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Batalla de Inverurie (23 de diciembre de 1745)
Mientras tanto, en Escocia seguía la lucha entre los whigs y chaquetas rojas, por un lado, y en el otro los jacobitas que estaban construyendo su base de poder en el este. Los jacobitas también habían recibido una muy significativa adhesión de fuerza en forma de un tren de artillería y
800 efectivos regulares que habían sido enviadas desde Francia.
Cuando el ejército principal jacobita realizó la invasión de Inglaterra, dejó al vizconde Strathallan en Perth para reclutar fuerzas adicionales. A finales de noviembre, Strathallan fue reemplazado por su primo John Drummond, quien llegó de Francia con armas adicionales, dinero y 150 soldados irlandeses y escoceses.
Lord Lewis Gordon había estado levantando fuerzas jacobitas y había logrado crear dos batallones. James Moir de Stoneywood mandaba un batallón y Gordon de Abbachy mandaba el otro. Lewis Gordon también había recaudado una suma considerable de dinero, pero fue frustrado por su hermano; Cosmo George Gordon, tercer duque de Gordon, que apoyó al gobierno británico.
Para poner fin al reclutamiento jacobita de Lewis Gordon, John Campbell, cuarto conde de Loudoun, que era el comandante gubernamental en el Norte, envió al Laird MacLeod de los MacLeod de Inverness con 500 hombres. MacLeod obtuvo el apoyo de George Munro, primer conde de Culcairn con 200 hombres y el Laird de Grant con 500 hombres.
Lewis Gordon ordenó a sus hombres que volvieran a Aberdeen, donde se le unieron varios hombres de Forfarshire y Kincardineshire. También se unieron las tropas francesas de lord Drummon que acababan de desembarcar en Montrose. Más tarde también se le unieron 300 hombres del clan Farquharson, así como sus dos batallones, bajo James Moir de Stoneywood.
El Laird de Grant, temiendo por su propio país, decidió regresar a casa y George Munro de Culcairn ocupó una posición en Oldmeldrum. Sin embargo, MacLeod pensaba de otra manera, avanzó y ocupó la ciudad de Inverurie, a 32 km al noroeste de Aberdeen. Lewis Gordon, al enterarse del incauto movimiento de MacLeod, decidió a atacar a su oponente. Por su parte, MacLeod y Munro no hicieron ningún intento por obtener información sobre las intenciones de Gordon; simplemente supusieron que iría al sur para unirse al ejército principal jacobita.
Lewis Gordon se dirigió a Aberdeen el 23 de diciembre con 1.100 hombres y 5 cañones que habían sido sacados de un barco en el puerto. Con el cuerpo principal de su ejército, cruzó el puente de Don y tomó la ruta por Fintray en la orilla izquierda del río; mientras enviaba un destacamento de 300 hombres, franceses y otros, por la carretera Tyrebagger, la principal carretera a Inverurie, para engañar a los MacLeods con sus verdaderas intenciones.
Sobre las cuatro de la tarde, la partida francesa, que había marchado por la orilla derecha del río Don, se lanzó al río y lo cruzó a toda prisa. Luego atacaron a los MacLeods en el lado suroeste de Inverurie. Lewis Gordon inmediatamente cruzó el río Ury en el lado este de la ciudad cerca de la iglesia parroquial de Inverurie (actual iglesia de San Andrés de Inverurie), y atacó la ciudad desde allí donde los MacLeods fueron tomados completamente por sorpresa.
Los MacLeod abrieron fuego desde las zanjas y desde detrás de los muros, ante el avance de ambas columnas, comenzaron a retroceder por la ciudad. La acción no fue prolongada, debido al poco tiempo de luz diurna. Los MacLeod abandonaron la lucha, retirándose hacia el norte desde Inverurie hasta el río Spey. El jefe de los MacLeod reunió a sus hombres y, mientras se retiraba, luchó a la luz de la luna.
Las bajas se estiman en una docena en cada bando, los jacobitas hicieron 50 prisioneros. La victoria sobre las milicias gubernamentales en Inverurie le dio a los jacobitas el control del noreste.
