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Fue la primera campaña ofensiva mandada por Juana de Arco, tras liberar Orleans y empezar la recuperación de la ribera del río Loira, tuvo lugar los días 11 y 18 de junio de 1429. Por primera vez en mucho tiempo en que los franceses tomaban la iniciativa. Para lograrlo, tuvieron que adueñarse de los puentes estratégicos de Jargeau, Meung y Beaugency.
Liberación de Orleans (1429)
Orleans estaba defendida por una fuerza francesa compuesta de unos 1.500 soldados y 2.000 habitantes, conducidos por Juan de Donois. El asedio de los ingleses fue feroz, atacando por el lado sur a través del río Loira y por el noreste, estableciendo fortificaciones mientras avanzaban; sin embargo, los franceses lograron resistir.
Tras la batalla de los Arenques, las provisiones de la ciudad francesa comenzaron a agotarse y una buena parte de la nobleza decidió abandonarla en vista del futuro desastre, mientras el delfín Carlos VII lo miraba desde la distancia. Pero en el transcurso de la situación, favorable a los anglo-borgoñones, a causa de un conflicto entre el duque de Borgoña a finales de febrero, cuando ofreció poner la ciudad bajo su protección, Bedford lo rechazó y los borgoñones abandonaron sus posiciones de asedio durante el mes siguiente.
Juana de Arco inició se encontraba en Vaucleurs el 23 de marzo y se dirigió a Chinon para entrevistarse con el delfín Carlos VII, llegando el 6 de abril. Se entrevistó con el delfín y fue enviada a Poitiers para ser interrogada por el parlamento francés en el exilio. Después se dirigió a Poitiers, donde reunió un ejército de unos 10.000 efectivos, a continuación se dirigió a Blois, llegando el 24 de abril, donde se reunió con el Bastardo de Orleans y Etienne de Vignolles conocido como La Hire. fFnalmente se dirigieron a Orleans evitando las plazas de Beaugengy y Meung ocupadas por los ingleses, donde llegó el 29 de abril, cruzando el Loira por el vado de Checy, entre Orleans y Jargeau, y que no estaba vigilado por los franceses, dejando el grueso del ejército al sur del río.
Se embarcaron en pequeñas embarcaciones, posiblemente enviadas desde Orleans y se dirigió a la ciudad entrando por la tarde con 200 hombres de armas, por la puerta de Borgoña de la ciudad.
Juana fue alojada en una de las mejores casas de la villa, en este caso la del tesorero ducal, Jacques Boucher y pasó los primeros días conviviendo con la gente de Orleans.
El 30 de abril, desde las murallas, Juana tuvo un intercambio verbal con el capitán inglés, Guillermo Glasdale. Con una escolta, Juana se acercó dos veces a la posición de asedio inglesa para preguntar por sus dos heraldos que los ingleses tenían prisioneros.
El 1 de mayo, el Bastardo abandonó Orleans en busca del ejército real, que estaba en Blois, con el cual contactó el día 4. Con ellos, atacarían la pequeña fortaleza de Saint Pouair al norte de Orleans, que llevaba a París, con la que los ingleses para defenderla tuvieron sacar 600 efectivos de la pequeña guarnición que quedaba defendiendo el Bulevar de Saint Loup, dejando desguarnecida la fortaleza.
Los ingleses se vieron perdidos y decidieron ir evacuando sus pequeñas fortalezas para concentrar todos los recursos en la orilla sur del Loira, es decir, en las Tourelles (que incluía la barbacana y el convento fortificado de los Augustinos), y en menor medida la bastilla de San Juan Leblanc.
Juana tomó la iniciativa el día 6 de mayo, después de haber enviado tres misivas a los ingleses el día anterior. Saliendo de la puerta de Borgoña, atravesó el Loira pasando las pequeñas islas (Île des Martinets) que había en el medio y colocándose en la más grande, la Île aux Toiles. Desde allí lanzaría un ataque contra la fortificación de San Juan Leblanc. Al verlos venir, los ingleses huyeron al convento de los Agustinos, justo bajo la barbacana de las Tourelles, donde se concentraron y esperaron el ataque francés lanzado desde Leblanc.
