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Levantamiento en Bactriana
En Bactriana estalló una revuelta entre los colonos griegos instalados por Alejandro en los asentamientos militares, a fin de proteger esta frontera particularmente vulnerable.
Considerándose a sí mismos como exiliados, exigieron su repatriación desde 325 AC. Las colonias militares fundadas por Alejandro en Bactriana y en Sogdiana estaban, en efecto, pobladas mayormente por colonos griegos. Tras la muerte del soberano, este movimiento fue cobrando impulso y se combinó, aparentemente, con un levantamiento bactriano. Los rebeldes formaron un ejército estimado en 20.000 hombres de infantería y 3.000 jinetes.
Pérdicas reunió un ejército integrado por macedonios designados al azar (porque eran reacios a regresar a las tierras de la Alta Asia) y por tropas orientales reclutadas en las distintas satrapías. Encargó a Peitón, sátrapa de Media, que terminase con la insurrección.
Éste utilizó la traición para vencer a los colonos griegos, pero, contrariamente a las órdenes de Pérdicas, quien le había ordenado exterminar a los insurgentes, aceptó su rendición. Los soldados no respetaron el tratado porque consideraban que no tiene otro objetivo que servir a las ambiciones de Peitón, por lo que masacraron a todos los colonos, con la intención de hacerse con el botín prometido por Pérdicas. Bactriana fue confiada entonces al sátrapa de Aria y Drangiana, el chipriota Estasanor de Soli, quien se hizo así con un vasto territorio.
Una vez sofocadas las insurrecciones de Grecia y Bactriana en el verano del 322 AC, en el invierno siguiente, dos hombres cimentaron su relación con una alianza matrimonial; Crátero tomó como esposa a Phila, segunda hija de Antípatro. Phila era la viuda de Balacro, uno de los primeros «somatophylakes» o «guardaespaldas», el círculo íntimo de los principales oficiales de estado mayor que asistió a Alejandro. Sin ser una belleza, era sin embargo una mujer sabia y sensata; que se convirtió en un asesor de confianza de su futuro esposo.
Antípatro había acordado con anterioridad con Pérdicas la solicitud de la mano de Nicea; para unir Crátero con el regente. No obstante, el viejo zorro también hizo propuestas a Ptolomeo, ofreciéndole su hija menor, Eurídice. Antípatro esperaba que la política de enlaces traería la paz, pero Olimpia la madre de Alejandro y Éumenes de Cardia tratarían de desbaratar sus planes.
Comienzo de las hostilidades
Pronto comenzaron las hostilidades entre los diádocos, cada uno de los cuales quería ampliar sus territorios.
Pérdicas de forma unilateral se autotituló prostates, cargo que legalmente correspondía a Crátero. Pérdicas, el regente, fue acusado por los demás generales de querer restablecer la monarquía cuando se casó con Cleopatra hermana de Alejandro, y para ello se divorció de la hija de Antípatro. Se formó una coalición contra él formada por Antípatro, Crátero, Antígono, Lisímaco y Ptolomeo, quedándole tan solo el apoyo de Peitón, Seleuco y Éumenes de Cardia, que era el único general no macedonio y que había sido secretario de Alejandro.
Pérdicas y el ejército dejaron Babilonia, para irse de campaña hacia Asia Menor, dejó a cargo de la construcción del catafalco para llevar a Alejandro a su distante tumba a un oficial llamado Arrideo. El magnífico carruaje funerario tardó casi un año en estar listo.
Salió de Babilonia a primeros de septiembre del 321 AC, hacia Siria. Pero Arrideo hizo un acuerdo con Ptolomeo, y condujo la procesión en dirección sur hacia Egipto cuando se aproximaba a Damasco, en vez de ir al norte hacia Macedonia, el catafalto era enorme y estaba tirado por 64 mulas e iba acompañado por una escolta mandada por Arrideo.
Pérdicas recibió esta noticia con una semana de retraso e inmediatamente mandó un contingente de caballería, bajo las órdenes de los comandantes Átalo y Polemón, para que persiguieran a Arrideo. Podrían haber capturado al lento catafalco, pero Ptolomeo había ido al norte con su ejército para escoltarlo, así que los hombres del regente fueron rechazados.
