Edad Moderna Conquistadores españoles Hernando de Soto

Orígenes

Los padres de Hernando de Soto eran hidalgos, de la región de Extremadura, una región donde abundaba la pobreza y por lo cual mucha gente joven buscó maneras de hacer fortuna en otros lugares. Existe una disputa sobre el lugar de nacimiento entre las localidades de Badajoz, Barcarrota o Jerez de los Caballeros. El primer dinero que ganó en el Perú lo envió a sus hermanos residentes en Barcarrota. Sin embargo, estipuló que su cuerpo fuera sepultado en Jerez de los Caballeros porque era allí donde se encontraban enterrados ya otros miembros de su familia.

En 1514, de Soto acompañó a Pedro Arias Dávila a las colonias españolas, desembarcando en Panamá. Sus posesiones en aquel tiempo eran solamente un escudo y su espada. En 1523, se hizo líder de una unidad de la caballería y fue con Francisco Hernández de Córdoba en su viaje de descubrimiento y colonización a través de Nicaragua y de Honduras.

Soto ganó fama como jinete, y como combatiente de tácticas excelentes. En un conflicto por la supremacía de Nicaragua, Soto luchó para Pedro Arias Dávila «Pedrarias» contra su exjefe Gil González Dávila. González, oficial de «Pedrarias«, se había separado del grupo para explorar y conquistar Nicaragua por su cuenta. Proveniente de Santo Domingo, había entrado por Paso Caballos en Honduras en su vía terrestre hasta Nicaragua. Hernando de Soto le denunció, fue hacia su encuentro partiendo de Nicaragua y derrotó a González en Toreba, Honduras.

Primera expedición: América del Sur

En 1528 de Soto condujo su propia expedición a lo largo de la costa de Yucatán, esperando encontrar la conexión por el mar directa, entre el océano Atlántico y el Pacífico. Luego acompañó a Francisco Pizarro, como capitán, en su empresa en Perú. De Soto descubrió la ciudad de Cajas. Con un grupo de avanzada de 50 hombres, fue enviado por el gobernador Pizarro a la ciudad del Cuzco, la capital del imperio Inca, con el fin de abrir camino para el resto de la tropa. En el trayecto se enfrentó numerosas veces al ejército de Quisquis, ganando varias batallas y perdiendo algunas. Fue socorrido por Diego de Almagro y juntos entraron en la ciudad imperial.

Después de que Atahualpa hubiera sido arrestado durante la batalla de Cajamarca en 1532, de Soto lo visitó a menudo durante el confinamiento, y allí emergió una amistad entre los dos hombres. Él fue enviado al norte a buscar al ejército de Rumiñahui y para unirse con Sebastián de Belalcázar, pero realmente lo que se buscaba era alejarlo con el fin de evitar la presencia de uno de los defensores del inca.

El 25 de agosto de 1534, fue recibido en el Cuzco como teniente de gobernador general, y finalmente, decidió retirarse del Perú a principios de 1536, para buscar nuevas aventuras; cuando Diego de Almagro escogió como su capitán a Rodrigo Orgóñez en su lugar, para la infructuosa expedición que emprendió al misterioso reino de Chile.

Volvió a España en el mismo año de 1536, llevando con él aproximadamente 100.000 pesos de oro, su parte de la conquista del imperio Inca. En este tiempo, de Soto era famoso por ser el héroe de la captura de Atahualpa. Fue a Sevilla, donde se casó, en 1537, con Inés de Bobadilla, la hija de Pedro Arias Dávila, que pertenecía a una de las familias más respetables de Castilla, con influencia en la corte española, bajo Carlos I. Este período era el ápice de la reputación y de la abundancia de Soto.

De Soto, viendo los legendarios recursos en Perú y leído un informe escrito por Álvar Núñez Cabeza de Vaca, sospechó de una riqueza similar en Florida. Cabeza de Vaca era uno de cuatro sobrevivientes de la desastrosa tentativa de Pánfilo de Narváez para conquistar la Florida. Viendo su ocasión para realizar una conquista famosa como las de Pizarro y Cortés, de Soto vendió gran parte de sus bienes y se equipó para la expedición en aquellas tierras inexploradas. Fue nombrado gobernador de Cuba por Carlos I. Su misión era conquistar, situarse, y pacificar los territorios desconocidos.