En los Agustinos, los ingleses tenían unos 500 hombres, que rechazaron los ataques iniciales franceses con flechas, disparos de ballestas y cañones. La milicia francesa repitió varios asaltos durante toda la tarde. Su objetivo era llenar las zanjas con fajinas y prenderlas fuego. El asalto perdió fuerza por la tarde. Viendo el debilitamiento de los esfuerzos franceses, los ingleses lanzaron un contraataque. La Hire, que había terminado de reunir un pequeño grupo de hombres de armas montados, contrarrestó lanzando una carga francesa que empujó a los ingleses de nuevo a sus fortificaciones. La milicia de infantería francesa recuperó su agresividad con la llegada de algunos refuerzos que habían cruzado el río. Un último asalto francés logró entrar en los Agustinos. Talbot fue incapaz de enviar ayuda debido a que Dunois lanzó incursiones contra la «bastilla» inglesa en San Laurent. Juana participó en el asalto a los Agustinos y supuestamente fue ‘herida’ en el pie pisando un abrojo.
Durante la noche del 6 de mayo, Talbot retiró las guarniciones de las bastillas de San Privie y la isla de Carlomagno, y concentró sus fuerzas en la orilla norte. Esto dejó a la guarnición inglesa en la orilla sur aislada en Les Tourelles y su adyacente barbacana. El día terminó con la ocupación francesa de san Juan Leblanc y los Agustinos.
En la mañana del 7 de mayo, Juana cruzó el río y se unió a los otros comandantes que se habían reunido al este de Les Tourelles y su barbacana adyacente. La barbacana era un imponente recinto amurallado de tierra, madera y piedra. Parte de la pared puede haber consistido en estrechos edificios de paredes de mampostería Esta barbacana estaba rodeada por un foso lleno de agua en todos los lados, menos su lado norte, que bordeaba el río. En el lado este de la barbacana había un puente levadizo sobre el foso. Otro puente levadizo estaba en la entrada al norte.
Los franceses lanzaron un ataque de sondeo sobre las 08:00 horas. Se decidió llenar la zanja con fajinas. A la milicia le fue asignada la tarea. La tarea se completó alrededor de 13:00 horas. Juana acompañó al ejército cuando avanzaba con escaleras de asalto. Fue alcanzada por una flecha mientras intentaba subir por una de las escaleras, era una lesión grave.
La herida de Juana, justo debajo de la línea del hombro y del cuello, era muy dolorosa y la obligó a retirarse del asalto. A medida que avanzaba el día, los franceses se desanimaron en sus esfuerzos, y Dunois consideró dejar el ataque para el día. Juana lo persuadió de que se demorara en hacerlo mientras se retiraba a rezar en privado. Su estandarte era sostenido por un soldado apodado “el Vasco”, avanzó hacia el foso (algunas fuentes dicen que fue la misma Juana que tomó el estandarte), fuera como fuese, hizo que los franceses siguieran al estandarte y penetraron con éxito en la barbacana.
Los franceses colocaron una barcaza con material incendiario bajo el puente levadizo entre Les Tourelles y la barbacana. Prendieron fuego, y el puente se derrumbó cuando el comandante inglés y su último contingente de soldados intentaron cruzar y retirarse. Mientras tanto, las milicias de la ciudad asaltaban la puerta del norte. Este ataque dio como resultado la toma de Les Tourelles. A última hora de la tarde del 7 de marzo, Juana y muchos de los guerreros franceses regresaron a Orleans por el puente del Loira.
A la mañana siguiente, 8 de mayo, los ingleses salieron de sus bastillas restantes al noroeste de la ciudad y se formaron para la batalla. Se supone que el comandante inglés, Suffolk, posicionó a los arqueros que tenía en la posición táctica inglesa usual en las alas. Juana aconsejó un ataque y en su lugar ordenó que una misa dominical se llevara a cabo al aire libre. Los ingleses no tuvieron más remedio que volver y retirarse de Orléans. Algunos de los franceses procedieron a dirigir pequeños ataques contra la columna inglesa que se retiraba hacia Meung.
A partir del levantamiento del sitio, los franceses se dedicaron durante un mes al reclutamiento y consolidación de fuerzas para la próxima fase de las operaciones. A principios de junio se celebró una reunión de los generales en la que estuvo presente el delfín Carlos, donde se decidió la estrategia a seguir: limpiar completamente el valle del Loira y desalojar a las tropas inglesas.
