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Partición de Aquisgrán (817)
Luis el Piadoso o Ludivico Pío, para evitar la las luchas por la herencia del Imperio, en 817, estableció una nueva división del Imperio:
- Su primogénito Lotario fue coronado coemperador y heredaría la mayoría de los territorios imperiales, así como la soberanía sobre sus hermanos y su primo.
- Bernardo, heredero de Pipino de Italia, fue confirmado como rey de Italia.
- Pipino obtuvo el reino de Aquitania, incluyendo Gascuña, la marca alrededor de Toulouse, amén de los condados de Carcasona, Autun, Avallon y Nevers.
- Luis el Germánico, el hijo menor, fue nombrado rey de Baviera, así como señor de las marcas adyacentes al mismo.
Bernardo como señor de Italia, aunque quedaba subordinado a Lotario. Disconforme con la decisión de Luis el Piadoso, Bernardo comenzó a conspirar con objeto de obtener la plena independencia de sus territorios. Cuando se enteró de las intenciones de su sobrino, el Emperador ordenó a sus tropas marchar sobre Italia; como consecuencia, el hasta entonces monarca italiano accedió a entrevistarse con Luis en Chalon-sur-Saône, donde se rindió. Tras la firma de un acuerdo, Luis ordenó el traslado de Bernardo a Aquisgrán, donde se le acusó de traición y condenó a muerte. Finalmente, el propio emperador le conmutó la condena, ordenando a sus hombres que le cegaran; Bernardo no sobrevivió a la experiencia, muriendo a los dos días.
En 820, Luis el Piadoso contrajo matrimonio con Judith, heredera de Welf, conde de Altdorf. Fruto de esta unión nació Carlos el Calvo (823).
El nacimiento de Carlos invalidó la Partición de Aquisgrán, y los intentos del emperador de concederle territorios suscitaron una férrea oposición entre sus otros herederos; estos acontecimientos desembocaron en el estallido de una guerra civil que marcó la última década de su reinado (828-37). Lotario se hizo cargo de Italia.
Tratado de Verdún en 843
Antes de su muerte de Luis I el Piadoso, el Imperio quedó dividido entre sus hijos: Carlos el Calvo recibió la mitad occidental, Lotario la mitad oriental y Luis el Germánico se tuvo que conformar con Baviera. Lotario le concedió el título de coemperador, y heredaría el título a su muerte.
Luis el Piadoso murió el 20 de junio de 1840, el Rin, después de sofocar otra revuelta de su hijo Luis el Germánico.
Tras la muerte estalló un nuevo conflicto, Lotario I reclamó el dominio absoluto del Imperio carolingio, en un intento por recuperar el poder. Por otro lado, Luis el Germánico y Carlos el Calvo se negaron a reconocer la soberanía de Lotario y ambos le declararon la guerra.
Lotario avanzó hacia Aquitania, en donde tenía a su aliado Pipino II, su sobrino. Posteriormente, unieron fuerzas en Auxerre. En marzo del 841, las tropas de Lotario se enfrentaron a las de Carlos. Si bien no fue una larga batalla, los imperialistas de Lotario obligaron a sus contrincantes a retroceder.
Tras una serie de conflictos, finalmente cesó la guerra y se realizó el documento que sería el Tratado de Verdún en el 843.
El Imperio se separó definitivamente en el 843 con el Tratado, en el que los tres hijos sobrevivientes partieron el Imperio en tres reinos:
- Carlos II el Calvo se quedó con Francia Occidental.
- Lotario I se quedó con el centro del reino, Lotaringia desde el norte de Italia a los Países Bajos,
- Luis II el Germánico se quedó con la Francia Oriental, lo que llegaría a ser Alemania.
Luis II el Germánico (843-75)
Tras la muerte de Lotario I en 855, Luis y Carlos cooperaron durante un tiempo para repartirse las posesiones de Lotario, haciendo caso omiso de los intereses de los herederos de Lotario: Luis, poseedor del título imperial y de la Corona de Hierro de Lombardía y Carlos de Provenza. En 868, Luis y Carlos acordaron la partición de Lotaringia. Cuando Lotario II murió en 869, Luis se hallaba gravemente enfermo y sus ejércitos luchaban contra los moravos. Carlos el Calvo ocupó rápidamente las tierras de Lotario, pero Luis, tras recuperarse, le obligó a aceptar el Tratado de Meersen, mediante el cual Carlos el Calvo y Luis se repartieron la herencia de Luis II hijo de Lotario. La Francia Oriental y la Occidental estaban en contacto y seguirían las disputas por las fronteras.
