¡Ayúdanos a mejorar el blog!
Si ves alguna palabra mal escrita, o frase que no tenga mucho sentido, es muy fácil hacérnoslo saber. Sólo tienes que seleccionar las palabras que te resulten sospechosas y pulsar las teclas CONTROL y ENTER. Se abrirá un formulario con el texto seleccionado, y con pulsar enviar recibiremos tu notificación.
También puedes abrir el formulario pulsando el siguiente botón
Polonia
La Unión de Lublin en 1569 entre Polonia y Lituania, que había formado dicha mancomunidad de naciones, esta unión se había realizado para hacer frente a cuatro nuevas potencias emergentes que aparecían en sus fronteras: Suecia al norte, el imperio Ruso al este, Prusia (irónicamente una dependencia feudal de la propia Polonia que se había unido a Brandeburgo) al oeste y Austria al sur.
Después de Segismundo II Augusto en 1572, cada rey de la Mancomunidad era elegido por el Szlachta (la nobleza) en el Sejm (Parlamento). Como resultado, los reyes tenían poco poder formal. Pero el Sejm fue a menudo paralizado por el Liberum Veto, el derecho de cualquier miembro del Sejm a bloquear sus decisiones. Los vecinos de Polonia a menudo influyeron en el Sejm, y a principios del siglo XVIII el sistema democrático estaba en declive. La Szlachta (nobleza) no estaba en absoluto dispuesta a renunciar a sus privilegios frente al poder real.
La debilidad del país ante las potencias vecinas quedó, pues, ampliada por el papel de la nobleza y por las luchas intestinas entre la misma, que acabaron por plasmarse en el apoyo, a principios del siglo XVIII, a dos familias o clanes rivales que aspiraban a la corona del reino. El primero de ellos era el de Augusto el Fuerte de Polonia, elector de Sajonia elegido rey por el Sejm en 1697, con el respaldo de Austria y Rusia.
El segundo de ellos era el clan de los Wieniawa, representado por Estanislao Leszczyński, elegido rey de Polonia el 12 de julio de 1704 con el nombre de Estanislao I, tras la invasión de Polonia por las tropas de Carlos XII de Suecia. En 1705, durante la Gran Guerra del Norte, Carlos XII de Suecia depuso a Augusto e instaló a Estanislao I como rey. Después de la derrota de Carlos por Rusia en la batalla de Poltava en 1709. Estanislao, depuesto por el nuevo avance ruso, que reintegró el trono polaco-lituano a Augusto II, se unió voluntariamente a Carlos XII en su prisión. Puestos en libertad, Carlos XII cedió a Estanislao el disfrute de su posesión del principado de Zweibrücken en la frontera con Francia. A la muerte de Carlos XII, Estanislao se acogió a la protección de Leopoldo I de Lorena.
Estanislao parecía haberse olvidado de Polonia, a la vez que Augusto II de Polonia se consolidaba en el trono. No obstante, el 2 de abril de 1725, Luis XV de Francia pidió la mano de María Leszczynska, hija de Estanislao, devolviendo la familia al primer plano de la escena política europea y haciendo que concibiese esperanzas de recibir el apoyo de su yerno para recuperar el trono polaco.
Augusto II por su parte trató de hacer hereditaria la corona polaca en su familia, y cuando falleció el 1 de febrero de 1733, fue sucedido por Augusto III, rey de Polonia a la vez que elector de Sajonia, que heredó ambos títulos. Con esta muerte, sin embargo, se reabría el mal cerrado enfrentamiento con Estanislao I Leszczynski, y que esperaba recuperar el trono, respaldado por su yerno Luis X de Francia, que quería contrarrestar el poder ruso y austriaco renovando la alianza tradicional de Francia con Polonia.
Europa
En 1714 se había firmado el Tratado de Utrecht, que ponía fin a la guerra de Sucesión Española y que suponía que la dinastía Borbón se instalaba en España, sin que Francia, no obstante, se anexionase el país como se había llegado a temer por algunas potencias europeas. Para Francia representaba un gran triunfo en una larga historia de enfrentamientos con los Habsburgo que tenían su remoto origen en el Tratado de Verdún del año 843 que había establecido la partición del Imperio carolingio. Pero lo cierto es que Francia, a pesar de que había logrado eliminar la presencia de los Habsburgo en la corona española y sus posesiones en América, no había alcanzado en la paz ningún provecho territorial en su búsqueda del avance de la frontera francesa hasta el río Rin. Por el contrario, los Países Bajos españoles habían pasado a manos de la rama austriaca, bloqueando el avance francés por la costa del canal de la Mancha hacia el mar del Norte y la desembocadura del Rin, mientras que hacia el Este la situación no había variado tampoco en la cuestión de avances territoriales.
