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Jorge Álvares
En mayo de 1513, Jorge Álvares navegó con el capitán de la Malaca Portuguesa Rui de Brito Patalim bajo la Malaca portuguesa en un junco de Pegu. La expedición iba acompañada por otros cinco juncos. Álvares mismo estaba acompañado por otros dos marineros portugueses.
Álvares estableció el primer contacto en suelo asiático en Guangdong, en el sur de China, en mayo de 1513. Después de desembarcar, levantó un padrão del rey de Portugal, donde habían desembarcado en la isla Lintin, en el estuario del río de la Perla. Basado en la información de su capitán, tenían la esperanza de poder comerciar. Poco después de esto, Alfonso de Albuquerque, el virrey de la India envió a Rafael Perestrello, un primo de Cristóbal Colón, para buscar relaciones comerciales con los chinos. En un barco que partió de Malaca, Rafael desembarcó en las costas del sur de Guangdong más tarde, ese mismo año 1513, siendo el primero en desembarcar en realidad, en la costa de la China continental.
Álvares se unió más adelante a la empresa de establecer asentamientos en Tuen Mun, Hong Kong, alrededor de 1513 a 1514. Esta visita fue seguida por el establecimiento de una serie de centros comerciales portugueses en la zona, que se consolidaron con el tiempo en Macao. En 1517 los colonos portugueses se vieron envueltos en una batalla con las tropas del ejército imperial chino en la región, y es posible que Álvares participase en ese combate.
Rafael Perestrelo
Rafael fue enviado en 1516 por Alfonso de Albuquerque, virrey de la India portuguesa; a fin de asegurar las relaciones comerciales con los chinos durante el reinado de Zhengde (1505-21), gobernante de la dinastía Ming, y navegó en un junco malayo, desde la Malaca portuguesa hasta Cantón en el sur de China. Fue admitido en el puerto por las autoridades chinas con el fin de negociar con los comerciantes de allí, pero no se le permitió seguir avanzando. Llevó de vuelta artículos rentables e informes muy positivos sobre el potencial comercial de China. En 1517, Rafael pilotó todavía una nueva misión comercial a Cantón.
Tomé Pires
En 1516, Tomé Pires fue a Canton (Guangzhou) en la escuadra de Fernando Pires de Andrade encabezando una embajada enviada por el rey Manuel I a Zhengde, emperador de China de la dinastía de los Ming. La pequeña escuadra portuguesa llegó a Cantón en 1517.
Los rumores de que los portugueses canibalizaban a los niños chinos, además de por algunos acontecimientos reales de colonos portugueses que no respetaban las leyes chinas, cometiendo pillaje en aldeas chinas, y cautivando mujeres. Los chinos respondieron con la quema y captura de barcos portugueses, apresando portugueses y ejecutando a algunos de los capturados. El ex-sultán Mahmud Shah de Malaca también había enviado a enviados diplomáticos a la dinastía Ming para buscar ayuda en la expulsión de los portugueses de Malaca. Aunque esto nunca se llevó a cabo, la misión del Sultán convenció a la corte Ming para rechazar la embajada portuguesa de Andrade y Pires después de la muerte del emperador Zhengde en 1521.
Tomé Pires esperó durante tres años el permiso de irse a la corte de Pekín, donde acabó por ser finalmente recibido, en febrero de 1521, Tomé Pires entraba en la Ciudad Prohibida de Pekín. Pero no supo vencer la desconfianza de los cortesanos, siendo detenido a su regreso a Cantón, en represalias contra la actitud de Simón de Andrade, el jefe de la escuadra portuguesa, quien había herido el orgullo chino al edificar un fuerte. Este había tenido el atrevimiento de portarse en el Celeste Imperio como lo habían hecho sus compatriotas en África, Goa o Malaca. Poco después de la detención de Tomé Pires, quien murió en la cárcel en 1524, los demás mercaderes portugueses fueron igualmente detenidos y casi todos ejecutados, cerrándose la China, durante más de treinta años, a cualquier relación oficial con europeos, lo que no excluyó, sin embargo, el contrabando.
Esta fue la primera embajada oficial de un país europeo a China, la siguiente sería la de Giovanni de Marignolli como legado papal a Pekín, de 1342 a 1345.
Después del fracaso de Tomé Pires, los contactos extraoficiales con la China del Sur se reanudaron hacia 1533. El viejo sueño medieval de la China se reducía al contrabando de unos cuantos portugueses en las costas del Imperio, en especial en la desembocadura del Si Kiang, en la zona de Cantón, frecuentada por ellos desde 1537. Gracias a las informaciones de esos aventureros, las cartas de los mercaderes encarcelados y las noticias proporcionadas por la diáspora china de Goa, Malaca y otras factorías, el Occidente pudo enterarse de algunas realidades del Imperio Celeste: se trataba del mayor reino del mundo, con tierras cuidadosamente cultivadas y hermosas ciudades, un Imperio donde reinaba el orden y la armonía, bajo la autoridad de un único soberano, cuyas órdenes eran aplicadas hasta en las provincias más lejanas por los mandarines; estos ejercían, según decían, una justicia severa y cruel, pero quizás superior a la de Europa, aunque muchos de ellos se dejaban ganar por la corrupción.
Fundación de Macao
Desde Malaca, los portugueses llegaron a la isla Lintin, en el estuario del río Zhujiang (también llamado río de las Perlas) y erigieron allí un pedrao de piedra reclamando la isla para el rey de Portugal.
Después del naufragio de un navío portugués en 1536, se permitió a comerciantes portugueses fondear en Haojingao, sin embargo. La mayor parte de los historiadores notan la fecha de la presencia permanente de los portugueses en Macao como 1553, el año en que comenzaron a establecer allí almacenes de comercio en tierra.
