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Batalla de Turckheim (5 de enero de 1675)
Movimientos previos
Tras la batalla de Mulhouse el 29 de diciembre, el día 4 de enero Turena marchó a Pfaffenheim, donde la caballería permaneció en batalla hasta que la infantería se reincorporó.
El elector Federico Guillermo había prometido defender la ciudad con tres generales y 20 cañones. La artillería se subió a las murallas reparadas a toda prisa. La población se transformó en una milicia y aparecieron bien armadas, por las calles y en sus puestos de defensa.
Todos los generales de la coalición llegaron en medio de este tumulto y preparativos para la lucha. Fue el 4 de enero. El elector debía celebrar el día siguiente, en una fiesta espléndida, en vísperas de reyes. La princesa Dorotea y las damas de la corte debían asistir a ese banquete militar.
El sábado 5 de enero, antes del amanecer, Turena levantó el campamento de Pfaffenheim. Formó su ejército que contaba con 33.000 efectivos (15.000 infantes, 13.000 jinetes y 30 piezas de artillería), efectivos en tres columnas paralelas, la infantería en el frente, que pasaron delante de Eguisheim.
Diez escuadrones alemanes estaban vigilando, más allá del arroyo que corta la carretera a Belfort. Al ver a la vanguardia francesa con 2.000 soldados de infantería, se volvieron y regresaron a Colmar. Las dos columnas que caminan en la llanura, controlados por el conde de Lorge teniendo bajo sus órdenes el conde de Roye y el barón de Monclar, se detuvieron más allá de Wettolsheim.
Despliegue de fuerzas
El conde de Lorge se apoyó a la derecha con su caballería, que desplegó en dos líneas oblicuas hasta Wintzenheim. Toda la infantería formó a la izquierda, estaba dispuesta frente al pueblo. Cinco escuadrones avanzaron en los viñedos que se encuentran al norte de Wintzenheim hasta el Fecht, entonces llamado Muhlbach, y hoy Logelbach y, por lo tanto, cubrieron todo el flanco izquierdo del ejército. El punto más extremo de esa caballería estaba en la capilla de Saint Gilles.
El día anterior, los príncipes de la coalición habían concentrado sus fuerzas que eran unos 35.000 efectivos entre Colmar y Turckheim. Rápidamente habían erigido parapetos detrás del Muhlbach, para emplear su numerosa artillería; 24 piezas defendían el paso. Otras baterías habían sido asentadas en la cabeza de Turckheim, y en la salida de Colmar, cerca de una capilla, en la carretera de Schlestadt.
Estos fueron los dos extremos de la línea que se proponían ocupar, y que tenía más de una legua (5 km) de longitud. La izquierda imperial se inclinaba casi hacia las murallas de Colmar, que tenía 20 piezas artillería; y su derecha se extendía hacia Turckheim, tocando Fecht y las montañas.
El ejército imperial formó dos líneas, con la caballería en las alas y la infantería en el centro, siguiendo la costumbre. Estaba apoyada por una fuerte reserva dispuesta en el mismo orden. Colmar estaba defendido por el cuerpo de infantería de Zell y su guardia burguesa. Dos batallones ocuparon Turckheim, donde el viejo duque de Lorena, mejor inspirado que sus colegas, había querido colocar un cuerpo más grande. Toda la llanura, entre los franceses y los alemanes, estaba bajo el fuego de la artillería.
La confianza del elector y de Bournonville aumentó, no les parecía posible que Turena pudiera intentar atacarlos de otra forma que no fuera por la llanura, la cual dominaban.
Desarrollo de la batalla
Turena que progresaba al pie de las montañas con la columna de la izquierda, vio desde las alturas de Wettolsheim, que los imperiales ocupaban sus posiciones. Fue entonces cuando ordenó al conde de Lorge que pusiera en combate las dos columnas que formaban el centro y la derecha del ejército, desde su partida de Pfaffenheim. En cuanto a él, giró bruscamente a la izquierda, por las empinadas veredas, entrando en la montaña. Su columna estaba compuesta por 14 batallones de infantería, algunos escuadrones de la Gendarmería y caballería ligera y cuatro cañones. Dio vuelta, en el interior de la montaña, por un desfiladero estrecho a mitad de camino, la alta cumbre coronada por el castillo Hoh-Landsperg, devastado en las guerras de Suecia y arruinado por Luis XIV.
Cuando las tropas se encontraron constreñidas en este difícil paso, cargado de nieve, y en las rápidas laderas de las cuales los caballos y los hombres avanzaban con extrema dificultad. Terminando de pasar el desfiladero y desembocando, debajo del castillo en ruinas de Plixburg, junto al desfiladero de Willspen, en la entrada del valle de Münster.
Turena cruzó el Fecht, río abajo en Zimmerbach, en un lugar, donde había un gran bosque, y que tenía el nombre de Elftäge. Caminó a lo largo del río, inclinándose a la izquierda en las colinas de viñedos, y apareció ante Turckheim.