Asedio del castillo de Stirling (3 de enero – 1 de febrero de 1746)
El ejército principal de regreso de la invasión de Inglaterra, entraron en Glasgow el 26 de diciembre. Los habitantes de la ciudad eran hostiles a la causa jacobita, más de 100 hombres desertaron durante la estancia. Dejó la ciudad el 3 de enero, dirigiéndose a Stirling.
En septiembre de 1745, el ejército jacobita pasó cerca de allí en su ruta a Edimburgo, pero no quería perder tiempo ni disponía del equipo de asedio necesario para tomarlo.
El castillo Stirling era una de las fortificaciones más fuertes de Escocia y tenía una posición de gran importancia estratégica, ya que controlaba el acceso entre las Tierras Altas y las Tierras Bajas. Estaba situado en la llanura entre el río Forth y el río Clyde.
Cuando el ejército regresaba, los gubernamentales pensaron que el objetivo sería Edimburgo, que había sido ocupado por los gubernamentales cuando el ejército principal jacobita se dirigió a Inglaterra, y por tanto desguarnicionaron a Stirling para reforzar las defensas de la ciudad.
Como era habitual en ese momento, las defensas de Stirling se dividieron entre el castillo y la ciudad, que solo tenía la intención de resistir durante unos días. El castillo era un desafío mucho mayor; sus defensas naturales fueron reforzadas por fuertes fortificaciones modernas y fue sostenida por una guarnición de 600 a 700 soldados, mandados por William Blakeney, un veterano irlandés experimentado y determinado.
Crucialmente, los jacobitas carecían de equipo de asedio; no habían conseguido tomar el castillo de Edimburgo a pesar de controlar la ciudad durante casi dos meses, mientras que Carlisle, una antigua fortaleza fronteriza en descomposición defendida por 80 efectivos, se rindió cuando estaban a punto de terminar el sitio. Stirling era significativamente más fuerte y estaba mejor defendido que cualquiera de estos. Varios jacobitas, incluido James Johnstone, consideraban que el intento era inútil, porque los montañeses que formaban el grueso del ejército no eran adecuados para llevar a cabo un largo y tedioso asedio.
A principios del Año Nuevo todos los jacobitas disponibles se reunieron y entonces alcanzaban unos 10.000 hombres, el cuerpo más grande y mejor equilibrado que el Príncipe había tenido bajo su mando directo.
Con estos recursos a su disposición, pusieron sitio a la ciudad y castillo de Stirling.
El 3 de enero, 6 batallones de las Tierras Altas, bajo el mando de George Murray, marcharon en dirección a Falkirk, para dar la impresión de que se dirigían hacia el ejército gubernamental del general Hawley en Edimburgo. En cambio, al margen de Falkirk, la columna de Murray giró hacia el norte para Bannockburn, mientras que lord Elcho estaba estacionado en Linlithgow, con un destacamento de caballería y órdenes de patrullar la carretera de Edimburgo. Mientras tanto, Carlos también había llegado a Bannockburn, donde había establecido su cuartel general.
El 5 de enero, Carlos había exigió la rendición de la ciudad mediante el envío de un solitario tamborilero. La guarnición, en ese momento todavía tenía la intención de resistir, respondió disparando al tamborilero, que tuvo que correr por su vida.
Sin embargo, las probabilidades se acumularon en contra de Stirling y tres días después, el 8 de enero, su ayuntamiento aceptó rendirse. Como lo anunció la revista London en su momento, Stirling cayó debido a la “pusilanimidad, el desafecto y la cobardía de algunos de sus habitantes”, pero los defensores de su castillo, milicianos y asiduos bajo el general Blakeney, se retiraron al castillo para seguir resistiendo. Contra los deseos de sus oficiales, Carlos ordenó a su teniente-general, el duque de Perth, que sitiara el castillo. Las operaciones de asedio comenzaron el 8 de enero, pero por varias razones, el progreso fue lento.