Aunque otros intentos portugueses de establecerse en otras islas de la costa sur de China, incluso la isla Shangchuan, habían fallado, Macao prosperó. Los portugueses establecieron bases de operaciones allí para el comercio con China, sobre todo Cantón, para el comercio con Japón.
Leonel de Sousa, segundo gobernador de Macao, había suavizado las relaciones entre chinos y portugueses a principios de la década de 1550, después de un esfuerzo para eliminar los piratas portugueses en las costas de China.
Tanto los comerciantes portugueses como chinos afluyeron a Macao, y rápidamente se hizo un polo importante en el desarrollo del comercio de Portugal con India, China del sur, Japón, y Sudeste Asiático. Lisboa obtuvo el arrendamiento de Macao a cambio de rendir pleitesía a Pekín en 1557, y en aquel mismo año, estableció allí una población amurallada.
En 1563, el número de habitantes de Macao era de un millar de portugueses casi todos casados con malayas y japonesas convertidas al cristianismo y unos pocos millares de malayos de Malaca, indios y esclavos africanos. En 1564, Leonel de Sousa firmaba con el gobernador de Cantón un acuerdo que permitió a los portugueses fundar oficialmente una factoría en la isla de Macao. Aparte de su actividad comercial considerable, fue para los religiosos, dominicos, agustinos, franciscanos y jesuitas, un laboratorio de aprendizaje de la lengua, costumbres y religión china. Macao se convertía en la puerta de entrada del cristianismo para todo el Imperio chino. Así lo entendieron los misioneros españoles establecidos en Manila (franciscanos, agustinos, dominicos), quienes se apresuraron a establecerse en Macao. Pero al momento el virrey portugués de Goa exigió que estos establecimientos fueran entregados a órdenes religiosas portuguesas. Agustinos y dominicos se las ingeniaron para no cumplir dicha orden.
La pequeña ciudad de Macao quedó sembrada de iglesias y conventos. Además de la Catedral y de las casas franciscana, agustina y dominica, se erigieron las parroquias de San Lázaro, San Antonio y San Lorenzo, el monasterio de monjas de Santa Clara, la Santa Casa de Misericordia, el Seminario de San José y el Colegio Universitario de San Pablo.
Los pagos de alquiler de tierra comenzaron en 1573. China retuvo la soberanía y los residentes chinos estaban sujetos a la ley china, pero el territorio estaba bajo administración portuguesa.
En 1575, el Papa Gregorio XII elevó Macao al rango de sede episcopal. El primer obispo fue el jesuita Melchor Carneiro. La jurisdicción se extendía a China, Japón y Corea.
En 1580, tras el triunfo español en la batalla de Alcántara, se produjo la Unificación Ibérica bajo Felipe II. Macao no reconocería la soberanía española.
En 1582, se firmó un documento de arriendo de tierra con China, y el alquiler anual se pagaba al condado de Xiangshan. En 1586 Macao se hizo una ciudad autónoma. En 1605, los ataques holandeses llevaron a los portugueses a construir una muralla sin el permiso de China.
En junio de 1623, cuando la mayor parte de los habitantes de Macao se encontraban embarcados en diferentes viajes comerciales, una flota holandesa de 17 barcos asedió la ciudad. No quedaban en ella más de 80 hombres para empuñar las armas. El primer disparo de cañón dirigido por el famoso astrónomo jesuita de la corte de Pekín, el padre Rho, acertó y precipitó la fuga de los atacantes.
Llegada de los portugueses a Japón
El año 1542, el comerciante portugués Fernando Méndez Pinto y dos compañeros embarcaron en una nave china en la colonia portuguesa de Macao, pero una tormenta los desvió del rumbo y acabaron refugiándose en el puerto de Tanegashima, una pequeña isla de Kyushu.
Méndez Pinto se acercó a Totitaka, quien era el señor feudal de la isla y lo invitó a pasear, donde Pinto logró cazar un pato con su arcabuz. Totitaka quedó sorprendido por el arma de fuego, que eran desconocidas por los japoneses en ese momento y decidió hacer gestiones con Pinto para comprar dichas armas y aprender a usarlas.
Los japoneses apodaron a los europeos como Nanban (bárbaros del sur), porque suponían que habían venido del sur y que eran poco cuidadosos con su apariencia, comparado con los japoneses.
Posteriormente, en 1549, el jesuita español Francisco Javier llegó a Kyushu y comenzó a propagar el cristianismo en Japón. Durante los años siguientes, comerciantes portugueses, holandeses, ingleses y españoles llegaron a Japón, al igual que misioneros jesuitas, franciscanos y dominicos.
El shogun Oda Nobunaga mostró también interés por la tecnología extranjera, sobre todo por los arcabuces portugueses que habían llegado hasta Japón años atrás. Desde 1549 comenzó a adquirir esas armas, y en ese año compró 500, con las que equipó a sus tropas. Los portugueses a través de los jesuitas le siguieron suministrando armas.
Los jesuitas se establecieron principalmente en la isla de Kyushu y en la capital Kyoto. Los japoneses llamaban a los cristianos kirishitan, y a los sacerdotes bateren o pateren.
Los arcabuces fueron bautizados en Japón como «tanegashima«, como el nombre de la isla, y rápidamente se expandieron por Japón, teniendo mayor demanda de parte de los señores feudales. Los japoneses comenzaron a crear su propio modelo de tanegashima, añadieron un elemento que hacía funcionar la mecha aún bajo la lluvia, refinaron el gatillo y aumentaron el calibre de los proyectiles, entre otras mejoras. Logrando un tipo de arcabuz diferente al europeo. Ya en la década de 1560, el uso de los tanegashimas era decisivo en las batallas de la Era Sengoku. A finales del siglo XVI, Japón era la nación con más arcabuces del mundo.
