Edad Moderna Primera Rebelión Jacobita (1688-91) Revolución Gloriosa (1688)

Antecedentes

En 1686, un grupo de conspiradores se reunieron en Charborough House en Dorset, para planear el derrocamiento de “la raza tirana de los Estuardo”. En junio de 1688, otra conspiración fue lanzada desde Old Whittington, en Chesterfield, Derbyshire, para deponer a Jacobo y reemplazarle por su hija María y su marido, Guillermo Enrique de Orange, ambos protestantes y ambos nietos de Carlos I de Inglaterra. Antes del nacimiento del hijo de Jacobo el 10 de junio, María había sido la heredera al trono y Guillermo era el tercero en la línea de sucesión. Jacobo, sin embargo, había querido solamente tratarlos como posibles herederos, con la condición que aceptasen su posición pro católica, lo cual ellos no habían querido aceptar por miedo a que la influencia francesa llegase a ser demasiado grande. Guillermo también era el estatúder de las principales provincias de la república Holandesa, entonces en los estados preliminares para unirse a la Guerra de los Nueve Años en contra de Francia. Guillermo ya había adquirido la reputación de ser el principal campeón en Europa de la causa protestante en contra del catolicismo y del absolutismo francés.

Todavía es materia de controversia si la iniciativa de la conspiración fue tomada por los ingleses o por el estatúder y su esposa. Guillermo había estado tratando de influenciar la política inglesa durante más de un año, permitiendo al Gran Pensionario Gaspar Fagel la publicación de una carta abierta al pueblo inglés en noviembre de 1687, deplorando la política religiosa de Jacobo, y esta acción generalmente ha sido interpretada como una apuesta encubierta por su reinado. El 18 de diciembre, el duque de Norfolk avisó a Jacobo de una conspiración proveniente del lado de su yerno. Desde el verano de 1687, Guillermo había mantenido una correspondencia secreta con los principales líderes whig. En ella no se comprometió a ninguna acción definida, pero se había alcanzado un compromiso de que si Guillermo ascendía al trono; lo haría (de acuerdo con su reputación anti-absolutista) con moderación en el uso del poder real, en compensación por un uso total de los recursos militares ingleses contra Francia. En abril de 1688 empezó a considerar seriamente la posibilidad de una intervención militar y a buscar apoyo financiero y político para tal empresa.

Cogiendo al vuelo la oportunidad de atraer a Inglaterra a la coalición antifrancesa, ofrecida por la crisis causada por la aparición del nuevo heredero católico, Guillermo y María, planearon cuidadosamente durante meses una invasión. Su principal problema, era el evitar cualquier impresión de conquista extranjera y prepararon una invitación formal por parte de un grupo de notables, los Siete Inmortales, que consistían en un obispo y seis nobles, el 30 de junio. También el hombre de confianza de Guillermo, Hans Willem Bentinck lanzó una campaña de propaganda en Inglaterra, presentando a Guillermo como un verdadero Estuardo, pero uno que estaba «afortunadamente» libre (según los panfletos) de los vicios habituales de los Estuardo, como el catolicismo, el absolutismo y la corrupción. Mucho del apoyo «espontáneo» posterior hacia Guillermo había sido organizado cuidadosamente por él y por sus agentes.

La preparación

El problema siguiente fue el reunir una poderosa fuerza de invasión. Guillermo, financiado por la ciudad de Ámsterdam, después de secretas y difíciles negociaciones, hechas por Bentinck con el vacilante burgomaestre de Ámsterdam, durante el mes de junio, alquiló 400 transportes; Bentinck también negoció los contratos de 14.000 mercenarios alemanes de Brandeburgo, Württemberg, Hesse-Kassel y Celle, para guarnecer las fronteras holandesas y liberar un número igual de tropas mercenarias de élite holandesas, para usarlas contra Inglaterra. Se obtuvo más apoyo financiero de las fuentes más disparatadas: el banquero Judío Francisco Lopes Suasso prestó 2 millones de guilders; notablemente incluso el Papa Inocencio XI, un inveterado enemigo de Luis XIV de Francia, hizo un préstamo. Aun así, Guillermo todavía tuvo grandes problemas en convencer a la élite gobernante holandesa, los regentes, que una expedición tan cara era realmente necesaria.