Turckheim es una pequeña ciudad, situada al pie de las montañas de los Vosgos, en la entrada del valle de Múnster. Era una de las 10 ciudades libres imperiales de Alsacia, pero la menos importante de esta famosa asociación, que luchó tan obstinadamente contra Francia, por la preservación de sus privilegios. Su burguesía consistía solo de agricultores y viticultores. Aunque estaba provisto de una buena muralla, y protegida en el lado de la llanura, por el torrente del Fecht, era incapaz de una resistencia seria. Los imperiales, que habían sido recibidos allí con la simpatía por la población, la ocuparon con dos batallones, que se habían retirado cuando, los generales alemanes juzgaron que Turena los atacaría de inmediato por la llanura.
Turena se acercó a esta ciudad poco a poco, y sin que el enemigo se apercibiera. Al llegar a la puerta que daba al valle, la encontró cerrada. Los dragones la rompieron inmediatamente con hachas y Tilladet a la cabeza 200 granaderos y dragones, seguidos de 300 mosqueteros, se lanzaron a la ciudad, la cruzaron y tomaron la puerta que conduce a Colmar que estaba abierta; los franceses lo cerraron sobre ellos, después de haber ocupado el gran molino (actual el molino Schanno) y el cementerio, que está enfrente de la ciudad. 36 soldados imperiales, que no habían tenido tiempo de reunirse con sus cuerpos fueron capturados.
Mientras Tilladet se estaba estableciendo en Turckheim, el mariscal cruzó la ciudad y salió por el Oehlthor. El brigadier de Mouchy tomó posición en los viñedos, a la izquierda de la ciudad, en el Steinglitz, con 3 regimientos de infantería y una compañía de mosqueteros. El marqués de San Aoust con su caballería ligera y el conde Bocquemar con dos batallones de Guardias franceses, se pusieron a la cabeza de la avenida principal de Turckheim. El marqués de Genlis, con la reserva, debía ir a donde la necesidad de las circunstancias lo requiriera.
Foucault se quedó con el mariscal, quien dio la orden de Monclar Lorge y seguir adelante con algunos de sus escuadrones, asegurando la llanura, donde el conde de Roye se quedó con la mayor parte de la infantería.
El plan de Turena había tenido un éxito admirable. Mientras que el elector y Bournonville esperaban al frente, él se encontraba en su flanco derecho, que no estaba apoyado, y el resto de su ejército, formado fuera del alcance de los cañones, en la llanura, contenía el centro y la izquierda de los imperiales, cuya acción estaba completamente paralizada.
El Elector, que comprendió entonces por qué el duque de Lorena había querido mantener reforzar la posición de Turckheim, y se comprometió a reparar su fallo.
Rompiendo la segunda línea de su ala derecha y el centro, así como toda la reserva, formó dos columnas, que lanzó hacia Turckheim para recuperarla. Estaban formados por infantería imperial, de Luxemburgo y de Munster, 30 escuadrones de caballería y 6 cañones. El marqués de Genlis, a la cabeza de 100 mosqueteros, había reconocido al enemigo, mientras que Turena avanzó con los regimientos de la Marina y Bandeville hasta el fondo de los viñedos.
Llegando a la Fecht, los dragones y regimiento Dörflinger cruzaron el río y su ataque sorprendió y empujó las posiciones francesas, del Gran Molino, de la capilla de Saint-Symphorien y del cementerio.
Turena ordenó a Bocquemar de vuelta con guardias y de brigada San Aoust con su caballería, para expulsar a los imperiales y recuperar los puestos perdidos. Después de una lucha obstinada, los franceses limpiaron la capilla y regresaron al molino, al que prendieron fuego. El enemigo volvió a cruzar el puente, y Saint-Aoust volvió a ocupar su posición en el camino a Colmar.
A pesar de este primer fracaso, los alemanes se establecieron a lo largo de la orilla derecha del Fecht, en los prados, y pusieron su artillería en línea, para forzar el paso. Eran las 14:00 horas. Turena ordenó a ocho batallones de Foucault atacar para desalojarlos del río.
El marqués de Mouchy estaba en la orilla izquierda, en los viñedos, con los regimientos de Navarra, Vaisseaux, la Reina de Anjou, Orleans, y un batallón de Monmouth. Cuando comenzó su movimiento, el regimiento de infantería de marina, mandado vigorosamente por De Lamotte, ya había atacado y sufrido mucho, luchando solo, y la infantería francesa fue llegando lentamente a lo largo del Fecht.
A la hora señalada, Foucault comenzó el ataque a la izquierda de los imperialistas. Se produjo una sangrienta lucha y continuó obstinadamente. La ventaja del terreno se había igualado, ya que los franceses habían descendido a un prado entre los viñedos y el río. Pero el fuego del enemigo, apoyado por los cañones, era superior al de ellos.
