¡Ayúdanos a mejorar el blog!
Si ves alguna palabra mal escrita, o frase que no tenga mucho sentido, es muy fácil hacérnoslo saber. Sólo tienes que seleccionar las palabras que te resulten sospechosas y pulsar las teclas CONTROL y ENTER. Se abrirá un formulario con el texto seleccionado, y con pulsar enviar recibiremos tu notificación.
También puedes abrir el formulario pulsando el siguiente botón
Antecedentes
Balliol llegó Inglaterra y se presentó al rey Eduardo III, prometiendo al monarca inglés la cesión de todos los condados del sureste de Escocia como pago por su ayuda. Eduardo abandonó toda pretensión de neutralidad y reconoció a Balliol como legítimo rey de Escocia, preparándose para la guerra.
A principios de 1333 el ambiente en la frontera era tenso. Inglaterra se preparaba abiertamente para la guerra. En Escocia, Archibald Douglas, hermano de sir James Douglas y entonces Guardián del Reino durante la minoridad del rey David, hacía preparativos para la defensa de Berwick-upon-Tweed. Se hizo acopio de armas y suministros, y encargó la defensa de la villa a sir Alexander Seton.
Los preparativos se habían completado justo cuando Balliol cruzó la frontera en Roxburhshire el 10 de marzo. Además de los señores desheredados, Balliol estaba acompañado por varios magnates ingleses. El ejército avanzó con rapidez hacia Berwick, iniciando el asedio a la ciudad. Las decepciones del último año habían desaparecido, y Balliol actuaba claramente en favor de los intereses ingleses.
Asedio de Berwick
El mismo rey Eduardo en persona llegó a Berwick en mayo, tras dejar a la reina Felipa en la seguridad del castillo de Bamburgh, en la costa de Northumbria. Su aliado y protegido había asediado Berwick durante casi dos meses sin encontrar resistencia exterior, por lo que pudo estrechar el cerco a la ciudad: se excavaron trincheras y se cortó el suministro de agua, así como las comunicaciones de la ciudad sitiada con el exterior. La inactividad del ejército del Guardián del Reino contrastaba con la rápida respuesta de Roberto Bruce al sitio de 1319. Douglas parecía haber perdido el tiempo reclutando un gran ejército nacional en lugar de utilizar las tropas que ya tenía para efectuar incursiones de diversión en territorio enemigo.
Con la llegada del monarca inglés, el ataque sobre Berwick se tornó más serio. Seton llevaba a cabo una enérgica defensa, pero a finales de junio, bajo el ataque constante por tierra y por mar, sus tropas estaban al borde de la extenuación. Solicitó y le fue concedida una breve tregua, pero tan solo a condición de rendirse si el sitio no había sido levantado el 11 de julio. Como garantía de buena fe, se exigió a Seton la entrega de rehenes, incluyendo a su hijo Thomas. Escocia encaraba entonces la misma situación que ya sufriera Inglaterra antes de la batalla de Bannockburn: tratándose de un asunto de orgullo nacional, Douglas debería acudir al rescate de Berwick, del mismo modo que Eduardo II de Inglaterra acudió al rescate del castillo de Stirling en 1314.
El ejército reunido con gran pérdida de tiempo por parte del Guardián, se veía ahora obligado a acudir al combate tras haber perdido toda iniciativa sobre el mismo. En cualquier caso, las fuerzas de Douglas eran una impresionante manifestación de la fuerza y la unidad de la nación, con voluntarios acudiendo desde cada esquina del reino. Como en todos los ejércitos medievales, es difícil estimar el número preciso de tropas, aunque es posible que este ejército fuera al menos tan numeroso como el que había luchado en Bannockburn, o incluso más. De este modo, Douglas inició la tan demorada marcha hacia la frontera.
Douglas invadió Inglaterra el día 11 de julio, en un intento de alejar de Berwick a Eduardo III. Este era el último día de la tregua pactada por Seton. Douglas avanzó en dirección este, hacia el pequeño puerto de Tweedmouth, al otro lado de la desembocadura del río Tweed, en la parte de Northumbria disputada por ingleses y escoceses. Tweedmouth fue destruida a la vista del ejército inglés, pero Eduardo no se movió. Una pequeña partida de escoceses comandada por sir William Keith se abrió camino no sin dificultad a través de las ruinas del viejo puente hasta la otra orilla del río Tweed. Keith y algunos de sus hombres pudieron entrar a la fuerza en Berwick. Douglas quiso considerar esto como un “rescate técnico”, y envió un mensaje a Eduardo exigiéndole levantar el asedio a Berwick.
El mensaje iba acompañado de la amenaza por parte de Douglas de continuar el avance hacia el sur con su ejército y devastar Inglaterra si el monarca inglés no accedía a retirarse. De nuevo, Eduardo no se movió, de manera que Douglas marchó hacia el sur, a Bamburgh. El monarca inglés sabía por medio de su esposa de que Bamburgh estaba preparada para soportar con facilidad un largo asedio, mientras los escoceses no disponían del tipo del equipo de asedio necesario para tomar la fortaleza al asalto. Para Berwick, sin embargo, el tiempo había terminado definitivamente.
Eduardo rehusó considerar la entrada de Keith en Berwick como un rescate, según los términos del acuerdo de 28 de junio. Puesto que la tregua había expirado y el pueblo no se había rendido, ordenó que se empezara a ahorcar a los rehenes ante los muros de la ciudad, empezando por Thomas Seton. Otros dos rehenes más serían ahorcados en los días sucesivos si la guarnición rehusaba capitular. La determinación de Eduardo tuvo el efecto deseado: para salvar las vidas de los restantes rehenes, Seton acordó una nueva tregua en la que prometía rendirse si no eran rescatados el martes 20 de julio. La suerte de la ciudad dependía ahora de la victoria escocesa en la batalla.