Sin embargo, la política francesa jugó a su favor. A últimos de septiembre, Luis XIV tomó todos los barcos holandeses presentes en los puertos franceses, probando que la guerra con Francia era inminente. El 27 de septiembre, Luis XIV cruzó el Rin y entró en Alemania. El 29 de septiembre los Estados de Holanda, se reunieron en sesión secreta y temiendo una alianza franco-inglesa, aprobaron la operación, resolviendo convertir a los ingleses en “útiles a sus amigos y aliados, y especialmente a este estado”. Aceptaron el argumento de Guillermo que un golpe preventivo era necesario para evitar la repetición de los sucesos de 1672, cuando Inglaterra y Francia habían atacado conjuntamente a la República. Ordenaron a la flota holandesa de 53 barcos de guerra escoltar a los transportes de tropas.

Esa flota estaba de hecho, estaba mandada por el almirante Cornelis Evertsen el Joven, y por el vicealmirante Philips van Almonde; pero en consideración a las sensibilidades inglesas se colocó bajo el mando nominal del contraalmirante Arthur Herbert, el mismo mensajero que, disfrazado como un marinero común, le había traído la invitación a Guillermo en La Haya. Aunque Guillermo mismo era almirante general de la República, se abstuvo del mando operacional, navegando notoriamente, en el yate Den Briel, acompañado por el almirante Willem Bastiaensz Schepers, el magnate naviero de Rotterdam que había organizado la flota de transporte. Los Estados Generales permitieron al núcleo de los regimientos del ejército de campaña holandeses el participar bajo el mando del mariscal Federico Schomberg.

Las preparaciones holandesas, aunque realizadas con gran premura, no podían permanecer en secreto. El embajador inglés, el marqués d’Albeville, avisó a su país: se va a intentar una conquista absoluta, bajo las pretensiones especiales y ordinarias de la religión, la libertad, la propiedad, y un parlamento libre. Luis XIV amenazó a los holandeses con una declaración de guerra inmediata, si se empeñaban en seguir adelante con sus planes. El embarque en las naves, comenzó el 22 de septiembre (calendario gregoriano), y se completó el 8 de octubre, y la expedición fue aprobada ampliamente ese mismo día por los Estados de Holanda; ese mismo día Jacobo emitió una proclama a la nación inglesa para que se preparase para una invasión holandesa.

Durante 3 semanas, sin embargo, la flota de invasión no pudo zarpar del puerto naval de Hellevoetsluis, por las adversas galernas del suroeste, que normalmente azotan en ese período. Los católicos, por todos los Países Bajos y las Islas Británicas mantuvieron reuniones rezando para que este “viento del Papa” durase, pero a últimos de octubre llegó el famoso “viento protestante”, cambiando a del este, permitiendo su marcha el 28 de octubre.

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Guillermo III, príncipe de Orange embarcando su ejército en Brielle y Helvoetsluis en 1.688

El 1 de noviembre de 1688, el príncipe Guillermo de Orange, partió con unos 500 barcos, un ejército de más de 20.000 soldados profesionales altamente entrenados y otros 20.000 marineros y personal de apoyo, llevaban una herrería móvil para herrar caballos y reparar armas, 10.000 pares de botas de repuesto, una imprenta y una gran cantidad de papel de imprenta. Se contrataron naves adicionales en Ámsterdam para transportar heno, provisiones, etc.

Apenas había alcanzado la flota el mar abierto, el viento cambió otra vez a del suroeste forzando a muchos barcos a volver a puerto, volviendo solamente el 9 de noviembre el viento del este. La flota se reagrupó el 11 de noviembre y después navegó hacia el norte en dirección a Harwich, donde Bentinck había preparado un lugar para el desembarco. Sin embargo, fue forzada a ir en dirección sur cuando el viento volvió a rolar al norte, y navegó en una enorme formación cuadrada, de 25 barcos de fondo.

Entró en el canal de la Mancha el 13 de noviembre, saludando al castillo de Dover y Calais simultáneamente para presumir de su tamaño. La armada inglesa colocada en el estuario del Támesis vio pasar por dos veces a los holandeses, pero fue incapaz de interceptarlos; la primera vez debido al fuerte viento del este, y la segunda por una marea no favorable.

