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Se libró el 11 de octubre 1427, dentro del marco de la Segunda guerra de Lombardía. Por un lado los venecianos mandados por Carmagnola y por otro los milaneses mandados Carlos I Malatesta. Tuvo lugar en Maclodio (o Macalo) un pequeño pueblo cerca del río Oglio, a 15 kilómetros de Brescia, venciendo Venecia.
Guerras de Lombardía
Con la muerte del duque Gian Galeazzo Visconti de Milán, el Estado que había construido colapsó con su hijo, el incompetente Giovanni Maria Visconti (1402-12). Se produjo la disgregación del poder de los Visconti en Lombardía, donde se independizaron Cremona, Crema, Plasencia, Bérgamo, Como, Lodi, Pavía, Alejandría, Parma y Brescia, de manos de los condotieros. En Romaña, el papa Bonifacio IX obtuvo las ciudades de Bolonia y Perugia e hizo las paces con Milán. En Toscana, Siena se independizó, y los feudatarios gibelinos de los Apeninos fueron sometidos por Florencia, pero Pisa fue asegurada por Gabriel María Visconti, hijo natural de Gian Galeazzo.
Aprovechando la debilidad de Milán, el señor de Padua, Francesco Novello de Carrara, invadió territorio milanés, tomando Verona. Milán buscó el apoyo de Venecia, ofreciendo todo el territorio que había poseído al este del río Adigio, que fue aceptado. Se iniciaron las hostilidades contra Carrara, con gran éxito para los venecianos que en 1406, ya poseían Treviso, Feltro, Belluno, Verona, Vicenza y Padua, y habían logrado la desaparición de Carrara, ante la indiferencia de Florencia. Venecia, que no pertenecía al Regnum Italiae, y circunscrita a su laguna y a una fina franja costera lindando a la laguna (Dogado); había permanecido a espaldas de los acontecimientos en Italia, pero el poder alcanzado por los Visconti convenció a la Serenísima República para establecer un poder territorial en la península, para asegurar el libre pasaje de mercancías hacia Lombardía o los Alpes. Aprovechando la muerte de Gian Galeazzo, además de ampliar su territorio entre 1404 y 1405 con Verona, Vicenza, y Padua, entre 1411 y 1420 incorporó los amplios territorios del príncipe eclesiástico, el patriarca de Aquilea en Friuli, controlando el acceso desde Alemania a Italia oriental.
Tras la elección del papa romano Gregorio XII, este inició contactos diplomáticos con su rival aviñonés Benedicto XIII para lograr una solución al cisma, acordando ambos pontífices encontrarse en Savona. Gregorio XII abandonó Roma en agosto de 1407, pero ante la negativa de iniciar un encuentro real por parte de ambos, motivó que la mayoría de los cardenales de ambos bandos los abandonasen y convocaran el Concilio de Pisa. Esta coyuntura fue aprovechada por el rey Ladislao de Nápoles para ocupar Roma y la Romaña en nombre de Gregorio XII, pero Florencia, amenazada por el creciente poder de Nápoles, resolvió que Alejandro V, el nuevo pontífice elegido en el Concilio de Pisa, tomara posesión del patrimonio de San Pedro. Entró en alianza con Siena, Bolonia y el pretendiente napolitano y conde de Provenza Luis II de Anjou.
A pesar de la ayuda prestada por Génova, que había expulsado a los franceses en 1409, Ladislao tuvo que retirarse de los territorios pontificios en 1410, de modo que el papa Alejandro V entró en Roma; siendo sucedido enseguida por Juan XXIII, pero como la campaña de Luis II y su ejército de mercenarios, contra Ladislao fue infructuosa, Ladislao reemprendió la conquista del Estado Pontificio. Su éxito se truncó con su muerte en 1414. Mientras, el nuevo rey de Romanos, Segismundo de Luxemburgo, entró en Lombardía en 1413, no para ejercer autoridad, sino para acordar con Juan XXIII la convocatoria del Concilio de Constanza para acabar con el cisma.
Mientras tanto, Milán entraba en guerra contra Nápoles. La incapacidad de Gabriel María Visconti para permanecer en Pisa le llevó a venderla a los florentinos, lo cual condujo a una rebelión que expulsó a Visconti, y se opusieron a los intentos de Florencia por conquistarla, pero finalmente en 1406, Pisa se rindió a Florencia. Mientras Milán cayó en la anarquía y no fue hasta la ascensión de su hermano Felipe María en 1412, cuando se llevó a cabo la recuperación territorial y la afirmación de la autoridad del duque frente a los señores locales.
Hacia 1422, el duque Felipe María de Milán y su condotiero Francesco Bussone da Carmagnola habían recuperado y restaurado el poderío de época de Gian Galeazzo sometiendo a los señores locales de Lombardía, y también a la República de Génova (1421), ante la neutralidad pactada de Florencia. Pero su expansión fue detenida en Mantua a instancias de Venecia para proteger sus territorios, de forma que logró crear una extensión territorial que iba desde la costa ligur, hasta el monte San Gotardo en los Alpes, bordeando las fronteras de Piamonte y de los territorios pontificios.
