Edad Media Guerras italianas medievales Batalla de Fornovo 1495

Tuvo lugar el 6 de julio del año 1495 junto al pueblo de Fornovo di Taro, localizado unos 30 Km. al sur de Parma. Enfrento a Carlos VIII rey de Francia contra una liga italiana encabezada por Venecia a la que se unieron Milán y Padua. Acabó en tablas.

Antecedentes

A finales del siglo XV, Francia se había convertido en la nación más poderosa de Europa occidental tras haber derrotado a Inglaterra en la guerra de los Cien Años, y entonces hostigaba a sus vecinos. Además los reyes de Francia habían heredado los derechos sobre el reino de Nápoles, que era el mayor reino de la península Itálica.

El 25 de enero de 1494 falleció el rey Fernando I de Nápoles, viejo y con pocas simpatías por parte de sus súbditos. Le sucedió su hijo Alfonso II, que gozaba aún de menos simpatías que su padre. Estas circunstancias animaron a Carlos VIII de Francia a reclamar la corona de Nápoles invocando los derechos de la Casa de Anjou e ignorando que la Casa de Aragón llevaba reinando desde hacía bastantes años. Le apoyaron en sus pretensiones el duque de Milán, Luis Sforza «el Moro», las dos grandes familias italianas de los Orsini y los Colonna, los duques de Ferrara y la república de Génova.

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Italia finales del siglo XV

Después de cruzar los Alpes en el mes de agosto de 1494, los franceses dirigidos por el rey Carlos VIII, se adentraron en territorio italiano. Disponía de 30.000 efectivos, la mitad de los cuales eran de caballería. También disponía de un tren de artillería móvil no solamente con piezas de sitio para abatir los muros de las fortalezas, sino con piezas de campaña, se puede decir que fue el primer ejército en disponer de artillería de campaña.

Al principio solo tres estados italianos se opusieron al avance: Florencia, los Estados Pontificios y Nápoles, mientras que Venecia permaneció a la expectativa.

Los primeros en reaccionar fueron los napolitanos, que enviaron un ejército a Génova para levantar a los genoveses contra los franceses. Desembarcaron en Rapallo que fue ocupada por 4.000 soldados napolitanos el 3 de septiembre 1494 al mando de Giulio Orsini, Obietto Fieschi y Fregosino Campofregoso. Más tarde la flota napolitana fue forzada a alejarse por el mal tiempo. El 5 de septiembre, Luis de Orleáns llegó con 1.000 infantes mercenarios suizos que más tarde fueron reforzados por tierra con otros 2.000 más y un contingente de infantería genovesa-milanesa.

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Guerreros italianos norte de Italia (1460). (1) jinete ligero, lleva un yelmo tipo barbuta, lleva armadura de placas solo por delante; (2) caballero italiano, lleva una armadura dorada, el penacho sobre la cimera, el caballo lleva protección en la cabeza y placas en el cuello, lleva la lanza en ristre; (3) infante ligero con peto y espaldar y escudo ovalado. Autores: G & A Embleton para Osprey

Hubo una escaramuza entre los mercenarios suizos y fuerzas napolitanas, aunque el terreno no permitía a los suizos para formar sus cuadros de picas, la batalla principal se libró principalmente entre la infantería genovesa-milanesa y la napolitana. Tras el fuego de artillería concentrada de la flota francesa, los napolitanos fueron derrotados. Los suizos masacraron a napolitanos que trataron de rendirse, siendo capturados Orsini y Campofregoso. Después de la batalla, los mercenarios suizos mataron a todos los enemigos heridos y saquearon la ciudad de Rapallo. A pesar de ser una pequeña batalla, fue vista como una victoria significativa que detuvo los intentos napolitano-aragoneses para incitar a una rebelión en Génova contra los franceses. Casi al mismo tiempo, el grueso francés había llegado a Asti.