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Embarque de Guillermo III, príncipe de Orange en Helvoetsluis el 1 de noviembre de 1688. Pintor holandés desconocido, Royal Collection

Desembarco en Inglaterra

Desembarcaron con un gran contingente en Brixham, Devon el 5 de noviembre de 1688. Guillermo fue aclamado con grandes muestras de apoyo popular (este era el lugar alternativo para el desembarco de Bentinck), y algunos hombres locales se unieron al ejército. El ejército de Guillermo se componía de aproximadamente, de 15.000 a 18.000 infantes, y unos 3.000 de caballería, más artilleros del tren de artillería. Se componía principalmente de 14.352 efectivos regulares mercenarias holandesas (realmente muchos de ellos eran escoceses, escandinavos, alemanes y suizos), y de unos 5.000 voluntarios ingleses y escoceses con un sustancial elemento hugonote en la caballería y en los guardias, así como de 200 negros de las plantaciones de América. Muchos de los mercenarios eran católicos. Jacobo en febrero de 1688 había ordenado a todos sus súbditos británicos abandonar el servicio a los holandeses, pero pocos lo habían hecho. El 7 de noviembre, el viento roló al suroeste, impidiendo a la flota inglesa que los perseguía, atacar el lugar del desembarco. Luis de hecho, no declaró la guerra, esperando que el envolvimiento de los holandeses en una más que probable guerra civil inglesa, haría que no pudiesen interferir en su campaña alemana.

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Desembarco de Guillermo III en Torbay, Brixham 5 de noviembre de 1688. English School.

Guillermo consideraba que su veterano ejército tenía el tamaño suficiente para derrotar a cualquier fuerza que Jacobo pudiera lanzar contra él, pero había decidido evitar los riesgos de una batalla campal y mantener una actitud defensiva, en la esperanza que la posición de Jacobo se colapsaría al final por sí misma. Así, desembarcó lejos del ejército de Jacobo, esperando que sus aliados ingleses tomasen la iniciativa actuando contra Jacobo, mientras él aseguraba su propia protección contra potenciales ataques. Guillermo estaba preparado para esperar; había pagado a sus tropas tres meses de campaña por adelantado. Un avance lento, tenía el beneficio añadido de no extender demasiado sus líneas de suministro; las tropas holandesas incluso estaban bajo órdenes estrictas de no forrajear, por miedo a que pudieran degenerar en saqueos que pudiesen poner a la población en contra. En sus banderas se leía la proclama: “Mantendré las libertades de Inglaterra y la religión protestante”. “Je maintiendrai” (Mantendré) era el lema de la Casa de Orange.

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Guillermo III, príncipe de Orange llegando a Torbay, Brixham (1688)
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Guillermo III, príncipe de Orange recibimiento en Torbay, Brixham (1688)

El 9 de noviembre, Guillermo tomó Exeter. Desde el 12 de noviembre, en el norte, muchos nobles empezaron a declararse a favor de Guillermo. Sin embargo, en las primeras semanas mucha gente evitaba cuidadosamente tomar partido; la nación como un todo, ni se reagrupaba detrás de su Rey, ni daba la bienvenida a Guillermo, sino que esperaba pasivamente el resultado de los acontecimientos.

Jacobo rechazó una oferta francesa para enviar una fuerza expedicionaria. Sus fuerzas más adelantadas se congregaron en Salisbury, y Jacobo partió para unirse a sus tropas el 19 de noviembre. En medio de protestas anticatólicas en Londres, llegó a ser evidente que las tropas no estaban ansiosas por combatir, y que la lealtad de muchos de los comandantes de Jacobo era dudosa. La primera sangre se vertió más o menos en este momento, en una escaramuza en Wincanton, Somerset, cuando las tropas realistas se retiraron después de derrotar a una pequeña partida de exploradores. El recuento de bajas en ambos bandos fue de unas 15. En Salisbury, un preocupado Jacobo tuvo de pronto un serio derramamiento de sangre por la nariz, lo que él tomó por una mala profecía, indicando que debía ordenar a su ejército la retirada.

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Marcha del príncipe de Orange a Londres en 1.688

El 23 de noviembre, lord Churchill de Eyemouth, uno de los principales comandantes de Jacobo, desertó al campo de Guillermo. El 26 de noviembre, la propia hija de Jacobo, la princesa Ana, hizo lo mismo. Ambos fueron pérdidas importantes. Jacobo volvió a Londres ese mismo día. El 4 de diciembre, las fuerzas de Guillermo estaban en Salisbury.

El 7 de diciembre, el príncipe de Orange y un cuerpo fuerte de tropas habían llegado a Hungerford, después de retirarse de Salisbury, la fuerza principal de Jacobo II estaba estacionada en Hounslow Heath. Jacobo colocó una avanzada de 600 en Reading para detener la marcha de los holandeses hacia Londres, estos 600 efectivos estaban compuestas por católicos irlandeses bajo el mando de Patrick Sarsfield, quien, según un rumor, planeaba masacrar a la gente del pueblo.