Una vez en Egipto, Ptolomeo enterró temporalmente el cuerpo de su viejo amigo, en Menfis, la capital de su satrapía. Con el tiempo, lo trasladaría a una elaborada tumba que construiría en su nueva capital de Alejandría, en la desembocadura del Nilo; una ciudad entonces en construcción.
En Grecia, Antípatro y Crátero estaban en la marcha hacia el Helesponto; mientras Antígono se disponía a tomar una nave de Caria, para abrir otro frente en la guerra. Pérdicas espera a la primavera en Cilicia, para marchar sobre Ptolomeo. Y Ptolomeo estaba contratando mercenarios en previsión de desafiar el poder del regente.
Pérdicas estaba ahora entre dos frentes, había decidido marchar primero contra Antípatro, pero la captura del catafalco le puso furioso y decidió atacar primero a Ptolomeo.
Lo primero que hizo fue enviar a la flota real bajo el mando de Clito el Blanco con instrucciones de patrullar el estrecho y evitar el cruce de las fuerzas de Antípatro. También dio el mando de las fuerzas de Anatolia a Éumenes, y él con el resto de fuerzas se dirigió a Egipto.
Guerra en Egipto
Pérdicas inició la marcha desde Cilicia a Damasco para atacar Egipto en la primavera del 320 AC. Sin embargo, intentó dos veces forzar el cruce del Nilo, fallando en ambas oportunidades y teniendo como consecuencia enormes pérdidas entre sus propias tropas, que se estima en 2.000 hombres.
Muchos fueron arrastrados por el río y devorados por cocodrilos. Los propios oficiales del regente Antígenes, Peitón y Seleuco asesinaron a Pérdicas con sus lanzas y ofrecieron la regencia a Ptolomeo, quien la rechazó cortésmente. Aun así aprovisionó de nuevo al ejército y lo envió de vuelta al norte con algunos de sus hombres (uno de los cuales era Arrideo).
Guerra en Anatolia
Mientras tanto en Europa, Clito el Blanco se pasó al enemigo, permitiendo el cruce de los ejércitos de Antípatro y Cratero a Asia. En la primavera de 321 AC, Antígono desembarcó sus tropas en Éfeso, mientras que Antípatro y Crátero comenzaron a atravesar el Helesponto.
Para complicar aún más las cosas, Antigonas (actuando como subordinado de Antípatro) había establecido una cabeza de puente en el suroeste de Anatolia, aterrizando allí a principios de la primavera con 3.000 soldados; y estuvo a punto de capturar a Éumenes en Sardes. Los sátrapas locales, Asandro de Caria y Menandro de Lidia se habían pasado inmediatamente a los aliados. Con estas fuerzas detrás de él, Éumenes no pudo de ninguna manera intentar bloquear a Antípatro y Crátero el paso del Helesponto hacia Asia. No tuvo más remedio que replegarse hacia su propia satrapía de Capadocia, y alertó a Pérdicas del desembarco.
Éumenes al mando de los ejércitos de Asia Menor, que estaban en esa época bajo control de Alcetas, hermano de Pérdicas, y de Neoptólemo, sátrapa de Armenia. Esto puso en aprietos a Éumenes, pues Alcetas rehusó colaborar, y se replegó a Pisidia. El motivo era que sus soldados «sentían vergüenza de combatir contra Antípatro, y no tenían más que buenos sentimientos hacia Crátero«. Por su parte, Neoptólemo, jefe de los hipaspistas de Alejandro, no mostró nunca consideración hacia Éumenes, y aceptó las propuestas de alianza de Antípatro, retirando gran parte de la falange macedonia. Éumenes recibió a los embajadores del regente de Macedonia, pero rehusó toda negociación.
Interceptó a Neoptólemo en la Frigia helespóntica en abril de 321 AC, Neoptólemo tenía ventaja en infantería, Éumenes no tenía infantería pesada para oponerse a la falange macedonia de Neoptólemo. Sus fuerzas probablemente eran un grupo mixto de tropas ligeras asiáticas y quizás algunos mercenarios griegos extraídos de las guarniciones locales. Sin embargo, Éumenes tenía su caballería noble capadocia de 6.000 jinetes pesados y otros 300 lanceros greco-macedonios de su Agema (guardia). El número de caballería que Neoptólemo tenía a su mando parece haber sido insignificante, quizás no más que su propia Agema de unos 300 jinetes.
