Edad Media El Imperio carolingio Guerras de Carlomagno contra los sajones o guerras Sajonas

Antecedentes

Mucho antes de que Carlomagno llegara al trono franco, la Iglesia había estado trabajando para convertir a los pueblos germánicos al cristianismo. En muchas zonas logró un éxito notablemente rápido, pero entre los sajones, y en menor medida los frisones, los misioneros cristianos se enfrentaron a una tarea mucho más difícil.

Mientras los carolingios apoyaban la reorganización de la Iglesia en aquellas partes de la Alemania Occidental y Meridional que habían sido cristianas durante mucho tiempo, los paganos sajones y frisios llegaron a ser cada vez más una anomalía, si no una afrenta al cristianismo. Los misioneros anglosajones desempeñaron un papel notable en estos esfuerzos, algunos de los cuales fueron martirizados y se convirtieron en santos. Mientras tanto, muchos sajones, viendo el destino de sus vecinos, llegaron a creer que la adhesión a las creencias paganas tradicionales era un aspecto necesario para mantener su propia independencia política.

Incluso el odio al cristianismo parecía haber aumentado, y las incursiones sajonas en un territorio gobernado por los francos a menudo se dirigían a iglesias y monasterios, matando sacerdotes y monjes, y violando monjas. Quizás los asaltantes creían que tales actos eran agradables a sus dioses, o quizás era simplemente el salvajismo de la gente que se sentía bajo amenaza. Sin embargo, la evidencia documental y arqueológica muestra que algunos sajones se convirtieron al cristianismo, aunque su destino y su papel en la próxima lucha con Carlomagno permanece incierto. La relación entre la dinastía carolingia y el papado en Roma se había fortalecido bajo Pipino, el padre de Carlomagno.

Durante el cogobierno de Carlomagno y su hermano Carlomán, y pocos meses después de la muerte de este en diciembre de 771, Carlomagno informó al Papa de su intención de convertir a los sajones a la Santa Fe. La implicación era que esto sería hecho por la fuerza de las armas si era necesario. Carlomagno pudo también haber querido vengar la muerte de tantos misioneros.

Desde un punto de vista puramente militar, uno de los mayores problemas de los carolingios radicaba en el hecho de que Sajonia nunca había formado parte del Imperio romano. Por lo tanto, carecía de carreteras, puentes y ciudades. De hecho, se sabía muy poco sobre el país. La mayoría de las campañas contra los sajones fueron obstaculizadas por densos bosques, con el consiguiente peligro de emboscada. Los estrechos pasos a través de colinas, que pueden no haber sido muy altas, sin embargo, confinaba los movimientos carolingios a una ruta conocida y, por lo tanto, con peligro de emboscada. Sajonia también estaba atravesada por varios ríos importantes, que únicamente podían cruzarse en vados conocidos.

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Lucha entre carolingios y sajones en un bosque, la mayoría de los enfrentamientos fueron emboscadas en los bosques. Autor Mitek Jakubiec conocido como Ethically Challenged, para la revista Medieval Warfare

Mientras tanto, en las tierras llanas del norte había amplias áreas abiertas, que carecían de cobertura u lugares obvios para campamentos fortificados. Aun así, el establecimiento de bases fortificadas y centros de guarnición se convirtió en el centro de la estrategia de Carlomagno. Estos estaban ocupados por colonos militares, que eventualmente serían integrados en la población más amplia. Mientras tanto, los que se construyeron en el sur y el oeste de Sajonia durante los primeros años del conflicto sirvieron como punto de partida para campañas más lejanas.

Las Guerras Sajonas constituyen un conjunto de campañas e insurrecciones que comenzaron en el año 772, cuando Carlomagno intentó anexionarse su territorio, terminaron 33 años después en el 804 con la sumisión total del territorio y la conversión obligatoria de todas las tribus sometidas. En total hubo 18 grandes batallas con alguna derrota significativa de los carolingios. Los territorios sajones fueron los últimos y los más costosos territorios en tiempo y recursos que se incorporaron al Imperio carolingio. Se la conoce también como la Guerra de los Treinta y Tres años. Se puede considerar tres periodos: el inicial, el intermedio y el final.

Periodo inicial (772-780)

En el 772 las regiones renanas fueron devastadas por bandas sajonas. La guerra comenzó en el 772 con la invasión franca del territorio sajón. Al igual que sus predecesores, Carlomagno por lo general planeaba sus campañas a finales del invierno o principios de la primavera. Tan pronto como estos planes estaban listos, se enviaban mensajeros a los cargos u otros líderes militares de alto rango para que aportaran las fuerzas que se esperaban, especificando la fecha y el lugar de reunión. La lucha se llevó a cabo en verano con una tregua, formal o informal, que normalmente entraba en vigor con la llegada del invierno. Sin embargo, Carlomagno estaba dispuesto y podía continuar las operaciones militares a un nivel relativamente bajo durante el invierno si eso se consideraba necesario.

Así, en palabras de otro historiador: “La campaña se inauguró en julio de 772, el gran ejército franco acompañado de obispos, sacerdotes y monjes cabalgando y marchando en la retaguardia, y su presencia prestó su propio color a la empresa y fijó el propósito religioso por encima de cualquier otro”.

Los carolingios, partiendo del medio Rin, penetraron en territorio enemigo, Carlomagno condujo su ejército a la ciudad de Eresburgo y obligando a los habitantes de Angria a que cortaran y entregaran un irminsul (un pilar o tótem de madera sagrado) que se encontraba cerca de la ciudad.

La campaña de Carlomagno llegó hasta el río Weser, destruyendo a su paso varias fortalezas sajonas. Los sajones se retiraron más allá del río Weser. Tras la negociación con la nobleza sajona y la obtención de rehenes, Carlomagno abandonó la zona y se centró en la guerra contra los lombardos del Norte de Italia. Los sajones estaban distribuidos en cuatro grupos, de acuerdo a sus regiones de pertenencia: Westfalia, que lindaba por el oeste con Austrasia y, más allá, Estfalia. En medio de estos dos reinos se encontraba el de Angria, y al norte de los anteriores Nordalbingia, en la base de la península de Jutlandia.

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Primera campaña sajona de Carlomagno (772-780). Fuente www.lahistoriaconmapas.com

Mientras Carlomagno lucha contra el reino lombardo de Italia, las fuerzas sajonas retoman Eresburgo, ocupan Syburgo y atacan sin éxito Büraburgo.