Mientras el príncipe de Orange estaba en Hungerford, sus partidarios ingleses entraron en la ciudad, incluyendo un cuerpo de varios cientos de caballería encabezados por señores del norte, Jacobo envió a lord Halifax, lord Nottingham y lord Godolphin a Hungerford para hablar con él. Halifax presentó las propuestas de Jacobo: que los puntos de disputa se presentarían ante el Parlamento; y que mientras el Parlamento deliberaba, el ejército de Guillermo no se acercaría a más de 50 km de Londres. Halifax luego le entregó una carta de Jacobo a Guillermo. Este pidió a sus asesores ingleses que discutieran las propuestas, se reunieron bajo la presidencia de lord Oxford y, después de un largo debate, aconsejaron el rechazo de las propuestas de Jacobo. Guillermo decidió negociar con Jacobo y poner sus propias contrapropuestas por escrito para que Halifax se las entregue al Rey.

En realidad, en este momento, Jacobo solo estaba ganando tiempo, pues ya había decidido huir del país. Jacobo estaba convencido que no podía confiar en su ejército, y dio órdenes para desbandarlo.

Había habido fuertes manifestaciones anticatólicas en Brístol, Bury, Saint Edmuns, Hereford, York, Cambridge, y Shropshire. El 9 de diciembre una turba protestante asaltó el castillo de Dover, donde era gobernador el católico Edward Hales, y lo tomó.

Batalla de Reading o de Broad Street (10 de diciembre de 1688)

Jacobo II envió a Reading 600 dragones irlandeses católicos, para detener la marcha de las fuerzas de invasoras, la gente de Reading estaban asustados de esas tropas, y enviaron un mensajero a Guillermo que estaba en Hungerford para pedir ayuda. Guillermo envió a la ciudad una fuerza de socorro de unos 250 soldados holandeses que marcharon de noche, llegando el domingo 9 de diciembre. Los irlandeses esperaban que los soldados del príncipe Guillermo llegaran a lo largo de la carretera más directa desde Newbury y asentaron la caballería en la esquina de Castle Street. Los mosqueteros se alineaban en las paredes del cementerio de Santa María con algunos vigilndo desde lo alto de la torre. Había soldados en Broad Street y aún más esperaban en Market Place.

Alguien salió de Reading y advirtió a las tropas de Guillermo sobre la emboscada. Cambiaron de rumbo y viajaron a lo largo de Oxford Road ocultos por setos para poder entrar en Reading desde una dirección inesperada. Algunos luego se dirigieron directamente a lo largo de Broad Street, y otros dieron vuelta a Saint Mary Butts. Atacaron a los soldados irlandeses que esperaban al final de Castle Street y alrededor de Saint Mary. Los irlandeses huyeron hacia Market Place.

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Batalla de Reading (9 de diciembre de 1688). 250 jinetes holandeses derrotan a 600 dragones irlandeses.

La gente de Reading se unió al ataque disparando a los irlandeses desde sus ventanas. En las estrechas calles que entonces existían donde ahora comienza la calle King Street, las tropas de Santa María se encontraron con otro grupo de tropas irlandesas que huían después de ser atacadas en Broad Street (nombre alternativo de la batalla). Los irlandeses entraron en pánico y fueron expulsados de la ciudad hacia Twyford, dejando a varios de sus lados muertos, de 20 a 50 dependiendo de las fuentes. Hubo pocas muertes en el lado holandés, una de las cuales era un oficial católico. Muchos de los muertos fueron enterrados en el cementerio de la iglesia de Saint Giles.

La batalla es descrita en detalle por Daniel Defoe, que había luchado con el duque de Monmouth en su rebelión anterior contra Jacobo II. En el relato de Defoe, los dragones irlandeses son retratados como hombres salvajes y violentos que habrían saqueado a Reading y asesinado a su gente si no hubieran sido dispersados,

Coronación en Londres de Guillermo III

El 10 de diciembre, la Reina y el príncipe de Gales huyeron a Francia. El 11 de diciembre, Jacobo intentó escapar, tirando el Gran Sello del Reino al Támesis, en su huida. Sin embargo, fue capturado al día siguiente por unos pescadores en Faversham, cerca de Sheerness en la Isla de Sheppey. El día 11 de diciembre los lores espirituales y los lores temporales, decidieron pedirle a Guillermo que restaurase el orden. En la noche del día 11 hubo disturbios y saqueos de las casas de los católicos y muchas embajadas extranjeras de países católicos en Londres. La noche del 12 presenció un pánico de masas en Londres durante lo que se llamaría más tarde, la Noche Irlandesa. Falsos rumores de un ataque inminente por parte del ejército irlandés sobre Londres se extendieron por la capital, y se reunió una multitud de cerca de 100.000 personas para defender la ciudad.