Preparativos de la expedición en Cuba

Con la promesa de grandes riquezas, de Soto consiguió reunir fácilmente una tropa de soldados dispuestos a ir a América. Acompañado de Isabel, salió de San Lucas de Barrameda el 6 de abril de 1538 capitaneando la nao insignia San Cristóbal, con diez naves más y 950 hombres de armas, 8 sacerdotes, 2 dominicos, un franciscano y un trinitario. La expedición llegó a Santiago de Cuba el 7 de junio de 1538, y en el mes de agosto partió Isabel con su familia y la infantería, en los 5 barcos que constituían la flota, rumbo a la villa de La Habana, mientras Soto, sus oficiales y caballerías, hacían el viaje por tierra. En las Navidades de aquel año ya se encontraba reunida en La Habana toda la familia.

Tras casi un año de preparativos y resolviendo asuntos de gobierno, tras hacer testamento y dejar su cargo de administrador del archipiélago a su esposa Isabel; quien administró el archipiélago como gobernadora y capitán general entre 1539 y 1544, siendo la primera y única mujer que ostentó la máxima autoridad de la Isla, durante el largo período colonial de cuatro siglos. De Soto se preparó para partir al frente de la expedición hacia La Florida, la mejor equipada de todas las que partieron de la isla.

Exploración de la Florida (1639-40)

El 19 de mayo de 1539, partió de la Habana, con entre 600 y 700 hombres, 24 sacerdotes, 9 naves, 220 caballos, y 30 cerdos, con ánimo de que se reprodujeran. Al cabo de 19 días de navegación llegó a la costa occidental de la Florida, que se convertiría en Bradenton, y sur de Tampa, Florida. Nombró al lugar Espíritu Santo. El objetivo de Hernando de Soto era colonizar el área, preferiblemente buscando una ciudad como Cuzco o ciudad de México. Por lo tanto, llevó varias toneladas de equipo distribuidas en herramientas, armas, cañones, perros, y cerdos. Además de los marineros, las naves trajeron a sacerdotes, herreros, artesanos, ingenieros, granjeros y comerciantes. Pocos de ellos habían viajado antes fuera de España, o peor aún, fuera de sus aldeas.

Comenzando en la bahía del Espíritu Santo (Tampa), de Soto exploró la Florida. Al contrario que Pánfilo de Narváez, de Soto decidió dejar las naves en las que había llegado en la bahía con un centenar de hombres y esperar a que la expedición terrestre localizara un punto en la costa en el que pudieran reunirse con ellas. Entonces mandaría regresar a un grupo de hombres para guiar a los barcos hasta allí.

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Expedición de Hernando de Soto. Desembarco en la bahía de Tampa el 30 de mayo de 1539. Autor Hermann Trappman

Tras desembarcar, el conquistador extremeño instaló un primer campamento en un poblado nativo llamado Uzita, posiblemente en la desembocadura del río Little Manatee. Desde allí salió una pequeña patrulla para ojear el entorno, que se debieron de quedar de piedra cuando se toparon con un hombre que, pese a vestir como un indio, les gritaba en castellano algo así: «¡No me maten, no me maten!» Se trataba de un tal Juan Ortiz, que había sido enviado once años atrás para tratar de averiguar qué había pasado con Pánfilo de Narváez y se había quedado viviendo entre los nativos desde entonces. Al parecer había sido capturado por los uzicas, una tribu de Calusa. La hija del jefe Hirrihigua sirvió como precursora de Pocahontas pidiendo por la vida de Ortiz, ya que su padre había ordenado que lo quemaran vivo. Ortiz sobrevivió al cautiverio y a la tortura, y se unió a la nueva expedición de Hernando de Soto.

Gracias a este inesperado encuentro, Hernando de Soto contaba ahora con un valioso intérprete para entenderse con la población local.

El 15 de julio de 1539, Hernando de Soto puso en marcha aquella larga procesión de personas y animales hacia el interior de la Florida. A los pocos días de avanzar hacia el norte, empezaron las dificultades. Los expedicionarios atravesaron una desolada zona de dunas de arena, en la que un hombre murió de sed y otros estuvieron a punto.

Ya en Florida, comenzó su desgracia. En vez de estar lleno de oro, en el país abundaban los pantanos y estaba plagado de mosquitos, siendo extremadamente caluroso y húmedo. También los indios complicaron su labor de avance y exploración.