Al mismo tiempo, la rama borbónica instalada en España (Felipe V) inició una campaña de recuperación de las posesiones perdidas por España en la península italiana, posesiones que habían sido cedidas a los austriacos por la Paz de Utrecht.
Por lo que respecta al Reino Unido, se limitaba a ejercer una cierta vigilancia sobre los asuntos europeos, a la vez que potenciaba su marina de guerra (la Royal Navy) sirviéndose para ello de las diversas bases que había ido adquiriendo en diversos lugares.
Hacia el Oste de Europa, estaba apareciendo el imperio Ruso, que se había consolidado como una potencia continental y aspiraba a obtener una salida hacia el mar en zonas libres de hielos, especialmente en el mar Báltico.
Se había instalado, pues, un inestable equilibrio de poder en Europa, que podía romperse ante cualquier movimiento de una de las grandes potencias aprovechándose de alguna circunstancia.
En 1732, la emperatriz Ana de Rusia, el emperador del Sacro Imperio Romano Carlos VI y el rey Federico Guillermo I de Prusia, irritados con Augusto pero dispuestos a permitir que Estanislao se convirtiera en rey; firmaron en secreto el Tratado de Löwenwolde (Tratado de las Tres Águilas Negras o de Berlín), en el que acordaron respaldar al infante Manuel de Portugal para el trono polaco, y evitar una guerra de sucesión.
Estallido de la crisis
Augusto III fue proclamado nuevo rey de la mancomunidad Polaco-Lituana y recibió de inmediato el reconocimiento como nuevo rey por parte de Carlos VI, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y de Ana, la zarina de Rusia.
Por el contrario, el cardenal Fleury, que en esas fechas era el primer ministro de facto de Francia con Luis XV, yerno del depuesto Estanislao Leszczynski, permitió a este embarcarse en secreto rumbo a Polonia, para intentar la recuperación de su trono con apoyo francés. Fleury no apreciaba demasiado a Estanislao, pero vio la oportunidad de quitarse de encima a un huésped molesto, que debía ser mantenido por Francia, aunque no era partidario de embarcar a Francia en la aventura polaca de Estanislao, quien, en cambio, era alentado en sus expectativas por su yerno.
Durante la primavera y el verano de 1733, Francia comenzó a reunir fuerzas a lo largo de sus fronteras norte y este, mientras el emperador austriaco concentraba tropas en las fronteras polacas, reduciendo las guarniciones en el ducado de Milán. Si bien el viejo príncipe Eugenio de Saboya había recomendado al emperador una postura más guerrera contra las posibles acciones de Francia en el valle del Rin y el norte de Italia, solo se dieron pasos mínimos para mejorar las defensas imperiales en el Rin.
El marqués de Monti, embajador de Francia en Varsovia, convenció a las familias rivales Potocki y Czartoryski para unirse detrás de Estanislao.
Teodor Potocki, Primado de Polonia e interrex tras la muerte de Augusto, convocó al Sejm (parlamento) en marzo de 1733. Los delegados a ese Sejm aprobaron una resolución que prohibía la candidatura de extranjeros; esto excluiría explícitamente tanto a Emanuel de Portugal como al hijo de Augusto II, Federico Augusto II, el elector de Sajonia.
Federico Augusto negoció acuerdos con Austria y Rusia en julio de 1733. A cambio del apoyo ruso, acordó renunciar a cualquier reclamación polaca restante a Livonia, y le prometió a Ana de Rusia su elección como sucesora del ducado de Curlandia; un feudo polaco (del que ella había sido duquesa antes de su ascenso al trono ruso), tras la muerte del duque titular, Fernando Kettler, que no tenía herederos. Al emperador austríaco le prometió el reconocimiento de la Pragmática Sanción de 1713, un documento diseñado para garantizar la herencia del trono austríaco a María Teresa, la hija mayor de Carlos.
