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Lucha por la sucesión
La muerte de Jahangir el 28 de octubre de 1627 desencadenó una guerra entre Shahyrar apoyado por Nur Jahan y el príncipe Khurram por la sucesión al trono. Nur Jahan y Shahyrar se encontraban en Lahore y ella logró que ascendiera al trono, tomó control del tesoro real y repartió una enorme cantidad de dinero entre los nobles de la corte para asegurar su apoyo contra su medio hermano el príncipe Khurram. Mirza Baisinghar, hijo del fallecido príncipe Daniyal huyó a Lahore y se unió a Shahryar.
Consiguió reinar durante dos meses. El hermano de Nur Jahan, Asaf Kan, que era el padre de su principal esposa Arjumand Banu Begum o Mumtaz Mahal y primer ministro de Jahangir, apoyaron a su yerno el príncipe Khurram.
Cerca de Lahore, las fuerzas de Shahryar se encontraron con las de Asaf Kan. Shahryar perdió la batalla y huyó al fuerte, donde a la mañana siguiente fue presentado frente a Dawar Baksh, quien lo confinó y dos o tres días después fue cegado por Asaf Kan, llevando así su breve reinado a un final trágico. Se dice que Shahryar también tenía una forma de lepra debido a que había perdido todo su cabello, incluidas las cejas y las pestañas.
Khurram entró triunfante a Lahore, confinó bajo guardia a Nur Jahan en sus habitaciones, impidiendo sus intrigas políticas. También ordenó a Asaf Kan, su suegro, la ejecución de Dawar; de los hermanos Garshasp, Shahryar, Tahmuras y Hoshang, hijos del difunto príncipe Daniyal; y la de sus primos, hijos de su tío Daniyal, que se habían puesto de su lado; terminando así con todos los familiares varones que podrían disputarle el trono. El príncipe Khurram ascendió al trono con el nombre de Sah Jahan (rey del mundo), que Jahangir le había dado, convirtiéndose en el quinto emperador mogol. Nur Jahan pasaría los siguientes 18 años confinada en Lahore con su hija Ladli Begum, la viuda de Sahyrar, hasta su muerte en 1645 a la edad de 68 años.
Conquista del fuerte portugués de Hugli (1632)
En 1631 el emperador decidió atacar el fuerte portugués de Hugli (Hooghly), que defendía el puerto marítimo de Ganga. Llamado así por su ubicación sobre la desembocadura de ese río a la bahía de Bengala. Los portugueses fundaron la ciudad de Hugli o Hooghly-Chinsurah a orillas del río Hugli (Hooghly) en 1579, después de obtener el permiso del entonces emperador mogol, Akbar. El pueblo prosperó como puerto y asentamiento comercial que estaba solo 40 km de Calicut, donde se establecerían los británicos posteriormente por su estratégica localización, momento en que le cambiaron el nombre a Port Hooghly. Los portugueses abusando de su poder militar lo utilizaron para el comercio de esclavos y para la conversión forzada de musulmanes e hindúes al catolicismo, algo que le pareció terrible a Jahangir. Allí tenían una fortificación militar defendida por cientos de cañones y barcos bien armados, que los hizo sentir tan fuertes que dejaron de pagar el tributo anual acordado al Imperio mogol, que fue lo que colmó la paciencia. Sah Jahan le ordenó al gobernador de Bengala, Qasim Kan que expulsara a los portugueses de allí para siempre. A pesar de todas sus fortificaciones, en 1632 las banderas del Imperio ondearon en las almenas de ese fuerte.
Guerra con los sijs
En 1634, Sah Jahan cazaba cerca de Amritsar, la capital sij (sikh), en terrenos cercanos a donde acampaba el Guru Har Gobind, un hijo del Guru Arjan Dev a quien Akbar respetó como a un santo y Jahangir condenó a la tortura y la muerte. El halcón de Sah Jahan voló al campamento de los sijs y fue atrapado por ellos. Los cazadores reales pidieron su entrega, pero los sijs, molestos por sus maneras imperativas, amenazantes y seguramente por el antecedente de la ejecución de su anterior Guru, se negaron a entregarlo. Sah Jahan se enfureció y ordenó al general Mukhlis Kan, que mandaba una fuerza de 7.000 jinetes, que le llevara el halcón y al gurú Har Gobind, desencadenando una guerra en la que murieron miles de personas en ambos bandos. Los sijs se habían organizado como fuerza militar, su Gurú, que entonces portaba dos espadas, la “Piri” de su autoridad espiritual para defender inocentes y la “Miri” de su autoridad temporal material para matar opresores, se transformó en un experto en artes marciales. Convirtió su pueblo en un ejército y construyó una fortaleza en Amritsar (fortaleza de Acero), bajo su propia bandera, como si fuera un estado independiente dentro del Imperio mogol. Muchas batallas se libraron alrededor de Amritsar; sin embargo, al final el ejército mogol fue derrotado y el general Mukhlis Kan murió en la guerra.