No capturaron a indios para utilizarlos como trabajadores y guías, ni violaron mujeres y ni saquearon aldeas en busca de alimento para sus hombres y caballos como lo hizo Narváez. Instaló cruces cristianas en los lugares sagrados de los indios. Para asegurar el desarrollo de la expedición, los españoles capturaron, a menudo, a jefes de las tribus lugareñas.

Como guía para la expedición de Soto, Ortiz estableció un método único para dirigir la expedición y para comunicarse en los diferentes dialectos tribales. Las guías de Paracoxi fueron reclutadas de cada tribu a lo largo de la ruta.

Los indígenas, sin embargo, también conseguían sorprender a los españoles con sus emboscadas y mortíferos ataques con flechas.

Pero también desde los primeros meses, de Soto tuvo que afrontar otro problema: las disensiones internas. Los hombres que se habían sumado a aquel periplo esperaban obtener el botín prometido y la ausencia de tesoros a la vista pronto empezó a desesperarles.

En octubre, Hernando de Soto alcanzó el territorio de los apalaches y se apropiaron de su principal poblado, Anhaica en el lago Tallahas, cerca de bahía de Caballos y cerca de Tallahassee, la capital actual de Florida, que convirtieron en su primer cuartel de invierno.

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Expedición de Hernando de Soto explorando la Florida en 1539. Autor Jim Carson

En Anhaica celebraron la Navidad y se vieron forzados a comer caballos para sobrevivir.

De Soto estableció un método único para guiar la expedición y establecer comunicación con varios dialectos tribales. Reclutó a guías de cada tribu a lo largo de la ruta y estableció una cadena de comunicación mediante la cual un guía que había vivido en las proximidades de otra área tribal era capaz de pasar información y lengua a otro guía de un área vecina. Debido a que Ortiz se negó a vestirse como un hidalgo español, otros funcionarios cuestionaron sus motivos. De Soto fue leal a Ortiz y le permitió vestirse libremente y vivir entre sus amigos. Otro guía importante fue Perico, o Pedro, de 17 años, que participó en la expedición desde la actual Georgia. Hablaba varios de las lenguas de las tribus locales y podía comunicarse con Ortiz. Perico fue tomado como guía en 1540 y fue tratado mejor que el resto de los esclavos, debido a su valía para los españoles.

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Ruta de Hermando de Soto y de Luís Moscoso 1539-45

Exploración de Georgia, las Carolinas, Tennessee, Alabama y Misisipi (1540)

Desde su ubicación de invierno en el panhandle occidental de Florida, después de haber oído que se estaba extrayendo oro de minas «hacia donde nace el sol»; la expedición reemprendió la marcha el 3 de marzo de 1540 y siguió hacia el noreste a través de lo que hoy es el moderno estado de Georgia.

Oyendo hablar del famoso tesoro del oro de Cofitachequi (una jefa india), y acompañados por los ocutes, unos nativos amistos, la expedición continuó de marcha durante semanas, con hambre y sed, con porteadores que no sabían la manera de atravesar los territorios de Cofitachequi. No obstante, a mitad de mayo, la expedición descubrió la capital de la tribu, situada en el sitio que hoy se conoce como Columbia, en Carolina del Sur. Recibieron a los españoles con una bienvenida relativamente amistosa y a cambio de perlas, les dieron alimentos y otros bienes. Los españoles exigieron ver el oro de la ciudad inmediatamente. Tras un examen más detenido el oro resultó ser simple cobre.

Encontraron algunas armas y unas piezas de oro en la ciudad, procedentes de una expedición costera anterior (presumiblemente la de Lucas Vázquez de Ayllón, 1526)

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Expedición de Hernando de Soto dirigiéndose al río Misisipi. Autor Jim Carson

La expedición se aventuró a lo largo de las montañas Apalaches del este y estuvieron a un paso de la aniquilación. Los miembros de la avanzada conquistadora tuvieron que negociar, a veces, los cerdos que traían para obtener otros alimentos y en ciertas ocasiones debieron conseguir, por la fuerza, lo que necesitaban. Cruzaron Georgia, Carolina del Sur, Carolina del Norte y Tennessee.