Batalla de Falkirk (17 de enero de 1746)
Antecedentes
El 13 de enero, Henry Hawley, comandante del gobierno en Escocia, declaró que estaba “decidido a golpear mientras el hierro está caliente”. Ordenó al teniente general de John Huske y 4.000 hombres que avanzaran sobre Stirling, para reconocer la zona y descubrir la posición de los rebeldes, mientras que él siguió con otros 3.000 con el fin de romper el asedio de Sitrling. Los jacobitas detectaron la presencia de las fuerzas gubernamentales el 13 de enero, y dieron la alarma.
Murray se retiró a Plean Muir, al sureste de Bannockburn, donde se le unieron Carlos y O ‘Sullivan con todas las fuerzas, dejando una parte para fijar a las fuerzas del castillo. El 15 de enero desplegaron en Plean Muir a unos 10 km de Falkirk y mantuvieron la posición durante 3 días esperando la llegada de Hawley.
Las deficiencias en el liderazgo de ambos bandos tendrían un impacto significativo en la batalla. Hawley había mandado los dragones en Sheriffmuir en 1715 y había sobreestimado la vulnerabilidad de los montañeses a la caballería, mientras que subestimaba seriamente sus cualidades y números de efectivos. El alto mando jacobita se dividió entre Carlos y sus asesores en el exilio, por un lado, y los escoceses por el otro, y varios de los ayudantes de Carlos declararon abiertamente que Murray era un traidor.
Hawley llegó el 16 de enero y se estableció en una posición con un terreno pantanoso a vanguardia y recintos con zanjas llenas de agua a su derecha.
El 17 de enero, viendo Hawley no se decidía a atacar, decidieron tomar la iniciativa, Murray decidió ocupar la colina de Falkirk. Era una elevación al suroeste de Falkirk que tenía una buena vista sobre el campamento de Murray y sobre la ciudad, mientras algunos de los asiduos de Drummond marcharon hacia Stirling para distraer a los exploradores del gobierno. Murray no mandó exploradores a pesar de su superior ventaja en caballería.
Hawley pensó que no se atreverían a atacarle y su ubicación a una milla de distancia en la casa Callendar. Según un ayudante, «golpearon las armas» a las 12:00 horas, luego se retiraron y no fue hasta las 14:30 horas, cuando Hawley se dio cuenta de la gravedad de la situación. El clima cambió repentinamente y comenzó a llover y nevar fuertemente, con un fuerte viento que soplaba directamente en las caras de las tropas de Hawley.
Despliegue inicial
Los jacobitas disponían de unos 360 jinetes y unos 5.000 infantes desplegaron en 2 líneas y una reserva:
- Primera línea desplegaron unos 3.200 hombres de izquierda a derecha en 10 RIs en 2 BRIs. La BRI de Murray (1.550) con 5 RIs: de Lochiel (700) mandado por Donald Cameron; de Appin (200) mandado por Charles Stewart de Ardesheal; de Lovat (300) mandado por Simon Fraser; de Farquharson (150) mandado por James Farquharson de Balmoral; de Cromartie (200) mandado por el conde de Cromartie. La BRI del duque de Perth (1.650) con 4 RIs: de Cluny (300) mandado por Ewan MacPerson; de Clanrannald (350) mandado por Ronald MacDonald; Glengarry de Barisdale (400) mandado por Coll MacDonald; Glengarry de Lochgarry (400) mandado por Donals MacDonald; de Keppoch (400) mandado por Alexander MacDonald.
- Segunda línea mandada por O’ Sullivan, desplegaron el RI de Lewis Gordon (500), el RI de Ogilvy (500) y la BRI de Atholl (600).
- Reserva: mandada por John Drummond, grupo de caballería de la izquierda formado el EC de Pitsligo (100), ED de Kilmanock (70); la infantería regular francesa con los irlandeses (250) mandados por Walter Stepleton; y el grupo de caballería de a derecha formado por los guardias (104) mandados por Elcho y Belmerino, y los húsares de Bagot (50) y el escuadrón de Strathallan (36).
