¡Ayúdanos a mejorar el blog!
Si ves alguna palabra mal escrita, o frase que no tenga mucho sentido, es muy fácil hacérnoslo saber. Sólo tienes que seleccionar las palabras que te resulten sospechosas y pulsar las teclas CONTROL y ENTER. Se abrirá un formulario con el texto seleccionado, y con pulsar enviar recibiremos tu notificación.
También puedes abrir el formulario pulsando el siguiente botón
Campaña contra Alejandro Severo (230 – 235)
En torno al 229 Ardashir atacó Armenia, fracasando en conquistar la ciudad de Hatra. Es probable que en algún momento Armenia recurriera a la ayuda romana, el caso es que estaba resultando un hueso duro de roer. Un año más tarde Ardashir cambió de estrategia y atacó la provincia romana de Mesopotamia, realizando más tarde incursiones en Siria y Capadocia.
La respuesta inicial del emperador Alejandro Severo fue solicitar por escrito a Ardashir su retirada amenazando con la intervención militar. Por su parte los sasánidas solicitaron la retirada romana de Siria y de las provincias romanas de Asia manifestando que como descendientes de los aqueménidas, eran sus legítimos dueños. Tradicionalmente, se ha atribuido a Ardashir el objetivo de restaurar el imperio persa aqueménida a su antigua gloria, pero hoy en día se suele aceptar que esas grandiosas demandas simplemente eran una mera formalidad y la mirada de los persas se centraba solo en Armenia y Mesopotamia.
Fracasadas las negociaciones, Alejandro Severo preparó un ejército en Italia para reforzar las fuerzas romanas presentes en el frente oriental. Se reclutó una nueva legión (la IIII Italica) para reforzar el ejército oriental y se reunió a las reservas imperiales (la Guardia Pretoriana, los Equites Singulares Augusti y la legión II Pártica). Además, como ya era costumbre se retiraron destacamentos o vexilationes de las legiones de otros frentes para reforzar el ejército de campaña. El cuartel general se instaló en Antioquia, y se procedió como paso previo a la campaña a sofocar unas rebeliones en Siria y Egipto.
Finalmente en el 231 las tropas romanas estaban dispuestas para el ataque. La ofensiva se organizó en 3 ejes:
- Eje Norte al mando de Junio Palmato, debía avanzar a través de Armenia hacia Media.
- Eje Central al mando del Emperador, debía atacar por Mesopotamia que era la principal zona amenazada por los persas.
- Eje Sur al mando de Rutilio Pudens Crispino, debía cruzar el Tigris y el Éufrates por el sureste y marchar en dirección a la capital Ctesifonte.
El eje Norte al mando de Junio Palmato. Avanzaron sin muchos problemas por la amistosa Armenia; para internarse después en la zona de Media-Atropatene, devastando la zona. La orografía montañosa y boscosa de esta zona de operaciones conllevaba que la infantería romana se pudiera desenvolver bastante bien y tuviera poco que temer de la caballería sasánida. La contrapartida era que su avance fue relativamente lento.
El eje Central era el más poderoso e iría comandado por el propio emperador. Alejandro Severo avanzó por la alta Mesopotamia, liberando la asediada ciudad de Nísibis. A continuación se enfrentó con las fuerzas de Ardashir derrotándolas en un combate del que no se tienen fuentes fiables. Los persas se retiraron pero no parece que Alejandro los persiguiera.
Eje Sur al mando de Rutilius Pudens Crispinus. Las cosas aquí ya no iban a ser tan sencillas. Aquí los romanos se iban a enfrentarse a lo mejor del ejército sasánida y en un terreno más idóneo para la caballería. Ardashir al final había entendido la estrategia romana y eligió la opción de concentrar el grueso de su ejército contra uno solo de los ejes de avance y derrotarlo antes de que los otros dos pudieran hacer demasiado daño.
Inicialmente, el ala sur romana había avanzado sin problemas al no encontrar casi oposición y ser un terreno favorable para el avance. Esto le llevó a acabar adelantada frente a las otras fuerzas en su aproximación a la capital Ctesifonte. Fue aquí en el 232, donde los jinetes savarán iban a conseguir su primera gran victoria sobre los romanos.
En Ctesifonte el ejército romano se vio rodeado por las fuerzas de élite de la caballería sasánida. Sus tácticas eran una evolución de aquellas que habían proporcionado en su día buenos resultados a los partos. Los romanos se vieron atacados por lanceros montados que les impedían maniobrar y les hostigaban haciéndoles formar grupos cada vez más pequeños y compactos, que eran atacados sin descanso por los arqueros a caballo. La parte del ejército romano que quedó atrapada fue destruida en casi su totalidad.
Ctesifonte fue un desastre para Roma y Alejandro se vio incapaz de proseguir la campaña, pero las fuerzas de Ardashir también habían quedado bastante dañadas, ya que no pudo aprovechar la victoria para contragolpear. El Imperio sasánida no era una superpotencia como sí lo era el romano y quedaba exhausto más rápidamente. Además, había otras amenazas al otro lado en el Cáucaso que Ardashir debía vigilar. Por tanto, hubo un estancamiento de las operaciones por ambas partes en los siguientes años.
La campaña no había todo lo bien que se había previsto, pero Alejandro se presentó de todas formas ante el Senado anunciando una gran victoria, siendo nombrado Persicus Maximus. Además, había problemas de nuevo en otras fronteras que requerían la presencia del Emperador, ya que godos y alamanes aprovecharon la retirada de tropas del limes para atacar. Alejandro se dirigió hacia el Rin para hacer frente a los alamanes, pero el malestar acumulado por sus veteranos de oriente degeneró en una conspiración y consiguiente asesinato del Emperador (235) con la excusa de que había ofrecido una gran cantidad de dinero a los bárbaros para aplacarlos. Se nombró emperador a Maximino, acabando así la dinastía Severa y empezando el periodo llamado “Anarquía militar”.
Campaña contra Gordiano III (236 – 240)
Ardashir aprovechó la turbulenta situación política de Roma para tratar de “pescar algo en río revuelto”. Entre los años 236-240, los persas consiguieron capturar las importantes ciudades de Carrae (Carras), Nísibis, Edesa y recuperar Hatra. Más que de una invasión a gran escala, parece que se trató de potentes incursiones (sobre todo centradas en Mesopotamia) aprovechando que podían obtener con relativa facilidad gloria y botín, debido a la debilidad romana.
La poderosa ciudad de Hatra cayó, cuando la hija del príncipe hatrano acordó con Sapor facilitarle el acceso a la ciudad. Al parecer Sapor I casó después con la princesa árabe y arrasó hasta los cimientos Hatra. El antiguo territorio del reino de Hatra fue en parte, entregado a los árabes lájmidas o lákhmidas; que a partir de este momento se transformarían en fieles vasallos de los sasánidas y por casi cuatrocientos años, en los guardianes de la frontera sirio-arábiga del Imperio sasánida frente a romanos y otras tribus árabes nómadas.
Estabilizada la situación en Roma un tiempo después del ascenso del joven Gordiano III (fue nombrado emperador en el 238 con solo 13 años) y estando Roma bajo el control del suegro del emperador y prefecto del pretorio Cayo Timesiteo, se organizó el contraataque en torno al 242. Para entonces ya había ascendido al trono sasánida Sapor I (241 – 272).