Habían estado luchando durante aproximadamente una hora cuando Foucault, que corría de un punto a otro, dando sus órdenes, fue muerto. Todo el esfuerzo de la batalla había ido a ese lugar. Turena observó y siguió la acción en persona. Estaba detrás de la infantería de Foucault, y demasiado expuesto, cuando su caballo fue alcanzado y calló. Se unió a la infantería del marqués de Mouchy, que también había muerto a los pies de Blumenberg.
El día comenzaba a caer. En el último extremo, y para no dejar escapar el fruto de este laborioso día, Turena decidió cruzar el Fecht. Pero temía, extendiéndose hacia Colmar, ceder al resto del ejército al enemigo y librar una batalla general. Reuniendo toda la infantería disponible cerca de él, formó un frente más grande que el enemigo para desbordar por sus flancos e hizo que el fuego comenzara de nuevo, que se volvió más vigoroso y más mortal que antes. Los regimientos que estaban menos cansados, como el de Navarra mandado por Albret, y el de Vaisseaux mandado por Aubarède, los dos batallones de guardias mandados por Bocquemar y el señor Figueres, avanzaron a lo largo del Fecht; dos escuadrones del regimiento Florensac los apoyaron, colocados detrás de ellos. El mayor general Cezen llevaba órdenes de Turena a todas partes, así como también al marqués de La Fare.
Había llegado la noche y Turena instó a realizar un último esfuerzo, el enemigo daba sintomas de debilidad Albret y Aubarède hicieron que la infantería de los regimientos Navarra y Vaisseaux, se lanzaron al río helado, y lo cruzaron, con el agua hasta las rodillas para perseguir a los imperiales. Los otros regimientos iban a cruzar el río cuando Turena envió mediante, la orden de no cruzar y a los otros regresar, para no quedar expuestos a la numerosa caballería alemana, que podía envolverlos en estas vastas praderas. Eran las 19:00 horas y la lucha había terminado.
Los imperiales, aunque no perseguidos, se retiraron en desorden y se extendió una confusión inconcebible.
Secuelas de la batalla
Los imperiales sufrieron 900 muertos y 2.500 capturados, las bajas francesas se desconocen.
Con sus cuarteles de invierno amenazados, el ejército de Federico Guillermo de Brandemburgo se vio obligado a abandonar Alsacia y buscó la seguridad de Estrasburgo, donde el ejército cruzó la noche siguiente la orilla del Rin y regresó a la orilla derecha para llegar. Esta breve, pero famosa campaña de invierno del mariscal Turena es considerada una de las más brillantes del siglo XVII. En ellas el vizconde de Turena, a través de dos maniobras indirectas (una estratégica y una táctica) salvó a Francia de la invasión, sufriendo solo bajas insignificantes.
Batalla de Fehrbellin (28 de junio de 1675)
Movimientos del ejército sueco
En enero de 1675, Turena venció a un ejército formado por tropas imperiales y brandeburguesas en la batalla de Turckheim.
Los suecos y Brandeburgo o Brandemburgo habían sido aliados en varias guerras contra el reino de Polonia, y, por otro lado, Francia subvencionaba las tropas suecas que estaban atacando al Sacro Imperio en Pomerania.
Sin embargo, cuando el elector Federico Guillermo durante la guerra Franco-Holandesa, se unió a una expedición aliada con el emperador Leopoldo I a Alsacia contra las fuerzas del rey Luis XIV de Francia; los franceses persuadieron a Suecia, que cada vez estaba más aislada en el continente, de atacar Brandeburgo, mientras su ejército estaba fuera, bajo la amenaza de que de lo contrario, eliminaría los subsidios que pagaba para que se sostuviese el ejército sueco en algunas partes del norte de Alemania. El propósito estratégico de Luis XIV era evacuar al ejército brandeburgués de las tierras del Rin, donde estas estaban comprometidas en la defensa de las Provincias Unidas.
Los suecos bajo el mando de Carlos Gustavo Wrangel, avanzaron en la línea Rin en tres columnas: la primera, bajo el general Stahl, contra Oranienburg; la segunda, bajo el general Dalwig, contra Kremmen; y la tercera, que 2.000 hombres era la más fuerte, bajo el general Groothausen, contra Fehrbellin. Hubo fuertes enfrentamientos por el cruce del río durante varios días frente a Fehrbellin. Debido a que los suecos no lograron abrirse paso allí, la columna se desvió a Oranienburg, donde, gracias al asesoramiento de los agricultores locales, se encontró un cruce que permitió a unos 2.000 suecos avanzar hacia el sur. Como consecuencia, las posiciones de ambos lados en Kremmen, Oranienburg y Fehrbellin tuvieron que ser abandonadas por Brandeburgo.