Al año siguiente 774, mientras Carlomagno seguía ocupado en el norte de Italia, saqueadores sajones arrasaron gran parte del norte de Hesse y quemaron la abadía de Fritzlar, pasando al abad y a los monjes por la espada. En otoño, Carlomagno regresó apresuradamente de Italia, y con las tropas locales disponibles volvió a recuperar Eresburgo, pero el mal tiempo interrumpió la campaña.

En enero de 775, Carlomagno celebró una gran asamblea en Quierzy, en el norte de Francia, en la que se decidió que los sajones debían ser sometidos, después lideró un ejército para retomar Syburgo, y posteriormente se dirigió a Eresburgo, reconstruyendo y fortificado ambos lugares, dejando una guarnición.

El ejército de Carlomagno llegó al río Weser en Braunsberg, donde los sajones ofrecieron batalla amparados por el río, pero fueron derrotados cuando las tropas carolingias cruzaron el río, y posteriormente conquistaron el fuerte sajón de Sigiburgo.

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Asalto de la infantería pesada carolingia a una fortaleza sajóna. Autor Edouard Groult.

Carlomagno dividió su ejército, dejando una parte para despejar el valle de Weser, mientras él condujo a la otra parte de su ejército al río Oker, donde se sometieron los estfalianos, bajo su líder Hessi, que se bautizó. Después regresó hacia el oeste a la zona de Bückegau, donde los angrianos bajo su líder Brun también se sometieron. Posteriormente, cruzó Angria, donde nuevamente derrotó a los sajones.

Los sajones de Westfalia, probablemente comandados por Widukind, cruzaron el río Weser y lucharon en una batalla inconclusa con la fuerza de cobertura carolingia en Lübbecke, los carolingios reclamaron la victoria pero quizás en realidad sufrieron un revés. Carlomagno reunió todas sus fuerzas e infligieron entonces una derrota a los wesfalianos, cogiendo el botín considerable y tomando rehenes, aunque Widukind escapó.

En su camino de vuelta, reforzó los fuertes de Sigiburgo y Eresburgo, que hasta entonces habían sido importantes bastiones sajones. Toda Sajonia se hallaba bajo su dominio, a excepción de Nordalbingia.

En Navidad, tuvo que regresar a Italia para someter a los duques de Fruily y Spoleto, y una vez subyugados, Carlomagno tuvo que regresar rápidamente Sajonia en 776, dado que una revuelta había destruido su fortaleza en Eresburgo.

Regresó apresuradamente de Italia a la ciudad de Worms, donde Carlomagno convocó una gran asamblea antes de lanzar una rápida contraofensiva que claramente cogió a los rebeldes sajones con la guardia baja. La mayoría de sus líderes fueron convocados para reunirse con Carlomagno en la cabecera del río Lippe, donde las aguas minerales calientes de lo que actualmente es el balneario de Bad Lippspringe, tenía cualidades mágicas para estos paganos. Allí formalmente decidieron someterse y acordaron convertirse en cristianos. Carlomagno restauró la fortificación de Eresburgo y construyó un nuevo fuerte en Karlsburgo, cerca de la ciudad de Paderborn. Estos fuertes fueron guarnecidos con tropas scaras de élite.

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Carlomagno al frente de su ejército contra los sajones. Autor Alphonse de Neuville

El invierno siguiente permaneció en gran parte pacífico, aunque Widukind parece que lo utilizó para ganar aliados entre los que estaban molestos con la dominación carolingia. Tal vez consciente de las actividades de Widukind, en la primavera de 777, Carlomagno reunió un ejército particularmente grande, que luego llevó a Paderborn, donde otra asamblea general o dieta nacional de líderes carolingios había sido convocada. La asamblea se centró en la administración de las supuestamente conquistadas tierras sajonas, que estaban divididas en parroquias misioneras, listas para la conversión a gran escala de sus habitantes. Siguiendo fielmente su política religiosa, hizo bautizar a un considerable número de sajones.

El líder más sajón más importante, el duque Widukind, marchó a Dinamarca, hogar de su esposa.

Carlomagno todavía estaba en Paderborn cazando, cuando oyó hablar de la alianza entre Widukind y Sigfredo. Para entonces había recibido una solicitud de apoyo del gobernador de Zaragoza, que estaba en rebeldía contra el Emir Abderramán I. Confiando en que Sajonia estaba entonces bajo control, el Emperador aceptó enviar un ejército a Hispania al año siguiente. Habiendo pasado la Navidad en Douzy en las Ardenas, Carlomagno marchó a Aquitania, donde pasó la Pascua en Chasseneuil para preparar su próxima campaña española.

Cuando Widukind se enteró de que Carlomagno estaba ocupado en otro lugar y que probablemente se encontraba en dificultades significativas. El líder de los disidentes sajones aprovechó claramente esa oportunidad y se rebeló de nuevo atacando a los carolingios. La costosa nueva fortaleza de Karlsburgo fue destruida y el ejército de Widukind continuó hasta Deutz en las orillas del río Rin, incendiando iglesias que se encontró en su camino. Había penetrado tan profundamente en el territorio que había sido franco durante siglos, que los monjes de la abadía Fulda llevaron apresuradamente las reliquias de San Bonifacio a las montañas del Rhön para su seguridad.

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Incursión sajona. Autor Milek Jacubiec. Ilustración para Attila TW

Incapaz de cruzar el río Rin, Widukind llevó a sus hombres hacia Coblenza, capturando a gran parte de la población rural y enviándolos a Sajonia como esclavos. Una fuerza carolingia relativamente pequeña comprobó el ataque de los rebeldes

Otra fuerza carolingia relativamente pequeña se enfrentó a la embestida de los rebeldes frente a Coblenza, Widukind retrocedió hacia Deutz; dando a sus enemigos la impresión de que los sajones habían sido derrotados y que huían. Cuando eran perseguidos, realizaron bien un contraataque o bien una emboscada, derrotando a sus perseguidores cerca de Deutz. Las noticias de esta victoria supuestamente alentaron a otros muchos sajones a abandonar el cristianismo y, en consecuencia, las llamas de la revuelta se extendieron aún más.