En el norte de Alabama, entraron en el territorio de la tribu de Choctaw, bajo el liderazgo del cacique Tascalusa; quien les invitó a visitar el poblado de Mauvila (Mabila) que estaba fuertemente fortificado, situado a pocos kilómetros, en donde un ejército de 10.000 guerreros indios les esperaba para terminar con ellos. Hernando de Soto y sus hombres entraron y fueron atacados por los indios a los que tras 9 horas de batalla vencieron no sin producirse una gran carnicería. Murieron 20 españoles, si bien el resto resultaron casi todos heridos, y 20 más murieron en los días posteriores, por parte de los guerreros de Choctaw perdieron entre 2.000 y 6.000 muertos peleando, ejecutados o se suicidaron. La ciudad de Mauvila (Mabila) fue incendiada.

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Expedición de Hernando de Soto incendiando el poblado de Mabila. Autor Herb Roe.

Los españoles consiguieron una victoria pírrica, ya que perdieron la mayoría de sus pertrechos y unos 40 caballos, casi una cuarta parte de los que tenían. Estaban heridos y enfermos, rodeados de enemigos y sin armas en un territorio desconocido. Mientras que los hombres de la tropa de Soto perdieron las esperanzas y de allí en adelante solo deseaban volver a la costa, abordar las naves que les aprovisionarían y podrían regresar a Cuba, de Soto aún soñaba ilusoriamente con hacer nuevos descubrimientos.

Ante el temor de que los hombres desertasen si llegaban a los barcos, de Soto los condujo lejos de la costa del Golfo, adentrándose en el actual estado de Misisipi, muy probablemente cerca de la actual Tupelo, donde pasaron el invierno.

Exploración de Misisipi, Arkansas, Oklahoma, Luisiana y Texas (1541)

La expedición volvió al norte, donde encontraron la tribu Chicaza (Chickasaw) en donde de Soto le exigió a la comunidad indígena que le entregara 200 hombres para servir de porteadores. Ellos se negaron a aceptar esa demanda y, en cambio, atacaron el asentamiento español durante la noche. En la batalla nocturna (diciembre de 1540), perdió más de 40 soldados y de 50 a 80 caballos, quedando muchos soldados heridos. Aunque sufría todas las noches algún ataque de los indígenas, perdiendo siempre algún soldado, permaneció Soto en aquella provincia cuatro meses.

Según cronistas que participaban, la expedición estuvo a punto de ser destruida completamente. Afortunadamente, para la avanzada, los Chicaza (Chickasaw) les permitieron irse, tal vez, intimidados por el éxito alcanzado.

A principios de abril de 1541, Soto movió sus tropas y, a las cuatro leguas aproximadamente, halló un fuerte de estacadas, al que llamaban de Alibamo y en cuya conquista fueron heridos casi todos los españoles y muchos muertos. Del bando contrario perecieron más de 2.000 indios, pero el ejército quedó con tantos heridos, que se hizo necesario un descanso de algunos días para curarlos.

El 8 de mayo, tropas de Hernando de Soto alcanzaron el río Misisipi al que llamaron río Grande. Por ello, de Soto es el primer europeo en avistar este río.

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Hernando de Soto descubrimiento de Misisipi, por primera vez. Autor William H. Power

De Soto se mostró muy poco interesado en este descubrimiento porque representaba, para él, un obstáculo a su misión. Él y 400 hombres tuvieron que cruzar un amplio y caudaloso río, que era patrullado constantemente por nativos hostiles. Después de casi un mes, tuvieron que construir una serie de embarcaciones para poder cruzarle y continuar su errático viaje por tierras de la actual Arkansas. A la altura del invierno de 1541/2, el estado de los españoles era deplorable.

Tras cruzar el Misisipi (río Grande), continuaron por Oklahoma y Tejas, atravesaron las lagunas de Arkansas y escalaron las colinas de Ozark. El invierno se les volvió a echar encima y tuvieron que refugiarse en el poblado de Autiamique, actual Camden en Arkansas.

Después de un duro invierno, la expedición española se diluyó y siguió adelante de manera cada vez más errática. Su fiel intérprete, Juan Ortiz, murió haciendo más difícil la tarea de encontrar rutas, fuentes de alimento, y en general, entablar comunicación con los nativos misisipianos. La expedición se dirigió hacia el interior del territorio conocido como el río Caddo, donde tomaron contacto con una tribu nativa a la que llamaron Tula, y a la que los españoles consideraron como la que disponía de los guerreros más expertos y peligrosos que jamás hubiesen hallado. El encuentro, entre europeos y nativos, posiblemente ocurrió en Caddo Gap (un monumento está en pie en aquella comunidad). Tomando como base los documentos del legado de Soto y a lo que indica Garcilaso, los españoles volvieron posteriormente al río Misisipi.