Toyotomi Hideyoshi, que deseaba mantener unificado a Japón, promulgó en 1588 la «Caza de Espadas«, donde la clase humilde no podía poseer espadas ni armas de fuego.
Todo ello con el objetivo de fortalecer la clase samurái, quien sería la única autorizada a portar armas; y de sofocar cualquier rebelión popular surgida de las clases bajas que pusiera en peligro la nación. Posteriormente, el shogunato Tokugawa en 1607 limitó la producción de los tanegashimas en la ciudad de Nagahama, y el uso de armas de fuego debía tener un permiso expreso del Shogunato.
En 1583 había más de 200 iglesias y cerca de 200.000 conversos, sobre todo en el sur. Durante la invasión de Corea, había varios generales cristianos. Esta actitud tolerante e incluso favorable hacia el Cristianismo empezó a cambiar a partir de 1587, cuando Hideyoshi conquistó la isla de Kyushu y se dio cuenta del gran poder que tenían allí los jesuitas.
Su sucesor Tokugawa Ieyashu, en 1606 autorizó los primeros decretos anticristianos. En 1610 expulsó a todos los misioneros españoles y portugueses, y finalmente en 1614 proclamó el edicto de expulsión de los cristianos, donde se prohibía toda actividad cristiana en el país. Con el fin de asegurar una estabilidad política y religiosa y adicionalmente limitaba el comercio con los países extranjeros solo en las ciudades de Hirado y Nagasaki. Con esta acción muchos japoneses cristianos huyeron a las colonias en Filipinas.
Con el fin de eliminar cualquier influencia extranjera solo se permitió visitar Japón con fines comerciales y con acceso restringido solamente al puerto de Dejima en Nagasaki. Los europeos que arribaban a costas japonesas eran ejecutados sin juicio de por medio.
Guerra Luso-Holandesa en las Indias Orientales
Antes de producirse la unión de Portugal y España en 1580, Portugal utilizaba los Países Bajos como base para distribuir las especias por el norte de Europa. Tras la unión de Portugal con el resto de reinos españoles, el comercio portugués quedó sujeto al embargo comercial que España había impuesto a las Provincias Unidas de los Países Bajos.
Esto significó que a partir de entonces todo el comercio sería dirigido desde las provincias del sur, que de acuerdo a la unión de Arras estaban sometidas al poder de la corona española. Así, los holandeses perdieron su alianza comercial con Portugal, importante fuente de ingresos para la financiación de la guerra contra España. Adicionalmente, perdieron el monopolio de distribución con Francia, el Sacro Imperio Romano y el norte de Europa. La pesca en el mar del Norte y el comercio de cereales en el mar Báltico no eran suficientes para mantener económicamente a las Provincias Unidas.
Primeros viajes holandeses a las Indias Orientales
En 1592, cuatro barcos de la expedición exploratoria de Houtman partieron desde Ámsterdam. El viaje estuvo plagado de problemas desde el principio, a tal punto que al arribar a Madagascar, tuvieron que enterrar a setenta personas, por lo que dicha bahía era conocida como el «Cementerio neerlandés». Los neerlandeses ya sabían que no debían pasar por el estrecho de Malaca, que estaba controlado por los portugueses, sino a través del estrecho de Sunda. El 27 de junio, los barcos finalmente llegaron a Banten, cuyo Sultán se mostró interesado en llegar a un acuerdo con los europeos, lamentablemente, Houtman era poco diplomático y su comportamiento fue considerado grosero e insultante: fue expulsado del territorio y se le impidió comprar especias.
Los barcos navegaron hacia el este y luego hacia la isla Madura, siendo atacados por piratas en el camino. En Madura, fueron recibidos pacíficamente, pero Houtman ordenó a sus hombres atacar brutalmente en venganza por los actos de piratería que habían sufrido. Los holandeses siguieron su viaje hacia Bali, y se reunieron con el rey de la isla, del cual obtuvieron unos cuantos botes de pimienta. En Bawean una de las naves se incendió y la tripulación tuvo que dividirse en los otros tres buques. Los marineros ya estaban cansados de semejante travesía y decidieron no ir a las Molucas, sino regresar a los Países Bajos.
De la tripulación de 249 hombres, solamente regresaron 87. Aunque el viaje fue un desastre humanitario y financiero, los sobrevivientes regresan a los Países Bajos con un cargamento de especias, lo que alentó a realizar nuevas expediciones. Se puede considerar que fue una victoria simbólica y el inicio de la colonización holandesa de Indonesia. En poco tiempo, los holandeses se harían cargo del comercio de especias en todo el océano Índico.
En 1598, un número cada vez mayor de las flotas fueron enviadas por grupos de comerciantes que competían dentro de las Provincias Unidas. Algunas flotas se perdieron, pero la mayoría fueron exitosas, con algunos viajes que producen grandes ganancias. En marzo de 1599, una flota de ocho buques comandada por Jacob van Neck fue la primera flota holandesa en llegar a las islas de las Especias (islas Molucas). Los barcos regresaron a Europa entre el 1599 y el 1600 y la expedición obtuvo una ganancia del 400 %.
En 1600, los holandeses se unieron con el musulmán Hituese de la isla de Ambon en una alianza anti-portuguesa, a cambio de que los holandeses se quedarían con el derecho exclusivo de comprar las especias de Hitu. Los portugueses finalmente rendirían su fortaleza en Ambon a la alianza entre hitueses y los holandeses. En 1613, los neerlandeses expulsaron a los portugueses del fuerte de Solor, pero un posterior ataque portugués llevó a un segundo cambio de manos. Los holandeses finalmente recapturaron Solor en 1636.