Carlomagno se enteró del problema cuando llegó a Auxerre a su regreso de España y enviaron rápidamente tropas a Renania, donde derrotó y capturó a los sajones cerca de Leisa en el valle del Eder. El centro de la resistencia sajona se desplazó de nuevo hacia el norte, hasta la zona de Wigmodia entre los ríos Weser y Elba, donde Widukind encontró aliados firmes.

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Carlomagno contra los sajones. Autor Alphonse de Neuville

Carlomagno finalmente aceptó que la derrota de los rebeldes sajones ya no podía ser considerada como una guerra secundaria. Así, en el año 779 volvió a reunir a su ejército en Düren antes de cruzar el Rin en Lippeham. Derrotó entonces a una importante fuerza sajona en la batalla de Bocholt. Según los anales francos, todos los líderes de Westfalia fueron capturados, aunque otra vez con la notable excepción de Widukind. Carlomagno marchó hacia el este, cruzó el Weser y entró en el territorio de Eastfalia, donde los líderes locales volvieron a prestar juramentos de lealtad y entregaron rehenes. Durante casi dos años hubo relativamente poca lucha, mientras que Widukind parecía estar concentrado en buscar apoyos. Cuando los carolingios avanzaron cada vez más profundamente en Sajonia. La respuesta de los guerreros de Widukind fue realizar una guerra de guerrillas. Con el fin de atraerse las aristocracias tribales sajonas, Carlomagno les permitió conservar sus tierras y su estatus a cambio de entregar rehenes.

En una dieta realizada cerca de Lippe en 780, dividió el territorio supuesta Sajonia conquistada en zonas eclesiásticas donde los obispos, sacerdotes y abades pudieran predicar más eficazmente  y asistió en persona a varios bautismos en masa. Ese mismo año Carlomagno decretó la pena de muerte para aquellos sajones que no se bautizaran, no celebraran las fiestas cristianas o incineraran a sus muertos. Entre 780 y 782, Sajonia vivió un período de paz.

Periodo intermedio (782-785)

Carlomagno volvió a Sajonia nuevamente en 782. Celebró una dieta a la que asistieron todos los jefes sajones, la única excepción fue Widukind. En esta asamblea se estableció un código de leyes por las que los restos de religión pagana quedaban prácticamente eliminados, también designó varios condes, tanto sajones como francos, para la administración del territorio.

Los delitos contra la Iglesia o el Estado serían castigados con la muerte. Estos variaban desde cualquier forma de resistencia, hasta romper el sábado o comer carne de caballo. Tal vez incluso más provocativo para los nuevos conversos sajones, desde los más ricos hasta los más pobres; fue la introducción del diezmo para la iglesia, que consistía en pagar la décima parte de lo que ganaban para apoyar la predicación del cristianismo, pero fueron pagados por esas mismas personas que estaban en la nueva religión obligados a ello. Además, los diezmos debían, en gran medida, ser recaudados por la nueva aristocracia de los nobles francos y sajones, unos vistos como traidores y otros como extranjeros. Además, los sajones tenían que proporcionar trabajo no remunerado para la Iglesia.

Estas medidas nuevamente incendiaron la chispa de la rebelión. Ese mismo año, Widukind regresó en otoño para liderar una nueva revuelta, la cual se tradujo en varios ataques contra la Iglesia. Los sajones invadieron el territorio de los chatti, una tribu germánica que ya había sido convertida al cristianismo por San Bonifacio y que pertenecía al Imperio de Carlomagno.

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Segunda campaña de Carlomagno contra los sajones (782-785). Fuente: www.lahistoriaconmapas.com

Mientras tanto, Carlomagno regresó a Francia y allí se enteró de que los eslavos sorbios, algunos de los cuales vivían en tierras disputadas entre los ríos Elba y Saale, estaban atacando tanto a sus vecinos sajones como a Turingia, que había sido territorio carolingio durante mucho más tiempo. Tal vez estos sorbios esperaban aprovechar los cambios políticos y cualquier confusión resultante, al menos en Sajonia. Evidentemente, causaron daños y pérdidas generalizados.

Después de regresar a Francia, Carlomagno fue a Baviera para supervisar los preparativos finales para un gran ataque contra el Kaganato ávaro. Obviamente, la embajada de paz de Hun en su gran asamblea en Lippspringe había fracasado. Mientras estaba en Baviera, Carlomagno se enteró de las incursiones de los sorbios, pero en lugar de cambiar sus planes contra los ávaros, envió una pequeña fuerza para hacer frente a ese problema aparentemente menor. Se componía de caballería scara de élite o tropas montadas de entre francos del este de las Ardenas y Renania. Los scaras eran los verdaderos profesionales del ejército carolingio.

En esa ocasión, fueron apoyados por los sajones de los nuevos territorios conquistados, aparentemente era la primera vez que estos sajones luchaban por su nuevo gobernante. Este pequeño ejército estaba embargo dirigido por tres altos ministeri (funcionarios del gobierno) de la corte franca, Adalgis, el camararius (chamberlan), Gallo, el comes stabuli (condestable), y Worad, el comes palatini (conde del palacio), con órdenes de reprimir la temeridad de los contumaces sajones.

Batalla de Süntel (782)

Adalgis, Gallo y Worad estaban cerca del río Elba cuando supieron que un nuevo levantamiento sajón había comenzado detrás de ellos, aparentemente dirigido contra los sacerdotes cristianos. A partir de ese momento parece no hay más menciones de los sajones aliados en esta pequeña expedición punitiva. Quizás desertaron, o bien eran infantería, que se habían quedado atrás, cuando los tres comandantes carolingios se apresuraron a hacer frente a esta nueva amenaza. Abandonaron la ruta prevista y se dirigieron contra los eslavos a toda velocidad.

Carlomagno, mientras tanto, ordenó a su pariente cercano, el conde Teodorico, que reuniera otro ejército de francos del este, de Ripuario o de Renania, y se uniera con el primer ejército bien en Paderborn o bien en Eresburgo (Obermarsberg). También es probable que cuando los ejércitos carolingios unieron sus fuerzas, eran aún superados en número por los rebeldes sajones de Widukind.

Los comandantes de Carlomagno no tuvieron dificultad en enterarse de que sus enemigos se estaban reuniendo en las colinas de Süntel, con vistas a la orilla oriental del río Weser.

