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Guerra con los pechenegos
El emperador bizantino León VI el Sabio, siguiendo la máxima “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, envió pronto a Niketas Skleros, uno de sus embajadores, a negociar con los húngaros de Árpád, en la región meridional del Danubio, una posible alianza contra el Imperio búlgaro. Tardó largo tiempo en llegarse a un acuerdo, y mientras tanto los húngaros comenzaron a hacer incursiones exploratorias cada vez más frecuentes en las regiones de la Europa Oriental.
Estas incursiones fueron organizadas en muchas ocasiones por el otro príncipe húngaro, Kuruszan o Kurszán, llegando a regiones occidentales que ya estaban fuera del dominio bizantino.
Nicéforo Focas ocupaba la frontera sur y la flota imperial bizantina bloqueaba la desembocadura del Danubio y transportaba a los magiares liderados por el hijo de Árpád, Liüntika, en su cruce del Bajo Danubio; probablemente en algún lugar cerca de la actual ciudad de Galati. Consiguieron pasar a pesar de que los búlgaros habían cortado el río con cadenas y cuerdas. Los magiares derrotaron a los búlgaros en algún lugar al norte de Dobruja. El propio zar Simeón tuvo que huir a la gran fortaleza Drastar (actual Silistra), que defendió con éxito, los magiares llegaron a las afueras de la capital Preslav, saqueando la zona y después de la venta de los cautivos a los bizantinos se retiraron al norte del Danubio.
Simultáneamente con el ataque de Hungría desde el norte, los bizantinos invadieron Bulgaria desde el sur. El zar Simeón mandó enviados al Imperio bizantino para proponer una tregua, los bizantinos enviaron León Choirosphaktes a Preslav para negociar los términos y el rescate de los prisioneros, Simeón aprovechó la tregua de la negociación, para negociar con los pechenegos.
Tuvo éxito y los pechenegos reunieron un enorme ejército y marcharon hacia la frontera nororiental del país. En 896 ambas fuerzas se enfrentaron en la batalla del Buh Meridional, que fue inusualmente larga y feroz, pero al final los magiares sufrieron una derrota devastadora, se dice que perdieron 20.000 efectivos. Como resultado de esta derrota, los magiares fueron forzados a retirarse de Etelköz. Los pechenegos destruyeron los lugares de residencia de los húngaros, los que sobrevivieron al doble ataque se vieron forzados pronto a huir hacia el oeste, a los territorios en el sur del Principado de la Gran Moravia. Atravesaron el paso Verecke, en las montañas al este de Transilvania, donde se asentaron, estaban protegidos de los pechenegos y los búlgaros. Pronto se extendieron por toda la Cuenca Panónica en tres etapas.
Primera etapa (895-899) llegada a la cuenca de los Cárpatos
Tras la derrota con los pechenegos, a los magiares les tomó cerca de 4 años recuperarse plenamente de la derrota. El príncipe Álmos, jefe de la tribu húngara de Magiar, fue elegido como el comandante supremo de las siete tribus húngaras durante la ceremonia conocida como el Pacto de Sangre.
Álmos dirigió a los húngaros encabezando a los otros líderes: Huba, Tas, Töhötön, Elöd, Könd y Ond. Después de dirigir varias campañas militares exitosas y de llevar a los húngaros desde la región de Etelköz en Asia Central hacia las laderas exteriores de la Cuenca de los Cárpatos, Álmos murió sacrificado en un rito pagano para asegurar así el éxito de su hijo y su nación. Tras la muerte de Álmos, Árpád llevará a los húngaros a través del Paso Verecke en los Cárpatos en 895 y reemplazó a su padre como Gran Príncipe húngaro, señor de los siete líderes.
En 895 Árpád llamado el Conquistador firmó un tratado con Svatopluk I, el príncipe de la Gran Moravia, para expulsar de la cuenca de los Cárpatos a las fuerzas francas del este. Esta alianza quedó preservada también con la leyenda del caballo blanco, en la cual los húngaros enviaron un caballo blanco al príncipe de Moravia como ofrenda, pagándole sin saberlo este con todos los territorios que estaban en el sur de su Estado (la actual Hungría).
Tras la muerte de Svatopluk I, los ejércitos magiares tribales empezaron a invadir la zona superior del río Tisza, los húngaros ocuparon los territorios moravos y los anexionaron a los suyos propios.
