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Antecedentes
Las reclamaciones de Luis XIV se basaron en el hecho de que la dote de su mujer, María Teresa, hija del primer matrimonio del rey español Felipe IV con Isabel de Borbón, no había terminado de ser pagada por Felipe IV. Cuando este murió en 1665, los abogados de Luis justificaron las reclamaciones del rey francés argumentando que las antiguas leyes de Brabante establecían que los Países Bajos Españoles debían ser cedidos en herencia a la hija de Felipe, fruto del primer matrimonio del monarca; y no al hijo heredero fruto de la relación con su segunda esposa, Mariana de Austria, el ya reinante Carlos II. Sin embargo, este derecho (ius devolutionis) según el cual en los Países Bajos solo los hijos del primer matrimonio eran legítimos herederos de los bienes paternos, era vinculante únicamente para el patrimonio privado.
Francia intensificó la presión en las reclamaciones en 1667, y la Monarquía Hispánica se opuso. Francia comenzó los preparativos para la guerra, después del tratado de los Pirineos, las fuerzas armadas francesas se habían reducido bruscamente para ahorrar costes. En 1665 solo contaban 50.000 hombres. Luis XIV, sin embargo, autorizó las preparaciones por las cuales el número de soldados aumentó en 82.000 al comienzo de la guerra.
El 8 de mayo de 1667, Luis XIV transmitió a la corte española una declaración en la que repetía sus demandas. Esta declaración también fue anunciada por los embajadores franceses en todos los tribunales de Europa. La campaña fue presentada no como una invasión, sino como un reclamo de tierras que legítimamente pertenecieron a Luis XIV.
En la primavera de 1667, los franceses desplegaron en 3 cuerpos de ejército, uno de 51.000 hombres, que había sido levantado en cuatro días, estaba el mando de Antoine, duque de Aumont, que desplegó entre Mézières y el mar. El cuerpo principal de 35.000 hombres personalmente mandado por Luis XIV con el mariscal conde de Turena. Un tercer cuerpo bajo el teniente general François de Créquy, marqués de Marines, se colocó a la derecha del ejército principal. Estos tres cuerpos debían internarse en los territorios de los Países Bajos españoles al mismo tiempo, aprovechando la superioridad numérica francesa e impidiendo que los españoles se concentraran contra de ninguno de ellos.
El Imperio español, en ese momento, se encontraba en una situación muy débil, tanto en el plano político y militar como en el económico.
Guerra en Flandes 1667
El 24 de mayo de 1667, las fuerzas francesas cruzaron la frontera hacia los Países Bajos Españoles. Los defensores estaban mal preparados para la guerra y no podían esperar un refuerzo de la madre patria en el futuro previsible. Las fuerzas militares en los Países Bajos Españoles carecían de organización central. Cada gran ciudad tenía su propia zona de responsabilidad y se ocupaba del mantenimiento de sus propios arreglos de defensa. Esta falta de coordinación dejó a las ciudades individuales vulnerables al asedio. Sus comandantes eran relativamente independientes y responsables solo ante el marqués de Castel Rodrigo, quien también mandaba las pocas tropas españolas regulares. Aparte de esto, solo tenía milicias a su disposición, que solo estaban disponibles en la máxima emergencia. Por lo tanto, el pequeño número de tropas disponibles no permitió el establecimiento de un ejército de campaña. En consecuencia, las pocas fuerzas disponibles se distribuyeron en las fortalezas del país, para resistir el mayor tiempo posible. Como resultado, no hubo grandes batallas, con conflictos caracterizados por escaramuzas y asedios.
El 10 de mayo de 1667, el mariscal de Turena recibió el mando supremo sobre las fuerzas francesas. El primer objetivo era la fortaleza de Charleroi, que, debido a su ubicación en el Sambre, dominaba la conexión entre las posesiones españolas del norte y del sur. El marqués de Castel Rodrigo no tenía los medios para mantener esta posición importante, y abandonó la fortaleza, después de destruir todas las fortificaciones. El mariscal Turena ocupó Charleroi el 2 de junio y las fortificaciones fueron reconstruidas por el destacado ingeniero Vauban.
Los franceses acamparon allí durante 15 días, preparándose para avanzar luego contra Mons o Namur.
Los españoles fortalecieron estas fortalezas, pero Turena pasó por alto a Mons y tomó Ath el 16 de junio sin resistencia, después de haber sorprendido a los defensores españoles. Los franceses extendieron las fortificaciones de esta ciudad también.
El objetivo de Turena era cortar Flandes, junto con la ciudad capital de Lille, de las grandes bases españolas en Brujas, Gante, Bruselas y Namur. Por lo tanto, luego se dirigió a Tournai. El 21 de junio, el ejército principal llegó a la fortaleza y la rodeó. Los españoles se rindieron en breve y los franceses entraron el 25 de junio.