Poco después, los suecos montaron una incursión sin éxito de la fortaleza de Spandau. Toda Havelland estaba ahora ocupada por los suecos, cuya sede se estableció inicialmente en la ciudad de Brandeburgo. Después de la captura de Havelberg, el cuartel general sueco fue trasladado a Rheinsberg el 8 de junio.
El mariscal de campo Wrangel, que dejó Stettin el 6 de junio para seguir al ejército, solo llegó hasta Neubrandenburg, porque un ataque severo de gota lo dejó postrado en cama durante 10 días. El mando general fue delegado al teniente-general Wolmar Wrangel. Para empeorar las cosas, la desunión se desató entre los generales, lo que provocó la pérdida de la disciplina general en el ejército y se cometieron graves saqueos y otros abusos por parte de los soldados contra la población civil. Para que a las tropas se les pudiera seguir suministrando la comida y la provisión necesarias, sus cuarteles estaban ampliamente separados. Como resultado de esta interrupción, los suecos perdieron dos valiosas semanas al cruzar el río Elba.
Enfermo y llevado en una silla de manos, el mariscal de campo Carlos Gustavo Wrangel finalmente llegó a Neuruppin 19 de junio. Inmediatamente prohibió todos los saqueos y ordenó el envío de destacamentos de reconocimiento hacia Magdeburgo. El 21 de junio, partió con un regimiento de infantería y dos regimientos de caballería (1.500 caballos) para Havelberg, al que alcanzó el 22 para ocupar el Altmark ese verano. Con ese fin, tenía todas las embarcaciones disponibles ensambladas en el río Havel para construir un puente de pontones a través del río Elba.
Al mismo tiempo, dio órdenes a su hermanastro, el teniente-general Wolmar Wrangel, para que llevase el ejército principal y avanzara con él por el puente de Rathenow hacia Havelberg. El teniente-general Wrangel, comandante en jefe del cuerpo principal, bajo cuyo mando había unos 12.000 hombres, estaba en este momento en la ciudad de Brandenburg an der Havel. El enlace de comunicación entre Havelberg y Brandeburgo an der Havel estaba en manos de un solo regimiento en Rathenow. Este flanco, asegurado solo por una pequeña fuerza, ofrecía un buen punto de ataque para un enemigo que avanza desde el oeste. En ese momento, el 21 de junio, la mayoría del electorado de Brandeburgo estaba en manos de Suecia. Sin embargo, el planeado cruce sueco del Elba en Havelberg el 27 de junio nunca se llevó a buen término.
Movimientos del ejército brandeburgués
Mientras tanto, el elector de Brandeburgo, Federico Guillermo, trató de asegurar aliados, sabiendo muy bien que las fuerzas nacionales a su disposición no eran, por sí mismas, suficientes para una campaña contra el poderío militar de Suecia. Con ese fin, fue el 9 de marzo marchó a las conversaciones en La Haya, a donde llegó el 3 de mayo. Las negociaciones y los nombramientos necesarios con las potencias amigas allí reunidas duraron hasta el 20 de mayo. Como resultado, Holanda y España declararon la guerra a Suecia a instancias del Elector. Aparte de eso, no recibió asistencia concreta del Sacro Imperio Romano o Dinamarca, por lo que el Elector decidió retomar el electorado de Brandeburgo de los suecos sin asistencia. El 6 de junio de 1675 realizó un desfile militar e hizo que el ejército levantase el campamento desde su cuartel en el río Meno. El avance de los 15.000 efectivos del ejército a Magdeburgo se llevó a cabo en tres columnas. Recorrió los 250 km que los separaban en 2 semanas, esta hazaña fue considerada una de las grandes marchas en la historia militar. Lo hizo abandonando sus carros de suministros y dejando atrás gran parte de la infantería, haciendo que su ejército comprara suministros a los locales, pero prohibiendo el pillaje.
El 21 de junio, el ejército del Elector llegó a Magdeburgo. Su llegada parecía no haber sido notada por los suecos, por lo que Federico Guillermo adoptó medidas de seguridad para proteger esta ventaja táctica. Allí se enteró de que tropas suecas se dirigían hacia el oeste para unirse a 12.000 efectivos hannoverianos y atacar la fortaleza de Magdeburgo.
Después de celebrar un consejo militar, el Elector decidió romper la línea del Havel que los suecos habían alcanzado en su punto más débil, en Rathenow. Su intención era separar las dos partes del ejército sueco en Havelberg y la ciudad de Brandeburgo.
Despliegue de fuerzas
En la mañana del 23 de junio, alrededor de las 03:00 horas, el ejército partió de Magdeburgo. Como el éxito del plan dependía del elemento de sorpresa, el Elector avanzó solo con su caballería, que consistía en 5.000 jinetes en 30 escuadrones y 600 dragones. Además, había 1.350 mosqueteros que fueron transportados en vagones para garantizar su movilidad. La artillería comprendía 14 cañones de varios calibres. Este ejército estaba dirigido por el Elector y el mariscal de campo Georg von Derfflinger, de 69 años. La caballería estaba bajo el mando del general de caballería Federico, Landgrave de Hesse-Homburg, el teniente-general de Görztke y el general de división Lüdeke. La infantería estaba comandada por dos generales de división, von Götze y von Pöllnitz.