El ejército del gobierno se dirigió hacia el sur, más allá de la Casa Bantaskin y subiendo la pendiente de la colina de Falkirk. A pesar de su fracaso en la batalla de Prestonpans, los dragones abrieron la marcha, bajo el mando de Francis Ligonier, sus caballos se atollaron en un terreno pantanoso, frenando a la infantería; mientras que la artillería, que machaba a retaguardia (10 cañones), quedaron atascaron y no pudieron ser liberadas a tiempo para participar en la batalla. La lluvia también afectó los rifles al mojar la pólvora; más tarde se estimó que uno de cada cuatro mosquetes había fallado.
Los dragones se detuvieron al otro lado de la subida, con un terreno pantanoso en las orillas del arroyo (burn) Glen a su izquierda mientras la infantería se desplegaba a su derecha. Disponían de 800 dragones, 5.488 de infantería regular (9 RIs de unos 600 cada uno), 1.500 aliados y 500 milicianos.
- Ala derecha al mando del coronel Francis Ligonier con 800 dragones encuadrados 6 EDs de los RDs de Cobham mandado por el Tcol (teniente-coronel) John Jordan; de Ligonier mandado por el Tcol Shugborough Witney; y el de Hamilton.
- Primera línea los 6 RIs: de Ligonier mandado por el Tcol Geroge Stanhope; del Príncipe mandado por el Tcol Edward Jeffreys; el Royal Scotts al mandado por el Tcol John Ramsay; de Pulteney mandado por el Tcol Thomas Cockayne; de Cholmondley mandado por el Tcol Maurice Pawel; y el de Ewuard Wolfe mandado por el Tcol Edward Martin.
- Segunda línea formada por la milicia de Glasgow detrás de los dragones y los 5 RIs: de Batereau mandado por el coronel John Batereau; de Barrell mandado por el coronel Robert Rich; de Fleming mandado por el Tcol George Jackson; de Munro mandado por Munro de Foulis; de Blakeney mandado por el Tcol Francis Leighton; y de Bluffs al mando del Tcol George Howard.
- Retaguardia la BRI escocesa (800) mandada por John Campbell y la BRI lealista (700) mandada por lord Home.
Desarrollo de la batalla
Carga de los dragones gubernamentales
Murray desmontó y marchó con los MacDonald en el extremo derecho, frente a los dragones; Fundamentalmente, se aseguró de que permanecieran en línea y ordenó que no disparasen hasta que él diera la orden.
Justo después de las 16:00 horas, Ligonier y sus 3 RDs atacaron a los MacDonald, que esperaron hasta que estuvieron al alcance eficaz de los fusiles, y cuando dio la orden dispararon en una salva, ocasionando muchas bajas entre las filas, cuando llegaron al choque, fueron rechazados con grandes pérdidas y como en la batalla Prestonpans, huyeron en desorden; restringido por el pantano a su izquierda, el RI de Wolfe a su derecha, barrieron a la milicia de Glasgow que estaba en su camino y desaparecieron del campo de batalla dirigiéndose hacia el norte, mientras que otros descabalgaron detrás. En pocos minutos, todo el ala izquierda gubernamental estaba barrida; todo lo que les quedaba a los jacobitas para lograr una victoria abrumadora era envolver el flanco derecho de Hawley.
Carga de los Macdonald
Murray con los MacDonald cargaron de frente y de flanco contra los RIs gubernamentales del flanco izquierdo, mientras que el terreno en pendiente y la falta de visibilidad por la lluvia hizo que la brigada de la derecha del duque de Perth no iniciara la carga, dejando a Murray incapaz de determinar dónde estaban las fuerzas.
Finalmente Perth se dio cuenta y cargó contra el flanco derecho gubernamental, los RIs de la derecha mantuvieron sus posiciones, protegidos por el barranco en su frente y repelieron los ataques de la izquierda jacobita, tenían mucho más fuerzas que los jacobitas.
Empleo de la segunda línea jacobita
Murray ordenó que actuara la segunda línea mandada por O’Sullivan, los jacobitas huyeron y muchos no se detuvieron hasta que llegaron a Stirling, donde se dieron a conocer, que habían perdido la batalla. Los jacobitas persiguieron a las tropas gubernamentales hacia Falkirk con la esperanza de saquear, en vez de girar para atacar a la derecha gubernamental por retaguardia.