En 1635, Sah Jahan envió a su hijo el príncipe Aurangzeb, en ese momento con 17 años de edad, al mando del ejército a Orcha para aplacar la rebelión de su rey Jujhar Singh. Aurangzeb sitió la ciudad, se apoderó de ella y tomó prisionero al Rey. Como recompensa Jahangir le concedió su primer mando permanente, un mansabdari sobre una caballería de 5.000 hombres, le permitió usar una carpa roja en los campamentos del ejército, que era una prerrogativa imperial, y lo nombró virrey de Deccan, la gran planicie al sur de la India; entre los Ghats, las dos cordilleras costeras que la limitan, para que la gobierne en su representación. Así Aurangzeb comenzó a convertirse en un guerrero y en un estratega militar, mientras su místico hermano mayor Dara Shikoh, permaneció en Delhi al lado de su padre estudiando filosofía, buscando trascender en medio del materialismo mogol. Sin embargo, al caer la tarde, a la hora de la devoción musulmana, Aurangzeb desplegaba su alfombra para la oración y se arrodillaba, rodeado por su guardia personal, abstraído de la batalla que sucedía a su alrededor, despertando la admiración incluso de sus propios enemigos.
En 1636, siguiendo órdenes de Sah Jahan, Aurangzeb se apodera de Ahmednagar, poniéndole fin a la dinastía de Murtaza Sah III, que reinaba allí como vasallo de Shahaji, un general con el rango de Príncipe en el sultanato de Bijapur.
Campaña contra los uzbekos (1645-47)
Esta campaña militar fue la única vez, en toda la historia registrada, que un poder basado en la India intentó anexarse el territorio de Asia Central, y pasó a la ofensiva a través del Hindú Kush para ese propósito. Toda la guerra se libró al norte de las montañas Hindú Kush, con la principal base de operaciones mogol ubicada en Balkh, y la capital uzbeka ubicada en Bujará (Bukhara). El mismo Sah Jahan se trasladó personalmente a Kabul con su corte para supervisar mejor la campaña. Los mogoles finalmente no lograron sus objetivos, y la guerra terminó con un status quo ante bellum, con el Hindú Kush que continúa formando el límite noroeste del Imperio mogol.
Antecedentes
El sur de Asia Central en el siglo XVII estuvo dominado por el Kanato de Bujará, gobernado por la dinastía Janid (también conocida como los Ashtrakhanids, ya que se originaron en Astracán o Ashtrakhan). De 1611 a 1642, el Kanato fue gobernado por el imán Quli Kan, cuyo reinado fue generalmente estable. Su hermano menor, Nadr Mohammed, gobernaba las provincias de Balkh y Badakhshan en lo que ahora es el norte de Afganistán como un gobernante independiente de facto.
En 1622, el imán Quli Kan envió una oferta de alianza al emperador mogol Jahangir, proponiendo una ofensiva conjunta contra los safávidas en Jorasán. Sin embargo, el Imperio mogol en ese momento estaba envuelto en campañas en el Deccan, y no estaba particularmente interesado en desviar fuerzas de ese frente. Ese mismo año, Sah Abbas de Persia lanzó una invasión en Afganistán y logró capturar Kandahar. El fracaso de mogoles para retomar Kandahar de los persas fue interpretado por los uzbekos como un indicador de la debilidad mogola, y pronto se olvidaron de su propuesta de alianza, eligiendo, en cambio, atacar a los mogoles y obtener ganancias como los persas. Los uzbekos atacaron en 1625 y nuevamente en 1626, pero fueron rechazados en ambas ocasiones. El 19 de mayo de 1628, Nadr Mohammed lanzó una invasión a gran escala del territorio mogol con la intención de capturar Kabul. El ejército uzbeko avanzó hasta Lamghan, devastando el campo en el camino, y asedió Kabul a principios de junio. La respuesta mogola a la invasión fue rápida; un ejército dirigido por Mahabat Kan, el gobernador de Peshawar, y Rao Surat Singh fue enviado con 20.000 hombres para aliviar la ciudad sitiada.
Los uzbekos fueron derrotados y se retiraron, con los mogoles realizaron un desfile triunfal en Kabul el 14 de septiembre. Esta fue la primera victoria militar registrada del reinado de Sah Jahan, que comenzó ese mismo año.
La década de 1630 hubo más invasiones uzbekas, y también vio la conclusión de las campañas mogolas en el Deccan. Kandahar, que se había perdido a los persas en la década anterior, regresó bajo el control mogol en 1638.
El Imperio estaba en la cima de su poder y prosperidad, y la posición mogola en el noroeste era tan fuerte como siempre lo había sido. Sah Jahan, en ese momento, se interesó en seguir su preciado sueño y restaurar el dominio mogol en sus tierras ancestrales en Asia Central. La oportunidad perfecta para hacerlo pareció surgir con la abdicación del imán Quli Kan en 1642, que se había vuelto ciego con la edad, y su sucesión por Nadr Mohammed. A diferencia de su hermano mayor, que estaba contento con dejar que los jefes subordinados de Uzbekistán manejaran sus propios asuntos con poca interferencia, Nadr Mohammed estaba decidido a fortalecer su autoridad como Kan. Persiguió una política de transferir y redistribuir los cargos y los títulos de los jefes subordinados, lo que provocó un descontento generalizado y una rebelión entre ellos. El país cayó en guerra civil, y Nadr Mohammed fue finalmente derrocado por su hijo, Abdul Aziz, que fue proclamado kan de Bujará en abril de 1645. Sin embargo, Nadr Mohammed logró retener sus territorios en Balkh y Badakhshan, que estaban bajo su posesión incluso antes de convertirse en Kan.
La campaña
Los mogoles, aprovechando la agitación política y las divisiones en Asia Central, comenzaron sus ataques iniciales. En agosto de 1645, un ejército mogol bajo Asalat Kan fue enviado al norte para ocupar Badakshan. Dos meses después, el 15 de octubre, una fuerza bajo el rajá Jagat Singh fue enviada desde Kabul y capturó a Khost. Se construyó un fuerte entre Sarab y Andarab en la moderna provincia de Baghlan, y allí se colocó una guarnición de Rajput. El rajá Jagat Singh regresó a Kabul el 4 de noviembre, por el valle de Panshir.
