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Antecedentes
La tregua firmada entre los dos países después de la batalla de la cruz de Neville o Neville’s Cross debía expirar en 1384, pero el rescate acordado a pagar como parte de la tregua había dejado de ser pagado por los escoceses en 1377 a la muerte de David II. Una tregua aún existía, pero había facciones dentro de las élites gobernantes de ambos países que buscaban sacar réditos políticos a través de hostilidades en la frontera. En 1383 ambos bandos estaban preparados para una reanudación de las hostilidades: el rey inglés, Ricardo II, exigió el pago del rescate pendiente (24.000 merks) más la devolución de tierras inglesas en Escocia; el rey de Escocia, Roberto II, comenzó a fortificar sus castillos y entró en un acuerdo con Francia que proporcionara tropas y equipos en caso de guerra.
Poco después de la expiración del tratado, las incursiones fronterizas comenzaron y en 1385 los escoceses acompañados por una pequeña fuerza francesa hicieron un raid en Inglaterra y asaltaron el castillo Wark y continuaron avanzando hasta Carlisle, en la March Oeste.
Los ingleses se vengaron marchando tan lejos como Edimburgo, quemando las abadías de Melrose, Dryburgh y Newbattle antes de retirarse. Las tropas francesas tenían profundas divisiones en relación con las tácticas y pronto regresaron a Francia.
No se volvieron a producir incursiones en la frontera hasta 1388, cuando los escoceses trataron de aprovechar la frágil situación política en Inglaterra, donde el rey estaba acosado por las maquinaciones políticas de las grandes familias señoriales y la invasión desde Francia se mantenía como una amenaza.
En el verano de 1388 los escoceses lanzaron un ataque en tres frentes contra los ingleses: uno en Irlanda, otro en March Oeste y otro la March Este.
El ataque en la March Este, fue dirigido por James, segundo conde Douglas, que reunió una fuerza de unos 300 hombres de armas y 2.200 infantes en total 2.500 efectivos. Quería aprovechar las divisiones en el lado inglés entre lord Neville y Henry Percy, primer conde de Northumbria, que acababa de asumir la defensa de la frontera. Cruzó la frontera el 28 de julio realizando una sorprendente marcha de 100 km en 36 horas, alcanzando el condado de Durham y saqueando la zona.
El conde de Northumberland envió a su hijo, Enrique ‘Hotspur‘ Percy (llamado así debido a su temperamento volátil y naturaleza impetuosa), que se dirigió a Newcastle para interceptar la ruta de los escoceses en su regreso a casa.
El 31 de julio hubo una escaramuza entre escoceses con las fuerzas de la ciudad Durham, los escoceses se dirigen hacia el norte saqueando todo el territorio a su paso, cruzando el río Tyne por el mismo sitio el 1 de agosto, dedicándose a saquear la zona al norte del río.
El 4 de agosto, una escaramuza a las afueras de las murallas de Newcastle, Percy se enfrentó a Douglas en un mano a mano. Tradición dice que Percy perdió el pendón en el enfrentamiento y se comprometió a recuperar el pendón y Douglas de una forma caballeresca acordó darle la oportunidad de hacerlo.
Douglas después continuó la marcha, pero esta vez de forma más lenta debido a que los carromatos con el botín le impedían avanzar deprisa. Destruyendo el castillo de Ponteland a su paso y sitiando el castillo de Otterburn (actual Otterburn Tower), tras fracasar en el intento de tomarlo, montó el campamento en Redesdale en sus inmediaciones.
Percy decidió perseguirle con todas las fuerzas disponibles, que eran 600 hombres de armas y 4.200 infantes y arqueros, y no esperar al obispo de Durham que estaba a un día de marcha al sur. Decidió atacar el campamento de Douglas mediante un ataque sorpresa al final de la tarde, después recorrer unos 40 km desde Newcastle, pero en su avance, se encontró con algunos sirvientes del conde, que avisaron dándole tiempo para reunir sus fuerzas.
Desarrollo de la batalla
Douglas dividió sus fuerzas en dos grupos, él lideró el de la izquierda que se componía de 200 caballeros y 1.200 infantes y arqueros, mientras que John Dunbar, conde de Moray, lideró el de la derecha con 100 caballeros y 900 infantes y arqueros. Los hombres de Hotspur estaban cansados después de haber cabalgado desde Newcastle, y desplegaron desorganizadamente en el campo de batalla. Hotspur desplegó desde la marcha en dos grupos: el de la izquierda mandado por Matew Redman y Rober Ogle con 100 hombres de armas y 700 infantes y arqueros desmontados; el de la derecha mandado por Hotspur en persona con 300 hombres de armas desmontados y 2.100 infantes y arqueros. Estaba tan excesivamente confiado, que atacó el campamento de los escoceses, aunque que el resto de sus fuerzas aún no habían desplegado, al mismo tiempo ordenó a su grupo de la izquierda de Redman y Ogle envolver el campamento.
El conde Douglas se acercó sin ser observado y atacó el flanco del grupo de la derecha de los ingleses, cogiendo por sorpresa a Hotspur, produciéndose un enfrentamiento en el que ambas fuerzas quedaron fijadas.
El grupo inglés de la izquierda se enfrentó a los sirvientes del campo escocés, que empezaron a perder terreno, y los escoceses mandaron hombres de armas para impedir que los ingleses se hicieran con el campamento.
La batalla estaba en tablas y apareció en el campo de batalla el conde de March con tropas frescas, inclinando la balanza del lado inglés. La batalla se prolongó durante la noche, y Douglas murió durante la misma, pero su muerte no tuvo influencia en el resultado de la batalla y pasó desapercibida hasta mucho más tarde.
Los ingleses se hicieron con el campamento escocés y Redman derrotó a la derecha escocesa en Redesdale.
En el otro lado Hotspurs y sus caballeros fueron derrotados y se rindieron, siendo capturados por las fuerzas inglesas. El resto del ejército se dispersó, aunque algunos se retiraron en orden a Newcastle.
El obispo de Durham había llegado a Newcastle la tarde de la batalla, disponía de unos 10.000 efectivos, e inició la marcha al amanecer. Al atardecer del día siguiente los escoceses estaban frente al campamento fortificado escocés de Redesdale, conocían la aproximación del obispo, y prefirieron quedarse a huir por el número de prisioneros y heridos que tenían. Cuando el obispo reconoció las posiciones de los escoceses, estos gritaron e hicieron todo el ruido posible, el obispo vio que estaban bien fortificados y decidió regresar a Newcastle.
Secuelas
Las bajas registradas fueron 1.040 ingleses capturados y 1.000 muertos o heridos muy graves mientras que 200 escoceses fueron capturados y 500 murieron. El cuerpo de Douglas fue recogido y llevado a Escocia.
El resultado pírrico de la batalla y la muerte de Douglas, produjo un nuevo equilibrio, al año siguiente se firmó una tregua