El ejército francés se reunió y organizó en Orleans y Juana se encontró allí con los demás el día 9 de junio. Ese mismo día el ejército se puso en marcha hacia Jargeau, primer objetivo para su campaña del Loira.
El ejército inglés, al mando de sir Juan Fastolf, había abandonado París el día anterior con varios miles de hombres dirigiéndose al encuentro del enemigo.
Batalla de Jargeau (1429)
Jargeau era una pequeña aldea en la margen sur del Loira, en la Francia central, ubicada a unos 16 kilómetros al este de Orleans. Los ingleses la habían ocupado varios años antes pensando en utilizarla como base de retaguardia para una posterior invasión a la Francia meridional. Por ese motivo, habían fortificado el pueblo con una muralla y varias torres, baluartes y contrafuertes. Por fuera habían cavado un profundo foso.
La ciudad había crecido, y ahora muchos suburbios se encontraban en el exterior de las defensas. Para garantizar el cruce del río, las fuerzas inglesas habían fortificado también el puente del pueblo. Este puente sería de vital importancia estratégica en fases posteriores de la guerra de los Cien Años.
Jargeau estaba defendida por unos 700 ingleses, equipados con armas de fuego, mandados por Guillermo de la Pole, primer duque de Suffolk.
Juana ordenó, como mandaba la lógica, atacar primero los suburbios de extramuros. Al ver esto, los ingleses salieron de las murallas y rechazaron el ataque, retornando luego a la seguridad del muro.
A la mañana siguiente del 12 de junio, Juana intimó a los ingleses a la rendición, oferta que fue rechazada. En consecuencia, la joven ordenó un poderoso ataque de artillería, seguido por un asalto con máquinas de asedio, con el que rápidamente consiguió tomar una de las torres de la ciudad.
Consciente de que el fracaso estaba muy cerca, Suffolk comenzó negociaciones de rendición con los comandantes franceses por separado, especialmente con La Hire, lo que desagradó a Juana por considerarlo una violación flagrante de los protocolos de la guerra.
Decidida a terminar la batalla como fuese, Juana mandó colocar las escaleras de asalto y el gran ejército francés trepó las murallas de Jargeau. La propia comandante sobrevivió milagrosamente cuando un proyectil de piedra le golpeó en la cabeza, partiéndose en dos, mientras encabezaba el asalto. La adecuada protección del casco que llevaba puesto le salvó la vida en aquella oportunidad.
Ya en la cima de la muralla, se produjo una gran matanza de ingleses, que sufrieron enormes pérdidas merced a la gran inferioridad numérica en que se encontraban, forzando a Suffolk a rendirse. El comandante inglés sobrevivió y fue hecho prisionero por Juana de Arco.
Por parte de los ingleses, la cifra de muertos y heridos ascendió a entre 300 y 400 hombres, aproximadamente la mitad de sus fuerzas. Las bajas de los franceses fueron muy pocas, y se concentraron particularmente durante el asalto a las murallas.
Batalla de Meung-sur-Loire
Después de conquistar Jargenau, el ejército francés volvió sobre sus pasos y se dirigió a Meung-sur-Loire, su segundo objetivo. Las defensas que los ingleses habían desarrollado, consistían en la muralla de la propia ciudad, las fortificaciones del puente en sí y un enorme castillo amurallado ubicado a poca distancia del pueblo, que el comandante Shrewsbury y su adjunto Scales utilizaban como cuartel general.
Juana y su segundo, el duque de Alençon, mandaban una fuerza de aproximadamente 7.000 hombres. Al competente grupo de oficiales de los que se habían rodeado incluían a Barbazul, Jean de Dunois, Jean Poton de Xantrailles y La Hire.
El numeroso ejército francés efectuó un violentísimo ataque frontal contra las fortificaciones del puente y alcanzó a capturarlo en un solo día. A partir de entonces, el resto fue solamente una operación de limpieza sobre el castillo y la ciudad. Al anochecer de ese mismo día todos los ingleses estaban muertos, heridos o en fuga, y Juana controlaba ya la mayor parte de los puentes sobre el Loira. Esto no solamente le permitió mover sus tropas y suministros de un lado al otro, sino que impidió a los ingleses hacer lo mismo.
Después de esta batalla, solo restaba recuperar el puente de Beaugency para que Juana tuviese el control total de la región.