La ofensiva principal mogola tuvo que esperar hasta el próximo año. En junio de 1646, el príncipe Murad Baksh, un hijo de Sah Jahan, avanzó de Kabul a Balkh con un ejército de 50.000 jinetes y 10.000 infantes, incluidos mosqueteros y artilleros. Kahmard, Ghori y Qunduz fueron conquistados por los mogoles, y el ejército principal llegó a Balkh el 2 de julio. El ejército de Murad Baksh no se enfrentó a una gran oposición durante esta acción militar. Nadr Mohammed, habiendo perdido sus territorios, huyó a Persia, dejando su tesoro que fue saqueado por los mogoles.
Sin embargo, el joven Murad Baksh pronto se cansó del clima desagradable y las costumbres extranjeras de Balj (Balkh) y deseó regresar al Indostán. Con los comandantes mogoles indiferentes al curso de la campaña y deseosos de irse lo antes posible, los soldados se volvieron rebeldes y perdieron su disciplina, y comenzaron a saquear a los habitantes locales. Un enojado Sah Jahan, al recibir noticias del abandono de su cargo por parte de su hijo, envió a su visir Sadullah Kan para tomar el puesto de Murad Baksh. Llegó a Balj el 10 de agosto y comenzó a reorganizar al abatido ejército mogol. El mismo Sah Jahan también se había mudado de Lahore a Kabul, para estar más cerca del frente. El príncipe Murad Baksh fue deshonrado por su incumplimiento de sus deberes y fue privado de su mansab (cargo). A medida que se acercaba el invierno, los mogoles tenían guarniciones clave en el sur de Asia Central, incluidos Termez, Qunduz, Rostaq, Taleqan y Maimana. Sin embargo, bandas de uzbekos comenzaron a infiltrarse en el territorio mogol y rodearon estos puestos fronterizos, dejándolos en estado de sitio durante todo el invierno de 1646-47. Los mogoles no pudieron infligir derrotas decisivas a las bandas uzbekas, que evitaban el enfrentamiento abierto; en el mismo punto, el clima duro y las dificultades logísticas impidieron más ofensivas mogolas.
A medida que se acercaba la siguiente temporada de campaña, Sah Jahan nombró al príncipe Aurangzeb, que en ese momento servía como gobernador de Gujarat, para dirigir las operaciones en Asia Central. Aurangzeb llegó a Kabul el 3 de abril de 1647. Cuatro días más tarde, el 7 de abril, se dirigió a Balj para reforzar las posiciones avanzadas mogolas y expandir la campaña. El ejército mogol bajo su mando tenía una fuerza de 35.000 hombres, la mayoría de los cuales eran caballería pesada, apoyada por infantería de fusileros, elefantes y artillería. Los uzbekos que se oponían a ellos habían amasado un total de 120.000 hombres, la mayoría de los cuales eran caballería ligera. Los uzbekos carecían del liderazgo centralizado de los mogoles, y también carecían de las pesadas tropas de choque y las armas de pólvora necesarias para infligir derrotas decisivas a un enemigo, pero poseían la ventaja numérica, la movilidad y el conocimiento del terreno. Los uzbekos, liderados por un caudillo llamado Qutlugh Mohammed, atacaron a los mogoles cuando atravesaban el valle de Dera-i-Gaz. Los uzbekos fueron rechazados por la vanguardia de rajputa del ejército mogol, pero no de manera decisiva. Los uzbekos se reagruparon y, el 21 de mayo, lanzaron otro ataque contra los mogoles. Sin embargo, los uzbekos esta vez cometieron un error táctico al atacar el frente del ejército mogol, en lugar de su retaguardia o flancos. Las alas mogolas pudieron envolver y destruir a la fuerza uzbeka, y Balj fue alcanzado el 25 de mayo sin más enfrentamientos. La defensa y la custodia de la ciudad fueron entregadas a Madhu Singh Hada.
Abdul Aziz, el kan uzbeko, entonces envió una fuerza bajo Beg Ughli a través del Amu Daria a Aqcha. Los mogoles también se dirigieron hacia Aqcha, después de una parada de tres días en Balj. El grueso del ejército mogol estaba mandado por Aurangzeb, la vanguardia por Bahadur Kan y la retaguardia por Ali Mardan Kan. Los uzbekos inicialmente lanzaron ataques frontales contra los mogoles, pero fueron rechazados con éxito el 2 de junio de 1647 por el fuego de los mosquetes mogoles. Los uzbekos optaron entonces por escaramuzar contra las columnas mogolas, y desgastarlas lentamente a través de emboscadas. Luego, el 5 de junio, las noticias de un gran ejército que avanzaba hacia el sur desde Bujará a Balj llegaron al campamento mogol. Los comandantes mogoles se vieron obligados a dar la vuelta para defender la vital ciudad, que era su centro de operaciones en el teatro. El 7 de junio, los uzbekos dirigidos por Subhan Quli, hermano de Abdul Aziz Kan, atacaron al ejército mogol en pleno apogeo. Sin embargo, una vez más fueron rechazados por el poder de fuego superior de la artillería y los mosquetes mogoles, que regresaron a Balj con seguridad el 11 de junio.
Acuerdo de paz y retirada
A mediados de junio, poco después de que Aurangzeb regresara a Balj, se entablaron negociaciones con Nadr Mohammed, el ex gobernante exiliado de los territorios ocupados por los mogoles desde 1645. Las conversaciones avanzaron lentamente, durando más de tres meses antes de que un acuerdo fuera concluido por los nietos de Nadr Mohammed el 23 de septiembre de 1647.