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Itinerario de Carlos VIII de Francia en su campaña de Italia 1494/5. Fuente Annick Monnerie

La aventura de Carlos VIII de Francia para conquistar Nápoles, fue una auténtica guerra relámpago o blitzkrieg,  pues los franceses disponían de una artillería de campaña móvil que se desplazaba al mismo ritmo que el resto del ejército. La marcha por Italia fue todo un éxito, debido a la indecisión política y a la falta de cooperación entre los estados, además de un colapso de la moral civil. La resistencia florentina pronto fue vencida, tras lo cual el ejército napolitano-papal se retiró a la Marca. La ciudad de Florencia fue ocupada el 17 de noviembre, y el 30 de diciembre entraba triunfalmente en Roma. El Papa Alejandro VI, el valenciano Rodrigo Borja, se vio obligado a refugiarse en el castillo de Santángelo por falta de medios de defensa, y a ceder a Carlos VIII cuantas plazas necesitase para su invasión.

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Artillería ligera de campaña francesa a finales del siglo XV. La alocada aventura de Carlos VIII de Francia para conquistar Nápoles en 1495, fue una auténtica blitzkrieg, pues los franceses fueron los primeros en tener un tren de artillería de campaña móvil, no solo de piezas de asedio. En primer lugar, se observa un ribauldequin de 9 tubos, a continuación una bombarda ligera y más lejos un veuglaire. Autor Aleksander Yurievich Averyanov

El 28 de enero el ejército de Carlos VIII salió de Roma hacia Nápoles.

De camino a Nápoles, los franceses emplearon la artillería de asedio por primera vez el 9 de febrero para someter a la fortaleza del Monte de San Giovanni, donde la población masculina fue masacrada completamente, esta técnica de terror fue utilizada contra las ciudades que ofrecían resistencia.

Alfonso II rey de Nápoles, fue forzado por los nobles a abdicar en favor de su hijo Fernando II, se enfrentó a Carlos VIII en San Germano, localidad situada junto al río Garellano, que señalaba la frontera entre los Estados Vaticanos y el reino de Nápoles; pero las fuerzas napolitanas se desbandaron cuando los franceses fijaron su frente y amenazaron envolverle.

Fernando II abandonó la capital y huyó a Sicilia con algunos de sus fieles, donde imploró el auxilio de sus parientes los Reyes Católicos, a los que transfirió el 11 de febrero la jurisdicción de cinco fortalezas clave para el dominio de Calabria: Reggio, Crotona, Squilace, Tropea y la Amantia.

Mientras tanto, Carlos VIII entró en la ciudad de Nápoles el 22 de febrero tras lograr la rendición de la fortaleza de Castelnuovo, defendida por Alfonso de Ávalos, I marqués de Pescara, e inició la ocupación del reino. Tres meses después, el 12 de mayo, se hizo coronar Emperador y rey de Jerusalén.

Los Reyes Católicos, temerosos de que la ambición de Carlos VIII le hiciese amenazar la isla aragonesa de Sicilia, habían enviado embajadores a Francia y a Roma antes de la invasión. El Embajador en Francia, don Alonso de Silva, no logró impedir que Carlos VIII desistiera de sus propósitos, aunque le hizo saber que el rey de Aragón se vería obligado a socorrer a sus parientes y aliados. Por su parte, el embajador Garcilaso de la Vega informó a Papa de esta postura. Inmediatamente, los reyes de España enviaron una escuadra al mando del almirante Galcerán de Requesens, conde de Palamós, para reforzar al virrey de Sicilia, Hernando de Acuña. Iniciaron también los preparativos de una segunda escuadra en Galicia y Vizcaya para trasladar a Sicilia un cuerpo expedicionario al mando de don Gonzalo Fernández de Córdoba.