Batalla de Beaugency
Beaugency era una de las ciudades que controlaban uno de los principales puentes sobre el Loira, como Meung-sur-Loire y Jargeau. Llegó a la vista de la ciudad, el ejército francés entró sin resistencia; la guarnición inglesa, mandada por el alguacil de Evreux, Richard Guétin, compuesta por cerca de 500 hombres, que encerró en el castillo, desde donde podía defender y controlar el puente, el verdadero objetivo del ataque.
Los franceses desplegaron la artillería y comenzó un intenso bombardeo de las murallas del castillo, poniendo sitio a la guarnición inglesa.
Mientras que las operaciones militares estaban en curso, el condestable Arturo de Richemont, que había luchado contra los ingleses, luego a favor de ellos y entonces había caído en desgracia en la corte, principalmente a causa de su enemistad con el duque Juan II de Alençon; había reunido una importante fuerza de más de 1.200 efectivos, de los cuales 400 eran hombres de armas fuertemente armados y se dirigió hacia el valle del río para prestar auxilio a Juana, que tenía graves problemas de reclutamiento.
A pesar de las protestas de Alençon en contra de Richemont, Juana aceptó su ayuda. Esta decisión le costaría muy cara: en efecto, tiempo después, Juana misma caería a su vez en desgracia por haber confraternizado con un enemigo de la corte como Arturo.
Viendo el refuerzo de fuerzas sitiadoras, el comandante inglés Richard Guétin, envió a Juana de Arco un mensaje de rendición. Pondría en manos de la Doncella y el duque de Alençon el castillo y el puente en la madrugada del día siguiente, exigiendo a cambio de un salvoconducto para ellos y sus soldados; que dejarían Beaugency llevando solamente sus caballos, su armadura, y dando su palabra de no tomar las armas antes de diez días.
Informes de inteligencia habían informado que refuerzos ingleses venían desde París al mando de sir Juan Fastolf para levantar el sitio, lo que aconsejaba aceptar la rendición lo antes posible.
Los jefes franceses extendieron a los sobrevivientes ingleses salvoconductos para abandonar la región. El 17 de junio 1429 el ejército francés entraba en Beaugency.
Ya libre de enemigos a su retaguardia, Juana hizo que sus tropas volvieran grupas y se dirigieran de inmediato a atacar a los ingleses, que se dirigían, esta vez en campo abierto, en lo que sería la decisiva batalla de Patay.
Batalla de Patay
Lord Talbot y sir Juan Fastolf habían partido de París con un ejército de refuerzo de unos 5.000 efectivos, inmediatamente después del levantamiento del sitio de Orleans por Juana de Arco. Al saber que Jargeau había caído, este último optó por la retirada, pero Talbot no era de la misma opinión, y el ejército prosiguió hacia Beaugency, pretendía enfrentarse a los franceses en circunstancias que sabía ventajosas, es decir en campo abierto. Al acercarse a dicha ciudad y saber que también había caído, Talbot se dirigió a Meung para establecer contacto con la población.
Al atardecer del 17 de junio, los ingleses intentaron tomar la casilla de los guardias del puente sobre el Loira que se encontraba al sur de Meung-sur-Loire con artillería, pero no lo consiguieron hasta el amanecer del día siguiente. Conscientes de que el ejército francés se dirigía hacia ellos, Talbot y Fastolf decidieron retirarse hacia Janville, por miedo de ser sorprendidos por una fuerza enemiga que los sobrepasaba en hombres y en número de cañones. Por añadidura, a las 8 de la mañana, recibieron la noticia de que Juana de Arco había logrado tomar Beaugency el día anterior.
Al amanecer del 18 de junio, ejército francés con unos 8.000 efectivos, partió de Beaugency y se dirigió hacia Janville en persecución de los ingleses. La vanguardia estaba mandada por Étienne de Vignolles conocido como «La Hire» con 1.500 jinetes, el cuerpo principal de los franceses estaba bajo el comando del duque de Alençon y Dunois, mientras que Juana y el conde de Richemont mandaban la retaguardia.
Casi al mediodía, la vanguardia francesa pasó por el pueblo de San Segismundo y se estacionó unos 6 km al sur del sitio donde estaban los ingleses, pero ninguno de los bandos sabía exactamente donde estaba su enemigo.