Además, los sajones habían construido una castra o posición fortificada, casi con toda seguridad en el Hohenstein, en una parte estrecha de lo que podría describirse como la meseta de Süntel, estaba rodeado en su mayor parte por valles escarpados y acantilados aún más escarpados. Los Anales Revisados ​​dicen que la posición sajona estaba en el norte de Süntel, mientras que Hohenstein estaba hacia su extremo occidental, aunque todavía al norte del río Weser.

Se desconoce si los cuatro comandantes carolingios habían elaborado sus planes en Eresburgo o lo hicieron después de haber marchado por la orilla occidental del Weser y estaban a la vista del Süntel. Lo cierto es que celebraron el consejo en alguna parte y adoptaron el plan de Teoderico de lanzar un ataque en pinza si el terreno era apropiado. Como la parte del ejército de Teoderico era escasa en caballería, inicialmente permanecería estática, dejando la maniobra a Adalgis, Gallo y Worad con su fuerza completamente montada. Mientras que, presumiblemente, la infantería de Teodorico se esforzaría por las laderas del Süntel para atacar la castra sajona. Era una táctica usada con frecuencia, aunque generalmente con mayor éxito, por los ejércitos carolingios hasta bien entrado el siglo IX.

Tal vez el plan incluso preveía que los tres comandantes trataran de atraer al enemigo lejos de su posición y así dar a las tropas de Teoderico una mejor oportunidad de superar las fortificaciones de la castra.

Cabe señalar que en esta parte del Süntel, las colinas no son colinas escarpadas, como se ha sugerido a veces, sino que forman una meseta relativamente plana si es estrecha. Además, los bosques que existieron en el siglo VIII, eran en gran medida caducifolios, con áreas despejadas de arbustos y hierba, no de pino denso y oscuro de la imaginación popular.

Los tres comandantes condujeron a sus hombres a través del río Weser, probablemente había un vado cerca de donde estaba el Münsterbrücke medieval (puente de Münster) y la ciudad de Hamelin construidos posteriormente. Luego se dirigieron a las colinas Süntel donde tomaron posición al este del enemigo. Mientras tanto, Teodorico construyó el campamento al lado del Weser para bloquear cualquier empuje sajón hacia territorio carolingio.

A partir de aquí sus hombres también podrían lanzar el ataque conjunto propuesto sobre la castra sajona. Esta posición parece haber estado más cerca de otro vado río abajo, probablemente en lo que ahora es Hessisch Oldendorf. No obstante, parece improbable que Teodorico llevara a sus hombres a lo largo de la orilla este, exponiéndolos al ataque de los sajones desde las colinas. Así que probablemente fue a lo largo de la orilla oeste, cruzando el Weser únicamente en ese vado inferior. Se cree que fue la misma ruta utilizada por un ejército romano en el año 16 para derrotar al líder germano Arminio.

El «primer» ejército carolingio de los tres comandantes ascendió las laderas sur-orientales de la meseta de Süntel, y establecieron su campamento, probablemente en o cerca del Hohe Egge que es la parte más alta de la meseta (437 m).

El comandante sajón era consciente de dificultades inherentes a su posición. Comprendió que tenía que enfrentarse y derrotar a la scara franca situada al este y que no estaba demasiado lejos de su campamento, antes de que las fuerzas de Teodorico llegaran y convergieran ambas fuerzas y los rodearan, evitando la llegada de refuerzos. Widukind también era consciente de que Adalgis y los otros comandantes no dirigirían una carga montada contra una posición fortificada, ni ordenaría a sus jinetes desmontar y asaltar la castra a pie. Widukind ordenó a sus tropas salir de la protección de la castra para atraerlos a una emboscada.

Seguramente algunos sajones permanecen en la castra de Hohenstein, dentro de su fortificación, en caso de un movimiento repentino del «segundo» ejército carolingio, además de asegurar esta posición como un refugio en caso de que la principal fuerza sajona fuera derrotada.

Las fuerzas «sajonas» rebeldes escondieron parte de sus fuerzas en el bosque, para atacar ambos flancos del primer ejército carolingio, que incluiría la mayoría de los arqueros sajones. Mientras el resto de las fuerzas fueron al encuentro de las fuerzas carolingias para atraerlas hacia la trampa.

Es muy probable que una pequeña fuerza sajona estaría observando las fuerzas de Teodorico en su campamento fortificado, para ver sus movimientos y avisar.

Los comandantes del primer ejército carolingio vieron una fuerza aparentemente pequeña de guerreros sajones a pie, y supusieron que estaba protegiendo los accesos surorientales a la castra. Deciden cargar contra ellos, desplegaron en línea de batalla y cuando estaban cerca ordenaron galope para minimizar el tiempo están expuestos al tiro con arcos y jabalinas sajones.

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Batalla de Süntel 782. La scara carolingia cargando contra los sajones. Autor Giuseppe Rava

Cuando iniciaron la carga, la línea sajona se retiró y huyó, los jinetes carolingios les persiguieron y entraron en la emboscada.

Los arqueros sajones y la infantería armada con jabalinas bombardean desde los flancos al enemigo que avanza. La carga de caballería carolingia se desorganizó y al verse completamente rodeados, intentaron escapar. Unos lo hicieron a través de las montañas hacia el segundo campamento, otros hacia el oeste por pequeños barrancos como el de Langeföhrbach (arroyo Long Pine) hacia el valle del río Weser, pero otros pudieron haber huido hacia el norte y luego hacia el oeste.

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Batalla de la colina Suntel (782). un grupo de carolingios rodeados por los sajones.

El comandante carolingio superviviente, Worad, probablemente estaba al mando de uno de las alas, tal vez la izquierda, lo que explicaría la salida de su unidad de la emboscada.

Los guerreros sajones que estaban en Hohenstein pudieron haber salido para bloquear la huida de las unidades carolingias dirigidas por Adalgis y Gallo, tratando de escapar por el norte.

La mayor parte del primer ejército carolingio fue muerto, entre ellos Adalgis y Gallo, que se supone estaban al mando del centro y del ala derecha, más 4 condes, 20 clari (aristócratas) y nobliles (nobles). Lo peor de la matanza y tal vez la posición final de los carolingios probablemente tuvo lugar en Blutbach (corriente de sangre) o en Totental (valle de la muerte)en el nordeste de la colina Hohenstein.