Al este de Solor en la isla de Timor, los avances holandeses fueron detenidos por un grupo autónomo y poderoso de euroasiáticos portugueses llamado Topases. Ellos mantuvieron el control del comercio sobre la madera de sándalo y su resistencia se mantuvo durante los siglos XVII y XVIII, causando que Timor Occidental permaneciera bajo la esfera de control portuguesa.
El Imperio portugués sin autonomía y compuesto en su mayoría de los asentamientos costeros vulnerables a ser tomarse uno por uno, se convirtió en un blanco fácil. La aparición de la potencia marítima holandesa fue rápida y notable durante años, los marineros holandeses habían participado en viajes de los portugueses hacia el este. Jan Huygen van Linschoten, que había vivido en Lisboa, habría recogido informes, información y mapas, integrando la comitiva de fray Vicente da Fonseca, en 1583, que había sido nombrado arzobispo de Goa. En 1598, regresaría a los Países Bajos, donde publicó sus observaciones sobre el oriente y la navegación. Cornelis de Houtman, que también pasó a través de Lisboa, siguió sus instrucciones en el primer viaje de exploración holandesa mediante la firma de un tratado con el sultán que dominaba el estrecho de Sonda, entre Java y Sumatra.
Ataque holandés a las Canarias y Santo Tomé (1599)
En febrero de 1599, los puertos del Imperio español quedan cerrados a todo comercio con los holandeses; ante tal situación, y a fin de romper el bloqueo, Holanda creó una flota destinada a cortar las comunicaciones entre España y sus territorios ultramarinos, atacando y capturando cuantos barcos españoles se pusieran a su alcance.
La armada creada mayo de 1599 por los Estados Generales de los Países Bajos, se componía de 74 buques de guerra mandada por Pieter van der Does en la nave capitana Orangieboom, con un total 12.000 efectivos entre soldados y marineros.
Tan importante armada zarpó del puerto de Flesinga en los Países Bajos, el 28 de mayo de 1599, hizo escala en Plymouth dirigiéndose hacia el sur. La Coruña y Cádiz eran los primeros objetivos, pero dado que estaban sobre aviso y preparadas para el ataque, la armada continuó hacia Canarias.
Casi un mes después de zarpar, el 25 de junio, la armada llegó a la isla de Gran Canaria, recalando en la bahía de las Isletas. La población de la ciudad sumaba entonces apenas 5.000 habitantes y toda la isla no superaba los 15.000.
Tras bombardear el castillo de La Luz y la costa, se inician sucesivos intentos de desembarco, que resultaron infructuosos. Por último, consiguen desembarcar a la altura actual del parque de Santa Catalina, provocando el repliegue de los canarios hacia las murallas de la ciudad.
Durante los días 26 y 27 de junio, se inicia el asedio a la ciudad que es defendida desde la muralla de Triana, la fortaleza de Santa Ana y el cerro de San Francisco. El día 28 con apoyo el de los cañones, la ciudad cae en manos de los corsarios holandeses.
Con la ciudad de Las Palmas tomada y en estado de saqueo, la capital se trasladó temporalmente a la villa de Santa Brígida, en el interior de la isla. Hasta allí también se había replegado la población y las autoridades.
Van der Does, consciente del intrincado pero desconocido terreno que iba a pisar, en la mañana del sofocante 3 de julio, mandó una columna de soldados a arrasar la localidad, dada la resistencia a negociar el rescate. Suponía, además, que habían trasladado y escondido allí las riquezas de Las Palmas.
Cuando se internaron en el frondoso bosque de árboles de monte Lentiscal, a las puertas de Santa Brígida, una pequeña guerrilla isleña, formada en su mayoría por milicianos canarios, los abatieron, cortando en seco su avance en el cerrillo del Batán. Los que quedaron vivos se marcharon en desbandada. «La retirada de los holandeses sin orden ni concierto, tuvo como precio un reguero de muertos«.
Esa misma tarde saquearon la catedral de Santa Ana, el Cabildo, el palacio episcopal, conventos y casas nobles de la ciudad. También incendiaron la fortaleza de La Luz, llevándose 32 cañones y 17 del Castillo de La Luz.
El 8 de julio, los holandeses regresaron a sus navíos, después de haber quemado la ciudad y se retiraron con unos 1.400 muertos y 60 heridos. A continuación, la armada se dirigió a la isla de La Gomera, a la que también arrasaron y saquearon.
Entonces se dividió en dos: 35 naves retornaron a su patria bajo las órdenes de Jan Gerbrantsz, con destino a las colonias españolas del Caribe, mientras las demás prosiguieron la campaña con Van der Does en la costa africana. El almirante holandés se dirigió a la portuguesa isla de Santo Tomé, en el golfo de Guinea.
El 18 de octubre de 1599, por la mañana, la armada holandesa llegó a Santo Tomé, a pesar de estar avisados de la llegada holandesa no hicieron nada para mejorar las defensas.
Los barcos holandeses comenzaron a bombardear la ciudad de Pavoasán y el puerto. Los portugueses evacuaron la ciudad y se dirigieron al interior de la isla, salvo unos 20 efectivos que aguantaron en el fuerte con el gobernador Fernando de Meneses, tras tres horas de asalto al fuerte, se rindieron.
Los portugueses y nativos que se habían dirigido al interior al mando de Barbosa de Cunha, contraatacaron el 20 de octubre, mientras los holandeses se retiraban. Los holandeses saquearon la ciudad y obtuvieron un gran botín consistente en 100 piezas de artillería, 1.900 cajas de azúcar, 1.400 colmillos de elefante, mucho algodón y otras mercaderías.
Sin embargo, los neerlandeses también se encontraron con una terrible enfermedad, la malaria, que se cobró en torno a 1.800 vidas, entre ellas la del propio Pieter van der Does.