Mientras tanto, la hábil diplomacia española había dado lugar a la creación de la Santa Liga contra el rey francés: los embajadores Antonio de Fonseca y Juan de Albión lograron concertar las bodas de los príncipes Juan y Juana de Castilla con la princesa Margarita y el archiduque don Felipe, lo que propició la entrada en la Liga del emperador Maximiliano. Garcilaso de la Vega y su hermano lograron atraerse al papa Alejandro VI. Juan de Deza hizo lo propio ante Luis Sforza, duque de Milán, arrepentido de haber apoyado la invasión francesa de Nápoles. Por último, Lorenzo Suárez de Figueroa logró la adhesión de Venecia. El 31 de marzo de 1495 se firmó el tratado de formación de la Santa Liga. Su negociación se llegó con tanto secreto que cuando se hizo público el tratado, Carlos VIII sintió miedo de quedarse encerrado en Italia.

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Guerreros italianos finales siglo XV: (1) ballestero italiano; (2) miliciano veneciano con arma de fuego (arquebus); (3) nombre de armas veneciano. Autor Chis Rothero

A Carlos la formación de la Liga le puso furioso, al darse cuenta de que el Papa no iba a reconocer la anexión de Nápoles; y además podía quedar atrapado, abandonó esta ciudad el 20 de mayo con intención de regresar a casa, dejando a Gilberto de Borbón, duque de Montpensier, en calidad de virrey de Nápoles. Dejó guarniciones en las plazas más importantes y además un ejército de 6.000 piqueros suizos, otros tantos gascones, caballería pesada y artillería. Una poderosa escuadra les abastecería de refuerzos y víveres en caso necesario.

En Siena, Carlos se enteró de que el duque de Orleans, en vez de reunirse con él, había conquistado la ciudad de Novara, que no generó el levantamiento contra Ludovico Sforza de Milan, sino todo lo contrario, los ejércitos de la liga pronto bloquearon Novara.

Carlos marchó a Pisa, donde dejó efectivos para la defensa de la ciudad. El sentimiento antifrancés cobró más fuerza cuando infantes suizos ebrios, asesinaron a civiles en la ciudad milanesa de Pontremoli, al mismo tiempo que una escuadra genovesa-veneciana, destruyó la flota de transporte francesa, obligando a los franceses a transportar los cañones por tierra.

Los franceses decidieron abandonar el Mediterráneo y cruzar los Apeninos por el paso de Cisa, entre Pontremoli y Parma, ya que sabían que los castillos locales estaban preparados para apoyarles. Cruzaron el paso el 3 y 4 de julio, para ello tuvieron que allanar el camino para que la infantería suiza, pudiese pasar los 18 cañones de asedio, que normalmente eran tirados por 16 caballos, era un castigo por la masacre de Pontremoli.

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Artillería pesada francesa cruzando los Apeninos (1495). Los mercenarios suizos, expertos en terreno abrupto, hacen franquear los pasos. Aquí, el comandante Louis de la Trémouille, experto en artillería, tira codo a codo con los simples soldados. Todos los demás miembros del ejército, de caballero a soldado raso, debían acarrear una bala de cañón, un barril de pólvora, un saco de munición o cualquier otro equipo. De los 18 cañones de asedio, se perdieron 2. Autor Richhard Hook para Osprey

Una vez salvado el paso, los franceses avanzaron por el valle de Cisa y pensaban cruzar el río Taro en Fornovo, para evitar la base fortificada que los aliados tenían en Giarola.

El 4 de julio Carlos llegó a Barceto con la ayuda de un Bertrando Rossi, un renegado milanés, para desconcierto de la liga, Rissi también rindió otros castillos, incluido el de Carona, justo en frente de Fornovo.

Francesco Gonzaga, capitán general veneciano, se encontraba en la orilla oeste del río Taro, donde el valle se ensancha justo debajo Fornovo. Disponía de una fuerza de 23.000 efectivos aliados, de los cuales eran 4.500 hombres de armas, 2.500 de caballería ligera (principalmente stradiotti albaneses al servicio de los venecianos), 2.000 arqueros y ballesteros montados, 10.000 de infantería profesional y 3.000 infantes ligeros milicianos que se incrementaban según pasaba el tiempo, en total unos 23.000 efectivos.