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Batalla de la colina Suntel (782). Ultima posición. Adalgis y Gallo comandantes carolingios aguantan apoyados contra un árbol en la colina Suntel, los guerreros sajones incluyendo a su jefe Widukind (con cota de malla) se acercan para matarlos. Autor Graham Turner.

El conde Teodorico se dice que se apresuró para salvar a los supervivientes, así que es posible que las tropas del «segundo» ejército carolingio se movieran hacia delante para apoyar a los fugitivos y llevarles a seguro.

Los escuderos y otros sirvientes del primer ejército que se habían quedado en el campamento, huyeron al oír hablar de la derrota carolingia, y buscaron seguridad del «segundo» ejército carolingio.

El segundo ejército carolingio y los supervivientes del primer ejército se retiran a su punto de partida en Eresburgo.

Derrota de los sajones

En el otoño de 782 Carlomagno regresó apresuradamente de Italia, reunió un ejército con tropas disponibles en Baviera y luego marchó a Sajonia, probablemente inicialmente a Eresburgo. Siguió el curso de río Weser hasta llegar al río Aller, acampando cerca de Verden en la Baja Sajonia.

El 4 de octubre del 782,  ordenó la decapitación de 4.500 sajones que habían sido descubiertos y capturados practicando sus ritos paganos nativos, después de haber sido convertidos al cristianismo. Este hecho es conocido como la Masacre de Verden, no obstante, Widukind consiguió escapar nuevamente a Dinamarca.

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Ejecución sajones en Verden (782). 4500 prisioneros sajones fueron ejecutados por los carolingios en la masacre de Verden

Carlomagno regresó a Thionville, donde permaneció la Navidad del 782 hasta la Semana Santa de 783. Widukind volvió a Sajonia, probablemente a primeros de 783, y extendió de nuevo la rebelión sajona.

El 30 de abril de 783, mientras Carlomagno se prepara para otra campaña en Sajonia, su esposa la reina Hildegard murió.

En la primavera de 783, los rebeldes sajones se reunieron cerca de Detmold. Cuando Carlomagno se enteró de que los sajones se preparaban para combatir, reunió un pequeño ejército y marchó hacia ellos todo lo rápido que pudo, su rapidez les sorprendió y tuvieron que presentar batalla, siendo completamente derrotados, siendo tal la matanza que muy pocos consiguieron escapar. Einhard especifica que esta batalla tuvo lugar “cerca de la montaña que se llama Osning” su nombre antiguo era Teutoburger Wald, posiblemente el mismo lugar de la batalla de Teotoburgo, donde fue derrotado Varo en el año 9. También especifica que Carlomagno se enfrentó a Widukind en un combate singular.

Carlomagno volvió atrás y estableció su campamento fortificado en Paderborn, lo que sugiere que su reciente victoria pudo haber sido marginal o que su ejército era muy pequeño. Allí esperó los refuerzos de Franconia (probablemente reunidos en Worms). Paderborn se había convertido en una base desde la cual, se evitaaba que la rebelión se extendiera hacia el sur y desde donde poder lanzar una contraofensiva adecuada contra Westfalia, el corazón de la fuerza de Widukind.

Mientras tanto, el líder sajón había reunido a los rebeldes de todas las tribus sajonas en un gran ejército en el valle del río Hase, era la primera y única vez que sucedía.

Los anales francos dejan claro que Carlomagno no esperó a que llegaran todos sus refuerzos, sino que cuando se enteró, reunió todas las fuerzas disponibles y marchó contra los rebeldes. Los encontró junto al río Hase cerca de la actual Osnabrück a finales del verano. La batalla que siguió, se dice que duró tres días, aunque en realidad es probablemente que ambos ejércitos estuviesen dos días en espera a ambas orillas del río, hasta que Carlomagno consiguió cruzarlo con sus hombres y presentar batalla. Según Einhard varios miles de sajones murieron en la batalla, y muchos otros fueron hechos prisioneros. Los rebeldes nunca más se atrevieron a enfrentarse a Carlomagno en una batalla campal.

Widukind se retiró a Wittekindsberg, y fue asediado allí por Carlomagno, la fortaleza sajona fue asaltada, al parecer abriendo una brecha en la puerta norte, Widukind escapó de nuevo. La fortaleza posteriormente tomaría el nombre de Widukind. Carlomagno se aseguró el control de esta posición estratégica tal antes de asolar una la zona del río Weser y posteriormente del Elba.

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Asalto de Wittekindsberg (783). Fuerzas carolingias entran por la destruida puerta norte de la fortificación. Autor Graham Turner.

Habiendo aparentemente aplastado de nuevo la rebelión sajona, Carlomagno regresó al territorio franco, a Herstal, que era el lugar de origen la familia de la madre de Carlomagno, Bertrada, había muerto el pasado el 12 de julio. Aquí el rey se casó con Fastrada, su tercera esposa, hija de un conde sajón, y se quedó para celebrar la Navidad y la Pascua.

Durante el invierno, Widukind había forjado nuevas alianzas, como resultado de las cuales, estallaron rebeliones en Frisia y en Eastfalia.

El ejército carolingio cruzó el Rin más al norte que de costumbre, cerca de Lippeham. Esperaba separar a los rebeldes de Westfalia de los frisones. Luego marchó al río Weser, a través de la zona que consideró correctamente como el centro de los problemas. Después de devastar algún territorio rebelde, alcanzó Huculbi (actual Petershagen), a unos 10 km al noreste de Minden, pero encontró más adelante el camino bloqueado debido al desbordamiento del río Weser, que le impedía invadir el norte de Sajonia como había planeado originalmente.

Carlomagno dividió su ejército, dejando una parte bajo el mando su hijo Carlos el más joven para someter a los westfalianos. Mientras él, a la cabeza del otro, se dirigió a Turingia, para someter a los easfalianos. Esto sugiere que Carlomagno marchó por el valle de Weser y cruzó en otro lugar. Luego llegó a las llanuras de Sajonia, entre los ríos Elba y Saale, destruyó los campos de los sajones del este, quemó sus villas y luego regresó de Schöningen (actual Worms), presumiblemente para despedir a sus tropas de Franconia.