Por el número de bajas y los discretos logros obtenidos, la empresa fue un rotundo fracaso. Incluso, de vuelta a casa y a la vista de Flesinga, uno de los galeones de la expedición, diezmado por la malaria, fue capturado tras un breve combate por una galera española. El botín, valorado en 30.000 libras, ni siquiera compensó los gastos de la expedición, y, para colmo, resultó que una tercera parte del mismo era propiedad de empresas de las Provincias Unidas. Otra buena parte era propiedad de venecianos, a los que hubo que indemnizar.
Creación de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales (VOC)
En esa época, era costumbre que se creara una empresa para realizar tan solo un viaje y luego fuese liquidada tras el retorno de la flota. La inversión en estas empresas de expedición era de muy alto riesgo, no solamente debido a los peligros habituales de la piratería, las enfermedades y el naufragio; sino también por las condiciones del mercado de especias, donde actuaba una demanda fluctuante con una oferta relativamente elástica lo cual podía hacer que los precios cayeran justo en el momento equivocado, arruinando las perspectivas de rentabilidad.
Los ingleses fueron los primeros en crear un monopolio empresarial conocido como la Compañía Británica de las Indias Orientales (Westwern Indian Compay, WIC), amenazando con llevar a sus competidores neerlandeses a la ruina. En 1602 el gobierno neerlandés decidió hacer lo mismo, patrocinando la creación de una única a la cual se le concedió el monopolio del comercio asiático. Los estatutos de la nueva sociedad la facultaban para construir fuertes, mantener ejércitos y celebrar tratados con los gobernantes asiáticos, se denominó Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales (Verenigde Oostindische Compagnie, VOC).
En septiembre de 1603, el barco portugués Santa Catarina (una carraca de 1.500 toneladas), capitaneado por Sebastian Serrão, viajaba de Macao a Malaca, cargado con productos de China y Japón, incluyendo 1.200 pacas de seda china, valorada en 2,2 millones de guilders. El cargamento era particularmente valioso porque contenía varios cientos de onzas de almizcle (perfume). Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales (VOC) atacó al barco en las costas de Singapur, después de un par de horas de lucha, los neerlandeses sometieron a la tripulación, que rindió el barco y su carga a cambio de sus vidas. El hecho generó protestas internacionales y sirvió de pretexto para contestar la política de Mare Clausum en defensa del Mare Liberum, lo que daría sustentación ideológica para que los holandeses rompieran varios monopolios comerciales para luego establecer su propio monopolio, mediante el uso de su potencia naval.
Establecimiento de la VOC en las Indias Orientales
Entre 1603 y 1607 armaron un total de 22 barcos, y su intención era la de crear una serie de factorías para el intercambio de productos. Ese mismo año 1603, se establecieron en Banten (Java Occidental) el primer puesto permanente de comercio holandés.
Al año siguiente, una expedición en 1604 salida de Banten mandada por el almirante Van Warwijk se dispuso a atacar Macao, pero su fuerza fue golpeada por un tifón y dirigida a las islas Pescadores (actualmente Penghu). Una vez allí, el almirante intentó negociar los términos del intercambio con los chinos en el continente, pero se les pidió que pagasen una cuota exorbitante por el privilegio de una entrevista. Rodeado por una flota china muy superior, se fue sin lograr ninguno de sus objetivos.
En 1605, los “comerciantes” de VOC capturaron el fuerte portugués de Ambón en las Molucas.
Asedio de Macaca (1606)
Malaca era un fabuloso centro de mercancías asiáticas y tenía un gran atractivo para los holandeses, que de inmediato comenzaron a hacer planes para atacar la ciudad. Los holandeses llegaron por primera vez a Malaca en abril de 1606 con la tercera flota de VOC para visitar el archipiélago, la flota estaba mandada por Cornelis Matelief de Jonge, que mandaba 11 buques: Oranje, Nassau, Middelburg, Witte Leeuw, Zwarte Leeuw, Mauritus, Grote Zon, Amsterdam, Kleine Zon, Erasmus y Geuniveerde Provincien.
Matelief de Jonge inmediatamente emprendió un pactó formal con el sultán de Johor, que concluyó en mayo de 1606. En el tratado, los holandeses se comprometieron a expulsar a los portugueses de Malaca y, a cambio, el sultán de Johor les permitiría a los holandeses quedarse con Malaca y realizar comercio en Johor. Curiosamente, ambas partes acordaron respetar las respectivas religiones, una condición aparentemente muy importante para los malayos que habían soportado la intolerancia del Islam de los musulmanes y de los católicos portugueses.
Había una base común para una alianza entre los gobernantes malayos y los holandeses, probablemente porque estaban desesperados por deshacerse del comercio obstructor portugués en el estrecho. Los portugueses habían convertido a Malaca en una fortaleza formidable, lo que dificultaba un ataque terrestre, también habían colocado cañones pesados en la cima de la colina que dominaba el puerto para atacar a las naves enemigas que se aproximaran. Cuando Matelief de Jonge se acercó al puerto de Malaca, capturó algunas naves para procurar provisiones que necesitaban desesperadamente sus hombres, y luego se estableció en un largo asedio de la ciudad para rendirla por hambre. El sitio de hecho hizo la vida bastante difícil para la gente en la ciudad y la rendición parecía solo una cuestión de tiempo. Fue en esta etapa que una flota portuguesa dirigida por Martín Alfonso de Castro, el virrey de Goa, apareció en Malaca el 14 de agosto de 1606.