El 1 de octubre, Balj fue entregado formalmente a los nietos, y los mogoles comenzaron la retirada a Kabul dos días después, el 3 de octubre. El ejército mogol durante la retirada estaba mandado de la siguiente manera: el ala derecha bajo Ali Mardan Kan, el ala izquierda bajo el rajá Jai Singh, y la retaguardia bajo Bahadur Kan. El ejército mogol continuó siendo hostigado por bandas itinerantes de uzbekos durante la retirada, y el cruce en el paso de Ghazniyak fue particularmente lento y doloroso. El 14 de octubre, los mogoles llegaron al fuerte de Ghori. Desde allí hasta Kabul, los miembros de la tribu hazara reemplazaron a los uzbekos en hostigar a las columnas mogolas. Un invierno temprano e inusualmente severo agregó mucho al sufrimiento al ejército mogol. Los mogoles estaban agobiados por el peso que llevaban y la falta de animales de carga, miles de los cuales murieron durante el paso de invierno a través del Hindú Kush. Aurangzeb cruzó la cordillera el 24 de octubre y llegó a Kabul el 27 de octubre. Sin embargo, grandes componentes del ejército mogol fueron retrasados varios días, por la aguanieve y la nieve caídos en los pasos de montaña. La columna mogola bajo el rajá Jai Singh, en particular, cruzó el Hindú Kush en medio de una tormenta de nieve brutal, y sufrió mucho. Las últimas tropas mogolas finalmente regresaron a Kabul el 10 de noviembre de 1647, marcando el final de la campaña.
Secuelas
La campaña mogola fue, según todos los estándares, un fracaso estratégico. No se ganó territorio, no se hicieron cambios en la dinastía gobernante, y no se consiguió ningún beneficio tangible. Los mogoles sufrieron 5.000 bajas durante la campaña, la gran mayoría por el brutal clima, y también perdieron una cantidad similar de animales (incluidos caballos, elefantes, camellos, etc.). El costo económico de la campaña fue inmenso.
A pesar de que los mogoles no lograron sus objetivos estratégicos, la actuación táctica del ejército imperial no fue terrible. De hecho, aunque se puede decir que los mogoles perdieron la guerra, no perdieron ni una sola batalla. Los mogoles invariablemente rechazaron todos los ataques directos de Uzbekistán, pero no pudieron infligir derrotas decisivas al enemigo. Los uzbekos practicaban un estilo de guerra mucho más móvil (que, irónicamente, era bastante similar al estilo de guerra original, practicado en la época de Babur), mientras que los mogoles, aunque poseían mucha más potencia de fuego que los uzbekos, también eran más engorroso y menos capaz de maniobrar con eficacia. El ejército mogol, repleto de caballería pesada, mosqueteros, elefantes, artillería y toda la pompa y el esplendor de los grandes ejércitos imperiales, era muy capaz de inspirar admiración entre los nativos de Asia Central, pero era menos capaz de entregar resultados militares decisivos. Esto se hizo especialmente evidente cuando los mogoles se enfrentaron a una sociedad descentralizada y militarizada como los uzbekos, donde cada hombre era un soldado de caballería y un luchador, y la «conquista» resultó mucho más fácil que la ocupación militar sostenida.
Se puede decir que el fracaso de la campaña de Sah Jahan en Asia Central marca el comienzo del declive del poder mogol en la región. Los safávidas de Persia, que anteriormente habían prometido neutralidad durante la campaña mogola (a principios de 1647, una embajada india había sido enviada a Isfahán, la capital persa, para este fin), aprovecharon la derrota mogola para perseguir sus propios intereses en la región. En el verano de 1648, el sah Abbas II de Persia partió a Afganistán con un ejército de 40.000 iniciando la guerra Safávida-Mogola.
Guerra Safávida-Mogola (1649-53)
Antecedentes
La guerra comenzó después de un ejército persa, mientras los mogoles estaban en guerra con los uzbekos, capturaron la ciudad fortaleza de Kandahar y otras ciudades estratégicas que controlaban la región. Los mogoles intentaron sin éxito recuperar la ciudad.
Los safávidas tenían pretensiones territoriales sobre Kandahar desde el reinado de Sah Tahmasp. El derrocamiento de Hamayún, el emperador mogol, se sabe que ganó el apoyo de Sah Tahmasp a cambio de su permiso para permitir que los safávidas capturasen Kandahar. Posteriormente, surgieron conflictos en la región durante el reinado de otro emperador mogol, Jahangir, porque la mayoría de la población se oponía al gobierno safávida y a menudo servía en el ejército mogol.
El reinado de Sah Jahan en el Imperio mogol fue marcado en el noroeste por una lucha continua contra los poderosos persas safávidas por Kandahar (actual Afganistán). En 1639, los ejércitos de Sah Safi de Persia capturaron a Bamyan y parecía que atacarían a Kandahar después. Sah Jahan, con la asistencia de Kamran Kan y Malik Maghdood, marchó sobre Kandahar y negoció la rendición del comandante persa, Ali Mardan Kan, en 1638.