Para entonces, Carlomagno había alcanzado acuerdos con varios dirigentes eastfalianos, que de nuevo asumió que asegurarían la paz. La marcha había sido acompañada por la construcción de curtes o fuertes rectangulares al oeste del Weser. Al este de ese río, los carolingios reforzaron los fuertes redondos sajones existentes y construyeron nuevos fuertes de tierra, césped y troncos, que sirvieron como centros administrativos o puntos de reunión para los carolingios. Albergaban un pequeño número de edificios irregularmente distribuidos dentro de sus murallas.

Mientras tanto, Carlos el Joven había ganado su propia victoria en el distrito de Draigni (Dreingau entre Lippstadt y Lünen), cerca del río Lippe; donde le esperaba un ejército de sajones. Se enfrentaron en una batalla en que atacó con la caballería por las alas, consiguiendo la victoria, matando a muchos y el resto huyeron. Después se reunió con su padre en Worms.

Allí se celebró una asamblea en la que se decidió continuar las operaciones durante el invierno, para evitar que los rebeldes se organizaran.

Como resultado, Carlomagno, después de celebrar la Navidad en un campamento en el río Emmer (afluente del Weser) en el Weissgau cerca de un fuerte sajón llamado Skidroburg (actual Schieder), avanzó, devastando, al lugar llamado Rehme donde se juntan los ríos Weser y Werre. Sin embargo, su progresión fue de nuevo bloqueada por las inundaciones, regresando con su ejército de nuevo a Eresburgo, donde pasó el resto del invierno.

Claramente, Carlomagno había decidido dominar completamente la región del Weser medio antes de aventurarse más al norte sobre las amplias llanuras del norte de Alemania. Así pues, las unidades de élite carolingias o scaras basadas en Eresburgo siguieron atacando los asentamientos sajones rebeldes y tomando el control de las carreteras «hasta la llegada de un clima adecuado», el propio Carlomagno participó en algunas de estas incursiones.

La nueva esposa de Carlomagno, Fastrada, y algunos de sus hijos llegaron a Eresburgo a fines del año 784 y permanecieron allí con el rey hasta la Pascua del año siguiente. Durante este período, los artesanos carolingios fortalecieron a Eresburgo, «construyendo las fortificaciones de nuevo, pero también construyendo allí una iglesia«, según los Anales de Mosela.

Según una leyenda posterior, Widukind fue a espiar a sus enemigos disfrazados como un mendigo, y estuvo así presente durante la celebración de Pascua.

Esta leyenda sostuvo que vio a un sacerdote realizando el Santo Sacramento de la misa, pero en lugar de dar un pedazo de pan a cada participante, el sacerdote les dio un hermoso niño. Para el asombro de Widukind, el sacerdote milagrosamente dio el mismo niño a cada persona. Poco tiempo después, Widukind fue supuestamente reconocido porque tenía un dedo deformado y, por lo tanto, fue capturado. Cuando Carlomagno oyó lo que Widukind había visto, llegó a la conclusión de que al líder rebelde sajón se le había concedido una visión milagrosa del Niño Jesús, con lo cual Widukind renunció al paganismo y aceptó convertirse en cristiano.

Se desconoce si alguno de los agentes de Widukind le llevó informes del misterio cristiano de la misa pascual de Eresburgo. Sin embargo, esta leyenda cómodamente justificó la voluntad de Widikind de ser bautizado, más tarde, en el mismo año. Unas semanas después de Pascua, Carlomagno llevó su corte a Paderborn para otra asamblea de carolingios y de recién presentados señores sajones. El joven hijo del rey, Luis, de unos siete años de edad, también llegó con refuerzos militares de Aquitania. El principal objetivo de la asamblea de Paderborn era redactar otro capitular o ley para proteger las nuevas instituciones y personal de la iglesia en Sajonia, aunque también permitió a Carlomagno prepararse para una nueva campaña sajona.

Después Carlomagno llevó toda su fuerza hacia el norte, encontrándose poca resistencia porque, como dicen los Anales lacónicamente, «las carreteras estaban libres».

Finalmente, llegaron a las orillas del bajo Elba en la región de Bardengau. La resistencia sajona se había roto, por lo menos por el momento, e incluso es posible que la leyenda de Widukind viendo un milagro en Eresburgo reflejara algunas negociaciones preliminares de otra manera no registradas. En la práctica, Widukind todavía no estaba seguro de cómo se recibiría una rendición, por lo que él y su séquito inmediato, incluido su supuesto yerno Abbo, se retiraron al norte del Elba, tal vez considerando la búsqueda de un santuario con su aliado pagano, el rey Sigfrido de los daneses.

Utilizando a los sajones como intermediarios, Carlomagno trató de ofrecerse a conocer a Widukind y Abbo personalmente. Finalmente, ambas partes acordaron un intercambio de rehenes como garantía de buena fe.

En realidad, estas negociaciones tomaron tiempo, durante las cuales Carlomagno regresó a su palacio en Attigny, en el noreste de Francia. Fue desde allí donde Amalwin se dirigió a Widukind con los rehenes seleccionados. Solamente entonces Widukind, Abbo y su séquito, más Amalwin y los rehenes, cruzaron el Rin y se dirigieron al palacio de Attigny.

El bautismo de Widukind y Abbo en la capilla real en Attigny fue el día de Navidad de 785, fue un acontecimiento altamente significativo, como reconocimiento público del estatus de Widukind, Carlomagno en persona fue el padrino. Además, le obsequió con dos relicarios de oro portátiles, que todavía existen.

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Bautismo del líder sajón Widukin en Attigny (785). Carlomagno saluda a Widukind, líder de los derrotados sajones antes de proceder al bautismo en la iglesia del palacio de Attigny. Autor Graham Turner.

Estos dos últimos años habían sido los más de sangrientos de la guerra y significaron el traslado forzado de unos 30.000 sajones a otras regiones del Imperio.

Los acontecimientos posteriores no fueron tan sencillos para Carlomagno. Permaneció en Attigny, al menos hasta la Pascua siguiente, pero tuvo que lidiar con la rebelión del conde Hardrad de Turingia, que había estallado antes en el año 785. Sus causas siguen siendo oscuras, aunque el biógrafo de Carlomagno Einhard lo atribuyó a las «crueldades» de la nueva reina de Carlomagno, Fastrada. De acuerdo con otra fuente, el problema surgió entre los francos que vivían al este del Rin, precisamente entre los grupos militares que habían sufrido el peso de la lucha contra los rebeldes sajones.