Después de asentarse en la cuenca, el imperio de Árpád se solidificó prontamente tras vencer a líderes menores locales, apoderándose de los restos de la Gran Moravia. Después, los húngaros continuaron efectuando incursiones contra el reino de Francia Oriental (que posteriormente será el Sacro Imperio Romano Germánico).
Batalla del río Brenta (899)
En marzo de 899, Arnulfo, el rey de la Francia Oriental, envió una embajada a la corte del Príncipe Árpád para pedir ayuda a los magiares para derrotar a los ejércitos del rey Berengario I de Lombardía, en compensación, todos territorios de Panonia, actual Transdanubia, les serían entregados a los magiares. Árpád envió un ejército de 5.000 jinetes a Italia que se dividieron en pequeños grupos y saquearon el valle del río Po, volviéndose a reunir en dirección a Venecia, que fue sitiada El ataque inicial contra Venecia fue un fracaso. El rey Berengario consiguió reunir 15.000 efectivos y se dirigió a su encuentro. Los magiares fingieron retirarse e incluso pidieron la paz. Berengario atacó la retaguardia que huyó hasta el río Brenta, allí le pidieron conservar sus caballos y retirarse. Berengario pensó que había ganado, acamparon y se quitaron las armaduras y se dispusieron a cenar; en la batalla del río Brenta, la retaguardia magiar volvió a cruzar el río y atacó al campamento, al mismo tiempo el resto de las fuerzas que habían permanecido ocultas, atacaron por los flancos, aniquilando al ejército lombardo.
Después de esta victoria, todo el reino italiano quedó a merced de los magiares. Sin un ejército italiano que se opusiera a ellos, los húngaros decidieron pasar el invierno en Italia, continuando atacando monasterios, castillos y ciudades, tratando de conquistarlos, como lo hicieron antes de que comenzaran a ser perseguidos por el ejército de Berengario.
El 13 de diciembre de 899 atacaron Vercelli, donde el obispo de Vercelli y el archivero del Imperio carolingio, Liutward, tratando de escapar de ellos, llevando consigo sus tesoros, tropezaron accidentalmente con ellos, por lo que fue muerto y sus tesoros cayeron en sus manos. El 26 de enero de 900 conquistaron Módena y dos días más tarde la abadía de Nonantola, donde quemaron el monasterio y la iglesia y mataron a monjes.
Antes de que los húngaros abandonaran Italia, en la primavera de 900, concluyeron la paz con Berengario, quien tuvo que entregar dinero por la paz, y rehenes para asegurarse la salida. Como escribe Liuprand, los magiares se convirtieron en amigos de Berengario. Al parecer con el tiempo, algunos de los líderes húngaros se convirtieron en sus amigos personales.
Segunda etapa (900-902). Ocupación de la cuenca de los Cárpatos
El 8 de diciembre de 899, el emperador Arnulfo murió en Ratisbona, por lo que la alianza entre Francia del Este y los magiares perdió su validez. Los magiares enviaron delegados para negociar la renovación de la alianza, pero fueron vistos como espías por el guardián y consejero del nuevo rey, el niño de seis años, Luis el Niño, Hatto I, el arzobispo de Mainz y sus consejeros, los enviaron de regreso a casa, sin conseguir nada. Esto dio lugar a un estado de guerra entre las dos comunidades políticas, así que los magiares, necesitaban el ejército que estaba Italia. Planearon la conquista de Panonia atacando la provincia bávara desde suroeste al mismo momento en que otro ejército magiar lo atacaba desde el este.
En su camino de regreso a casa, los magiares que regresaban de Italia, no teniendo naves o embarcaciones de cualquier tipo, el 29 de junio de 900, se embarcaron en una campaña marítima contra Venecia. Como Chronicon Sagornini de Juan el Diácono escribe que con sus caballos y «naves de cuero» atacaron primero las ciudades de la costa, y después la misma ciudad de Venecia.
Las «naves de cuero» probablemente se refiere a pieles de animales (cabra, oveja, quizá vaca), atadas para formar algo parecido a una enorme bolsa de aire; una especie de flotador que se fijaba a ambos lados de sus caballos, que ayudaba a flotar al guerrero y a su caballo, tal y como lo hacían los guerreros de otras sociedades nómadas cuando solían cruzar ríos.