Esperaba que los persas intentaran recuperar la ciudad pronto, por lo que ordenó que las murallas fueran reparadas rápidamente mientras un gran ejército mogol con base en Kabul protegía la zona. Cuando no llegó ningún ataque persa, en 1646 el Emperador envió a su hijo, Murad Baksh, para invadir Badakhshan controlado por los uzbekos. En el año siguiente, Aurangzeb, otro hijo, derrotó a una fuerza uzbeka fuera de Balj y capturó la ciudad. Aunque fueron victoriosos en el campo, los mogoles no pudieron asegurar los territorios conquistados y Sah Jahan se vio obligado a retirar sus ejércitos de Badakhshan.
La guerra
Animado por la retirada mogola de Badakhshan, en el verano de 1648 el sah Abbas II de Persia marchó de Isfahán con un ejército de 40.000 efectivos. Después de capturar Bost puso sitio a Kandahar y lo capturó fácilmente después de un breve asedio el 22 de febrero de 1649. Los mogoles intentaron retomar la ciudad en 1651, pero la llegada del invierno los obligó a suspender el asedio.
Sah Jahan envió a Aurangzeb con 50.000 soldados para recuperarlo, pero a pesar de que derrotó a los safávidas fuera de la ciudad, no pudo tomarlo. Su tren de artillería resultó incapaz para la tarea. Aurangzeb intentaría tomar la ciudad fortaleza nuevamente en 1652. Abdul Aziz, kan de Bukhara, había establecido una alianza con el sah Abbas y en mayo de 1652, envió 10.000 tropas a Kabul en mayo para hostigar a las líneas de suministro del ejército mogol. Aunque no eran lo suficientemente fuertes como para levantar el asedio, los uzbekos pusieron en peligro a un convoy mogol de 2.000 efectivos que escoltaba un millón y medio de monedas de plata para el ejército sitiador en Kandahar. Después de dos meses de luchar contra la resistencia persa y las crecientes actividades de los uzbekos, Aurangzeb se vio obligado a abandonar la campaña.
En 1653, Sah Jahan envió a su hijo favorito, Dara Shikoh, con un gran ejército y dos de las piezas de artillería más pesadas del Imperio. Pero después de un asedio de cinco meses los mogoles no lograron rendir de hambre la ciudad, y el intento de romper sus murallas con fuego de cañón también fracasó. Los mogoles finalmente renunciaron a todos los intentos de recuperar Kandahar.
A mediados de 1647, ambos bandos habían sufrido considerablemente en la lucha. Sin embargo, dada la enorme disparidad de recursos entre el imperio Mogol y los uzbekos, es razonable suponer que estos últimos sufrieron mucho más que los primeros. Los ejércitos uzbekos, que se habían unido en gran parte debido a la perspectiva de un botín fácil de los mogoles, comenzaron a desintegrarse cuando sus expectativas no se cumplieron. Incluso se dice que algunos jinetes uzbekos vendieron sus caballos a los mogoles (los caballos de Asia central fueron muy apreciados por los indios y alcanzaban precios altos), y luego acamparon a través del río Amu Daria. Sin embargo, los mogoles, por su parte, no pudieron aprovechar esta falta de disciplina y organización entre los uzbekos y completar la conquista de Asia Central, por varias razones.
En primer lugar, existía la preocupación de que, si los mogoles lograban la anexión de Asia Central, las tropas y los comandantes mogoles estarían permanentemente estacionados allí. Pocos de los comandantes de mogoles estaban interesados en pasar sus carreras militares en la región, ya que todos preferían la riqueza, el lujo y la familiaridad de la India. De hecho, algunos de los comandantes mogoles, como Bahadur Kan, incluso se opusieron secretamente a Aurangzeb y al esfuerzo de guerra, para evitar tal resultado. En segundo lugar, y tal vez de forma más apremiante, el ejército mogol se enfrentó a una grave escasez de alimentos, causada por los devastadores efectos de la guerra en el campo en los últimos años. Hubo una gran inflación en los precios de los alimentos básicos en el campamento mogol. Las dificultades mogolas se vieron agravadas por el hecho de que el país carecía de alojamiento de invierno adecuado para un gran ejército, y que muchos de los soldados hindúes no estaban acostumbrados al clima frío. A la luz de todos estos problemas, los mogoles, al igual que los uzbekos, buscaron poner fin a la guerra.
Gobierno de Sah Jahan
En 1629, aplastó la última revuelta de los nobles afganos, liderada por Kan Jahan Lodi gobernador de Malwa, y aunque esta no logró conmover los cimientos del poder imperial; la frontera del Deccan continuaría siendo conflictiva, y el Emperador volvería allí reiteradamente para lograr la sumisión de los sultanatos de Bijapur y Golconda.
Luego se dedicó a asegurar otras fronteras internas del imperio. El caso del pequeño reino rajputo de Baglana es un ejemplo de la política imperial; puerta del Deccan, pagaba tributo a los mogoles, pero él lo anexó completamente y en este caso su Rajá se convirtió al islamismo, algo absolutamente inusual hasta entonces. En territorios del Sind estableció un mayor control sobre la diversidad de tribus. Después se ocupó de los rajputos Bundela de Orchha; pagaban tributo desde la época de Akbar, con Jahangir fueron importantes nobles del imperio; el nuevo heredero de Orchha subió al trono contemporáneamente con Sah Jahan y se distanció de él por las presiones religiosas imperiales. Sah Jahan asoló la ciudad, obtuvo un enorme tesoro y los Bundela se sometieron. Pero después y sin permiso imperial, los Bundela atacaron Gond; Sah Jahan invadió Orchha nuevamente en 1635 y eligió el mismo un nuevo rajá. Continuó la campaña y ocupó Chanda, el fuerte de los Gond, imponiendo un mayor control mogol en toda esta frontera sur.