Los generales franceses, presionados por la permanente llegada de refuerzos a las líneas enemigas, mientras que sus propias fuerzas no tenían esperanza de refuerzo alguno, convencieron a Carlos VIII, de hacer un primer movimiento diplomático. El rey de Francia solicitó entonces derecho de paso a través de las líneas venecianas, a cambio los venecianos solicitaron la devolución de todas las conquistas francesas en territorio italiano. La propuesta por supuesto era inaceptable, a Carlos VIII la única opción que le quedaba era la batalla. Gian Giacomo Trivulzio, Francesco Secco y los nobles franceses recomendaban que se iniciasen las operaciones cuanto antes. Una vez salvado el paso, los franceses avanzaron por el valle de Cisa y pensaban cruzar el río Taro en Fornovo, para evitar la base fortificada que los aliados tenían en Giarola.

El 4 de julio Carlos llegó a Barceto con la ayuda de un Bertrando Rossi, un renegado milanés, para desconcierto de la liga, Rissi también rindió otros castillos, incluido el de Carona, justo en frente de Fornovo.

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Batalla de Fornovo (1495). Despliegue. Fresco de la «Galleria delle Carte Geografiche», Museo Vaticano.

Se envió una fuerza de reconocimiento de 40 jinetes, siendo ampliamente derrotada por los veteranos stradiotti, que eran jinetes ligeros de Dalmacia y Albania fogueados previamente en las guerras Albano-Turcas (1443-78)

Las vituallas de los franceses seguían disminuyendo, mientras que las fuerzas italianas aumentaban de tal modo que, el 6 de julio, Carlos VIII decidió presentar batalla.

Los franceses ocupaban la margen oeste del río Tara, que tenía la ventaja de una mejor defensa, por encontrarse sobre unas alturas que dominaban la otra orilla; además, las lluvias de los días previos, habían hecho que las orillas del río fuesen impracticables para la caballería, al mismo tiempo que había aumentado el caudal del río. Tenía 1.400 hombres de armas o jinetes pesados, 1.700 arqueros y ballesteros montados, 5.000 infantes pesados de los cuales 3.000 eran suizos, 600 jinetes ligeros, 2.000 infantes ligeros y 1.000 artilleros que servían 14 lombardas de asedio, y 28 cañones de campaña ligeros, en total unos 12.000 efectivos.

Al norte de Fornovo, la carretera al lado del río Taro corría a lo largo de la orilla oeste del río, mientras que el campamento de Gonzaga estaba en el lado oriental. Sin embargo, el francés adoptó una formación que preveía la resistencia al frente, al estilo de condotiero. El plan italiano fue redactado por el tío de Gonzaga, Rodolfo, un veterano de las guerras franco-borgoñonas y tenían amplia experiencia en tácticas francesas. Tenía la intención fijar al enemigo al frente y atacarle por el flanco.

Despliegue inicial

Los franceses decidieron mantener la ventaja táctica manteniéndose en la margen oeste del Taro en defensiva y dividieron sus fuerzas en tres grupos.

  • El ala izquierda, mandada por Gian Giacomo Trivulzio compuesto por 400 jinetes pesados, 200 infantes ligeros italianos, 500 arqueros montados y 2.000 infantes suizos en su mayoría piqueros y un pequeño número de infantes ligeros con armas de fuego de mano y otros con hachas.
  • El centro, mandado por el propio Carlos VIII consistía en 600 jinetes pesados, 500 arqueros y ballesteros montados y 2.000 infantes. Eran las tropas de élite del ejército francés, incluido el séquito personal del rey.
  • El ala derecha, mandada por Gastón de Foix, estaba formada por 400 jinetes pesados, 600 arqueros y ballesteros montados y 1.000 infantes.
  • La artillería, mandada por Luis de Tremouillé, protegía el ala izquierda hacia el frente y el centro hacia el río, el tren de bagajes estaba al mando del capitán Odet, al que le resultó imposible mantener la disciplina, disponía de 650 jinetes ligeros de reserva e infantería ligera y arqueros.