En agosto, los nobles polacos se reunieron para el Sejm electoral. El 11 de agosto, 30.000 efectivos rusos bajo el mariscal de campo Peter Lascy entraron a Polonia en un intento por influir en la decisión del Sejm. El 4 de septiembre, Francia declaró abiertamente su apoyo a Leszczyński, quien fue elegido rey por un Sejm de 12.000 delegados el 12 de septiembre. Un grupo de nobles, liderado por magnates lituanos, incluido el duque Michael Wiśniowiecki (el ex gran canciller lituano nominado por Augusto II), cruzaron el río Vístula hacia Praga con la protección de las tropas rusas.
Este grupo, que suma unos 3.000 efectivos, eligió a Federico Augusto II como rey de Polonia con el nombre de Augusto III el 5 de octubre. A pesar de que este grupo era una minoría, Rusia y Austria, con la intención de mantener su influencia dentro de Polonia, reconocieron a Augusto como rey.
Mientras Prusia permitió a Estanislao un paso seguro a través de sus tierras, y continuó oponiéndose a la elección de Augusto III. Estanislao llegó a Varsovia el 8 de septiembre de 1733, ciudad donde fue reconocido como rey de Polonia y gran duque de Lituania, el 12 de septiembre por el Sejm. El ejército ruso avanzaba hacia Polonia, con lo que el 22 de septiembre el recién proclamado Estanislao I Leszczynski huía rumbo a Danzig (Gdansk). El 22 de septiembre, Leshchinsky, acompañado por sus principales partidarios, así como por los embajadores francés y sueco, fue a Danzig, donde tenía la intención de esperar la ayuda francesa. Situada frente a la costa, Danzig fue la mejor fortaleza de Polonia y una de las mejores fortalezas de Europa, y la proximidad al mar permitió recibir ayuda de Francia y Suecia. Al tiempo que Augusto III era coronado rey en Varsovia bajo la protección de las bayonetas rusas.
El 10 de octubre, Francia declaró la guerra a Austria y Sajonia. Más tarde, a su tío, el rey Felipe V de España, se unió a Luis XV, quien esperaba asegurar territorios en Italia para sus hijos en su segundo matrimonio con Isabel de Farnesio. Específicamente, esperaba asegurar Mantua para el hijo mayor, don Carlos, que ya era duque de Parma y tenía la expectativa del gran ducado de Toscana, y los reinos de Nápoles y Sicilia para el hijo menor, don Felipe. A los dos monarcas Borbones también se unió Carlos Emanuel de Saboya, rey de Cerdeña, que esperaba obtener ganancias de los ducados austríacos de Milán y Mantua.
Aislamiento Austriaco
En la frontera sur de Austria, Francia en noviembre de 1733 negoció el Tratado secreto de Turín con Carlos Emanuel de Saboya y se preparó para operaciones militares en el norte de Italia. Concluyó el Tratado secreto de El Escorial con España, que incluía promesas de asistencia francesa en la conquista española de Nápoles y Sicilia. Francia también hizo gestiones diplomáticas en Suecia y en el imperio Otomano en un intento infructuoso de atraerlos al conflicto en apoyo de Estanislao.
Los austriacos quedaron así sin aliados externos efectivos en sus fronteras meridionales y occidentales. Sus aliados rusos y sajones estaban ocupados con la campaña polaca, y el emperador desconfiaba de Federico Guillermo I de Prusia, que estaba dispuesto a proporcionar algo de ayuda. Las divisiones dentro del Imperio austriaco también afectaron el aumento de tropas en 1733, cuando Carlos-Alberto de Baviera; que albergaba ambiciones de convertirse en el próximo Emperador del Sacro Imperio Romano, firmó un acuerdo secreto con Francia en noviembre de 1733 e intentó, con éxito limitado, disuadir otros gobernantes dentro del imperio de la familia Wittelsbach de proporcionar tropas al Emperador en virtud de sus obligaciones convencionales. Si bien Gran Bretaña no brindó apoyo, el electorado de Hannover, donde Jorge II también gobernaba como un elector imperial, demostró estar dispuesto a ayudar. El 9 de abril de 1734, se declaró una Reichskrieg (guerra imperial) contra Francia, obligando a todos los estados imperiales a participar.
El 10 de octubre de 1733, el rey Luis XV de Francia, constatando que no podía llegar en sus ataques a Rusia, decidió declarar la guerra contra el Sacro Imperio Romano Germánico, cuyo emperador era Carlos VI, el mismo que había disputado con Felipe V la corona de España. Cabe suponer que Luis XV esperaba poder ocupar los Países Bajos Austriacos con cierta facilidad. En cualquier caso, por medio de esta declaración de guerra se dio inicio a la guerra de Sucesión polaca.