En el Deccan enfrentó finalmente a los estados musulmanes subsistentes: Bijapur, que era territorio habitado por marathas y con gobierno musulmán y Golconda, otro sultanato, era el gran productor de diamantes y que ocupaba aproximadamente el mismo territorio cuya capital era Hyderabad; ambos accedieron en 1636 a que la moneda y la oración del viernes fueran dedicadas a Sah Jahan y a pagar un ingente tributo anual.
Sah Jahan manifestó un talento extraordinario como constructor. En su arquitectura de mármol blanco, que utilizó para construir resplandecientes palacios dentro del fuerte Rojo de Agra, en Shahjahanabad, la magnífica ciudad que construyó en Delhi, construyó una de las 7 maravillas del mundo: el Taj Mahal, logró una mezcla perfecta, una síntesis de los estilos Persa, Hindú e Islámico. Su exquisito gusto le permitió equilibrar las coloridas incrustaciones de piedras semipreciosas en los muros de mármol con espacios limpios, sin adornos, soportados por columnas sobrias que sostienen arcos impecables. Remató las torres de sus fuertes con graciosos domos islámicos y convirtió sus construcciones de piedra arenisca roja; como la sala de audiencias públicas, Diwan-i Khass en Agra, el fuerte Rojo y la mezquita de Jama Mahid o mezquita del Viernes en Delhi, las mezquitas Wazir Khan y Moti Masjid en Lahore- en elegantes demostraciones de un nuevo orden.
Sah Jahan también mantuvo una fascinación por las joyas. Le encantaba lucirlas para demostrar su poder y su riqueza. Gobernó desde el imponente trono del Pavo Real, que diseñó rebosante de diamantes, perlas, rubíes, zafiros y esmeraldas, rodeado por su corte sentada sobre tapetes de seda y cojines con brocados, en altísimos espacios conformados por arcos laminados en oro y plata.
Le encantaba la pintura, por eso mantuvo artistas provenientes de muchísimos lugares, con las que adornó los salones de sus palacios. Le gustaba que lo pintaran, pero no como un hombre, sino como un símbolo de realeza. Quiso que lo vieran y lo recordaran sin los defectos de los seres humanos, perfecto como una joya. Gracias a su personalidad hedonista, todas las artes florecieron durante su reinado, una época de esplendor y opulencia que convirtió a India en el centro cultural más avanzado del mundo de ese entonces.
La abundancia en el tesoro real, recibía impuestos de más de 100 millones de súbditos; le permitió mantener un enorme y poderoso ejército, una infantería de un millón de hombres y una caballería de 200.000 jinetes, organizados con el sistema Mansabdari que instituyó su padre Akbar, mandados por príncipes y nobles, que le dieron un período de estabilidad general al Imperio. Construyó muchos fuertes en sitios estratégicos, defendidos por sofisticados cañones que fundían en serie en complejos industriales, donde también fabricaban millones de espadas, pistolas, rifles y piezas de artillería.
En ese mismo año de 1631, Sah Jahan experimentó el más difícil evento de destino de su vida, que lo sumergió durante mucho tiempo en una profunda depresión. La principal y más amada de sus tres esposas, su compañera inseparable y confidente, la Begum, Arjumand Banu, a quien el llamaba Mumtaz Mahal que significa “Joya del Palacio” murió de hemorragia posparto, dando a luz a su catorce hija, Gauhara Begum. Su muerte después de 22 años de matrimonio, siendo aún muy joven, solo tenía 40 años, lleva el alma de Jahangir a vivir una negra y larga noche.
En 1632, inconsolable decidió honrar su memoria con un gran mausoleo sobre la ribera del río Yamuna, frente al fuerte Rojo en Agra, donde vivió los primeros años de su reinado hasta que terminó de construir la nueva ciudad de Shahjahanabad. Hoy el Taj Mahal es considerado el mausoleo más hermoso del mundo, sus dos arquitectos el persa Ahmed Sah Lahwari y el veneciano Gerónimo Veroneo, emplearon 22.000 obreros y 20 años para terminarlo. Sah Jahan hizo traer el mármol blanco desde Makrana en Rajputana a 400 km de Agra a lomo de elefante, utilizó 1.000 elefantes para mover los materiales utilizados en su construcción. Importó Turquesa del Tibet, lapislázuli de Afganistán, jade de China y zafiro de Sri Lanka para darle forma y color a las flores y a las frases del Corán, que el Taj Mahal tiene incrustados en sus muros de mármol. El simétrico monumento resalta con su blancura sobre el verde de la naturaleza que lo rodea y sobre el azul profundo del cielo.
En 1633, impuso la Sharía, los códigos morales que permiten diferenciar el bien del mal y las leyes religiosas del islamismo, consideradas de origen divino, a todos en India por igual, sin importar si profesaban una fe distinta. La Sharía enumera los deberes que debe cumplir y la conducta a la que debe ajustarse todo musulmán en asuntos sociales, de política, justicia, economía; y en asuntos personales como relaciones sexuales, higiene, dieta, oración y ayuno, así como los castigos que merecen sus violadores como latigazos, la cercenación de las manos o el apedreamiento hasta la muerte. La Sharía se deriva del Corán y de la prédica del profeta Mahoma recopilada por sus seguidores e interpretada, a través del consenso, por la Ulema, el consejo de eruditos islámicos de cada comunidad.