En la batalla resultante de la que no se conoce ni el nombre ni la ubicación, los macedonios de Neoptólemo se separaron y persiguieron a la infantería más ligera del centro de Éumenes. Sin embargo, la caballería de Capadocia barrió los flancos y capturó el campamento de Neoptólemo; en el que se guardaba el equipaje de los soldados, sus familias, las mujeres que los seguían y los niños que tenían. Con este movimiento, Éumenes había capturado una poderosa moneda de cambio.
Habiendo capturado el campamento, Éumenes y sus masas de caballería se volvieron y cargaron hacia la retaguardia del enemigo. Al parecer, la pérdida de su campamento había pasado desapercibida, posiblemente ocultada por las nubes de polvo que levantaba la caballería. Persiguiendo a la infantería ligera que huía, la falange macedonia de Neoptólemo rompió la formación, quedando vulnerables a un ataque de caballería. De repente llegaron los escuadrones de Éumenes, que cargaron por retaguardia. Los macedonios se rindieron en masa levantando las picas en señal de rendición.
Neoptólemo consiguió escapar, con su agema personal, y se refugió en el campamento de Crátero.
Batalla del Holesponto (321 AC)
Eumenes había ganado la primera batalla de la Primera guerra de los diádocos; y con ello prestigio. Había añadido a su ejército de una fuerza de infantería macedonia de primera, equilibrando sus ya muy fuertes fuerzas de caballería.
Antípatro trató, sin éxito, de concluir una alianza con Éumenes, por lo que se decidió que Crátero y Neoptólemo marchasen contra él, mientras que Antípatro debía llegar a Cilicia.
Las fuerzas de Crátero avanzaron por el centro de Anatolia, mientras que Antípatro con las suyas marcho hacia las puertas Cilicias para cortar la retirada de Éumenes e impedir que recibiese refuerzos.
Las fuerzas de Crátero y Éumenes se encontraron en el centro de Anatolia, y ambas fuerzas desplegaron para la batalla.
Éumenes situó su caballería pesada de Capadocia, 5.000 hombres, en su ala izquierda mandada por Farnabazos hijo Artabazos, cuñado de Éumenes; enfrente de donde Crátero estaría dirigiendo su ala derecha con su caballería que disponía de menos efectivos.
Éumenes se situó en el ala derecha (lugar desde donde los generales de los ejércitos greco-macedonios se situaban para dirigir la batalla); con sus 300 Agema o guardia, en frente estaba Neoptólemo.
Éumenes situó en el centro su infantería (20.000 infantes de todas las razas, de los cuales entre 3.000-5.000 eran falangitas macedonios.
Crátero había dispuesto su ejército para la batalla como Éumenes había previsto: él en el ala derecha con 2.000 jinetes. En el centro la infantería unos 20.000 la mayoría eran falangitas macedonios apoyados por peltastas. Neoptolemus en el ala izquierda con sus 300 la Agema.
Cratero tenía una infantería superior, pero para su desgracia su caballería era inferior.
El ataque lo comenzó Éumenes atacando por ambas alas con su caballería, dejando la infantería detrás.
Crátero, arengando a sus tropas, les prometió el botín del campamento de Éumenes. Luego, ordenó un avance general, se adelantó a la cabeza de su propia caballería de derecha, dejando rápidamente atrás a la infantería de su falange. Se desconocen sus intenciones.
Crátero se encontró con una formación cerrada de jinetes pesados capadocios que cargaban contra él. Las dos masas de caballos chocaron. Plutarco dice que las lanzas se rompieron rápidamente, y continuaron la lucha con espadas. Crátero, se había quitado el casco, para no ser reconocido fácilmente, recibió un lanzazo y cayó del caballo, siendo pisoteado en el cuerpo a cuerpo de caballería sin que fuera reconocido.