Las noticias de estos acontecimientos fueron transmitidas a Douglas en Bamburgh. Tras haber perdido totalmente la libertad de acción, volvió hacia el norte.
Desarrollo de la batalla
Douglas cambió de posición y acamparon en Duns, unos 13 kilómetros al oeste de Berwick. La mudanza se llevó a cabo en la mañana del 19 de julio, sabiendo que debía aliviar Berwick por el siguiente al amanecer, según lo acordado. Desde la cima de la colina Halidon (Halidon Hill), Eduardo podía seguir todos sus movimientos mientras se acercaban a Berwick a lo largo de la ruta directa. Solamente una dirección ofrecía alguna posibilidad de sorpresa: girar hacia el norte detrás de una colina que ahora se llaman de las Brujas Knowle, que era más alta que Halidon. Esta fue la ruta Douglas eligió, su fuerza escogida de 200 guerreros en reserva se mantenía en su flanco izquierdo.
Dejó únicamente los hombres suficientes para disuadir a los hambrientos defensores escoceses de que no efectuasen una salida. El rey inglés con el resto se retiró de sus trincheras para desplegar en la ladera sur de la colina de Halidon (Halidon Hill) que se eleva unos 600 metros sobre el nivel del mar. Era una posición defensiva ideal, con la cumbre coronada de árboles y un pantano en la base. Eduardo formó sus caballeros y hombres de armas en tres divisiones, o «batallas», formados en una línea y flanqueados por contingentes de arqueros. La división de la derecha estaba mandada por Thomas, conde de Norfolk; el rey mandaba la del centro; y Balliol mandaba la de la izquierda.
Antes de la batalla propiamente dicha, se produjo un reto entre dos campeones. El campeón escocés era un caballero de la frontera llamado Turnbull, era un gigante y su fama se debía a haber salvado el rey Roberto Bruce de un toro. Este paladín estaba acompañado por un gran mastín negro. Su oponente era un caballero inglés de Norfolk llamado Roberto Benhale.
El perro fue el primero en ser despachado por el caballero inglés, le partió en dos con su mandoble, y fue seguido poco después, después de una lucha feroz, por la muerte de Turnbull. Las versiones varían en cuanto a si fue muerto de un tajo, o atravesado por la lanza de Benhale. De cualquier manera, el resultado fue el mismo la muerte del campeón escocés.
El ejército escocés desplegó sus 15.500 lanceros en tres schildrons. Douglas mandaba el de la izquierda, Roberto Stewart el del centro, y el conde de Moray el de la derecha. Los 1.200 caballeros formaron en cuatro grupos: el primero mandado por Juan, conde de Moray; el segundo estaba nominalmente bajo el mando chico David II, pero en realidad estaba mandado por sir James Stewart; el tercero por Archibald Douglas con el conde de Carrick; el cuarto por Hugh, conde de Ross.
Para llegar a las líneas inglesas, los escoceses tuvieron que cruzar el terreno pantanoso entre ellos, primero debían bajar una suave pendiente, llegar a un terreno pantanoso y subir una pendiente hacia las posiciones enemigas.
Los escoceses iniciaron el avance bajando la suave pendiente, pero perdieron todo impulso y cohesión cuando se metieron en un terreno fangoso antes de iniciar la subida de la pendiente hacia las posiciones inglesas, al subir el terreno resbaladizo les hizo perder cohesión. Mientras tanto, los arqueros ingleses y galeses lanzaron una lluvia de flechas causándoles muchísimas bajas.
Los primeros en llegar a las posiciones inglesas fueron los del schiltron de Moray, que se enfrentaron con la división de Balliol, llegaron agotados y diezmados por las flechas de los arqueros. Los ingleses desde su posición favorable los derrotaron y les hicieron huir colina abajo.
El pánico de la división de Moray pronto se extendió por las líneas escocesas mientras las flechas seguían cayendo. Pronto toda la fuerza de Douglas estaba en plena retirada. Confiando en sus jinetes montañeses, el conde de Ross luchó para cubrir la huida, pero fue muerto. Cuando los hombres de Ross fueron derrotados, los caballeros ingleses montaron en sus caballos y cabalgaron en persecución del enemigo que huía. La batalla terminó en una carnicería, los jinetes los persiguieron varios kilómetros alrededor del campo y mataron a todos los que encontraron. Stewart y Moray lograron escapar.
Secuelas de la batalla
Las bajas fueron muy elevadas para los escoceses y bajas en el bando inglés. Douglas pagó este error táctico con su propia vida, al igual que los condes de Ross, Sutherland y Carrick, cientos de caballeros, hombres de armas y miles de infantes.
Eduardo Balliol volvió a ser un rey títere, pero no más popular que en el primer reinado. Los escoceses, aunque golpeados, no fueron intimidados y joven rey David fue enviado a Francia para la seguridad. Balliol prestó vasallaje al inglés y cedió los territorios prometidos.
A principios del año 1334, el rey francés Felipe VI propuso a David II concederle asilo en Francia, no solamente para él sino para la totalidad de su corte. Tras aceptar la propuesta, David II llegó a Francia en mayo, instalando su corte en el exilio en el castillo Gaillard, en Normandía. Felipe VI decidió igualmente incluir a Escocia y a su rey, David II, en las negociaciones de paz que por esas fechas se trataban entre Francia e Inglaterra.
Con el tiempo el rey Inglés comenzó a perder interés en Escocia, su atención se centró más en las ambiciones de Francia, donde se llevaría a sus ejércitos a más victorias en el inicio de la Guerra de los Cien Años.