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Antecedentes
El 22 de noviembre de 1542, el rey Jacobo V se quedó en el castillo de Lochmaben, mientras que Robert Maxwell, junto con sus casi 18.000 hombres, se encontraban en el castillo de Langholm. Por otro lado, guardián de la March del Oeste, Thomas Wharton apenas tenía 3.200 hombres a su disposición, de los cuales 200 eran arqueros, 500 eran jinetes y 2.500 infantes con la obligación de proteger su país contra una invasión hostil y la entrada de tropas desde el norte.
Evidentemente, Wharton necesitaba superar la ventaja numérica de su enemigo, ya que estaba perfectamente informado de la posición, el volumen y el propósito de las fuerzas escocesas. Era un comandante experto en la lucha fronteriza, y estaba completamente seguro de sus cualidades para abrumar a las fuerzas escocesas. Wharton inició el ataque en Middlebie, mientras Maxwell todavía descansaba en el castillo de Langholm. Planeaba desconcertar a los escoceses con respecto a la tendencia final de los ingleses y los convenció de cruzar el río Esk en Arthuret, en lugar de ir por el camino de Gretna y Solway Sands, que era su primer y último plan. El 23 de noviembre, Wharton regresó a Carlisle y descubrió que, de hecho, los escoceses habían comenzado a construir su camino cruzando el río Esk en Sandyforde no muy lejos con Arthuret en la mañana siguiente.
El río fluía crecido en el mes de noviembre, lo que dificultaría el cruce a los escoceses para alcanzar su primer objetivo, en su orilla sería más difícil desplegar su numeroso ejército.
Primera fase, despliegue
Wharton colocó sus propias fuerzas en la colina de Hopesike, cerca de la corriente del río Hall Burn tenía tierra húmeda cubierta de hierba, y se situó a la espera de que el ejército escocés descubriera su ubicación. Estableció seis puestos con el propósito de hacer creer a los escoceses que había un ejército inglés numeroso. Con él estaban los 200 arqueros de Kendal mandados por Walter Strikland. Pero fueron sorprendidos por la rapidez con que los jinetes escoceses, que marchaban en la vanguardia se presentaron ante la posición, e intentaron contactar para valorar las fuerzas inglesas, los 200 arqueros ingleses dispararon contra ellos causando un gran daño. Wharton decidió perseguir a los jinetes escoceses con sus jinetes (prickers) dirigidos por William Musgrave.
Segunda fase, cambio de mando
Cuando Maxwell informado de las fuerzas inglesas, estaba organizando y reuniendo a sus hombres para atacar a los ingleses, apareció Oliver Sinclair quien proclamó que el rey James V lo había designado para hacerse cargo de las fuerzas escocesas. En ese momento Maxwel estaba desplegado sus fuerzas en 3 batallas para avanzar hacia los ingleses. El anuncio provocó caos en las filas escocesas, ya que algunas de las tropas permanecieron leales a Maxwell, mientras que otros apoyaron a Sinclair. El mando y el control en el ejército escocés se vino abajo en el mismo momento en que Musgrave comenzó a acosar a las fuerzas escocesas con sus 500 lanceros, usando la táctica de golpear y huir (hit and run) sus prickers.
Tercera fase, fallo de liderazgo
Aunque los ataques de Musgrave no infligieron muchas bajas entre las filas escocesas, los repetidos ataques desorganizaron el flanco izquierdo y causaron que se precipitaran hacia el centro. Con los líderes del ejército enredados en la lucha de poder entre Maxwell y Sinclair, no se emitieron instrucciones para estabilizar la línea o para reconfigurarse contra la amenaza. En cambio, los repetidos ataques de Musgrave significaron que toda la fuerza escocesa se desplazara empujando al flanco derecho del despliegue hacia tierras pantanosas frenando su avance y causando un desorden significativo.