Sir Juan Talbot, colocó cerca de 500 arqueros, a retaguardia en el borde de un pequeño barranco, como fuerza de cobertura. A unos centenares de metros al noreste, detrás de una de las pequeñas alturas de la zona, la vanguardia de la fuerza inglesa se detuvo. Fastolf, había ordenado a sus hombres descansar al mediodía. Fastolf estaba algo preocupado, ya que la mayoría de sus hombres eran reclutas, y tenían poca experiencia en batalla.
Los franceses también hicieron el alto del mediodía, La Hire envió exploradores a pie para detectar al ejército inglés, los exploradores franceses se acercaron a la zona donde los arqueros habían acampado, pero no vieron ninguna señal de los ingleses. Entonces, ocurrió una de las acciones que cambian el curso de la historia. Cuando los exploradores franceses realizaban su búsqueda, espantaron a un ciervo que se dirigió a donde los ingleses estaban escondidos. A la vista del animal corriendo, un grito de caza se elevó entre los ingleses; probablemente incluso algunos arqueros tomaron posiciones para batir al animal. Al oír ese ruido, los exploradores franceses volvieron y corrieron tan rápido como les fue posible hacia el campamento temporal de su ejército.
La Hire mandó un mensajero a Juana pidiendo instrucciones, esta le respondió “haced uso de las espuelas”, el mensajero se quedó perplejo, “Decís que debemos huir de los ingleses”, “no”, contestó Juana, “son ellos los que tienen que huir de nosotros”.
La Hire y Xantrailles, comandantes franceses, formaron los 1.500 jinetes de su vanguardia para el ataque, desplegando sus fuerzas en un centro y ambas alas.
Los arqueros ingleses también habían detectado a los franceses y estaban colocando sus estacas para repeler la caballería, ocupaban una posición elevada en lo que se conoce como el valle de la Retrêve, que era una pequeña depresión.
Cuando vieron la formación francesa, los arqueros dejaron las estacas, encordaron los arcos y se prepararon para recibir a los franceses con una lluvia de flechas. El terreno estaba duro y la carga francesa de inmediato se convirtió en una matanza: los franceses pasaron sobre las estacas a medio colocar y obligaron a los arqueros ingleses a huir ante la carga de la caballería francesa.
Después de acabar con los arqueros, la caballería francesa continuó a caballo por la antigua calzada romana, dirigiéndose directamente a las tropas bajo el mando de Fastolf.
Los ingleses hicieron lo mejor que pudieron para detener la carga francesa. Aunque los ingleses disponían de superioridad numérica, no pudieron hacer nada, muchos huyeron. Después de menos de una media hora de lucha, la fuerza inglesa se desvaneció, la mayoría de las víctimas inglesas en la segunda fase de la batalla tuvo lugar durante la retirada desordenada.
Tras el ataque de la vanguardia llegó el cuerpo principal francés que, en menos de una hora, dejó al campo inglés cubierto de muertos y heridos. Las bajas inglesas fueron de 2.000 muertos y 500 prisioneros. Los franceses 100 muertos.
Tanto Talbot como Shrewsbury cayeron prisioneros junto a muchos otros nobles ingleses. Sin embargo, Fastolf consiguió escapar con una pequeña guarnición, por lo que fue acusado de cobardía y cayó en el mayor descrédito, a tal punto que Juan, duque de Bedford, lo culpó por la derrota y le quitó su rango de caballero.
Tras la batalla, el ejército francés se dirigió hacia el Gien, las puertas de todas las ciudades se abrieron con excepción de Troyes, que se resistió y capituló el 10 de julio. Después se sometieron Chalôns, y Riems donde el Delfín fue coronado.
En 1433 finalizó el conflicto entre los borgoñones y los armañacs tras 25 años de duración, firmando la paz de Arras. Inglaterra se quedaba sin su aliado, pero trajo como consecuencia que el país se vio inundado por soldados desmovilizados llamados los écorcheurs (desolladores), porque desalojaban a sus víctimas de todo cuando llevaban encima. La anarquía se adueñó de Francia y en algunas provincias se produjo emigraciones en masa.
El cansancio tanto de ingleses como franceses llegó a tal punto que el 16 de abril de 1444 se firmó una tregua de cinco años que se denominó la tregua de Tours, hasta 1449.