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Antonio Abreu
Antonio Abreu fue un marino portugués y oficial naval que al parecer había nacido en Madeira (las Azores). Participó al servicio de Alfonso de Albuquerque en la conquista de Ormuz en 1507 y de Malaca.
El 25 de julio de 1511, durante la conquista de Malaca, Antonio de Abreu dirigió el junco chino con el que remontaron el río Malaca durante la marea alta, permitiendo que el contingente portugués arribara a tierra y conquistara la ciudad en agosto. Gravemente herido en la cara, después de haber perdido algunos dientes y la lengua, rehusó la propuesta de Albuquerque de abandonar el mando.
En agradecimiento, en noviembre de ese año, después de enviar embajadores a Pegu y a Siam un mes antes de dejar Malaca, Albuquerque confió a Abreu el mando de una flota de tres buques que navegasen en busca de las «islas de las Especias».
Antonio de Abreu era el capitán de la nave principal, la Santa Catarina; el segundo comandante era Francisco Serrão, que era sobrino de Fernando Magallanes, en el barco Sabaia; y un tercer barco, una carabela, estaba bajo el mando de Simón Alfonso Bisagudo, teniendo como piloto a Francisco Rodrigues, un cartógrafo capaz que escribió acerca de esta expedición. Con una tripulación de 120 portugueses y 60 esclavos, fueron guiados por pilotos malayos contratados para guiarlos. Salieron de Malaca en noviembre de 1511.
La expedición estaba justificada porque las islas de Banda era la única fuente mundial conocida de la nuez moscada y el clavo, especias usadas para fines tan variados como saborizantes, medicamentos y conservantes de alimentos, en la época muy apreciadas en los mercados europeos. Los portugueses trataron de dominar sus fuentes, evitando así el circuito tradicional del comercio dominado por los comerciantes árabes que vendían a su vez a los venecianos a precios exorbitantes.
Pilotos malayos, contratados o a la fuerza, guiaron a los barcos de la expedición hacia el este, más allá de Java y lo largo de las islas menores de la Sonda, antes de guiarlos en dirección norte hacia Banda, pasando por la isla de Ambon (Amboina). Cuando el barco de Serrão encalló en Gresik, en Java, tomó a una princesa javanesa como esposa, que le acompañó el resto del viaje.
En 1512 su barco se hundió, pero logró llegar a la isla de Luco-Pin (Hitu), al norte de Ambon (Ambiona). La expedición permaneció en las islas de Banda alrededor de un mes, comprando y embarcando en los barcos nuez moscada, macis y clavo, del que Banda ya era un puesto comercial próspero. Serrão se compró un junco chino comprado a un distribuidor de la región, sustituyendo su barco perdido.
Antonio de Abreu zarpó luego hacia Ambon mientras que su segundo comandante, Serrão, se adelantó hacia las Molucas.
Con una tripulación de nueve portugueses y nueve indonesios, el buque fue sacudido por una tormenta contra un arrecife de una pequeña isla. Su intento de reunirse con Abreu fue impedido por esa tormenta y desembarcó en la isla de Ternate.
Cuando los habitantes de la isla, conocidos saqueadores de naufragios, fueron conscientes del barco hundido de Serrão, se dirigieron al sitio. La tripulación de Serrão se encontraba desarmada y necesitaban ayuda, pero estaban en buen estado. Cuando los saqueadores se acercaron, atacaron a los portugueses y capturaron los dos barcos y sus tripulaciones. Sus salvadores involuntarios se vieron obligados a llevarlos a Ambón, donde desembarcaron en Hitu.
La armadura de Serrão, el mosquete y su experiencia náutica impresionaron a los poderosos jefes de Hitu que estaban en guerra contra Luhu, el principal asentamiento de la península de Hoamal, en la isla de Ceram, cerca de Hitu. Los portugueses también fueron bien recibidos en la región como compradores de alimentos y especias en un momento de bajada en el comercio, causado por la interrupción temporal de las navegaciones javanesas y malayas a la región desde los conflictos de 1511 en Malaca. Los visitantes fueron reclutados como aliados militares y sus posteriores exploraciones fueron vistas por los rivales vecinos de Tidore y Ternate, que enviaron a dos emisarios para inducir a los visitantes a ayudarles.
Aliándose de forma personal en la isla de Ternate, la potencia más fuerte en la región, Serrão pasó a servir como jefe de una banda de mercenarios portugueses al servicio del sultán Bayan Sirrullah, uno de los dos poderosos señores que controlaban el comercio de especias. Después de haber entablado una estrecha amistad, el sultán nombró a Serrão como asesor personal en todas las cuestiones, incluidas las militares (según un documento supuestamente portugués) y familiares. Tras haber sido bien recibido por el Sultán, Francisco Serrão decidió permanecer allí, sin hacer ningún esfuerzo para retornar a Malaca.
Al parecer Serrão murió envenenado, según unas fuentes por el sultán de Tidore cuando fue a comprar especias allí, según otra versión fue envenenado por los comerciantes musulmanes casi al mismo tiempo que Magallanes moría en Mactán.
Abreu regresó a Malaca en diciembre de 1512, desde donde partió en enero de 1513 hacia la India con Fernando Pires de Andrade; luego navegó de regreso a Portugal. Murió en las islas Azores, antes de llegar a territorio continental de Portugal
Los portugueses establecieron su primera fortaleza en la isla de Ternate, el fuerte San Juan y comenzaron con el monopolio del envío a Europa de las especias.