Sah Jahan fue un musulmán ortodoxo que puso fin a las políticas religiosas liberales de su abuelo Akbar y de su padre Jahangir, utilizó el poder del estado para imponer la supremacía islámica, sus creencias, festivales religiosos y sus leyes. Con ese propósito en mente prohibió a las otras religiones la construcción de nuevos templos o la reparación de los que ya existían. Aprovechó además cualquier insurrección, protesta social o religiosa para ordenar la demolición de sus templos, especialmente los de los hinduistas. Prohibió que se levantaran o restauraran templos hindúes de acuerdo a la Sharía, florecieron las sectas sufíes y los festivales musulmanes se convirtieron en los eventos más importantes de la corte; dos veces por año la corte pagaba peregrinaciones a la Meca.
En 1638, terminó la construcción de su ciudad amurallada, Shahjahanabad, una gran metrópoli con grandes avenidas, jardines, fuentes, canales de agua, palacios para los nobles y la roja mezquita de Jama Mahid. Allí movió su capital desde Agra, donde estrenó los palacios de mármol blanco dentro del recién construido fuerte Rojo; el doble de grande del fuerte Rojo de Agra, con 11 puertas de acceso y 27 torres que protegían sus murallas, la muralla mide 6,5 kilómetros de largo y su altura varía entre los 16 metros en la orilla del río a los 33 metros en la zona cercana a la ciudad.
En 1642, amplió el jardín que había construido años atrás para su padre Jahangir, alrededor del palacio real de verano en Sriganar, Kashmir. El jardín que llamó en ese entonces Farah Bakhsh que significa «Dador de Gozo«, tenía originalmente más de 100 especies de plantas alrededor de una fuente natural de agua que utilizó para construir un enorme lago artificial, el lago Dal. A Sah Jahan le encantaban los grandes jardines, y durante su reinado conectó el lago artificial de ese jardín, con el río Ravi a través de un largo canal que adornó con decenas de fuentes verticales de agua y con largos setos de flores; logrando convertirlo en el gran Jardín de Shalimar, que significa «Hogar del Éxtasis«. En su centro construyó una isla, “el Mahtabi”, que utilizó para mirar la luna mientras escuchaba la música que tocaba la orquesta del palacio.
El Imperio parecía estabilizado hacia 1647, es verdad que había habido hambrunas en 1630-31 y que los gastos en administración, ejército y corte eran enormes, pero el sistema de recaudación resistía y se decía que la riqueza en metales y piedras preciosas del Emperador era la mayor del mundo. Por otra parte, es cierto que se descuidaron las ciencias aplicadas y que el armamento del ejército no se renovó.
En 1651, Sah Jahan terminó la construcción del Taj Mahal, el edificio de blanco mármol, que comenzó a construir en 1631, una obra que le llevó 20 años.
En 1652, Aurangzeb se encontraba en su peor momento, había perdido el cargo de virrey del Deccan por presentarse sin haber sido invitado, sin asearse después del largo viaje y en atuendo militar, al palacio de su padre en Shahjahanabad; dejando abandonado su puesto de gobernador sin importarle lo que allí pudiera suceder. Había fracasado además dos veces en su intento por apoderarse de Kandahar, lo que le causó la desaprobación y el desprecio paterno, para luego ser aparentemente perdonado y reasignado al Deccan, un lugar apartado de los esplendores de la corte en donde se sentía como un paría. Durante 5 años no había sido invitado a la corte, en una carta a su padre se quejaba de que después de 20 años de servicio al Imperio mogol, se le prestaba menos atención que a su sobrino Solimán Shikoh. Odiaba además a su hermano Dara Shikoh, quien recibía el amor de Sah Jahan, su cercanía y las comodidades de Delhi, mientras que él solo experimentaba su autoridad y su rabia. Su rebelión se estaba cocinando solamente faltaba el pretexto.
En 1656, Aurangzeb decidió apoderarse del sultanato de Golkonda donde reinaba en Hyderabad su capital, el sibarita Abdullah Qutb Sah, un rey débil que tenía un primer ministro poderoso, el vizier Mir Jumla, un persa, que se había hecho muy rico monopolizando el mercado de diamantes. Las tropas de Aurangzeb invadieron Hyderabad, el sultanato estaba en su poder cuando Sah Jahan, influenciado por su hijo Dara Shikoh y su hija la Begum, Janahara Sahib, que querían la paz y detener el uso de la fuerza; decidió perdonar a Qutb Sah y devolverle su poder, lo que enfureció a Aurangzeb. Entretanto Mir Jumla le envió a Sah Jahan el espectacular diamante Koh-I-Noor y a cambio recibió el nombramiento de primer ministro de todo el Indostán, un cargo con un poder similar al de Aurangzeb. El Koh-I-Noor había sido extraído de la mina Kollur propiedad de la dinastía Kakatiya que gobernó el sur de la India de 1083 al 1323 quienes lo pusieron en la frente de la Diosa Durga en un templo hinduista en su capital Orugallu. El templo fue destruido en una invasión, el diamante robado terminó en manos de Ibrahim Lodi, el sultán de Delhi, quien lo perdió a manos de Babur, el primer emperador Mogol. Su hijo Hamayun se lo entregó al Sah Thamasb de Persia a cambio del ejército de 14.000 hombres con los que recuperó Kabul. El Sah antes de morir en .657, lo cambió por decenas de diamantes pequeños de las minas que controlaba Mir Jumla en Golkonda, mucho más fáciles de negociar y así el Koh-I-Noor regresó a India y por esas extrañas cosas del destino, cayó en manos de Sah Jahan; quien lo coloca con orgullo en su trono del Pavo Real.