El plan italiano era presionar al ejército francés al frente para fijarle, y atacarle de flanco cruzando el río Taro para que entrase en desorganización, momento en que la reserva de los italianos entraría en batalla dando el golpe final a los franceses en retirada. Distribuyó las fuerzas de la siguiente manera:

  • Un grupo avanzado de 1.000 stradotti o jinetes ligeros dálmatas y albanos, mandados por Pedro Duoto, cuya misión era cruzar el río Taro y fijar el enemigo de frente para que no pudiese avanzar, una vez iniciada la batalla, envolverle y atacarle por retaguardia.
  • El ala derecha del ejército italiano, mandada por Gian Francesco Sanseverino, conde de Caiazzo, contaba con 800 hombres de armas milaneses, 1.700 infantes pesados milaneses y 300 piqueros alemanes, 500 arqueros y ballesteros montados, 500 jinetes ligeros así como la escasa artillería que disponían. Su misión era cruzar el río y atacar al ala izquierda francesa para fijarla. Les acompañaban infantes ligeros para ayudar a los heridos, rematar a los enemigos caídos, etc.
  • El centro, mandado por Francisco II Gonzaga, duque de Mantua, con 500 hombres de armas, 600 ballesteros y arqueros montados, 500 jinetes ligeros y 5.000 infantes venecianos, debían cruzar el río y atacar al centro francés.
  • El ala izquierda al mando del conde Bernardino Fortebraccio, comandante de las fuerzas venecianas que mandaba 800 hombres de armas, 1.500 infantes, 500 arqueros y ballesteros montados y 500 jinetes ligeros.

Por detrás situaron una reserva detrás de cada grupo con unos 500 hombres de armas cada uno, mandados por Bentivoglio, detrás del ala derecha; Antonio Montefeltro detrás del centro; y Coleoneschi detrás del ala izquierda. También dejó otra con 1.000 infantes y 600 hombres de armas junto a su campamento, para protegerlo o ser empleados en caso necesario. Las reservas debían ser convocadas a actuar cuando los indicase Rodolfo Gonzaga.

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Batalla de Fornovo (1495). Despliegue de fuerzas

Desarrollo de la batalla

La Liga esperó hasta medio día, pero Pedro Duoto con los 1.000 stradotti se habían adelantado para vadear el río y fijar a la formación por retaguardia.

Tras el disparo de un cañón, los aliados cruzaron el río Taro con la caballería pesada en vanguardia seguida la caballería ligera y arqueros montados y detrás la infantería. El ala derecha atacó a la izquierda francesa, pero fue detenida por la infantería suiza que hizo retroceder primero a la caballería pesada y después a la infantería milanesa que disponía menos efectivos y también fue rechazada con grandes bajas, teniendo que reagruparse en Giarola.

El centro y ala derecha intentaron cruzar el cauce, pero tuvieron que desistir por la profundidad, y cruzar por un lugar más alejado río arriba. La retirada permitió a los franceses desplazar las fuerzas para volver a modificar su despliegue para hacerlos frente de nuevo.

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Batalla de Fornovo (1495). Los italianos cruzan el río Taro. Francisco de Gonzaga decidió atacar uno de los flancos de los franceses, pero para ello debe franquear el Taro. Las demoras causadas por la búsqueda de vados para cruzar el río en crecida permitieron a los franceses hacer un cambio de frente y aguantar a pie firme la carga de Gonzaga. Este último, con barba, porta sobre su celada un cubrecasco de terciopelo. Autor Richard Hook
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Batalla de Fornovo (1495). Cruce del río. Autor Jacopo Tintoretto

La artillería francesa hizo fuego, pero no fue eficaz; por un lado, la pólvora estaba mojada, y por el otro, el terreno estaba húmedo, con lo que las balas se clavaban en el terreno con pocos efectos.