El segundo al mando de Hawley, el comandante Huske, consiguió reunir los restos del RD de Cobham. Habiendo hecho eso, lanzó un nuevo ataque contra las fuerzas jacobitas más cercanas a ellos. Sin embargo, las tropas francesas, contraatacaron y los expulsaron del campo.
La oscuridad, la tormenta que arreciaba y la confusión general en ambos lados terminaron la batalla; Hawley inicialmente se retiró a Falkirk, pero la mayor parte de su ejército se marcharon por el camino a Linlithgow y finalmente regresaron a Edimburgo, donde se reagruparon.
El comandante de artillería, el capitán Archibald Cunningham, abandonó sus cañones y usó los caballos de transporte para escapar. Cuando los hombres de Huske que se retiraban, arrastraron algunos de los cañones con ellos, pero la mayoría se quedó atrás; Cunningham luego se suicidó cortando las arterias de sus brazos. Ligonier, quien dejó su cama de enfermo en Edimburgo para tomar el mando, murió poco después, mientras que la severidad del clima se demuestra por el hecho de que Cholmondeley sufrió una exposición severa.
Como en la mayoría de las batallas del período, se produjeron más bajas en la persecución que en la batalla. En general se acepta que los jacobitas perdieron 50 muertos y 80 heridos, en su mayoría a la izquierda, mientras que las fuerzas gubernamentales perdieron alrededor de 350 muertos, más otros 200-300 heridos o desaparecidos. Veinte de los muertos eran oficiales, entre ellos Robert Munro y su hermano menor Duncan, quienes fueron muertos en la persecución y luego fueron enterrados en Saint Modan, en Falkirk.
Secuelas de la batalla
Si bien es un éxito jacobita, Falkirk se describe a menudo como una victoria «vacía», ya que el pobre comando y la coordinación los privaron de la última oportunidad para derrotar decisivamente a sus oponentes. Un factor fue la confusión sobre el resultado; desde su posición en la izquierda, Carlos y O’Sullivan inicialmente pensaron que habían sido derrotados.
Murray culpó públicamente a Drummond que mandaba la reserva por llegar tarde y no apoyar su éxito en la derecha, mientras que Perth culpó a Murray por el fracaso de los RIs de MacDonald para apoyar su ataque. Murray también acusó a O’Sullivan de cobardía, a pesar de que apoyó con la segunda línea el ataque del ala izquierda. En medio de estas recriminaciones, Carlos regresó a Bannockburn, donde cayó enfermo, dejando a Murray y los highlanders en Falkirk.
El 29 de enero, Cumberland llegó a Edimburgo y asumió el mando. Varios soldados fueron ejecutados posteriormente por deserción. El pobre liderazgo de Hawley ayudó materialmente a los jacobitas, pero a diferencia de John Cope, nunca se enfrentó a una corte marcial. El escritor Horace Walpole (1717-92) argumentó que era “cincuenta veces más culpable, ya que Cope fracasó por incapacidad, Hawley por insolencia y descuido”.
Las obligaciones militares de los clanes permitían a los jefes proporcionar a un gran número de hombres a corto plazo, la obligación asumida en la guerra era a corto plazo y rara vez se realizaba en el invierno. Después de una batalla exitosa como Prestonpans, muchos se fueron a casa para asegurar su botín y los jefes del clan no pudieron evitar un número similar de «deserciones» después de Falkirk. Cuando Cumberland reanudó su avance el 30 de enero, Carlos le pidió a Murray que preparara un plan de batalla, pero le dijeron que el ejército no estaba en condiciones de luchar.
Esto destruyó los últimos remanentes de confianza entre las dos partes; el 1 de febrero de 1746, el asedio de Stirling fue abandonado y los jacobitas se retiraron a Inverness, con el objetivo de desalojar las guarniciones gubernamentales a lo largo del Gran Cañón (Firth of Forth) y renovar la campaña en la primavera. El castillo de Inverness (Fort George) y Fort Augustus caerían, pero con la fuerza de Cumberland en Aberdeen era inevitable una batalla.