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Tuvo lugar el 21 de febrero 1339 en el campo de Parabiago al noroeste de Milán, entre las tropas milanesas de Azzone y Luchino Visconti que gobernaban en Milán y la Gran Compañía de San Jorge reclutada por Lodrisio Visconti, que reclamaba el señorío de Milán. La victoria fue ganada por Luchino.
Antecedentes
La Gran Compañía de San Jorge, que fue la primera asociación de condottieri en llevar ese nombre, era, al igual que diversas compañías anteriores, formadas para una campaña específica. En 1339, muchos mercenarios fueron desmovilizados después de las guerras Della Scala de Verona, pasaron al servicio de Lodrisio Visconti. Este miembro exiliado de la familia que había dominado de Milán desde 1277, tenía la intención de expulsar a sus primos, Azzo y Lucchino Visconti, y el arzobispo Giovanni Visconti que formaban una especie de triunvirato que gobernaba la ciudad. Para ello contrató a 2.500 jinetes, en su mayoría alemanes, y 1.000 infantes, muchos de ellos de Suiza, bajo la codirección de dos mercenarios alemanes, Werner de Urslingen y Conrado de Landau. La Gran Compañía de San Jorge se dirigió hacia el oeste, al norte de Milán, hacia Legnano.
Lucchino Visconti convocó la milicia milanesa y reclutó a sus propios condotteri, incluyendo una fuerza italiana de 700 jinetes dirigida por Ettore de Panigo de Bolonia.
Pero llegaron los refuerzos a favor de Azzone, desde Savoya llegó una compañía dirigida por Ettore Panigo, desde Ferrara otros hombres bajo la dirección de Roberto Villani, que fue elegido jefe de las tropas auxiliares por el Consejo de Guerra.
Los milaneses organizaron la defensa de la siguiente manera: las vanguardias en los pueblos de Sempione y Parabiago; en Nerviano situó el centro de la defensa con su tío Luchino como comandante supremo del ejército; en Rho Villani situaron la retaguardia, en Milán el mismo Azzone, enfermo de gota, junto con su tío el arzobispo Giovanni, capitaneaban las milicias de defensa dentro de las murallas.
Desarrollo de la batalla
El 20 de febrero 1339, una de las vanguardias del ejército milanés, estaba acampada cerca del actual Villoresi, cerca de Parabiago.
Había caído una nevada que cubría con una espesa el suelo y los canales de riego probablemente estuvieran congelados. Los alemanes y suizos, estaban más acostumbrados al clima frío, aprovechando las inclemencias Lodrisio decidió atacar.
Con las primeras luces del alba del 21 de febrero, Lodrisio salió de Legnano para atacar a los enemigos, entrando en secreto en Parabiago por tres rutas: desde Canegrate, desde Sempione y por Olona. La vanguardia del ejército de la ciudad, 2000 de infantería y 800 de caballería bajo el mando de Rainald von Lonrich, fue inicialmente tomada por sorpresa, ya que muchos soldados aún dormían, pero pronto lograron reagruparse y resistir. El enfrentamiento tuvo lugar en un clima particularmente frío y el campo de batalla estaba cubierto por un manto de nieve Hacia el mediodía, las defensas cedieron y Rainald von Lonrich se vio obligado a rendirse junto con Giovanni Visconti y los 300 caballeros que aún podían luchar; los restantes 2.000 de infantería y 500 de caballería habían resultado muertos, heridos o habían huido a Nerviano para dar la alarma al resto del ejército.
Luchino se dirigió entonces con sus tropas a Parabiago, pero antes de llegar, para levantar la moral de sus hombres, nombró caballeros a algunos nobles que le seguían. Entre ellos estaba el milanés Protaso Caimi, el lodiano Lucio Vistarini, el genovés Giovanni Fieschi, los piacentinos Lanzarotto Anguissola y Dondazio Malvicini della Fontana y un alejandrino de los Inviziati. Entonces se atacó la batalla. Se dice que los dos ejércitos, ambos con la insignia Visconti gritaron Miles Sancti Ambrosii (Soldado San Ambrosio), para que los milaneses y Rithband Heinrich se distinguieran.
Durante algunas fases, los soldados de Lodrisio prevalecieron y entre las filas ambrosianas se destacaron los soldados de Pinalla Aliprandi, entre ellos un tal Antonio, hijo ilegítimo de Matteo Visconti, por lo tanto, tía de Azzone; masacró a los mercenarios alemanes y tomó posesión de su estandarte. Al final, sin embargo, muchos comandantes milaneses fueron muertos, heridos o capturados.
Luchino se encontró en condiciones desesperadas, tomó una decisión extrema: se armó con una lanza y se arrojó furiosamente entre las filas enemigas. En el lance fue arrojado de la silla, herido, despojado y hecho prisionero por los lodrisianos, quienes lo ataron a una arbol. Sus hombres se desanimaron e iniciaron la retirada hacia Nerviano. Lodrisio vio acercarse la victoria, acampó en el centro de la ciudad de Parabiago y con los comandantes estudió los pasos para entrar en Milán, mientras sus soldados se entregaban a la ociosidad y las incursiones. atar a un árbol.
A diferencia de la mayoría de los ejércitos medievales, no se colapsó con la pérdida de su líder. Si no que mantuvieron la formación y se retiraron con orden.
Algunos fugitivos llegaron a Rho, donde Roberto Villani decidió reorganizar sus fuerzas y marchar a Nerviano, enviando por delante la caballería de Ettiore de Panigo con sus 700 jinetes.
Otros fugitivos llegaron a Milán y asustados comenzaron a decirle el resultado parcial de la batalla, que parecía entonces más a favor de sus enemigos. Azzone dio la orden de cerrar todas las puertas de la ciudad, impidiendo la entrada y salida de cualquier persona, y alertó a los soldados dentro de las murallas, aprestándose para la defensa.
Lodrisio viendo la victoria al alcance de la mano, estaba estudiando con sus comandantes los movimientos para conseguir en Milán, mientras que sus soldados se entregaban al saqueo.
Los jinetes de Ettiore de Panigo llegaron a Nerviano y sorprendieron a los caballeros de la Compañía y les derrotaron, liberando a Luchino y haciendo prisionero a Lodrisio.
Secuelas
El número de bajas se estima en 4.500 muertos en la compañía de San Jorge y 2.300 milaneses.
Lodrisio fue encarcelado por orden de Azzone en la cárcel de San Colombano al Lambro, hasta 1349, cuando después de la muerte de Azzone y Luchino, fue liberado por el arzobispo Giovanni Visconti.