Así que la escena estaba lista para una de las grandes batallas navales en el archipiélago. Las flotas holandesa y portuguesa intercambiaron fuego de cañón y el 16 de agosto de 1606 la flota portuguesa se dirigió hacia el cabo Rachado (actual Tanjung Tuan, Malasia) donde se libró una feroz batalla naval. La batalla comenzó en serio al día siguiente y los barcos comenzaron con un intenso fuego de cañón para debilitar al enemigo y luego abordaron los barcos para luchar cuerpo a cuerpo. Desafortunadamente, para los holandeses, el Nassau fue atrapado y abordado por hombres del barco portugués Santa Cruz. El barco de Matelief de Jonge, el Oranje, fue al rescate del Nassau pero colisionó con otro barco holandés, el Middelburg. Matelief de Jonge logró desatascar su nave y atacó una nave enemiga, casi atrapándola pero perdiéndola al final, gracias en parte a la conducta desordenada de sus marineros. Luego, los portugueses a bordo de los barcos Santa Cruz y Conceicao atacaron el Nassau y le prendieron fuego. Los barcos holandeses Mauritus y Zwarte Leeluw no pudieron desalojar a Conceicao y hubo una explosión en la popa del Nassau; el barco ardió antes de hundirse.
Hubo una pausa en la batalla durante los días siguientes y, al darse cuenta de sus grandes pérdidas y no contar con fuerzas suficientes, Matelief de Jonge decidió abandonar la lucha. La batalla naval había causado grandes pérdidas a ambas partes. Se informó que los holandeses perdieron 150 hombres y tuvieron muchos más heridos, mientras que los portugueses perdieron hasta 500 hombres. El primer ataque sobre Malaca por los holandeses fue un fracaso.
Si el sultán de Johor hubiera ayudado a los holandeses con sus hombres y otros recursos, el resultado de este ataque hubiera sido diferente. La batalla naval levantó el asedio holandés de Malaca, para gran alivio de su gente. Poco se dieron cuenta, sin embargo, de que esto había sido simplemente un anticipo de lo que vendría en un poco más de tres décadas después.
En 1607, la VOC trató de tomar Mozambique, sin éxito.
En 1619, la VOC conquistó Yakarta, a la que llamó Batavia, convirtiéndola en su base en el oriente. En los veinte años siguientes a Goa y Batavia lucharon sin cesar entre sí, como capitales rivales entre el reino portugués de la India y la VOC.
El 21 de junio de 1622, apareció de una flota holandesa de la costa de Macao, se confirmaron los temores portugueses de que los holandeses trataban de apoderarse de la ciudad. Era una poderosa armada de 14 barcos, a la que se unieron 2 embarcaciones inglesas, que había partido de Batavia, actual Jakarta, con ese objetivo. El primer desembarque tuvo lugar el día 22 y se destinó a hacer el reconocimiento del terreno.
El ataque directo empezó el día 24, con el bombardeo de los baluartes de Macao y el desembarco de unos 800 soldados. Los defensores eran cerca de dos centenares, entre mosqueteros, moradores de la ciudad y esclavos. El momento decisivo ocurrió cuando explotaron los barriles de pólvora del campo de los invasores, cuando estos marchaban hacia la ciudad. La desorganización y desorientación causada por el incidente llevó a los portugueses a la ofensiva, después de haber derrotado a los holandeses en la lucha que siguió. Los invasores retrocedieron y se retiraron a los barcos, dejando más de un centenar de muertos.
La victoria fue celebrada en el lado portugués como un gran hecho de armas, sobre todo porque el virreinato de la India sufrió una pérdida importante en el mismo año, con la caída de Ormuz en el golfo Pérsico. Uno de los efectos más importantes del ataque fue la integración definitiva de Macao en la red oficial de fortalezas portuguesas.
En 1638, los neerlandeses tomaron el fuerte de San Jorge de la Mina en la costa de Oro de Guinea, iniciando los ataques en los puestos comerciales de la costa oeste africana, buscando asegurar esclavos para la producción de azúcar en los territorios conquistados en Brasil.
En 1638 se produjeron varios enfrentamientos navales entre la armada portuguesa y Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales (VOC). Las fuerzas comandadas por el virrey de la India portuguesa, Pedro da Silva y más tarde Antonio Teles de Meneses; que disponían de 5 galeones, 1 nao y varias fustas se enfrentaron a una gran flota holandesa enviada para bloquear la colonia portuaria de Goa, mandada por el almirante Adam Westerwolt, que disponía de 8 carracas y 3 naos, siendo derrotado en los enfrentamientos, perdiendo 2 carracas y los portugueses una nao.
El año siguiente 1639, el almirante holandés Cornelis Simonsz van der Veere conduciría una nueva incursión en el puerto de Goa. Sorprendieron a dos grandes galeones portugueses desarmados: el Buen Jesús y San Sebastián, capturando uno y utilizaron el otro como brulote para incendiar a un tercer galeón, que era el único en condiciones de ofrecer resistencia: el San Buenaventura.
En 1640, los holandeses conquistaron Santo Tomé y Príncipe y Luanda, en Angola, centros proveedores de esclavos.
En el mismo año, después del golpe de 1 de diciembre de 1640, se inició la Guerra de Independencia de Portugal, la Unión Ibérica finalizó y Juan IV de Portugal ascendió al trono y asumió su independencia del gobierno español. En ese momento fueron enviados embajadores a Francia, Inglaterra ya la república Holandesa, con el fin de formar alianzas con estos países en la lucha contra España.
Conquista de Malaca (1640)
Los holandeses decidieron intentar de nuevo capturar la ciudad fortificada de Malaca y nuevamente hicieron una alianza con el sultán de Johor. El Sultán estaba listo y ansioso por reconstruir la amistad de los holandeses cuando regresaron y comprometió mayores recursos para poner fin al gobierno portugués en el Estrecho y aceptó unir fuerzas con los holandeses y con Aceh para eliminar a su enemigo común. Los holandeses llegaron con 12 navíos y 6 barcos ligeros, que formaron una media luna bloqueando la costa para cortar la entrada de suministros.