Después de la captura de Tournai, Luis XIV ordenó que el conde Duras que se dirigiera a Douai, el ejército principal marchó hacia el oeste a lo largo del Escalda llegando frente a la ciudad a primeros de julio. La trinchera estuvo abierta el 3 de julio. Cuatro días después del comienzo del asedio, las tropas francesas cruzaron la zanja, y atacaron la ciudad, que capituló eses mismo día 7 julio. Al día siguiente, 8 de julio, Luis XIV entró por la puerta de Valenciennes para ir a la Place Saint-Amé, lugar de los orígenes de la ciudad y recibió la llave de oro de manos del cuerpo municipal. Se marchó al día siguiente con 2.000 jinetes a Compiegne.
Mientras tanto, más al norte, el cuerpo del mariscal d’Aumont había avanzado para tomar Bergues el 6 de junio y Furnes el 12 de junio. Turena había aislado Flandes por mar. Después de esto, ordenó a ese cuerpo atacar a Courtrai. Esta ciudad fue conquistada el 18 de julio, y poco después, Oudenaarde fue atacada con éxito los días 29 y 31 de julio.
A través de los avances franceses, Turena había dejado aisladas las fortalezas españolas más importantes de Ypres, Lille y Mons. Sin embargo, en lugar de asediar estos lugares de inmediato, decidió moverse primero contra Amberes, para capitalizar la debilidad de las fuerzas españolas. Este movimiento se estancó entre Gante y Bruselas. El pequeño bastión de Dendermonde, defendido por 2.500 españoles, resistió contra el ejército francés. El mariscal Turena, por lo tanto, se retiró a principios de agosto a través de Oudenaarde y se preparó para asediar Lille.
Este sitio fue la mayor empresa de toda la campaña y duró del 10 al 28 de agosto. A los defensores españoles se les permitió retirarse a cambio de entregar la ciudad. Como el marqués de Castel Rodrigo aún no había sido informado de la caída de la ciudad, envió otro ejército de 12.000 hombres bajo el marqués de Marchin, para aliviar a Lille. El 31 de agosto, este ejército se encontró con el cuerpo francés del marqués de Créquy, que Turena había preparado para cubrir el asedio, y obligó a los españoles a retirarse.
Después de la toma de Lille, Turena solo emprendió una nueva maniobra. El 12 de septiembre conquistó la fortaleza de Aalst, rompiendo la conexión entre Gante y Bruselas. Después de esto, las tropas francesas se limitaron a un bloqueo de Ypres y Mons, y el 13 de octubre se volvieron a sus cuarteles de invierno. La campaña había sido un rápido retroceso por parte de los poderosos franceses contra los débiles españoles, los franceses lo llamaron de promenade militaire (paseo militar). El rápido éxito de los franceses en la campaña conmocionó a los británicos y preocupó a los holandeses.
En España, los preparativos para enviar una fuerza militar a Flandes ya habían comenzado en junio. El gobierno del Regente recaudó más de un millón de pesos y nombró a Juan José de Austria comandante del ejército previsto. Su reputación como general, ya se había empañado después de varias derrotas en la guerra contra Portugal, y cuando evaluó las condiciones en los Países Bajos españoles de manera pesimista; retrasó su partida con el pretexto de la decisión de una comisión teológica, que se había declarado contra una alianza con los protestantes ingleses y holandeses. Al final, otras complicaciones políticas significaron que el ejército español nunca llegó a Flandes.
Guerra en el Franco Condado (1668)
En la campaña del nuevo año, 1668, Luis XIV planeaba conquistar tantos territorios españoles como fuera posible, para usarlos como moneda de cambio en cualquier negociación de paz. Con este fin, planeó tomar el Franco Condado de España antes de la campaña de verano. El Franco Condado estaba listo para ser conquistado por Francia, estando aislado y prácticamente desprovisto de tropas españolas. Había varias razones para la falta de tropas españolas. En primer lugar, Francia generalmente había respetado la neutralidad del territorio y lo había hecho en la última guerra contra España. En segundo lugar, los generales españoles no esperaban un ataque de los franceses en pleno invierno.
Luis XIV instruyó al príncipe Condé para emprender los preparativos para una campaña de invierno contra el Franco Condado. Condé había caído en la desgracia como un ex-opositor del Rey durante la guerra de la Fronda y se le confió un comando militar en 1668 por primera vez en nueve años. Como gobernador de Borgoña, Condé estaba en la mejor posición para preparar un ataque contra el Condado. Con este fin, se estableció un segundo ejército de tropas recién formadas. Louis XIV una vez más acompañó personalmente la campaña. El rey salió de Saint-Germain el 2 de febrero de 1668 para unirse al ejército principal. Fue en este momento cuando recibió noticias de la formación de la Triple Alianza; un espía también le informó que sus miembros estarían preparados para declarar la guerra a Francia.
A pesar de esto, persistió en la campaña, ya que esperaba conquistar territorios que serían una moneda de cambio adecuada en negociaciones posteriores. El mariscal Condé comenzó la invasión el 4 de febrero y el 7 de febrero tomó Besançon. El mismo día, otro cuerpo francés bajo el mando del general François-Henri de Montmorency, duque de Luxemburgo logró tomar Salin. Ambas fortalezas prácticamente no ofrecieron resistencia.