Volvieron a cruzar el río los italianos, los hombres de armas o caballería pesada iban en vanguardia, seguidos de caballería ligera y arqueros montados que tendrían que aprovechar cualquier hueco en la formación enemiga, seguidos finalmente de la infantería, más a retaguardia se encontraban las reservas.

El hecho de que la primera ola de hombres armados estuvieran en minoría no debería haber representado un problema, dado que las reservas podrían ser llamadas rápidamente. Pero las cosas no salieron según lo planeado. El tiempo que les tomó estas unidades vadear el río crecido, permitió que el centro y la retaguardia francesa que se desplazasen y esperasen el ataque de frente.

Francesco Gonzaga chocó contra el flanco derecho del centro francés en lugar de contra el centro donde estaba la posición del rey. Sin embargo, condujo a sus hombres a una carga feroz que pudo casi romper la línea francesa y, simultáneamente, el ala izquierda de Fortinbras cargó contra el ala derecha francesa, la infantería se vio obstaculizada por el río y el canal Acqualada, que operaba un molino de agua cerca Felegara.

Mientras tanto, dos compañías de hombres de armas en el extremo derecho del centro de Gonzaga chocaron con la parte central donde se encontraba el rey francés. La lucha se transformó en un combate cuerpo a cuerpo en el que participo el propio Carlos VIII, que tenía su casco abollado por un golpe. A pocos metros fue capturado, probablemente porque fuese confundido con el rey, Mateo de Borbón, pariente ilegítimo del rey. En esta lucha salvaje fue muerto Rodolfo Gonzaga, que era el hombre autorizado a recurrir a las reservas. La cadena de mando de la Liga estaba rota.

El grupo de jinetes estradiotas (stradiotti) mandados Pedro Duato, habían envuelto el ala derecha de los franceses y en vez de atacar por retaguardia como se les había ordenado; se dirigieron directamente al tren de bagajes francés para saquearlo, la caballería ligera francesa intentó detenerlos, pero fueron derrotados y se volvieron al tren de bagajes.

A pesar de que estaban en inferioridad numérica y habían sufrido pérdidas considerables, los soldados de la Liga mantuvieron la disciplina. Pero lo mismo no podía decirse lo mismo de los arqueros montados y jinetes ligeros del ala izquierda. Estos hombres, viendo la lucha en el tren de bagajes, galoparon hacía allí para saquear.

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Batalla de Fornovo (1495). Saqueo del campamento francés. Autor Richard Hook

En este punto, se puso a llover de nuevo, los hombres de Gonzaga y Fortebraccio comenzaron a retroceder, algunos corrieron hacia el río. Una parte, apoyados en el canal Acqualada, aguantaron la carga de los franceses, que fueron rechazados. Algunas unidades de la Liga se retiraron hacia el vado de Fornovo, mientras que la mayoría hicieron una retirada ordenada a través del vado del Gualatico.

Muchas unidades sufrieron el ataque de los hombres de armas franceses mientras trataban cruzar, las unidades de Philippe de Commyens se dispersaron en la espesa maleza junto al río. Volviéndolos a reagrupar recordando una derrota anterior en Guinegatte, en la que iniciaron una persecución prematura y desordenadamente.

A pesar de la superioridad numérica de la Liga, las tropas que realmente acometieron a los franceses se encontraban en minoría debido al hecho de que las reservas de la Liga nunca recibieron la orden de cruzar el río. Las únicas reservas que se movieron, fueron probablemente las mandadas por Montefeltro, que se unieron a la división de Bentivoglio para cubrir la retirada del conde de Caiazzo, y tal vez evitaron que el ala izquierda francesa lanzase un contragolpe por el Taro.