El 12 de diciembre, cuando el ejército holandés se dirigía hacia Londres, comenzaron a llegar informes de que Jacobo II había huido a Francia. Gilbert Burnet, capellán escocés del príncipe Guillermo, le dijo a Huygens que se había establecido una “Convocatoria” o “Parlamento libre” en Westminster para gobernar el país. El 14 de diciembre llegaron a Henley. Mientras marchaban desde Henley hacia Windsor, el tiempo fue bueno.

Después de volver a Londres el día 16, Jacobo fue recibido por la multitud con vítores. Ante esto tomó ánimos, e intentó recomenzar el gobierno, incluso presidiendo una reunión del Consejo Privado. Entonces recibió una petición para que se marchase de Londres por parte de Guillermo, quién al mismo tiempo, ordenó a todas las tropas inglesas que abandonasen la capital; no serían permitidas fuerzas locales en un radio de 30 km hasta la primavera de 1.689.

Guillermo envió a lord Sholms con un comandante de alto rango por delante del ejército principal, con 3 batallones de infantería holandesa y caballería de apoyo de la guardia azul holandesa, la noche del 17 de diciembre, para tomar posiciones de protección de Whitehall, Saint James’s Park y el Palacio de Saint James, antes de su entrada. Una de sus instrucciones clave era reemplazar al guardia que protegía a Jacobo II con un contingente de tropas holandesas de élite, y sacarlo de Londres, supuestamente por su propia seguridad.

Cuando el rey Jacobo se iba a la cama a las 23:00 horas, se le informó de su presencia en Saint James’s Park. Pensando que había un error mandó llamar al comandante holandés, lord Solms, este le dijo que la guardia era necesaria para su seguridad.

El 18 de diciembre, el príncipe de Orange y su ejército entraron en Londres con una entrada cuidadosamente organizada, para ser recibidos, esta vez, por multitudes de londinenses. A pesar del clima desapacible, las personas en coches y a caballo, así como a pie, se alineaban en las calles. Huygens informó con evidente alivio que muchos de ellos llevaban cintas anaranjadas, mientras que otros habían puesto naranjas en palos y los agitaban en el aire.

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Guillermo III, príncipe de Orange entrando triunfante en Londres el 12 de diciembre de 1688. Da una idea de como era la ciudad en aquella época.

La armada inglesa ya se había pronunciado a favor de Guillermo. Jacobo fue llevado a Rochester, Kent bajo una guardia holandesa ese mismo día, justo cuando Guillermo entraba en Londres.

Jacobo escapó entonces a Francia el 23 de diciembre. La baja vigilancia puesta sobre Jacobo, y la decisión de permitirle estar tan cerca de la costa, indica que Guillermo podría haber esperado que una fuga con éxito de su suegro, podía evitarle la dificultad de decidir qué hacer con él. Especialmente cuando todavía era fuerte la memoria de la ejecución de Carlos I. El 26 de diciembre Guillermo, siguiendo el consejo de sus aliados whig, convocó una asamblea de todos los miembros del parlamento que habían sobrevivido el reinado de Carlos II, puenteando así a los toris del Parlamento de 1685. Esta asamblea convocó una Convención y el 28, Guillermo aceptó las responsabilidades del gobierno. Aunque Jacobo había huido del país, el 30 Guillermo (en una conversación con el marqués de Halifax) estaba amenazando con no quedarse en Inglaterra «si el antiguo rey Jacobo volvía otra vez«, y estaba decidido a regresar a Holanda «si ellos le iban a nombrar a Guillermo como Regente«.

La crisis política subsiguiente en Escocia, que, aderezada con acontecimientos ingleses, se dejó sin Rey, vio a los miembros del Consejo Privado escocés pedir rápidamente a Guillermo que asumiera las responsabilidades del gobierno en Escocia el 7 de enero de 1689. Habiendo leído el estado de ánimo de la gente, que había una falta de apoyo popular al régimen de Jacobo, y que el apoyo político de Guillermo crecía a medida que la crisis se desarrollaba de manera similar a Inglaterra. El parlamento Escocés aprobó la Ley de Reclamación de Derecho, por lo tanto, estableciendo en la ley Escocesa, que el trono quedó vacante después de la partida de Jacobo.

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2018-08-26. Última modificacion 2022-08-15.
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