El 25 de junio de 1675, el ejército de Brandeburgo llegó a Rathenow. Federico Guillermo ordenó a uno de sus comandantes, Jorge von Derfflinger, tomar la ciudad con el fin de dividir a los suecos por la mitad. Federico instó a un funcionario de la ciudad que le era leal a que celebrase un banquete para los oficiales suecos de la fortaleza con el fin de emborracharlos. Cuando el banquete estaba ya avanzado, se presentó Derfflinger en la fortaleza haciéndose pasar por un oficial sueco perseguido por una patrulla brandeburguesa y consiguió que las puertas de la fortaleza se abrieran. Acto seguido encabezó una carga al mando de un millar de dragones que permitió al resto del ejército penetrar sin dificultades en la fortaleza y ocupar la ciudad.
Carlos Gustavo Wrangel de 60 años, que además sufría de gota, era nominalmente el comandante del ejército sueco, pero estaba demasiado incapacitado por una enfermedad, tenía que desplazarse en litera para dirigir la defensa contra el ejército del gran elector. El segundo al Simon Grundel-Helmfelt también se encontraba enfermo, así que el mando del ejército pasó a otro subordinado, Mardefelt, quien era un experto en asedios, pero carecía de habilidad en el campo de las maniobras y el combate abierto. El ejército sueco, enterado de la toma de Rathenow, el mariscal Wrangel, que estaba en Havelberg, un lugar indefenso y sin suministros, dio la orden al ejército sueco principal bajo Wolmar Wrangel que se uniese unirse a él a través de Fehrbellin.
El 27 de junio tuvo lugar el primer enfrentamiento entre la retaguardia sueca y la vanguardia de Brandemburgo. Por la noche, los dos ejércitos principales se alinearon uno frente al otro en formación de batalla. Sin embargo, la posición sueca parecía demasiado fuerte para un ataque exitoso de las tropas de Brandeburgo, que estaban agotadas por las marchas forzadas realizadas en los días previos. Entonces las órdenes del Elector fueron retirarse dentro o detrás del pueblo de Nauen y acampar allí, esperaba dejar descansar su ejército y presentar la batalla la mañana siguiente a las puertas de Nauen. Los suecos, sin embargo, aprovecharon la cobertura de la noche para retirarse hacia Fehrbellin. Desde el comienzo de su retirada el 25 de junio hasta la llegada a Fehrbellin, los suecos perdieron un total de unos 600 muertos durante su retirada y otros 600 fueron hechos prisioneros.
Al llegar a la zona de Fehrbellin, los suecos encontraron el puente sobre el río Havel destruido por los brandeburgueses para evitar que los suecos pudieran cruzar el río, Wrangel percibió que su única esperanza consistía en enfrentarse al enemigo con valentía y aceptar la batalla mientras se trabajaba para reparar el puente.
Desarrollo de la batalla
Wrangel ordenó que el puente sobre el río debería reconstruirse con toda la celeridad posible, y sus fuerzas que eran unos 7.000 infantes, 4.000 jinetes y 28 cañones, formaron en línea de batalla entre los pueblos de Hakenberg y Dechtow: su ala izquierda en el pantano, el ala derecha desplegada en la dirección del robledal y el centro entre ambas.
Federico Guillermo ordenó a sus tropas colocarse en la tierra alta con vistas a la cabeza de puente. Llegaron a esta posición sin que los suecos los detectaran. Eso puede ser el resultado de la baja moral de los suecos y el cansancio que contribuyeron a que hicieran un mal reconocimiento de las proximidades.
Al situarse las tropas brandeburguesas en lo alto de las colinas y los suecos entre pantanos y con el río a la espalda, Federico Guillermo había conseguido una gran ventaja táctica. Al mediodía del 28 de junio la posición sueca fue atacada por las fuerzas del elector con un potente fuego de artillería desde las colinas.
En el ala derecha brandeburguesa el landgrave de Bomburg avanzó con 1.600 jinetes contra el ala izquierda sueca, con la orden de realizar una maniobra de distracción, pero el Landgrave transgredió sus órdenes y, motivado por sus ansias de lucha, entabla combate con los suecos, siendo rechazado con pérdidas considerables.
El elector, situado frente al ala derecha sueca, fue atacado por una pequeña fuerza de la caballería sueca a la que rechazó, pero luego tuvo que hacer frente a una fuerza importante de infantería que puso a las tropas brandeburguesas en serios problemas. Los soldados suecos realizan varias cargas, pero con esfuerzo, fueron detenidos.