En 1657, el Koh-I-Noor activó el deseo y la codicia de Sah Jahan por tener más diamantes y por eso cambió de opinión con relación a los sultanatos de Golkonda y de Bihar; ordenándole a Aurangzeb que se apodere de sus minas de diamantes, le dio carta blanca para que invadiese nuevamente. Las tropas de Aurangzeb ya estaban en sus fronteras dispuestas a invadir, cuando Sah Jahan cambió nuevamente su decisión influenciado por Dara Shikoh, lo que colmó la paciencia de Aurangzeb.
Respecto de la nobleza durante su gobierno, parecen haber tenido mayor influencia la musulmana, ya sea de orígenes turcos, afganos, turanios (centro de Asia) o persas, respecto de la hindú, representada por los grandes maharajás de Jaipur, Mewar, Jodhpur, Marwar, y Gaur. Se sumaron entonces a la corte algunos nobles de rango menor de origen deccaní: musulmanes y marathas. Por otra parte, se nota cierto relajamiento en la disciplina y la visión endiosada del emperador por parte de estos grupos poderosos; la misma adhesión al Islam tradicional impedía el endiosamiento del Emperador.
Final de Sah Jahan
En 1658 después de los festejos de sus 30 años de reinado, Sah Jahan a sus 65 años de edad cayó enfermo de la próstata imposibilitado para orinar y con fiebre alta. El mayor de los 4 hijos de Mumtaz Mahal, Dara Shikoh, el favorito de Sah Jahan, que en ese momento tenía 42 años; un intelectual en búsqueda espiritual que había traducido al persa los Upanisads, libros sagrados que contienen la esencia filosófica del hinduismo, lo que demuestra su liberalismo religioso y sus inclinaciones, aunque su pasión era el misticismo sufí, se hace cargo del trono de su padre. Esto lo enfrentó a sus tres hermanos a quienes su padre mantenía relegados en territorios distantes para proteger a su preferido y con quienes mantuvo desde niño una atmósfera de ácida rivalidad. Sin embargo, en ese momento esto era un arma de doble filo porque los tres eran virtualmente soberanos independientes en lugares poderosos del Imperio, con su propio ejército.
En la expectativa por la pronta muerte de su padre, Sah Shuja que gobernaba Bengal, Bihar y Orissa, dedicado al vino, las mujeres y la guerra, que además seguía la Shia contraria a la Suní de Aurangzeb, se declaró emperador y decidió marchar sobre Delhi. Dara envió su hijo Solimán Shikoh que tenía solo 22 años, al mando de un fuerte contingente del ejército imperial, acompañado por Jai Singh, el maharana de Mewar, con órdenes de llegar antes que Shuja a Varanasi y detener su marcha sobre Delhi. Efectivamente llegaron antes y Sulaiman al amanecer tomó por sorpresa al ejército de su tío y lo desbandó, quien derrotado logró huir en una balsa por el río Ganges, logrando llegar a Patna, la capital de Bengala donde tenía más tropas a su disposición.
En 1657, Aurangzeb, que en ese entonces tenía 39 años y hasta ese momento no había movido sus tropas, ni realmente traicionado a Sah Jahan, realizó su jugada, con toda una vida de experiencias militares, hizo prisionero a Mir Jumla y se apoderó de sus tropas, su artillería y sus riquezas. Le avisó a Murad que gobernaba Gujarat y Malwa que marchase sobre Delhi, que él haría lo mismo desde el Deccan y que allí unirían sus tropas para enfrentar a Dara Shikoh y se repartirían el Reino. Nada podía ya evitar el enfrentamiento, era la tumba o el trono y solo su madre Mumtaz Mahal podría haberlo logrado, pero ella descansaba en su tumba en el Taj Mahal.
Aurangzeb al mando de un ejército bien entrenado dotado de una poderosa artillería, unido a las tropas de su hermano Murad, se enfrentó a su hermano mayor, quien se encontraba en una situación que debía ser una pesadilla, él era un místico que nunca quiso ser militar.
Lógicamente Aurangzeb lo derrotó y lo hizo prisionero en la batalla de Samurgah cerca de Agra. En ese momento Jahangir se recuperaba de su enfermedad, pero Aurangzeb y Murad lo declaran incompetente y lo pusieron bajo arresto domiciliario en el fuerte Rojo de Agra. Allí lo acompañó su hija mayor la Begum, Janahara Sahib, quien amaba profundamente a su hermano Dara Shikoh y con quien compartió su adoración por el misticismo sufí.
Su hija la Begum voluntariamente compartió su encierro durante 8 años y lo cuidó con esmero. En enero de 1666, Sah Jahan cayó enfermo. Confinado en cama, se debilitó progresivamente hasta que, el 22 de enero, elogió a las damas de la corte imperial, particularmente a su consorte de años posteriores Akbarabadi Mahal, al cuidado de Jahanara. Después de recitar el Kalma y versos del Corán, Sah Jahan murió, a los 74 años.
Su capellán Sayyid Muhammad Qanauji y Kazi Qurban de Agra llegaron al fuerte, movieron su cuerpo a una sala cercana, lo lavaron, lo envolvieron y lo colocaron en un ataúd de sándalo.
La princesa Jahanara había planeado un funeral de estado que incluiría una procesión con el cuerpo de Sah Jahan llevado por nobles eminentes seguidos por ciudadanos notables de Agra y funcionarios repartiendo monedas para los pobres y necesitados. Aurangzeb se negó a acomodar tal ostentación. El cuerpo fue llevado por el río hasta el Taj Mahal y fue enterrado allí junto al cuerpo de su amada esposa Mumtaz Mahal.