Venecia, por su parte, se debatía si expandirse sobre la tierra firme más allá de Padua, Vicenza y Verona, para contrarrestar la expansión milanesa, o simplemente aprovechar ganancias económicas en Lombardía. No fue hasta la elección del dogo Francesco Foscari en 1423, cuando terminó el aislacionismo de Venecia en Italia. Desde entonces, hasta la mitad de siglo, se produjeron una serie de conflictos prácticamente continuos contra una alianza de Florencia y Venecia, ante una nueva época de expansión milanesa.
Primera guerra de Lombardía
La solicitud del Papa de ayuda al duque de Milán para expulsar a los Bentivoglio de Romaña, la aprovechó el milanés para extenderse a Forlì (1424) con ayuda gibelina. Florencia reaccionó declarando la guerra a Milán.
Su capitán milanés Pandolfo Malatesta entró entonces en Romaña para ayudar a los Alidosi de Imola, pero fue derrotado y la ciudad asaltada el 14 de febrero de 1424. El joven Luigi degli Alidosi fue enviado cautivo a Milán y pocos días después el señor de Faenza, Guidantonio Manfredi, se unió al partido Visconti. El ejército florentino, estaba vez mandado por Carlo Malatesta, fue nuevamente derrotado en la batalla de Zagonara en julio; Carlo, hecho prisionero, fue liberado por Visconti y se unió a él también. Florencia contrató así a Niccolò Piccinino y Oddo da Montone, pero los dos también fueron golpeados en Val di Lamone. Oddo fue asesinado, pero Piccinino pudo convencer a Manfredi de declarar la guerra a Visconti.
Tras el fracaso en Romaña, Florencia intentó desafiar a los Visconti del lado ligur, aliándose con el aragonés de Nápoles. Sin embargo, tanto una flota de 24 galeras aragonesas enviadas a Génova para inducirla a luchar contra los milaneses, como un ejército terrestre, fracasaron. Mientras tanto, Piccinino y el otro condotiero, Francesco Sforza, había sido contratado por Visconti, quien también envió un ejército para invadir Toscana bajo Guido Torello. Posteriormente, derrotó al ejército florentino en Anghiari y Faggiuola.
El desastre florentino fue contrarrestado por el pacto firmado el 4 de diciembre de 1425 con la República de Venecia. Según el acuerdo, la guerra se llevaría a cabo a expensas de ambos: las conquistas de Lombardía se asignarían a los venecianos; los de Romaña y Toscana a los florentinos. El condotiero Carmagnola fue nombrado Capitán General de la Liga. En las siguientes temporadas de combate (1425-26), Carmagnola, recientemente a sueldo de Visconti, retomó Brescia, que había tomado recientemente en nombre de Visconti, después de un largo asedio que vio el uso masivo de artillería (26 de noviembre de 1426). Mientras tanto, la flota veneciana en el río Po, al mando de Francesco Bembo, avanzó hasta Padua, y los florentinos recuperaron todas sus tierras en la Toscana. Visconti, que ya había cedido Forlì e Imola al Papa para ganarse su favor, convocó una mediación. Mediante la intervención del legado papal, Niccolò degli Albergati, se firmó la paz el 30 de diciembre de 1426 en Venecia.
Visconti recuperó las tierras ocupadas por Florencia en Liguria, pero tuvo que renunciar a la zona de Vercelli, conquistada por Amadeo VIII de Saboya, y Brescia, que iba a Venecia, y prometer que dejaría de invadir Romaña y Toscana.
Segunda guerra de Lombardía
La paz de 1426, no duró mucho fue pronto quebrantada por Milán a instancias del Rey de Romanos (el Emperador Segismundo), se negó a ratificar la paz, y la guerra estalló en mayo de 1427. Los milaneses tuvieron éxito inicialmente tomando Casalmaggiore. Piccinino, el condotiero al servicio de Visconti derrotó a Carmagnola condotiero al servicio de Venecia el 29 de mayo de 1427 en Gottolengo. Pero Carmagnola pudo reconquistar Casalmaggiore el 12 de julio, y esto fue aprovechado por Orlando Pallavicino, señor de varios castillos cerca de Parma, para rebelarse contra los Visconti, mientras que Amadeo VIII de Saboya y el marqués Juan Jacobo de Montferrato, invadían Lombardía por el Este.
Desarrollo de la batalla
Francesco Bussone Carmagnola era uno de los líderes de su época mejor pagados. En 1427 él estaba luchando por Venecia, pero recientemente había sufrido una lesión grave, y ya no era joven. No se sabe si explotó estas debilidades para que sus enemigos tuvieran un exceso de confianza.