La infantería fue rechazada, causando la huida de su caballería, exponiendo a su infantería de la Guardia Dalwig a un ataque de flanco liderado por el príncipe Federico II de Hesse-Homburg, que aprovechó para flanquear el ala derecha sueca, por lo que centro sueco fue obligado a retirarse.
El ejército sueco se dividió para la retirada en dos columnas a lo largo de la cresta de una cadena de colinas. Durante la retirada de la columna de la derecha fue continuamente hostigada por las cargas de caballería, dirigidas por el Elector. La infantería sueca, sin embargo, rechazó todos los ataques y se replegó con orden. La columna de la izquierda, que marchaba siguiendo el borde de la marisma, no fue molestada de nuevo por el landgrave de Bomburg, cuyas tropas podrían haber resultado muy dañadas en un segundo ataque.
Durante la noche, la mayor parte de los suecos fueron evacuados por el puente ya reparado, y se retiraron por Ruppin a Wittstock. A la mañana siguiente, 29 de junio, la retaguardia sueca también abandonó Fehrbellin y prendieron fuego al puente sobre el Rin para proteger la retirada. Los suecos tuvieron menos de 700 bajas entre muertos y heridos. Las pérdidas de los brandeburgueses deben haber sido menores, situándose sobre los 500 hombres.
Secuelas de la batalla
Wrangel perdió muchos más en la retirada en los siguientes días debido a la persecución de las tropas de Brandenburgo y la ira de los campesinos locales, algunos de los cuales todavía recordaban las atrocidades de los suecos durante la Guerra de los Treinta Años. De los 1.200 guardias Dalwig, todos menos 20 fueron muertos o capturados. Solo cerca de Wittstock, unos 300 suecos y sus oficiales fueron asesinados por asaltantes campesinos. Las incursiones, la deserción y la inanición significaron que, para el 2 de julio, todos los soldados suecos en Brandeburgo se habían retirado o habían sido muertos o capturados.
Aunque la batalla de Fehrbellin fue una victoria táctica de Brandeburgo, la victoria tuvo una inmediata importancia diplomática y psicológica mucho más allá de la táctica y los resultados de las operaciones. Leopoldo I de Austria y sus aliados se apresuraron a declarar la guerra a Suecia, ya que ellos percibían que su ejército no era ya tan poderoso. A esto contribuyeron también las declaraciones de Federico Guillermo de que la batalla de Fehrbellin había sido una espectacular victoria.
Batalla de Saltzbach (27 de julio de 1675)
Después de la derrota de Bournonville en la batalla de Tuckheim, Montecuccoli asumió el mando de las fuerzas imperiales en el sur de Alemania. Esperaba compensar el desastre reciente cruzando el río Rin en Estrasburgo y re-ocupando Alsacia. En la primavera de 1675, marchó hacia el oeste a través de la Selva Negra hacia el valle del Rin. Allí, reunió a los restos del ejército de Bournonville, unos 8.000 hombres. El ejército imperial ahora sumaba 18.000 infantes y 14.000 jinetes. El 20 de mayo, Montecuccoli estableció su cuartel general en Willstatt. Al mismo tiempo, sus exploradores llegaron a Kehl, la ciudad en la orilla oriental del Rin, frente a Estrasburgo.
Cuando Montecuccoli se acercó a la orilla este del Rin, Turena y su ejército (20.000 infantes y 15.000 jinetes) se dirigieron para bloquear a los imperiales en la orilla opuesta. El comandante francés envió un mensaje a Estrasburgo, entonces una ciudad independiente, exigiendo que no se permitiera al ejército imperial utilizar el puente de la ciudad sobre el Rin. Sin embargo, no impresionado por la reciente victoria de Turena, Estrasburgo favoreció al Imperio. Las autoridades de la ciudad no solo permitieron que Montecuccoli cruzara el 22 de mayo, sino que también le suministraron manjares a su cuartel general. Por su parte, el comandante imperial parecía intimidado por la aproximación de Turena. Aunque Montecuccoli cruzó el Rin, no llevó su ejército con él. Hizo un alarde de mover las tropas a Kehl, pero él y su ejército pronto marcharon hacia el norte para intentar cruzar a otra parte.
Guerra de maniobra
El 31 de mayo, Montecuccoli cruzó a la orilla oeste del Rin cerca de Speyer. Sin embargo, su movimiento no era más que una finta diseñada para atraer a Turena hacia el norte, lejos de Estrasburgo; el ejército imperial se retiró a la orilla este el 4 de junio. Turena no se dejó engañar por el ardid. El 6 de junio, el ejército francés comenzó a construir puentes provisionales a través del Rin en Ottenheim, al sur de Estrasburgo, y los franceses llegaron al 8 de junio. Ahora ambos ejércitos estaban en la orilla este. Como Montecuccoli había hecho anteriormente, Turena eligió a Willstatt para su cuartel general. El ejército imperial se apresuró hacia el sur para enfrentarse a los franceses que ahora bloqueaban el camino a Kehl y Estrasburgo. La avanzada imperial, 4.000 hombres bajo Carlos de Lorena (que pronto sería Carlos V, duque de Lorena), atacó las líneas francesas pero fue repelido.