Después de esto, el ejército francés se concentró en tomar la ciudad de Dole. Esta ciudad no se rindió hasta el 14 de febrero después de un breve asedio de cuatro días, en el que 400-500 soldados franceses perdieron la vida. Cinco días después, el 19 de febrero, la fortaleza de Gray también cayó en manos de los franceses. Poco antes, el marqués español de Yenne se había rendido al rey francés, y ahora persuadió al gobernador de Gray para que capitulara. Luis XIV regresó a Saint-Germain, llegando el 24 de febrero de 1668. Después de solo 17 días, todo el Franco Condado estaba ocupado. Las razones de este rápido éxito fueron la sorpresa y la mala preparación de los españoles. Además, la población local tendía a simpatizar con los franceses y, en general, les dieron la bienvenida.
La triple Alianza
Los holandeses, había terminado apresuradamente su guerra, la Segunda Guerra Anglo-Holandesa con Inglaterra. A pesar de la conducción muy exitosa de la guerra, los holandeses firmaron el inconcluso tratado de Breda el 31 de julio de 1667. Después de esto, se ofrecieron para mediar en la guerra entre Francia y España. Luis XIV, sin embargo, rechazó esto en septiembre y continuó tratando de persuadir a los holandeses de dividir los Países Bajos Españoles con los franceses. Estos intentos fueron un fracaso, y Luis XIV jugó con la idea de una guerra contra los holandeses.
Entonces los holandeses intentaron establecer una coalición contra Francia para establecer un límite a la expansión francesa. Sin embargo, no era intención de Witt dañar sus buenas relaciones con Francia al hacerlo. Carlos II de Inglaterra, después del tratado de Breda, comenzó a negociar en secreto una alianza con Francia, que sería hostil a las Provincias Unidas. Pero al mismo tiempo, inició negociaciones con las Provincias Unidas sobre una alianza común contra Francia. Mientras Louis XIV rechazaba la oferta inglesa, Witt estaba receptivo.
El 23 de enero de 1668, las Provincias Unidas, Inglaterra y Suecia concluyeron la Triple Alianza, cuyo objetivo declarado era provocar la renuncia española de ciertos territorios en los Países Bajos Españoles y persuadir a Francia para que limitara sus reclamaciones. Sin embargo, un protocolo secreto adicional también estipulaba que, si el rey francés extendía sus reclamos o debía continuar su campaña de conquista, la alianza usaría la fuerza para empujar a Francia de vuelta a las fronteras de 1659. El reino de Suecia se había unido a esta alianza para obtener los subsidios que se necesitan con urgencia. Al mismo tiempo, Witt aseguró a los diplomáticos franceses que esta alianza no estaba dirigida contra Francia, sino que tenía el propósito de hacer que España renunciara a los territorios especificados. No obstante, Luis mostró un profundo resentimiento contra los holandeses, un aliado, por unirse a la Triple Alianza. Los holandeses habían traicionado a Francia, sentía, y la traición había llegado después de que los franceses apoyaran la causa holandesa de independencia en tantas ocasiones en el pasado. Luis quería vengarse de los holandeses.
Tratado de Aix-la-Chapelle
Después de que Luis XIV había asegurado el Franco Condado, en febrero de 1668, como moneda de cambio, la cuestión inmediata era si debía ceder ante las exigencias de la Triple Alianza, o si debería continuar la guerra. Louvois, así como Turena y Condé estaban a favor de continuar la guerra dado que la situación parecía ventajosa, ya que los españoles estaban debilitados significativamente. Por otro lado, el canciller Hugues de Lionne y el ministro de Finanzas Jean-Baptiste Colbert eran partidarios de que se firmara rápidamente un tratado de paz, porque los costes de continuar la guerra eran incalculables (hasta ahora había costado más de 18 millones de libras); y las condiciones internacionales no hacían probable una victoria. España (13 de febrero de 1668) firmó el tratado de Lisboa con Portugal y ahora podía concentrarse en la guerra con Francia.
Luis XIV se vio obligado a aceptar que Francia no era rival para la coalición de España, los Países Bajos, Inglaterra y Suecia, y, por lo tanto, anunció un alto el fuego hasta finales de marzo de 1668 y comenzó las negociaciones. En abril, las partes involucradas se reunieron en Saint-Germain y negociaron un tratado de paz para el día 13. Desde el 25 de abril en adelante, un congreso se reunió, presidido por el nuncio del Papa Clemente IX, en Aquisgrán, donde el tratado finalmente se firmó el 2 de mayo de 1668.
Durante estas negociaciones, la Triple Alianza logró hacer cumplir sus demandas: Francia abandonó el Franco Condado, incluida la ciudad imperial libre de Besançon, pero primero destruyó todas las fortificaciones de las ciudades de Grey y Dole. Las tropas francesas también tuvieron que retirarse de los Países Bajos españoles. Un total de 12 ciudades conquistadas quedarían en manos del rey francés: Lille, Tournai, Oudenarde, Courtrai, Furnes, Bergues, Douai con la Scarpe, Binche, Charleroi, Ath y Armentiers.