En los años siguientes, Luis estuvo ocupado sofocando las rebeliones de sus hijos. El mayor, Carlomán de Baviera, se rebeló en 861 y nuevamente en 863. Le siguió su hermano Luis el Joven, al que se le unió su otro hermano, Carlos el Gordo. En 864 Luis hubo de entregar a Carlomán el reino de Baviera, que él mismo había gobernado durante el reinado de su padre. En 865 dividió el resto de sus territorios: Sajonia, Franconia y Turingia fueron para Luis el Joven, y Suabia y Recia, para Carlos el Gordo.
Luis III el Joven (875-82)
A la muerte de Luis II el Germánico el 28 de agosto de 875, Luis III el Joven recibió Franconia, Turingia y Sajonia; pero trató de obtener el título imperial para sí y sus descendientes.
Primera batalla de Andernach (8 de octubre de 876)
A la muerte de Luis II en agosto de 876, Carlos el Calvo, intentó entonces aprovechar la muerte de su hermano, y los desacuerdos entre los tres hijos de Luis II el Germánico para extender sus territorios desde Westfalia hasta el Rin.
Luis III el Joven levantó un ejército de sajones y turingios, acampó en la margen derecha del Rin y envía emisarios a su tío para pedirle que respetase los deseos de su padre Luis II.
En la noche del 7 al 8 de octubre, Carlos el Calvo avanzó con sus tropas, pensando en sorprender al campamento de su sobrino al amanecer. Pero los caminos eran difíciles por la lluvia, y la caballería de Carlos el Calvo avanzó con dificultad. Réginon de Prüm, en su crónica, escribe que el ejército imperial era de 50.000 hombres; pero indica que esa estimación era basada otras informaciones.
Luis el Joven fue advertido del ataque sorpresa por un fiel aliado, el obispo de Colonia, Willibert. El ejército imperial de Carlos el Calvo, agotado por la marcha nocturna, se encontró por la mañana con tropas frescas, listas para la batalla.
El ejército imperial se lanzó a la batalla con varias cargas de caballería, pero fue rodeado gradualmente por el ejército de Luis el Joven. Al parecer la infantería sajona, al ser atacada por el ejército imperial, se fue retirando deliberadamente poco a poco, para atacar mejor a la caballería imperial por los flancos y destruirlo. Finalmente, el ejército de Carlos el Calvo fue envuelto y destruido.
La huida del ejército imperial fue obstaculizada en los estrechos caminos bloqueados por los comerciantes, las reservas de armas y los bagajes que tradicionalmente seguían los ejércitos medievales.
El abanderado de Carlos el Calvo murió, y Luis el Joven hizo prisioneros a muchas personas a su alrededor, en particular el obispo de Troyes Ottulphe, el canciller de Carlos el Calvo, el abad Gozlin, los condes Aledramm, Adalhard, Bernardo y Evertaire.
Los restos del ejército imperial huyeron a Francia Occidental. Carlos el Calvo, en lugar de intentar expandir su territorio de Westfalia, se interesó por los territorios italianos. Murió allí al año siguiente.
Tratado de Ribemont (880)
En febrero 880, menos de 4 años después de la batalla de Andernach, los nietos de Carlos el Calvo Luis III y Carlomán II firmaron el Tratado de Ribemont con Luis el Joven. Mediante ese tratado, los reyes de los francos concedieron a Luis III el Joven la parte de Lotaringia, que era de Carlos el Calvo, tras el Tratado de Meersen. A cambio, Luis el Joven permanecería neutral en el conflicto entre los reyes de los francos contra el Bosón V de Provenza. Los nuevos límites entre el reino de Germanía y el reino de Francia perdurarán a lo largo de la Edad Media.