Montecuccoli intentó otra finta para alejar a Turena de Kehl. Marchó por el flanco oriental francés, bordeando la Selva Negra, para ocupar Offenburg. Envió tropas aún más al sur para amenazar los puentes franceses en Ottenheim. Negándose a morder el anzuelo, Turena simplemente detuvo sus puentes y los movió hacia el norte, más cerca de Willstatt. Durante una semana, los dos ejércitos se observaron, ninguno de los bandos estuvo dispuesto a comprometerse en una batalla campal. Finalmente, la falta de forraje forzó a Montecuccoli a retirarse al norte para atrincherar a su ejército a lo largo del río Rench, a 16 kilómetros de Estrasburgo. Dejó a 5.000 hombres bajo el conde Aeneas de Caprara para sostener Offenburg. En respuesta, Turena movió la mayor parte de su ejército para hacer frente a la nueva posición imperial manteniendo una guarnición en Willstatt.
Ambas partes sufrieron por problemas de suministro y por el clima. Los caballos franceses se vieron reducidos a comer hojas y las tropas sufrieron bajo la lluvia continua. Mientras los ejércitos marcaban el tiempo a la espera de un mejor tiempo, Turena tuvo una visita inesperada. Los campesinos dispararon contra él y contra un grupo de oficiales franceses, matando a un guardia que estaba cerca de Turena. La lluvia cesó el 22 de julio, y Turena comenzó una maniobra envolvente que buscaba fijar a Montecuccoli contra el Rench. La vanguardia francesa atacó a los imperiales en Gamshurst pero fue expulsada. Montecuccoli intentó un ataque el 23 y 24 de julio, pero esto se vio obstaculizado por la niebla. Hubo más combates durante el día y la noche del 25 al 26 de julio. Al no ver ninguna esperanza de victoria a lo largo del Rench, Montecuccoli ordenó una retirada a la Selva Negra, ordenando a Caprara a abandonar Offenburg y unirse al ejército imperial principal.
Encuentro en Salzbach
Turena siguió a los Imperiales. En ese momento, el desgaste había reducido a cada ejército a una fuerza aproximada de 25.000 hombres. En la mañana del 27 de julio, los franceses encontraron al ejército imperial atrincherado alrededor de la aldea de Salzbach, detrás de un arroyo del mismo nombre, en una pequeña llanura al pie de las montañas. El tren de bagajes imperial se podía ver moviéndose hacia el bosque de pinos más allá del pueblo. Montecuccoli aprovechó los setos y bosques para proteger a sus tropas, y colocó mosqueteros en la iglesia del pueblo y un antiguo castillo en su flanco derecho. El comandante imperial tenía que mantener esa posición porque estaba esperando que Caprara se uniera a él. Sin embargo, Caprara tardó en llegar, porque la presencia del ejército francés lo había obligado a tomar un largo desvío a través de las estribaciones de las montañas.
El ejército francés formó una línea de batalla al sur de la corriente de Salzbach, con infantería al frente y la caballería detrás. Turena envió a Pierre de Mormez, señor de Saint Hilaire, su teniente-general de artillería, para determinar la mejor forma de colocar la artillería del ejército. Los voluntarios franceses se adelantaron para disparar contra las casas más cercanas del pueblo, y ocho cañones franceses fueron llevados para bombardear la iglesia y el castillo. Parte de la aldea se incendió, pero la artillería francesa no fue efectiva contra la iglesia y el castillo porque los imperiales habían erigido fortificaciones de campo en el patio de la iglesia y el cementerio para proteger las estructuras. La artillería imperial respondió y comenzó un duelo artillero. Turena envió un despacho al rey Luis XIV diciendo que planeaba atacar a los imperiales si comenzaban a retirarse. El mariscal francés discutió la situación con sus generales, pareciendo seguro del éxito. Los franceses podían ver mucho movimiento entre las unidades imperiales, sugiriendo irresolución, y el enemigo parecía estar a punto de retirarse.
La muerte de Turena
Aproximadamente a las 14:00 horas, Saint Hilaire le pidió a Turena que inspeccionara la batería que estaba emplazando para reprimir el fuego de los cañones imperiales mandados por Margrave Hermann, de Baden-Baden. Un oficial del Estado Mayor instó a la precaución debido al peligro que representa el fuego de artillería del enemigo. Se ha sugerido que el fuego fue especialmente cálido porque Saint Hilaire llevaba una capa roja, lo que proporcionaba un buen objetivo. Según una fuente, Turena acordó ser cauteloso y, según los informes, dijo «je ne veux point etre tue aujourd’hui» (No quiero que me maten hoy). Como el mariscal y el general habían vaticinado, una bala de cañón imperial los golpeó. Despegó el brazo izquierdo de Saint Hilaire y pasó a través del cuerpo de Turena de un lado a otro. Turena pudo dar dos pasos antes de caer, pero no dijo nada. Saint Hilaire sobrevivió, pero Turena murió de su herida.