El año anterior Brescia había sido capturado por los milaneses por un subordinado de Carmagnola, y durante el verano de 1427 él mismo dirigió el ejército veneciano en una serie de marchas, escaramuzas y construcción de campos atrincherados. Mientras tanto, el comandante de los milaneses, Carlos Malatesta, y sus dos jóvenes subordinados Francisco Sforza y NicolásPiccinino no lograron atraerlo a una batalla. El gobierno veneciano estaba perdiendo la paciencia; cuando Carmagnola deseaba retirarse a sus cuarteles de invierno en septiembre, le ordenaron salir de nuevo.
Entonces, de repente, el ejército veneciano avanzó desde Brescia hacia el campo atrincherado milanés en Maclodio, dónde había 6.000 infantes y 12.000 jinetes. A unos 15 Kilómetros por la calzada romana hacia Lodi, Carmagnola fue capaz de esconder a sus hombres en posiciones ocultas para una emboscada para la mañana la mañana del 11 de octubre, debía haber llevado a sus hombres en una marcha forzada. El ocultamiento se incrementó aún más por una espesa niebla de la mañana que se levantó de los campos húmedos y de los sistemas de riego de la región. Tal niebla también contribuiría a apagar los sonidos.
Maclodio era una de las numerosas pequeñas aldeas en una amplia zona de cultivo intensivo, que se extendía desde el río Oglio hacia Brescia. Aparte de un laberinto de canales de riego, campos pequeños, arroyos serpenteantes y avenidas de árboles o setos, la única característica física cerca era Monte Netto, una pequeña y aislada colina ocho kilómetros al este. Los caminos y pistas, incluyendo la calzada romana, se elevaban en su mayoría por encima de los campos que ya en octubre, estaban húmedos y pantanosos. Cualquier movimiento rápido de las tropas quedaría limitado a estas calzadas elevadas.
Carmagnola disponía de 18.000 jinetes y 8.000 infantes, obviamente conocía el terreno, por lo que dispuso la mayor parte de sus tropas en posiciones preparadas para una emboscada a ambos lados de la calzada romana y de las vías que se dirigían al norte desde Maclodio, sobre todo los arqueros y ballesteros. Una fuerza de 2.000 hombres bajo Niccolo de Tolentino estaba también escondida, probablemente a cierta distancia de la carretera, para cortar la retirada del enemigo, cuando el grueso de este hubiese entrado en la trampa.
Carmagnola después dirigió el resto de sus hombres, principalmente jinetes, a un ataque intencionalmente débil sobre el campamento milanés. No se sabe si el asalto sorprendió al enemigo, sus comandantes estaban encantados de poder enfrentarse con anciano veneciano, en particular porque su ataque denotaba cierta debilidad. Malatesta ordenó un contraataque y Sforza que iba en vanguardia y Piccinino a retaguardia, ambos llevaban caballería pesada y persiguieron a los venecianos por las calzadas en la niebla del otoño. Carmagnola se retiraba a medida que avanzaban las fuerzas milanesas conduciéndoles a la emboscada.
Cuando el grueso de las fuerzas milanesas entraron en la trampa, fueron atacadas de súbito por las fuerzas ocultas desde ambos flancos, rompiéndose en dos grupos, Piccino intentó retirarse y Sforza intentó seguir adelante hacia Urago.
Tan pronto como Niccolo da Tolentino cortó la carretera por detrás de los milaneses, estos no tuvieron más remedio que rendirse, y en muy poco tiempo Carmagnola cogió 10.000 prisioneros.
El mismo Niccolò Piccinino fue herido, y solamente gracias a la intervención de Francesco Sforza los sobrevivientes fueron capaces de dirigirse a Pompiano
Secuelas de la batalla
La abundancia de banderas y equipos capturados resultó vergonzosa incluso para los vencedores. Sin embargo, los gobiernos aliados venecianos y florentinos estaban muy molestos al saber que Sforza y Piccinino fueron puestos en libertad al día siguiente. Malatesta también fue liberado sin una petición de rescate, y casi todos los demás presos regresaron a sus casas en el plazo de una de la semana, por la sencilla razón de que Carmagnola no tenía ni comida para alimentarles, ni guardias para vigilarles.
Todo el equipo militar enemigo fue, por supuesto capturado, pero famosa industria de armas de Milán le permitió reequipar a su ejército casi de inmediato. Dos de los principales talleres lo hicieron, equipando a 4.000 jinetes y 2.000 infantes solo con lo almacenado en sus tiendas.
La derrota milanesa en Maclodio y el estancamiento de la situación para Felipe María Visconti, este se avino a firmar la paz en Ferrara, en abril de 1428. Un gobernador veneciano se estableció en Bérgamo y Crema en 1429 y se reconoció la posesión de Brescia y su contado (barrio) para Venecia. Los florentinos recuperaron las fortificaciones que habían perdido, además de Volterra, que se rebeló contra el nuevo asentamiento. Las tropas enviadas para reducir esa ciudad, al mando de Niccolò Fortebraccio, fueron posteriormente enviadas a invadir Lucca, cuyo señor, Paolo Guinigi, se había puesto previamente del lado de los Visconti.