Cuarta fase, avance de la infantería y persecución
Desde su puesto de mando en la colina Hopesike, Wharton podía ver el caos que se desarrollaba en el despliegue escocés. Con la esperanza de sacar provecho de la situación, avanzó su infantería a Arthuret Howe, otro pequeño montículo que daba a la carretera. El movimiento de avance de las fuerzas inglesas fue interpretado por los escoceses como una vanguardia inglesa que avanzaba como precursora de un ejército más grande. Si el liderazgo escocés hubiera estado unido, es probable que pudieran haber reunido a sus tropas. Sin embargo, confusos y sin líder, la cohesión de las fuerzas escocesas comenzó a romperse, ya que muchos de ellos arrojaron sus armas y huyeron hacia el río Esk.
La moral entre los escoceses restantes se derrumbó rápidamente y pronto todo su ejército huyó de forma desordenada, en una derrota general abandonando su artillería y sus bagajes. Huyeron hacia el norte hacia el punto de vadeo en el río Esk (en las cercanías de la actual Longtown) perseguido por los jinetes de Musgrave. Las bajas escocesas durante la batalla fueron mínimas, tal vez poco más de veinte, pero a medida que las tropas en retirada intentaban cruzar el río, cientos se ahogaron. Se capturaron otros 1.200, incluidos Maxwell y Sinclair que fueron encarcelados. Las pérdidas inglesas fueron citadas por Wharton como tan solo siete hombres; era poco probable que no hubiera habido muchos más dado que la infantería inglesa nunca estuvo involucrada.
Secuelas
Los prisioneros llevados a Inglaterra incluyeron a Lord Gray y Stewart de Rosyth. Varios condes, señores y lairds escoceses capturados fueron liberados; enviando rehenes, llamados «promesas» a Inglaterra en su lugar. El 14 de diciembre de 1.542, el informe de Thomas Wharton sobre la batalla fue leído al Consejo Privado, y ordenaron que los prisioneros escoceses que entraran en Londres usaran una cruz roja de San Andrés. Entre las armas capturadas se encontraban cuatro falconetes con la inscripción de «JRS» (Jacobus Rex Scotorum) y las armas reales escocesas con una corona imperial.
Eustace Chapuys informó que los presos escoceses asistieron a la corte de Enrique VIII el día de Navidad con espadas y puñales. Pudieron hablar con el embajador francés, y Enrique les dio a cada uno un regalo de una cadena de oro. Estos rehenes y prisioneros en su mayoría fueron bien tratados en Inglaterra, ya que se esperaba que cuando regresaran a Escocia después de que se pagaran sus rescates, promoverían la causa inglesa. Algunos de los prisioneros de alto rango tomados en la batalla fueron intercambiados por sus «promesas» en Carlisle el 10 de enero de 1543. Chapuys dijo que el regreso de algunos prisioneros fue impedido en este momento por el gobierno escocés que afirmaba que eran traidores por perder la batalla, o sospechaban que estaban siendo influenciados por Enrique. Cuando sus familias fueron arrestadas, estos prisioneros no pudieron hacer sus promesas y se quedaron en la frontera en Berwick-upon-Tweed.
Sin embargo, un historiador moderno Marcus Merriman dice que la batalla y la toma de rehenes, fue más como la culminación de la guerra de Jacobo V que el comienzo de la Rough Wooing de Enrique VIII.
La derrota afectó su salud, que era mala desde hacía tiempo, y estaba en su lecho de muerte en el palacio de Falkland el 14 de diciembre de 1542 a los 30 años de edad. 6 días antes había nacido su hija María, que fue proclamada reina de Escocia, con James Hamilton, segundo conde de Arran como el siguiente en la línea sucesoria y regente del reino durante la minoría de edad de la Reina.
El 1 de julio de 1543 se firmó el tratado de Greenwich entre los representantes de los reinos de Inglaterra y Escocia, en esa villa inglesa. El acuerdo era parte de los planes de Enrique VIII de Inglaterra para unir las dos coronas. El Tratado comprendía dos puntos principales:
- Establecimiento de acuerdos de paz entre ambos reinos.
- Matrimonio entre la reina María I de Escocia (recién nacida en la fecha del tratado) con Eduardo VI de Inglaterra. María residiría en Francia acompañada por una pareja de nobles ingleses hasta cumplir los 10 años; a esa edad regresaría a Inglaterra hasta la fecha de su matrimonio.