Al principio, los franceses trataron de ocultar el hecho de que su comandante estaba muerto. Mientras tanto, Montecuccoli estaba sorprendido de que la lucha a gran escala aún no hubiera comenzado a media tarde. Pronto supo de la muerte de Turena, posiblemente a través de un desertor. Se dice que declaró: «Hoy murió un hombre que hizo honor a la humanidad«.
Final y consecuencias
Cuando las noticias de la muerte de Turena se extendieron a través del ejército francés, hubo dolor, consternación e ira. Los soldados, particularmente la infantería, amaban al viejo mariscal. Algunos decían: «Notre pere est mort, mais il faut le venger» (Nuestro padre está muerto, pero debemos vengarlo). Guy Aldonce de Durfort de Lorges, el teniente-general del día (y sobrino de Turena), asumió el mando, aunque otro oficial lo discutió durante un tiempo. Los cañones franceses continuaron disparando. Pero pronto se hizo evidente que no habría una gran batalla. En la noche del 29 al 30 de julio, el ejército francés se retiró en buen orden. Un voluntario del ejército declaró más tarde que el plan de campaña de Turena murió con él, y que los generales que se hicieron cargo optaron simplemente por regresar de manera segura a través del Rin para esperar órdenes de la corte real.
Montecuccoli presionó fuertemente a los franceses cuando se retiraron. No está claro por qué no atacó el 27 de julio tan pronto como se enteró de la muerte de Turena. Con su ejército dispuesto a defenderse contra un golpe de Turena, puede que no lo hubiera considerado por no estar en condiciones de pasar a la ofensiva. Una vez que los franceses estaban en retirada, Montecuccoli se sintió lo suficientemente fuerte como para atacar. Presionó fuertemente en el río Schutter, pero no pudo evitar que los franceses cruzaran a Alsacia.
Batalla de Konzer Brücke o de Taverne (11 de agosto 1675)
A principios de 1675, el Gran Condé estaba tan incapacitado con la gota y otras enfermedades que no podía llevar a cabo todos sus deberes sin ayuda. En consecuencia, Luis XIV requirió levantar un nuevo ejército con un nuevo general. Por lo tanto, entre 5.000 y 6.000 hombres fueron reclutados y puestos bajo el mando del mariscal Francisco José de Bonne, marqués de Créqui.
Devastados por la pérdida de su comandante, los franceses se retiraron apresuradamente, y Montecucculi siguió de cerca su retirada, que les condujo sobre el Rin y casi hasta los Vosgos.
Al mismo tiempo, las fuerzas imperiales bajo Carlos IV, el duque de Lorena estaban sitiando a Trier, que Turena había tomado en el otoño de 1673, y que estaba defendida por 7 batallones franceses.
Francisco José de Bonne, marqués de Créquy fue enviado con 15.000 hombres (12 batallones, 36 escuadrones) y 11 cañones para aliviar la ciudad. Fueron detenidos en el puente sobre el río Saar en Konz, por los imperiales, que habían dejado 9 batallones y 4 escuadrones para bloquear el puente.
El ejército imperial bajo el duque Georg Wilhelm de Luneburg y el duque de Lorena era de 11 batallones y 42 escuadrones, en su mayoría de las tropas de Luneburg-Osnabruck y Lothringen.
Los imperiales cruzaron el río Saar en 3 columnas:
- La columna derecha bajo el general austriaco Otto de Grana con de 16 escuadrones de Lorena (12 de reiters y 2 de dragones) y 2 escuadrones de Austria (dragones de Chavagnag).
- La columna central era de 11 batallones de infantería con 14 cañones, estaba mandada por Ottone Enrico del Carretto, marqués de Grana, cruzó el río sobre un puente de pontones para ocupar lo que hoy se conoce como Grana-Heights (las alturas de Grana).
- La columna izquierda bajo general Lippe era de 24 escuadrones (18 de Luneburg y Osnabruck, 6 de Austria).
Atacaron las líneas francesas y se produjo una batalla indecisa se prolongó durante tres horas. Finalmente, Otto de Grana atacó su flanco derecho en el momento oportuno y los franceses huyeron del campo de batalla, dejando atrás todas sus cañones y carros. Los alemanes persiguieron a los franceses más de 50 kilómetros. Créquy se dirigió a Trier para asumir el mando de la plaza.
Los franceses perdieron 2.000 muertos, y otros 1.600 fueron hechos prisionero, 80 banderas (colores), 11 cañones y 200 carromatos del tren de bagajes. Las pérdidas imperiales fueron de unos 1.000. Créquy y la guarnición francesa de Trier capitularon el 9 de septiembre.