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Batalla naval de Bizancio (317 AC)
Antígono expulsó a Clito el Blanco de su satrapía de Lidia en el 318 AC. Clito huyó a refugiarse con Poliperconte y este le entregó una gran flota y lo envió al Helesponto a principios del verano del 317 AC.
Antígono había pasado el otoño y el invierno del 318 AC en Asia Menor occidental consolidando su posición y reuniendo una flota. Despachó a Nicanor con una escuadra de entre cien y ciento treinta barcos para enfrentarse a Clito en el Helesponto mientras él marchaba allí por tierra con un ejército. Clito estaba ya en el Helesponto con una flota ligeramente mayor.
Las dos flotas chocaron cerca de Bizancio y Clito se alzó con la victoria: privó a Nicanor de 70 entre las que le hundió, le averió y le arrebató; el resto se retiró a Calcedonia, donde se reunió con Antígono y su ejército. Antígono ordenó a los 70 navíos que aún conservaba que se aprestasen para reanudar las hostilidades, y embarcó en ellos a tropas selectas, las más leales. Mientras, los bizantinos transportaron a sus arqueros, honderos y peltastas a Europa, donde se hallaban acampadas las tropas de Clito. Al amanecer del día siguiente, Antígono atacó por tierra y mar y sorprendió por completo al enemigo, cuyas fuerzas cayeron muertas o fueron apresadas casi sin excepción.
No obstante, Clito escapó con un único barco, pero tuvo que embarrancarlo y tratar de alcanzar Macedonia por tierra. Fue capturado y muerto por algunos soldados fieles a Lisímaco. Esta victoria realzó la reputación militar de Antígono: era la tercera seguida que obtenía y le permitió librarse de la amenaza de Peliperconte en Asia. Partió de inmediato a enfrentarse a Éumenes, que le causaba problemas en Cilicia, Siria y Fenicia.
Antígono llegó a Mesopotamia en el verano de 317 AC, y recibió el apoyo de Peitón y Seleuco. Ambos marcharon sobre Susa, donde Seleuco comenzó el asedio, mientras Antígono se dirigió contra Éumenes.
Antecedentes de la batalla
La tentativa de atravesar el río Coprates fue un desastre, donde Antígono perdió miles de hombres, así que decidió remontar hacia Media. Éumenes se retiró hacia Persia, al sudeste.
Entonces, Antígono emprendió el proyecto de sorprender a su adversario en sus cuarteles de invierno. Por caminos escarpados, estimados impracticables para un ejército, cayó sobre los acantonamientos diseminados de Éumenes.
En el otoño de 317 AC, Éumenes movilizó su ejército contra el de Antígono. Ambos ejércitos reconocieron las fuerzas adversarias, en los que hubo varias escaramuzas de caballería y Éumenes decidió dirigirse a la ciudad de Gabiene que ofrecía recursos y suministros, Antígono le persiguió y le obligó a presentar batalla en las tierras de los paraitacenos, al noreste de Susa.
Antígono contaba con 28.000 infantes, 9.000 jinetes y 65 elefantes, Éumenes contaba con 35.000 infantes, 6.000 jinetes y 120 elefantes.
Despliegue inicial
Éumenes desplegó:
- Ala izquierda bajo el mando de Anfímaco con 3.150 jinetes ligeros apoyados por peltastas y cubiertos por 45 elefantes.
- Centro con 3.000 hipaspistas de Susa mandados por Teatomos, 3.000 argiraspidos o escudos de plata (eran los hipaspistas de Alejandro que se cambiaron de nombre tras la batalla de Hidaspes para distinguirse de otros hipaspistas y que contarían entre 50 y 60 años) mandados por Antígenes, a continuación 12.000 mercenarios hoplitas y 12.000 falangitas nativos o pantodapoi cubiertos por 75 elefantes e infantería ligera.
- Ala derecha bajo su mando, dispuso 2.300 jinetes pesados de los cuales 800 eran compañeros mandados por Tepolemos.
Antígono dispuso su ejército en orden oblicuo:
- Ala derecha mandada por su hijo Demetrio colocó 5.000 jinetes, de los cuales 1.000 eran arqueros montados y 2.000 tarantinos armados con jabalinas y escudo pequeño.
- Centro colocó 8.000 falangitas macedonios bajo el mando de Policrates, a continuación 8.000 falangitas nativos o pantodapoi bajo el mando de Hipostratos, 3.000 licios y paflagonios y a continuación 6.000 hoplitas mercenarios, delante colocó los 65 elefantes protegidos por peltastas y arqueros.
- Ala izquierda desplegó 3.500 jinetes entre los que estaban 1.000 compañeros al mando de Peitón.
Primera Fase
La batalla la comenzó Antígono con una carga de la caballería dirigida por Peitón, que atacó la caballería pesada de Tepolemos, quién la rechazó y dispersó.
En el centro mientras tanto, las falanges se enzarzaron en lucha, logrando ventaja Éumenes debido a la habilidad de los argiráspidos o antiguos hipaspistas, que eran muy veteranos. Con su caballería ligera en desbandada y su falange siendo rechazada, la situación parecía grave para Antígono.
Segunda Fase
Sin embargo, Antígono se dio cuenta de que el fuerte avance de los argiráspidos los había llevado a adelantarse a sus compañeros, dejando al descubierto un hueco en el flanco derecho entre el centro y su caballería. En una audaz maniobra penetró por el hueco y desbarata la caballería de Éumenes. Una vez derrotado el flanco izquierdo de Éumenes, Antígono mandó una parte de su caballería pesada cargar contra la retaguardia de los argiráspidos y la otra parte, atacar a la caballería del flanco derecho adversaria.
El ataque fue un éxito, y consiguió equilibrar la balanza evitando la que parecía inevitable victoria de Éumenes. La intensidad de la batalla disminuyó entonces, con ambos bandos tratando de reagrupar sus unidades hasta el ocaso, en que Éumenes mandó retirar a las tropas dejando el campo de batalla para Antígono, que se hizo cargo de muertos y heridos.
Secuelas
Antígono el Tuerto se proclamó el vencedor, si bien sus bajas fueron mayores, con 3.700 infantes muertos y cerca de 4.000 heridos. Las fuerzas de Éumenes tuvieron solo 540 infantes muertos y cerca de 1.000 heridos.
En las jornadas posteriores al choque, los dos contendientes se alejaron el uno del otro para establecer sus cuarteles de invierno, manteniendo una distancia prudencial para no perder sus posiciones. Al año siguiente se libraría la batalla definitiva en Gabiene.