Primero atacaron y quemaron los pueblos costeros como Equilio, Cittanova, Fine, Capo d’Argine, luego ataron las pieles de animales llenos de aire a sus caballos, cruzaron las aguas de la Laguna de Venecia y saquearon la isla de Chioggia, que era parte del Dogado. El 29 de junio, en sus «naves de cuero», trataron de entrar en Rialto y Malamocco, pero antes de llegar a las islas, en el lugar llamado Albiola, el dux de Venecia Pietro Tribuno los esperaba con la flota de guerra veneciana, obligándolos a retirarse. Este ataque no era una violación del acuerdo con Berengar, porque en ese momento Venecia no era parte del reino italiano, sino que era una república autónoma bajo influencia bizantina.
Hay desacuerdo entre los historiadores acerca del modo en que regresaron a las tierras húngaras de este ejército. Por un lado, György Szabados cree que el ejército magiar de Italia volvió a su casa sin entrar en Panonia, evitando desde el sur; porque en su opinión estaban demasiado agotados de la lucha continua en Italia en el último año, y estaban cargados con el botín, y, por tanto, no serían capaces de cumplir una misión tan importante.
Por otro lado, Gyula Kristó, e István Bóna piensan que el ejército magiar que regresaba de Italia participó en la conquista de Panonia, pero de diferentes maneras. Mientras que Kristó cree que el ejército magiar de vuelta tenía la tarea solamente de saquear la zona, debilitando la capacidad de los habitantes para soportar el ataque final, después cruzó el Danubio, regresando a casa, mientras que dos nuevos ejércitos magiares realizaban la ocupación. Bóna por su parte, cree que el ejército magiar que regresaba, desempeñó un papel activo en la conquista de la Panonia, procedente del suroeste, cuando los otros dos ejércitos procedentes del este. Él supone que el ejército magiar de Italia, regresó porque recibió una orden de su casa, para venir a ayudar en la conquista de Panonia, lográndolo con un movimiento envolvente.
Uno de los contingentes húngaros atravesó el río Danubio y saqueó los territorios en la orilla norte del río, pero Luitpold (Leopoldo), morgrave de Baviera, reunió las tropas y los derrotó entre Passau y Krems el 20 de noviembre de 900. Erigió una potente fortaleza contra ellos en Enns.
Los moravos, que también tenían sus ojos en Panonia, y atacaron los magiares cuando estaban atacando a los francos. El ejército de Árpád derrotó a los moravos, y como castigo incautó a los moravos las tierras de Nyitra (Nitra, Eslovaquia), de modo que a finales del 900, toda la cuenca de los Cárpatos estaba bajo el control magiar, y la conquista húngara había terminado. Ese mismo año los húngaros lanzaron una incursión dentro del territorio bávaro.
Informes contemporáneos implican que el territorio habitado por tribus de Árpád antes 900 era el Alto Tisza, en el este de Hungría. Fuentes occidentales guardan silencio acerca de Árpád, mencionando únicamente Kurszán. Los bizantinos, que estaban en contacto con Árpád y sus sucesores, describen Hungría como si consistiera en no más de la zona de Tiszántúl (entre el Tisza y Danubio), aunque señalan que había francos al oeste de ellos. Es probable que los sucesores de Árpád hablaran con especial detalle a los bizantinos sobre la zona bajo su propio control, Tiszántúl.
El rey franco de Francia Oriental, Luis el Niño, celebró una reunión en Regensburg, en 901 para introducir medidas adicionales contra los magiares. Los enviados del rey Mojmir II del Gran Reino de Moravia, propusieron una paz entre Moravia y Francia Oriental, porque los magiares habían saqueado su país.
Un ejército magiar que invadía Carintia fue derrotado en abril de 901, y Aventinus describe una derrota de los húngaros por Luitpold (Leopoldo), morgrave de Baviera en el río Fischa en el mismo año.
En el año 902, los magiares llevaron una campaña contra el norte de Moravia y derrotaron a los moravos cuyo país fue aniquilado.
Tercera etapa (903-906). Consolidación
Después de la conquista de Panonia, la mayoría de los combates movieron hacia los flancos. En la Guerra Franco-Morava, los vencedores reales fueron los magiares, que permitieron consolidar sus posiciones, y así apoyar las operaciones militares en el valle del Danubio. Todas las partes estaban en un estado de confrontación permanente entre 902 y 906. El Imperio Franco Occidental se vio obligado a reconocer que se enfrenta a un nuevo, el poder unificado en la Cuenca de los Cárpatos, que había tomado posesión de su provincia más oriental, Panonia, y había derrotado a los francos en Moravia.