Muerte de Hernando de Soto

En la orilla occidental del Misisipi, en el pueblo indígena de Guachoya murió Hernando de Soto el 21 de mayo de 1542 a causa de fiebre, dejando a Luis de Moscoso de Alvarado a cargo de su ejército. Puesto que de Soto era considerado inmortal entre los nativos su cuerpo fue ocultado, en mantas lastradas con arena, por sus hombres, quienes después lo hundieron en medio del río Misisipi durante la noche.

Tras haber recorrido a pie buena parte del sur de lo que hoy son los Estados Unidos y luego navegar por la costa del golfo de México, los entre 300 y 350 supervivientes comandados por Moscoso iniciaron el regreso a México.

Regreso de la expedición a la ciudad de México

Habían perdido casi la mitad de sus hombres, la mayoría de los caballos habían muerto, los soldados llevaban pieles de animales como ropa, y muchos estaban heridos y en mal estado de salud. Los líderes llegaron a un consenso (aunque no total) para abortar la expedición y tratar de encontrar un camino a casa, ya fuese por el río Misisipi, o por tierra a través de Texas hasta la colonia española de la ciudad de México.

Decidieron que sería demasiado difícil y requeriría mucho tiempo la construcción de nuevos barcos y que la navegación por el golfo de México sería demasiado arriesgada, por lo que se dirigieron por tierra hacia el suroeste. Finalmente, llegaron a una región en la actual Texas que era muy árida. Las poblaciones nativas habían disminuido hasta la subsistencia como cazadores-recolectores. No había aldeas que los soldados pudiesen saquear para obtener comida y el ejército era demasiado grande para vivir de la tierra. Se vieron obligados a dar marcha atrás a las regiones agrícolas más desarrolladas a lo largo del Misisipi. Comenzaron a construir siete bergantines. Fundieron todo el hierro, incluyendo las herraduras de los caballos y los grilletes de esclavos, para hacer los clavos de los barcos. El invierno llegó y se fue, y las inundaciones de primavera les retrasaron otros dos meses, pero en julio se pusieron en marcha por el Misisipi hacia la costa.

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Luis de Moscoso con los supervivientes de la expedición regresando en 7 bergantines por el río Misisipi para dirigirse a México. Autor Hermann Trappman.

Les tomó unas dos semanas hacer el viaje y la expedición se encontró con tribus hostiles a lo largo de todo el curso. Los nativos siguieron los barcos en canoas, disparando flechas a los soldados durante días, ya que la deriva era a través de su territorio. Los españoles no tenía armas ofensivas eficaces en el agua, porque sus ballestas les daban mucho trabajo. Se sirvieron de las armaduras y colchonetas para evitar las flechas. Unos 11 españoles murieron a lo largo de este tramo y muchos más fueron heridos.

Al llegar a la desembocadura del Misisipi, se quedaron cerca de la costa del Golfo dirigiéndose hacia el sur y luego al oeste. Después de unos 50 días, llegaron al río Pánuco y la ciudad fronteriza española de Pánuco. Allí descansaron durante aproximadamente un mes. Durante este tiempo muchos de los españoles, después de haber recuperado la salud y de reflexionar sobre sus logros, decidieron que habían dejado la Florida antes de tiempo, dando lugar a peleas y algunas muertes.

Sin embargo, después de llegar a la Ciudad de México y de que el virrey Antonio de Mendoza y Pacheco les ofreciese llevar otra expedición a la Florida, muy pocos de los sobrevivientes se ofrecieron como voluntarios. De los 700 participantes iniciales, unos 311 sobrevivieron. La mayoría de los hombres se quedaron en el Nuevo Mundo, estableciéndose en México, Perú, Cuba y otras colonias españolas.

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2018-04-20. Última modificacion 2022-07-03.
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Comentarios:

  1. Maanuu dijo el 2022/06/08 a las 8:35 am

    Gracias

  2. Pablo Cuesta dijo el 2024/09/24 a las 5:57 pm

    Buenas tardes, me gusta mucho vuestro contenido y me parece qué hacéis una excelente labor de divulgación histórica, pero si me permitis una sugerencia , creo que estaría bien añadir en este apartado de conquistadores españoles a Legazpi, adelantado de las islas filipinas ya que me parece fascinante su toma de posesión de las islas y los nativos contra los que se enfrento.

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