Aunque la conspiración de Hardrad fue aplastada rápidamente en el año 786, algunos de sus líderes fueron cegados y otros exiliados, este fue el primer ejemplo registrado de los miembros tradicionalmente más leales de la dinastía carolingia que se volvieron contra Carlomagno.

Periodo final del 792 al 804

Habría otros levantamientos entre los sajones hasta que la lucha llegara a un final definitivo en el año 804, pero al menos hubo algunos años de relativa calma en Sajonia. Esto permitió a Carlomagno lidiar con la conspiración de Hardrad en el año 786. Dos años más tarde, no sentía necesidad de ser tan generoso con el problemático Duque Tassilo III de Baviera como lo había sido con Widukind. En cambio, Tassilo fue repudiado abruptamente y forzado a entrar en un monasterio. En 789 obispados se establecieron a través de Sajonia.

En el año 791, Carlomagno y sus hijos pudieron por fin dedicar toda su atención a los ávaros, atacando al Kaganato desde tres direcciones.

En 792, los westfalianos se levantaron contra sus señores contra el reclutamiento forzoso para las guerras avaras. Los habitantes de Eastfalia y Nordalbingia se les unieron al año siguiente. Carlomagno, que estaba luchando con los avaros, regresó en el 793 y sofocó la rebelión en el 794.

Debido a la escasez de caballos y los problemas renovados en Sajonia, la próxima campaña de Carlomagno contra los ávaros tuvo que esperar casi tres años.

Sin embargo, en el año 792 su hijo Pipino, el vicerey del norte de Italia, continuó la lucha y ganó un botín considerable de los ávaros.

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Tercera campaña de Carlomagno contra los sajones. Fuente: www.lahistoriaconmapas.com

El año siguiente Carlomagno supervisó un proyecto ambicioso para conectar las cabeceras de dos ríos que fluían hacia el Rin y el Danubio. Si hubiera tenido éxito, este canal entre Rednitz y Altmühl habría permitido que los barcos que transportaran suministros militares del corazón franco a los ejércitos que luchaban contra el poderoso Kaganato ávaro en la frontera oriental del reino carolingio. El proyecto demostró estar más allá de las capacidades de ingeniería de la época, la lluvia hizo que las orillas se colapsaran una y otra vez.

Para la preparación para su nueva campaña contra los ávaros, Carlomagno envió también al conde Teodorico a Frisia, no para hacer campaña contra los rebeldes, sino Teodorico y sus seguidores entraron en un avispero y fueron atacados cerca de la desembocadura del río Weser, probablemente el mismo Teodorico murió.

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Emboscada sajona a un convoy carolingio

Los restos del ejército de Teodorico y sus caballos eran ciertamente necesario en el frente ávaro, donde los efectos de la gran epidemia equina todavía se sentían. Mientras tanto, Pipino con el ejército de Italia estaba ocupado en otra parte, haciendo campaña contra los lombardos de Benevento en el sur. Allí los carolingios sufrieron otro revés, esta vez como consecuencia del hambre.

Carlomagno finalmente abandonó su proyecto de canal en el año 794 y volvió su atención a la rebelión sajona. Un ejército dirigido por él se dirigió directamente hacia el norte, mientras que un segundo dirigido por su hijo Carlos el Joven cruzó el Rin en Colonia para atacar a los rebeldes desde el oeste. Habiéndose reunido en Sintfeld, al sur de Paderborn. Los rebeldes sajones, como de costumbre, se rindieron cuando se vieron amenazados con una fuerza tan abrumadora, pero no sería el final.

Al año siguiente, al año 795, algunos sajones del norte, aunque no necesariamente los mismos que en el año anterior, volvieron a levantarse, quizás resistiendo la expulsión forzada de su territorio al norte del Elba. Witzan, gobernador de los abodritas eslavos, a quien Carlomagno había invitado a asumir este territorio, fue aparentemente muerto en una batalla contra los sajones en el año 795. Le sucedió su hijo Droŧko (Thrasco), que continuó con el papel nominal de dux. Los sajones del norte también se habrían enfurecido por el continuo intento de los carolingios de reclutar a sus hombres para una guerra contra los ávaros. Así que Carlomagno, con 53 años, dirigió un ejército al norte de Maguncia y llegó al Elba donde, una vez más, los rebeldes se rindieron.

En el año 796 Carlomagno y Pipino, de Italia, volvieron su atención contra los ávaros, invadieron el Kaganato, se apoderaron de los rings (anillos) o fortalezas ávaras, y efectivamente destruyeron el poder ávaro y después regresar con tanto botín que 15 carretas, cada una tirada por cuatro bueyes, fueron necesario para llevarlos al territorio franco.

Al año siguiente, Carlomagno añadió una nueva variación a las operaciones contra los problemáticos sajones, cuando envió una flota contra la costa de mar del Norte de Alemania. Desembarcó en Hadeln, una región costera pantanosa entre los estuarios del Weser y el Elba, a unos 15 km al este de Cuxhaven. Había sido aquí que, según la tradición, los sajones habían desembarcado por primera vez siglos antes. Carlomagno marchó hacia el norte de Sajonia y, regresando a mediados de noviembre, estableció un campamento al sur de Höxter, en un lugar entonces conocido como Heristelle. Allí volvió a aceptar la sumisión de todo el pueblo sajón y puso fin a lo que, quizás para sorpresa de muchos, resultó ser el último levantamiento sajón grave contra el gobierno carolingio.

Calmado el territorio, Carlomagno regresó a Aquisgrán, que era ya la capital carolingia. Allí sostuvo una asamblea, que emitió un segundo conjunto de leyes concernientes al gobierno de Sajonia. Era la Capitulare Saxonicum que concedía a los westfalianos, angarianos y eastfalianos el derecho a participar en la toma de la ley, haciéndolos iguales a los otros pueblos dentro del reino de Carlomagno. Al hacerlo, también recompensó a los sajones del sur, que en gran medida habían permanecido leales desde la rendición de Widukind en 785. En contraste, algunos de los todavía turbulentos grupos sajones del norte fueron excluidos. Sin embargo, este Capitulare Saxonicum fue un paso significativo para reconciliar a los sajones con los conceptos francos de administración legal y reconocer una estructura social de tres niveles de nobles, hombres libres y medio-libres.