Según un texto anónimo, los magiares invadieron la región de Nyitra (Nitra, Eslovaquia) y derrotaron y mataron a Zobor, el gobernante checo local, en el monte Zobor. A partir de entonces, los húngaros ocuparon primero Panonia de los «romanos» y luego lucharon con Glad y su ejército compuesto de búlgaros, romanos y cumanos de Banat. En esa batalla fueron muertos dos duques de los cumanos y tres kneses (príncipes) búlgaros y Glad consiguió escapar, pero su ejército fue destruido. Glad cedió algunas ciudades de su ducado. Por último, hubo un tratado entre los magiares y Menumorut, estipulando que la hija del gobernante local debía ser casada con el hijo de Árpád, Zolta.
Luitpold (Leopoldo), morgrave de Baviera, que operaba con su ejército en la frontera de Panonia, estableció negociaciones con Kurszán, el Kan magiar. Durante las mismas, en 904 los bávaros tendieron una trampa y mataron a Kurszán cerca del río Fisha, con lo que se fortaleció la posición de Árpád, que se convirtió en el único jefe de las tribus magiares.
Los magiares volvieron a invadir Italia usando la llamada «Ruta de los húngaros» (Strada Ungarorum) que conducen de Panonia a Lombardía, en 904. Llegaron llamados por el rey Berengario I en guerra contra su rival, el rey Luis de Provenza. Los húngaros devastaron los territorios ocupados por el rey Luis a lo largo del río Po, lo que aseguró la victoria de Berengario. El monarca victorioso permitió a los húngaros saquear todas las ciudades que antes habían aceptado a someterse su oponente, y acordó pagar un tributo anual de aproximadamente 375 kilogramos (827 libras) de plata.
Las amenazas a los magiares provenían de dos direcciones: del este-sureste de los germanos y moravos, y del oeste de los búlgaros y pechenegos. Árpád, mantuvo una fuerza grande y potente combate incluso en tiempo de paz, presentando un efecto disuasorio en ambos frentes, lo suficientemente cerca como para asegurar una respuesta rápida en caso de agresión enemiga.
El título de Árpád en la Alianza Tribal era gyula es decir jefe militar, por debajo del kende (khan) Kurszán, líder político y religioso. Los títulos magiares de kende y gyula eran similares al kan y bek de los jázaros.
En 905, el rey Berengario I de Lombardía y formó un armisticio con Árpad, y durante quince años los húngaros no entraron en territorio italiano a cambio de seguir pagando.
Los magiares conservaron su estilo de vida seminómada, cambiando de pastos entre el invierno y el verano, por lo que Árpád y sus hijos se desplazaría entre el invierno y el verano a lo largo de un río, buscando moradas con agua para su ganado. A partir de los nombres de lugares, es posible concluir que los cuarteles de invierno de Árpád, después de la ocupación de Pannonia en 900, estaban en Árpádváros («ciudad de Árpád«), ahora un barrio de Pécs, y anteriormente Árpádfalu (pueblo de Árpád). Sus moradas de verano estaban en la isla de Csepel. En el intermedio, llevaba una vida nómada por la orilla derecha del Danubio. Otro nombre de moradas de verano es un lugar que sobrevive junto Sárvíz, en la orilla del río Jutas: valle de Árpád, cerca de Székesfehérvár, entre Sárkeresztes y Moha.
La historia no ha conservado el nombre de la esposa de Árpád. Los nombres de cinco de sus hijos han sobrevivido: Liüntika (Levante), Tarhacsi (Tarhos), Jelek (Üllo), Jutocsa (Jutas) y Zoltán (Zoltas). Los cinco fueron registrados por Constantino VII, pero en dos diferentes lugares. En un pasaje de la conquista húngara y las expediciones, se menciona Liüntika, que era claramente el mayor, y debía ser un hombre adulto en aquel tiempo. En otro lugar, en el que se enumeran los hijos de Árpád y actuales descendientes, no se menciona Liüntika, solamente los otros cuatro, y uno por cada uno de sus hijos. Claramente, estos hijos fueron importantes para la sucesión. Parece que no hubo descendencia masculina de Liüntika en tiempos de Constantino, y que el propio Liüntika pudo haber caídos en algunas de las batallas del bajo Danubio.