Juan Sebastián Elcano
En 1519 Fernando de Magallanes empezó la aventura de llegar a las Molucas, situadas más allá del límite del tratado de Tordesillas de 1494, tratando de demostrar que estas islas pertenecían a Castilla y no a Portugal. Llegó a las islas Filipinas, enfrentándose en muchas de ellas con los indígenas. En uno de esos enfrentamientos murió Magallanes y su segundo, Juan Sebastián Elcano consiguió completar el viaje. El 8 de noviembre de 1521 los dos últimos barcos de la flota de Magallanes, la Victoria y la Trinidad, llevaron a los primeros españoles a las Molucas, en las Islas de las Especias. En aquella época había cuatro reinos importantes en las Molucas, todos ellos gobernados por musulmanes: Ternate, Tidore, Gilolo (o Jailolo) y Bachan (o Bacan).
Volvió a España desde las islas, en 1522, después de dar la vuelta al mundo navegando siempre hacia el oeste, sin atravesar los territorios dominados por Portugal.
García Jofre de Loaisa
El 24 de julio de 1525, la flota partió de La Coruña al mando de García Jofré de Loaysa acompañado de un plantel de marinos de excepción como el propio Juan Sebastián Elcano, que iba voluntario. La expedición se componía de 6 naos (Santa María de la Victoria de 360 toneladas, Sancti Spiritus de 240, Anunciada de 204, San Gabriel de 156, Santa María del Parral de 96, San Lesmes de 96), y un patache (Santiago de 60 toneladas).
La flota se detuvo en La Gomera, hizo aguada y continuó por la costa africana hasta el golfo de Guinea, donde viró hacia América aprovechando el alisio meridional. En costas brasileñas tomó rumbo sur hasta la Patagonia. Allí, cuando la expedición se disponía a cruzar el paso de Magallanes empezaron los problemas. Fuertes temporales dispersaron los barcos condenando a las tripulaciones a refugiarse en el estrecho durante meses. La flota se separó. La Anunciada decidió continuar el viaje por el cabo de Buena Esperanza y la San Gabriel regresó a España por la costa americana. Para rematar el panorama, la Sancti Espiritus, nao que comandaba Elcano, se hundió tras una tormenta. El resto volvieron a encontrarse para salir a mar abierto.
Frente a las costas de Chile un nuevo temporal de inusitada fiereza les sorprendió. La San Lesmes, que había bordeado el cabo de Hornos por error, se perdió en el océano y de sus tripulantes nunca más se supo. La Santa María del Parral cruzó el océano en solitario hasta arribar a las islas Célebes después de que la tripulación amotinada arrojase al capitán por la borda. La Santiago dio con la costa, se pegó a ella y alcanzó Nueva España, donde se encontraron con otro navío, la Florida, que iba en auxilio de lo que quedaba de la expedición principal, fue apresada por los portugueses su llegada a la zona.
Mucho antes de eso, la nao capitana, la Victoria, que había quedado aislada en mitad del Pacífico, tuvo que enfrentar una epidemia de escorbuto que en solo dos meses se llevó por delante al piloto, al contador y a los tres capitanes que se fueron sucediendo al mando: García de Loaysa, Juan Sebastián Elcano y Alonso de Salazar. Martín Iñiguez de Zarquizano quedó al mando por votación. Podía darse por vencido y buscar el camino de vuelta que ya conocía, o cumplir las órdenes que recibió en La Coruña y tomar las Molucas.
En agosto llegaron a Guam, donde se encontraron un marino español, descolgado de la expedición de Elcano, que les saludó desde la canoa de unos indígenas. De las Marianas pasaron a Filipinas y de allí directos a las islas de las Especies o Molucas. Los portugueses que habían llegado antes, conspiraron con los indígenas para expulsar a los españoles de aquellas islas.
Los españoles crearon un fuerte con dos docenas de piezas de artillería en la isla de Tidore. Los portugueses mandados por Jorge de Meneses, desembarcaron en la isla y derrotaron a los españoles.
Cuando poco después, la nao española la Florida, que acudió en auxilio al mando de Álvaro de Saavedra, llegó y se encontró la isla en manos de los portugueses, también se rindió con su tripulación. Por último, en 1533, el virrey portugués en Goa envió una flota a la isla de Geilolo, que, después de derrotar a las fuerzas del rey local (aliado de los españoles) y quemar su capital, aceptó la rendición de los españoles que quedaban. El último capitán español, Hernando de la Torre, capituló ante el portugués y depuso las armas. De los 450 hombres que habían salido de La Coruña, solamente regresaban 24, derrotados, en un navío portugués que les llevó hasta Lisboa.
Poco después Juan III de Portugal y Carlos I de España, que eran monarcas y cuñados, llegaron al acuerdo de fijar el contra meridiano del Pacífico, por el tratado de Zaragoza, firmado el 1529 entre España y Portugal, se atribuyó las Molucas a Portugal y las Filipinas a España.
España lo volvería a intentar, reafirmándose en sus pretensiones. España envió el 1 de noviembre de 1542, una fuerte expedición militar a la zona, formada por 370 hombres en 6 naves, que fue capturada por los portugueses en Tidore en 1544, lo que permitió a Portugal ser la potencia dominante en las Molucas durante el resto del siglo XVI.