El asedio comenzó en 1640 y duró meses antes de que los holandeses y sus aliados capturaran la ciudad el 14 de enero de 1641.
El ataque al fuerte comenzó en junio de 1640 por orden de Antonio van Diemen, gobernador general de Batavia, los honores de encabezar el ataque recayeron en el sargento mayor Adrián Antonissoon.
El gobernador portugués de Malaca, Manuel de Souza Countinho respondió con valentía y paciencia con sus armas pesadas. A finales de julio, Johor envió una flota de 40 velas con aproximadamente 1.500 hombres y el 2 de agosto, Antonissoon volvió a tener tantos hombres, en parte holandeses, en parte alemanes, que desembarcaron sus fuerzas combinadas al norte de Tranquerah (parte de la ciudad al norte de la fortaleza). Expulsó a varios cientos de las tropas portuguesas del primer bastión, entró en Tranquerah y condujo a los defensores de vuelta a la fortaleza. Los holandeses asentaron dos baterías con 16 cañones de 24 libras, que hicieron brechas en el bastión y dañaron la fortaleza. La Iglesia de San Pablo y muchos otros edificios grandes dentro de la fortaleza sufrieron daños irreconocibles. En respuesta, las pesadas armas portuguesas en la colina de san Pablo no dejaron intacta una casa en los barrios holandeses de Tranquerah. Durante la batalla, los johoritas habían destruido los arrozales, los huertos de frutas y verduras en Malaca y mantenían un bloqueo constante en el mar, por lo que frustraron los repetidos intentos de los barcos portugueses de pasar. En diciembre, la peste había estallado entre los sitiadores y los sitiados.
Muchos de los asediados portugueses que huían de las punzadas del hambre informaron que en la ciudad había solo 200 europeos y 400 eurasiáticos portugueses y que debido al bloqueo los precios de productos básicos como el arroz y la carne se disparó. La hambruna en las calles a diario era tan aguda que algunos hombres y mujeres escaparon y fueron al campamento holandés para pedir comida. El hambre hacía mella entre los portugueses, pero la fiebre, la disentería y la peste eran tan comunes entre los holandeses, que se informaron que habían tenido más bajas por enfermedad que por el enemigo.
En 1641, las reservas de provisiones habían bajado tanto que comieron gatos, ratas y la carne que pudieron pillar. Las mujeres y los niños fueron expulsados de la fortaleza. Se dice que 7.000 personas murieron en la ciudad y más huyeron al campo, de una población que los neerlandeses estimaron en 2.000 personas, solo quedaban 3.000. 1.500 holandeses perecieron, incluidos tres comandantes sucesivos que fueron víctimas de enfermedades. Finalmente, los oficiales holandeses designaron al capitán Minne Willemssoon Kaartekoe como comandante. El 14 de enero de 1641, después de un día de oración pública, 650 hombres que todavía estaban sanos, soldados con mosquetes y marineros con escaleras avanzaron hacia el bastión Santo Domingo de la Famosa, gritando su grito de guerra, «Ayúdanos a Dios«. El bastión Santo Domingo cayó y luego en sucesión, también lo hicieron los otros bastiones y el Indomable de la Famosa finalmente fue capturado. Así terminando los 130 años del gobierno portugués de Malaca.
Después de esto, los holandeses se dispusieron a reconstruir la fortaleza y gobernaron Malaca durante los siguientes 170 años, la más larga de todas las colonias. Desde su nueva base en Malaca, los holandeses intentaron controlar el comercio que pasaba por el estrecho de Malaca y la exportación de estaño desde Malaya (el antiguo nombre de Malasia).
El 12 de junio de 1641 se firmó el primer tratado de la Haya, el establecimiento de una tregua de diez años entre el reino de Portugal y la república Holandesa. Fue un tratado de alianza defensiva y ofensiva entre ambas partes. El tratado incluía la formación de una flota conjunta destinada a atacar el reino de España. En la práctica la tregua, originalmente firmada para todos los territorios de ambos imperios, se limitó solo al continente europeo, siendo ignorada por ambas partes en el resto del mundo.
En 1642, los neerlandeses tomaron el Axim, en el actual Ghana.
En 1650, los holandeses se instalaron en el cabo de Buena Esperanza. En 1652, Jan van Riebeeck, de la VOC, instaló allí una base de apoyo a la navegación hacia el oriente, llegando más tarde a transformarse en la Ciudad del Cabo.
En 1658, los portugueses perdieron el último puesto de Ceilán ante los holandeses.
En 1661, se firmó el segundo tratado de paz de La Haya. Portugal aceptó las pérdidas en Asia, comprometiéndose a pagar ocho millones de florines, equivalente a sesenta y tres toneladas de oro, como compensación por el reconocimiento de la soberanía portuguesa del Nordeste brasileño, ex Nueva Holanda. Este valor fue pagado en prestaciones, a lo largo de cuarenta años y bajo la amenaza de invasión de la marina de guerra. En este año Bombay fue cedida a Inglaterra como dote del matrimonio entre la princesa Catalina de Braganza y Carlos II de Inglaterra.
Conquista de Cochín (1662)
Al año siguiente 1662, a fines de agosto, una flota, compuesta por 13 grandes barcos tripulados con 3.000 soldados de los cuales 800 eran europeos y el resto de Ceilán y Malabar. El 27 de agosto como van Goens estaba gravemente enfermo, Jacob Hustaert estaba al mando. Van Goens, se recuperó, y fue en busca de la flota principal el 10 de septiembre, con un barco y un yate.
Hustaert llegó antes de Cochin el 17 de octubre. Inmediatamente, convocó al consejo militar y finalmente se decidió sitiar la ciudad desde el sur.
