:
- Arqueología romana, en dos libros.
- Semejanzas, en al menos quince libros.
- Sobre la pintura, en al menos ocho libros.
- Historia del Teatro, en al menos diecisiete libros.
- Los viajes de Hannon, posiblemente una traducción del periplo de Hannón el Navegante.
- Sobre la Euforbia, un folleto sobre una planta llamada tártago que encontró en el Alto Atlas, que más tarde se la llamaría Euphorbia regis-jubae.
- Libia en al menos tres libros.
- Sobre Arabia, que fue la única obra de Juba que pudo haber escrito en latín.
- Sobre Asiria, en dos libros.
- Epigramas, de los cuales seis líneas de una cita por Ateneo son todo lo que sobrevivido.
Las obras de Juba sobrevivieron solo en citas, tanto en griego como en latín. Hay alrededor de 100 de estos, aproximadamente la mitad en la Historia natural de Plinio el Viejo.
Ptolomeo (23-40 DC)
Subida al poder
A través de sus padres, Ptolomeo tenía la ciudadanía romana y lo enviaron a Roma para ser educado. Su madre probablemente murió en el 5 AC, y fue enterrada en el Mausoleo Real de Mauretania.
En Roma, Ptolomeo recibió una buena educación romana. Formó parte de la notable corte de su tía materna Antonia Menor, una influyente aristócrata que presidía un círculo de varios príncipes y princesas que asistían en la preservación política de las fronteras del Imperio romano y los asuntos de los estados clientes.
Antonia Menor, la hija menor de Marco Antonio y la sobrina menor del emperador Augusto, era media hermana de la difunta madre de Ptolomeo, también hija de Marco Antonio. La madre de Antonia Menor era Octavia Menor, la cuarta esposa de Marco Antonio y la segunda hermana de Octaviano (más tarde Augusto). Ptolomeo vivió en Roma hasta los 21 años, cuando regresó a la corte de su anciano padre en Mauritania.
En el año 19 DC, cuando Ptolomeo regresó a Mauritania, Juba II nombró a Ptolomeo su co-gobernante y sucesor. La acuñación, en un lado hay un busto central de Juba II con su título en latín “Rey Juba”. En el otro lado hay un busto central de Ptolomeo y la inscripción que dice en latín “Rey Ptolomeo hijo de Juba”. Juba II murió en el 23 y fue colocado junto a su esposa Cleopatra Selene II en el Mausoleo Real. Entonces Ptolomeo se convirtió en el único gobernante de Mauritania.
Reinado de Ptolomeo
En el año 24 DC, Ptolomeo ayudó decisivamente al gobernador de la provincia romana de África, Publio Dolabela, puso fin a una larga guerra con las tribus locales (dirigidas por los númidas de Tacfarinas y los garamantes) que asolaban África en contra de Roma desde el año 17. Aunque los rebeldes fueron finalmente derrotados, ambas partes sufrieron un gravoso número de pérdidas, tanto en caballería como en infantería.
El Senado Romano, reconociendo la leal conducta del rey mauritano, le otorgó un cetro de marfil, una túnica triunfal bordada y le saludaron como rey, aliado y amigo. Estas muestras de reconocimiento eran una antigua tradición romana que fue revivida por el Senado (Tácito, Anales, libro IV).
Ptolomeo tomó por esposa a Julia Urania, una mujer siria de orígenes oscuros, posiblemente perteneciente probablemente a la familia real de Emesa. Su única hija conocida llamada como su hermana Drusila, nació entre los años 37 y 39 y fue la primera esposa que tuvo el gobernador de Judea Marco Antonio Félix.
Pronto se divorciaron y Drusila se casó en el 56 con Sohaemo (Sohaemus), pariente lejano por parte de madre y rey-sacerdote de la ciudad de Emesa desde 54 hasta su muerte en 73. Tuvieron un único hijo, Cayo Julio Aexio, que sucedió a su padre como rey y sumo-sacerdote del dios El-Gabal. La reina Zenobia de Palmira decía descender de él.
Muerte de Ptolomeo
En el año 40, el emperador Calígula invitó a Ptolomeo a visitar Roma. Le recibió con los honores apropiados. Según Suetonio (en Vidas de los Doce Césares), en una ocasión en la que Ptolomeo acudió al anfiteatro durante un espectáculo de gladiadores, vestía una capa púrpura que atrajo la admiración del público. Celoso, Calígula ordenó su ejecución. Tras su muerte, Calígula se anexionó el reino.
Más allá de las razones anecdóticas apuntadas por Suetonio, algunos autores han explicado el asesinato de Ptolomeo y anexión de su reino a una respuesta romana a la existencia de problemas internos en el reino y como un medio de garantizar la seguridad del país y de las provincias limítrofes.
Sin embargo, otros autores han negado tales problemas, afirmando simplemente que en época de Calígula habían desaparecido los impedimentos para la anexión que existían en la época de Augusto, cuando cedió Mauretania a Juba II, que era el de poner en peligro a otras partes del Imperio.
Tras sofocar una revuelta liderada por Aedemos, liberto de Ptolomeo, el reino fue organizado definitivamente por Claudio en dos provincias: Mauretania Tingitana y Mauretania Cesariense.
Los númidas siguieron alistándose como jinetes auxiliares del ejército romano.