Por otra parte, una versión oficial de la Lex Saxonum (Leyes de los sajones), fue redactado en el año 802, incorporando algunos cambios significativos al derecho consuetudinario sajón, producto de la conquista carolingia, un nuevo sistema de administración de la justicia y, la imposición de la práctica religiosa cristiana.

Puede que la paz no se hubiera establecido entonces firmemente en Sajonia, pero los disturbios futuros se localizaron y se contuvieron rápidamente. En el año 798, por ejemplo, hubo una revuelta de corta duración por algunos de los sajones nordalbianos o norteños, que casi con toda seguridad se resistían a la deportación. En respuesta, Carlemagno aprovechó su alianza con el Príncipe Droŧko de los abodritas.

Juntas, sus fuerzas aplastaron a los rebeldes en la primera batalla de Bornhöved, obligando a estos habitantes del norte a someterse y a dar rehenes para garantizar el sometimiento.

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Sajones contra carolingios en una batalla campal. La mayoría de los enfrentamientos fueron emboscadas en los bosques.

Aparentemente, los hombres fueron entregados al hijo de Carlomagno, Carlos el Joven, en el año 799, el mismo año en que los bretones de Bretaña, que habían resistido durante mucho tiempo la dominación, finalmente se rindieron a los ejércitos de Carlomagno.

Más significativo para la historia carolingia y más amplia de Europa, el papa León III, que había huido de los enemigos en su propia ciudad de Roma, llegó a la ciudad sajona de Paderborn para discutir asuntos con Carlomagno en persona. Al año siguiente, por supuesto, Carlomagno sería coronado como emperador en Roma el día de Navidad del 800.

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Coronación de Carlomagno en 800. Autor Mariusz Kozik

La Lex Saxonum, promulgada en el año 802, fue seguida poco después por el Lex Thuringorum, que actualizó y reconoció formalmente la «ley popular» de los turingianos. Entonces Sajonia se había convertido así en un miembro igual de la familia de las provincias que formaban el Imperio Carolingio. El nuevo sistema de gobierno exigía a todos los miembros de la aristocracia sajona, ya fueran viejos sajones o francos recién llegados, jurar lealtad como vasallos de Carlomagno, no solamente para obedecer al Emperador y proteger su vida, sino también para vivir vidas cristianas.

Era un mundo nuevo, con nuevas reglas no solo gobernando asuntos políticos y militares, sino también gobernando la vida cotidiana de la gente. Sin embargo, hacia el norte, en el año 802 se produjo un enfrentamiento entre los daneses y los abodritas en lo que actualmente es la provincia de Schleswig (dividida entre Dinamarca y Alemania desde 1920). Ambos bandos, al parecer, estaban tratando de hacerse cargo del territorio casi vacío por la deportación forzada de Carlomagno de los sajones que vivían al norte del Elba.

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Coronación de Carlomagno en la navidad de 800 por el papa Leon III. Autor Friedrich Kaulbach

Muchas de las diócesis sajonas establecidas después de la sumisión de Widukind fueron abandonadas en el año 804 debido a la continua inquietud, especialmente en el norte. Solamente cuando la administración carolingia fue restaurada adecuadamente y restablecida la diócesis de Bremen. Incluso aquellos más al sur en Münster, Osnabrück, Paderborn y Minden solo entonces podían comenzar a llevar a cabo sus deberes religiosos con una verdadera seguridad.

Las últimas chispas de la resistencia sajona habían sido finalmente extinguidas y había un elemento de alivio en la crónica del astrónomo anónimo al describir la campaña final de Carlomagno y, en caso de que no se necesitara: “Con el regreso del verano, el glorioso emperador Carlos fue a Sajonia y ordenó a su hijo (Luis) que lo siguiera en esa misma tierra y planear pasar el invierno allí (804-805). Se dirigió apresuradamente a Neuss, cruzó el Rin y se apresuró a encontrarse con su padre. Pero antes de llegar a él, se encontró con un mensajero de su padre en un lugar que se llama Ostfaloa (el territorio de los sajones de Eastfalia), con las órdenes de que no se desgastase más en la marcha, sino acampase en un lugar adecuado Y esperar allí el regreso (de Carlomagno). Pues todo el pueblo sajón había sido conquistado, y el emperador Carlos, ya victorioso, estaba de regreso. Cuando su hijo lo encontró, lo abrazó y lo besó muchas veces, lo alabó con alabanzas y muchas gracias por su esfuerzo, repitió una y otra vez cuán valioso era su apoyo, y se declaró afortunado de tener un hijo así”.

Por desgracia, para Carlomagno, el problema sajón fue reemplazado por el problema danés. En el año 808, el nuevo gobernante de los daneses paganos, Godofredo, formó una alianza con Wiltzi y otras tribus eslavas, igualmente paganas, contra los abodritas paganos que eran aliados de los carolingios. Según Einhard, “Godofredo estaba tan hinchado con vanas esperanzas de que planeaba gobernar toda Alemania. Consideraba tanto a Frisia como a Sajonia poco más que provincias propias … Se jactaba de que pronto llegaría con un gran cuerpo de tropas a Aquisgrán, donde se hallaba la corte real (carolingia)”.

En la lucha que siguió, el hijo de Carlomagno, Carlos el Joven, tendió un puente sobre el Elba y con toda la rapidez con que pudo, reunió un ejército que él mandó contra los Linones y Smeldingi, que también habían desertado al rey Godofredo. Asoló sus campos y volvió a cruzar el río, regresando a Sajonia con su ejército ileso. Más tarde, en el año 808, los carolingios construyeron dos nuevos fuertes en el río Elba, guarniéndolos contra futuras incursiones eslavas. Al año siguiente, el líder procarolingio Droško fue asesinado. Esto dejó a las tribus abodritas en confusión y pasaron varios años antes de que un nuevo líder emergiera claramente y restableciera la alianza carolingia, esta vez bajo el hijo de Carlomagno, Luis el Piadoso.

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2015-03-21. Última modificacion 2023-08-11.
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Comentarios:

  1. Ricardo dijo el 2020/09/26 a las 11:54 pm

    Gran recopilación y narración. Gracias

  2. Mch11 dijo el 2021/01/26 a las 5:44 pm

    Información valiosa, hay poca información como esta online, seria genial que pongan sus nombres para poder citarlos.

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