El 28 de octubre, Hustaert desembarcó 1600 hombres a dos millas al sur de Cochin. Los portugueses, aparentemente también aprendiendo de sus errores pasados, esperaban allí con seis destacamentos de soldados portugueses y 2.000 nayars. Una breve batalla siguió.
Hustaert comenzó a construir obras de asedio alrededor de Cochin. Un portugués capturado informó de que solo había 600 soldados dentro de las murallas de Cochin, mucho menos de lo que se esperaba. Tenía cuatro meses completos de temporada seca para asediar la ciudad.
Hustaert, cuya fuerza era apenas suficiente para asediar la ciudad, pero era demasiado pequeña para asaltar las murallas, bombardeó constantemente la ciudad, esperando que Van Goens llegara con refuerzos. Van Goens llegó el 14 de noviembre, trayendo 400 soldados veteranos y 500 lascarinos de Ceilán y Quilón.
Entonces, las obras de asedio debían ser perfeccionadas y la ciudad aislada. Las trincheras y las baterías se movieron cada vez más cerca de la ciudad. Sin embargo, el completo aislamiento de la ciudad siguió siendo problemático, ya que el ejército de la Compañía no controlaba el río o las aguas estancadas. Varios soldados de VOC que desertaron a Cochin el año pasado, vinieron al campo el 5 de diciembre y pidieron perdón, e informaron a Van Goens que el príncipe Godorme; entonces una vez más en Purracad, estaba abasteciendo a la ciudad sitiada no solo de comida, sino también de azufre para la producción de pólvora, y de nayars. Hasta 150 nayars habían sido llevados a la ciudad, y si surgía la necesidad podía enviar muchos más.
Van Goens ordenó un ataque contra «Papeneiland«, una isla en el río, capturando varias naves pequeñas, después equipó una flota de pequeñas embarcaciones para navegar hacia el sur sobre el remanso, que llegaba hasta Purracad, para tomar o destruir las diversas pequeñas embarcaciones por las cuales Cochin estaba siendo abastecido.
Para el 4 de enero, habían limpiado la zona, dejando a nayars de Calicut para proteger los diversos asentamientos.
Van Goens decidió que se realizase un ataque de diversión en el punto más occidental de Cochin, donde se había abierto una brecha en la muralla, tenía como misión atraer a tantos soldados portugueses como fuera posible del resto de la ciudad. Entonces, el bastión más al noreste de Portugal, llamado Calewety, donde las murallas también tenían una brecha, sería asaltado por van Goens. Si este ataque tenía éxito de inmediato, toda la fuerza se movería allí y entraría en la ciudad. Si no, Hustaert lideraría su fuerza en un ataque en un bastión portugués ligeramente hacia el oeste, llamado San Lázaro. Mientras tanto, todas las baterías holandesas deberían comenzar una enorme barrera sobre la ciudad.
En la tarde del 6 de enero de 1663, van Goens dirigió personalmente su fuerza a Caleweti, donde se produjo una sangrienta lucha. 50 soldados de la Compañía murieron o fueron heridos de muerte, otros 70 resultaron heridos. En el lado portugués, como resultó más tarde, 200 portugueses murieron en el enfrentamiento inicial. Ahora estaba claro para las tropas de VOC que había un poco más de 600 soldados portugueses en Cochin. Aunque este primer ataque no fue decisivo, Van Goens suspendió el ataque contra San Lázaro para evitar el caos y otro baño de sangre. En cambio, la ciudad sería tomada lentamente desde el lado noreste. Van Goens tenía seis nuevas compañías que reforzaban las tropas allí, y siguieron severas escaramuzas en las calles de la ciudad.
Uno de los soldados enviados con estas seis compañías fue Herport. Al caer la noche, las tropas se abrieron paso hasta lo que Herport llama «la media luna de Portogafo«, probablemente a medio camino del muro sureste de la ciudad, lo que significaba que tenían toda la parte estrecha de la ciudad a lo largo del río bajo su control. Luego, aún bajo el fuego de los portugueses, el ejército comenzó a atrincherarse, para continuar la guerrilla de la ciudad al amanecer otra vez. Sin embargo, continuar el ataque resultó ser innecesario. En las primeras horas de la mañana siguiente, un oficial portugués se acercó a las defensas improvisadas de la Compañía con una bandera de paz. Se acordó que cesasen las hostilidades y que una delegación portuguesa llegaría en breve para negociar la paz.
Por lo tanto, el 7 de enero de 1663, Cochin finalmente había caído. El asedio había costado a los soldados de VOC 360 hombres. Sin embargo, había 300 heridos (muchos quemados gravemente por incendios), y Beri-beri había dejado otros 500 enfermos para luchar. Los portugueses tuvieron más de 900 bajas. Increíblemente, más portugueses habían muerto de lo que la compañía creía que estaban en la ciudad. La fuerza de defensa total de la ciudad resultó ser de 2.300 almas, que consistían en soldados pero también estudiantes y clérigos que vivían en la ciudad. El ejército de VOC, por el contrario, había tenido un máximo de 2.000 soldados en su campamento en un momento dado, ya que muchas otras actividades (guarnición de Baypin y Cranganore, atacando los remansos) habían disminuido el tamaño total de la fuerza.
A los portugueses, usualmente casados y en posesión de casa propia en la ciudad, se les permitió partir hacia Goa, al igual que los mestizos. La Compañía demolió parte de las murallas y edificios para convertir a Cochin en un puesto fortificado mucho más pequeño con una guarnición.
Los Países Bajos consolidaron su independencia y formaron el imperio colonial holandés, abriendo camino al siglo de Oro de los Países Bajos. Inglaterra también salió beneficiada porque derrotó la mayor amenaza a su autonomía a través del sabotaje de las rutas marítimas españolas, y porque logró que sus principales socios económicos (y potenciales rivales) entrasen en guerra entre sí.