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Batalla de Fornovo (1495). Lucha en el centro. Se distinguen con facilidad los piqueros suizos al servicio de Francia, con algunos arcabuceros y varios cañones de campaña. Abajo a la derecha, los estradiotas dálmatas de Venecia (reconocibles por sus tablachinas y sus gorros altos) atacan el bagaje francés en busca de saqueo. A destacar la panoplia de la infantería, que usa escudos ovalados y un tipo de lanza corta. Grabado alemán

Más o menos en ese momento, Carlos había tenido que parar por una necesidad fisiológica, cuando, de repente, una patrulla de hombres de armas milaneses del conde de Caiazzo, le reconocieron atacándole, los 7 guardaespaldas y su mayordomo defendieron al rey; le ayudaron a subirse a su caballo, dando tiempo a que llegase la Guardia Real, el rey escapó por los pelos y se refugió en el ala izquierda de Gie.

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Batalla de Fornovo (1495). Carlos VII sorprendido por una patrulla milanesa. Estaba solo con la compañía de su mayordomo y se había alejado por una necesidad fisiológica y se salvó de ser capturado por la llegada de su guardia personal en el último momento Autor Richard Hook

Por la tarde, ambos ejércitos habían perdido el contacto y se encontraban a ambas orillas del río Taro.
Secuelas

Después de perder la mayor parte de su equipaje, muchos franceses pasaron la noche sin las tiendas de campaña, sin la ropa seca, y sin comida. Muertos y heridos fueron casi todos abandonados en el campo de batalla, ya que los franceses no tenían, a diferencia de los ejércitos italianos, servicios sanitarios.

Los stradiotti regresaron con un botín valorado en 180.000 ducados de oro, que incluía la espada y el yelmo ceremonial del rey, elementos de la capilla real y un libro con ilustraciones pornográficas.

Carlos aprovechando la noche huyó hacia los pasos de los Alpes acompañado por su Guardia Personal.

En la mañana del 7, hubo un acuerdo para un alto el fuego para recoger y enterrar a los muertos, mientras que Philippe de Commynes reanudó las negociaciones. En el campo de la Liga, Francesco Gonzaga aseguraba a Commynes que el prisionero Mateo de Borbón estaba bien tratado y pidió el mismo trato a su tío Rodolfo. El representante francés señaló que los franceses trataban bien a sus prisioneros y que Rudolfo estaba muerto.

Secuelas de la batalla

Las pérdidas reales ascendieron a 4.000 bajas francesas, de los cuales 1.200 fueron muertos (60 jinetes ligeros, 140 hombres de armas, 200 arqueros de la Guardia Real y 800 infantes). Los la liga sufrió 6.000 bajas, de los cuales 2.000 fueron muertos (entre ellos 400 hombres de armas que posiblemente murieron al ser desmontados).

Las fuerzas de la Liga no se movieron hasta el día 10 en que tomaron posiciones cerca de Pavía para observar los movimientos de los franceses en Asti y en Novara.

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Batalla de Fornovo (1495). Retirada de Novara. Cuando los franceses se retiraron de Novara, ocuparon el pequeño pueblo de Cameriano, entre ambos ejércitos, Felipe de Comynes encontró a 50 franceses enfermos y muertos de hambre en una granja, y pagó a los campesinos para que los diese de comer. Autor Richard Hook

El 13 de agosto, Gonzaga envió al rey el yelmo y la espada ceremonial, y discretamente el libro erótico.

El 16 de agosto Carlos llegó a Asti, donde se enteró de que Novara estaba siendo sitiada por las tropas venecianas, se rendiría el 21 de septiembre.

Los franceses firmaron la paz con Ludovico Sforza el 10 de octubre, cruzando los últimos efectivos franceses el paso de Monginevro el 25.

Los franceses no ganaron nada con la invasión y perdieron prestigio ante las demás potencias, volverían a Italia en 1499 con el nuevo rey francés Luis XII, dando lugar a guerra franco-española en Italia.

Esta batalla confirmó que las tácticas de los piqueros suizos eran las más eficaces, el poderío de la artillería de campaña móvil, y que la caballería pesada era la más resolutiva hasta la aparición de la caballería ligera dotada de armas de fuego portátiles.

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2017-08-09. Última modificacion 2022-06-16.
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