Los capadocios mejor protegidos y superando en número a su enemigo por más de 2 a 1, pusieron a los jinetes de Crátero en fuga y los supervivientes se refugiaron detrás de su falange que avanzaba lentamente.
Al mismo tiempo, en el ala opuesta, Éumenes y Neoptólemo condujeron a sus respectivas agemas de 300 jinetes a la carga, retirándose y cargando de nuevo varias veces. Éumenes vio a su enemigo Neoptólemo y se dirigió contra él; sus respectivas agemas se retiraron, para ver el duelo y cuyo resultado iba a decidir la contienda.
Tras varios lances, sus caballos fueron abatidos y cayeron al suelo, desde el suelo continuaron la lucha. Neoptólemo se levantó primero. Pero Eumenes, poniéndose de rodillas, le cortó brutalmente la parte posterior de las piernas; cortando parcialmente los tendones a su enemigo. Neoptólemo volvió a caer de rodillas, sin embargo, tuvo la fuerza para reaccionar, golpeando a Eumenes con una ráfaga de golpes; cortándolo en el brazo y ambos muslos. Éumenes finalmente lo alcanzó con un golpe en el cuello, entre la parte superior de la coraza y el casco. Neoptólemo cayó al suelo y Éumenes, comenzó a despojar a su enemigo caído de la armadura, insultándolo todo el tiempo.
Neoptólemo estaba gravemente herido, y todavía conserva su espada en la mano. Reuniendo las pocas que le quedaban, clavó la hoja en la ingle de Éumenes por debajo de su coraza. Estaba demasiado débil para infligir una herida de muerte, y Éumenes solamente quedó herido. Allí mismo murió Neoptólemo.
Cuando la infantería de Crátero supo de la muerte de dos de sus comandantes, detuvieron su avance. Éumenes, aunque debilitado por sus heridas, montó a caballo delante de ellos y los convenció para que cesase la lucha y para unirse a él. Sin embargo, durante la noche levantaron el campamento, se marcharon para unirse a Antípatro en Cilicia.
Éumenes organizó una ceremonia funeraria en honor del difunto Crátero y devolvió su cadáver a su esposa, que se encontraba en Macedonia.
En Egipto, la noticia de la victoria Éumenes y la muerte de Crátero llegó demasiado tarde para ayudar a Pérdicas; esta noticia llegó al campamento solo dos días después de su muerte.
Pacto de Triparadisos (321 AC)
La Primera guerra de los diádocos se había llegado a una fea conclusión: Pérdicas y Crátero estaban muertos. Sabiendo de la marcha del ejército de Egipto, Antípatro marchó al sur de Cilicia para enfrentarse a ellos. Los dos ejércitos se encontrarían en un lugar llamado Triparadeisos, en el norte de Siria.
Los generales macedonios en vez de combatir, se reunieron en Triparadisos, para realizar un nuevo reparto de poder. Antípatro fue elegido como nuevo regente. Una de sus primeras decisiones fue enviar a los dos jóvenes reyes a Macedonia, con lo cual trataba de demostrar que en esa región se encontraba el verdadero poder. A cambio, Antígono y Casandro serían los jefes de los ejércitos, mientras que Ptolomeo y Lisímaco quedaron al cargo de sus respectivos gobiernos territoriales, Egipto y Tracia respectivamente, mientras Seleuco obtenía la satrapía de Babilonia. Los generales macedonios condenaron a muerte a Éumenes, y el consejo decidió que Antípatro y Antígono deberían llevar a cabo la sentencia. Éumenes, enterado por uno de sus oficiales, huyó a Nora, una poderosa fortaleza en la frontera entre Capadocia y Licaonia, donde permaneció más de un año, hasta que la muerte de Antípatro descontroló a sus enemigos. Logró, pues, escapar de Nora, pero perdió su satrapía.
Antípatro murió en el 319 AC, tras su muerte surgieron dos candidatos a ocupar el puesto de regente, Poliperconte, un viejo general de Alejandro, y Casandro el hijo de Antípatro.
Sin embargo, la persona elegida como nuevo regente, Poliperconte, no fue bien recibida ninguna de los antiguos generales de Alejandro.