En 880, al enterarse de que su hermano mayor Carlomán de Baviera estaba enfermo, se apresuró a acudir a él para distraerlo de la elección de Arnulfo, su hijo natural, como su sucesor. Reúne el reino de Baviera con sus estados, cediendo Carintia a Arnulfo, quien quedó satisfecho con ella.
Guerra con los vikingos
El mismo año, Luis el Joven reunió todas sus fuerzas para oponerse a los vikingos. Obtuvo una aplastante victoria sobre ellos en 881, frente al bosque Charbonnière de Thiméon (Thin) (cerca de Charleroi). Pero Hugues, el hijo natural de Luis el Joven, fue hecho prisionero y asesinado allí a pesar del cese de los combates, lo que afectó particularmente a Luis el Joven. Unos meses más tarde, a su vez, fue derrotado en Ebsdorff, en la tierra de Lüneburg.
Los anales dicen que Luis el Joven murió de dolor el 20 de febrero de 882. Su hermano Carlos III el Gordo lo sucedió en 882.
Arnulfo de Carintia (896-99)
Arnulfo de Carintia subió al trono después de ser depuesto su tío el emperador Carlos III el Gordo, se convirtió en rey de la Francia Oriental y de Lotaringia (887).
Obtuvo una victoria frente a los vikingos en la batalla de Lovaina, actual Bélgica, en septiembre de 891, los francos lograron repeler el asalto vikingo, pero la matanza debió ser brutal, ya que los muertos entre el bando de los nórdicos bloqueaban el curso del río. Tras ganar la batalla, Arnulfo construyó un castillo en una pequeña isla situada en el río Dijle, Bélgica.
Arnulfo invadió Italia en el año 896. Con su regreso a Alemania en 896, Arnulfo encontró que su mala salud implicó que fuera incapaz de tratar con los problemas referentes a su reinado. Italia se perdió, los moravos y magiares saquearon sus tierras continuamente, y la Lotaringia estaba en rebelión contra Zwentibold. También se vio afectado por la ascendente violencia y las luchas de poder entre la baja nobleza alemana. En el 899, pidió ayuda a los magiares para derrotar al rey Berengario de Lombardía, que fue derrotado en la batalla del río Brenta. Ese mismo año murió Arnulfo, siendo sustituido por su hijo Luis.
Carlos III el Gordo (881-87)
Recibió en herencia el reino de Germania. Tras la abdicación de su hermano Carlomán de Baviera obtuvo el reino de Italia. Fue coronado emperador en 881 por el Papa Juan VIII en agradecimiento por su ayuda contra Guido de Spoleto, que estaba invadiendo los Estados Pontificios. En 884 murió en un accidente de caza Carlomán, el rey de Francia Occidental. Su hermanastro Carlos apenas contaba con cinco años de edad, y la nobleza franca no juzgó oportuno ponerlo en el trono. En su lugar, ofrecieron el reino al emperador Carlos el Gordo. Así, sin hacer nada para lograrlo más que esperar una muerte tras otra, Carlos el Gordo se encontró con todo el Imperio carolingio reunificado bajo su autoridad.
Hubo de hacer frente a numerosas incursiones vikingas. Una de las más importantes fue la de Rollón el Caminante, llamado así porque, según se decía, era tan corpulento, que ningún caballo aguantaba su peso, y tenía que caminar (hay que decir que los caballos de los nórdicos eran muy pequeños). Al parecer fue uno de los muchos que abandonaron Noruega expulsados por Harald I. Se dedicó a la piratería y acosó primeramente a Inglaterra, pero luego se volvió hacia las costas del continente, donde obtuvo victorias frente a varios nobles francos.
De octubre de 885 a febrero 886, los normandos invadieron Neustria y sitiaron París. (Para más detalles ver el capítulo el Imperio carolingio-Final del Imperio carolingio)
Al llegar de Alemania con un poderoso ejército de relevo, Carlos el Gordo permaneció indeciso sobre la acción. Prefiere lidiar con los normandos, permitiéndoles pasar a saquear Borgoña, que se rebelaba contra su poder central, y pagándoles un rescate de 700 libras de plata al año siguiente.
Esto enajenó a gran parte de la población, que le consideró un monarca incapaz, cobarde y despreocupado. Al no disponer de hijos legítimos, trató de nombrar como sucesor a un bastardo concebido por una de sus concubinas, pero la oposición de los obispos le hizo claudicar. Durante su reinado estallaron rebeliones por todo el Imperio. Una de las más importantes fue la del conde de París, enormemente popular por su labor en la defensa de dicha ciudad ante el ataque vikingo.
Padecía continuamente enfermedades (probablemente fuera epiléptico) y fue depuesto en 887 por la Dieta de Tribur, con lo que el Imperio carolingio se disgregó para siempre. Falleció semanas más tarde.
La 29 de febrero de 888, los señores de Francia Occidental eligen como rey al héroe del sitio de París, el conde Eudes, a quien Carlos había conferido honores.
Luis IV el Niño (899-911)
Era hijo de Arnulfo de Carintia, fue rey bajo regencia desde 899 hasta su muerte, doce años después. Durante su breve reinado se produjeron ataques húngaros y la ascensión de los ducados hereditarios. En 907 enfrentó a los húngaros en la batalla de Bratislava, en la cual fue derrotado por las fuerzas del gran príncipe Árpad. Posteriormente, en 910, su ejército fue vencido nuevamente por los magiares de Hungría en la batalla de Lechfeld.
En el 911, los húngaros devastaron Suabia y Franconia, luego cruzaron el Rin e invadieron Borgoña.
A su muerte fue sucedido por Conrado I.
Conrado I de Germania (911-18)
Gobernó durante siete años. Mantuvo una alianza con la Iglesia, pero su reinado fue una lucha continua y generalmente infructuosa para defender el poder del rey contra el creciente poder de los duques locales. Dado que Conrado I había sido uno de los duques, le resultó muy difícil establecer su autoridad sobre ellos. No fue reconocido por los ducados de Babiera, Lorena, Sajonia y Suabia, con los que estuvo enfrentado, y a los que intentó someter, aunque fracasó.
También estuvo expuesto a las continuas incursiones de los magiares, lo que provocó una disminución considerable de su autoridad.
Arnulfo de Baviera pidió ayuda a los magiares en su levantamiento y, cuando fue derrotado, huyó a tierras magiares. Por ello fue condenado a muerte por traidor, pero el poderoso duque logró evitar la ejecución.
El rey Conrado I murió sin hijos en diciembre de 918. La Dieta del Imperio, reunida en Fritzlar en mayo de 919, ratificó los últimos deseos de Conrado y consagró al duque Enrique, conocido como el Pajarero, como rey de Francia Oriental bajo el nombre de Enrique I.
Enrique I el Pajarero (919-36)
En 918 entra la casa de Sajonia con Enrique I “Pajarero”, que inició las buenas relaciones entre la Iglesia Católica y la monarquía germánica, ubicando a eclesiásticos en los aparatos administrativos del reino. Enrique I debió enfrentar durante su reinado la amenaza de los magiares, que en 896 habrían cruzado los Montes Cárpatos y ocupado la llanura de Panonia al Este de sus territorios imperiales.
Ante esto, Enrique I tuvo que hacer frente a las razias de las huestes magiares que sucedieron en el 911, cuando habían invadido y saqueado Burgundia. Posteriormente, en 915, los magiares sitiaron fallidamente la ciudad germánica de Fulda e incendiaron Bremen tras saquearla. En el mismo año de su coronación, en 919, Enrique I y su ejército fueron derrotados por los magiares en la batalla de Puchen (919), y le hicieron pagar un tributo durante los siguientes diez años. Así continuó hasta 932, cuando el rey se negó a pagarlo, y un año más tarde las tropas germánicas vencieron por vez primera a los magiares en la batalla de Merseburgo (933). (Para más detalles ver el capítulo los magiares- incursiones magiares siglo X).
La fortificación de los castillos del sur de Germanía y la reorganización de la caballería pesada culminan su obra política, salvada gracias a su insistencia en nombrar sucesor como Rey de Francia Oriental a su hijo Otón I el Grande, para evitar la división del reino después de su muerte.
Enrique murió de un ataque cerebral el 2 de julio de 936, en su palacio en Memleben. Para entonces, todas las tribus germanas estaban unidas en un solo reino. Enrique I es considerado, por lo tanto, el primer rey alemán y el fundador del Sacro Imperio Romano Germánico.