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Origen de la guerra
El origen de la guerra fue el choque de intereses territoriales entre Suecia y sus vecinos Dinamarca-Noruega, Rusia y Polonia, que desencadenó una alianza entre estos tres Estados contra el poder sueco.
Situación en el Imperio sueco
Suecia, entre 1560 y 1658, había forjado un imperio en el Báltico a través de conquistas de territorios de los países vecinos y se había convertido en una potencia mundial con el predominio en la Europa del Norte. Sus viejos enemigos esperaban el momento propicio para recuperar los territorios perdidos y ensanchar su influencia regional.
Suecia había seguido una agresiva política exterior desde la consolidación de su independencia en el siglo XVI, enfrentándose a la rivalidad danesa y polaca. Esas dos naciones habían protagonizado unas derrotas ante el ejército sueco, en guerras que habían puesto en peligro su propia independencia.
Tras una intervención en Rusia, la Paz de Westfalia en 1648 y la conclusión de la Guerra de los Treinta Años; Suecia se adjudicó territorios en el norte del Sacro Imperio Romano Germánico, que incluían el occidente de Pomerania, conocido como Pomerania Sueca, así como los obispados secularizados de Bremen y Verden, y la ciudad de Wismar. Asimismo en esa misma época obtuvo de Polonia la cesión de Livonia y, con el Tratado de Roskilde con Dinamarca y Noruega, importantes territorios de esos dos países.
En 1654, Carlos X sobrino de Gustavo Adolfo, ascendió al trono sueco por la abdicación de su prima, la reina Cristina. Apenas fue nombrado rey, atacó a Polonia e inició un conflicto que comprendía Brandeburgo, Rusia, Dinamarca y Holanda y que dio lugar a la Primera Gran Guerra del Norte. Ayudado por el reacio elector de Brandeburgo, después de haber sometido a la mayor parte de Polonia. Carlos entabló una alianza con los cosacos de la Pequeña Rusia (Ucrania). El zar Alexis llegó a un acuerdo con los polacos, hizo causa común con ellos contra los suecos y les arrebató Livonia que había sido adquirido en 1621.
En 1661, los suecos y rusos firmaron y llegaron a un acuerdo y por la Paz de Kardis devolvieron Livonia a los suecos. Como los polacos rehusaron a conocer el Tratado, y la guerra Ruso-Polaca se prolongó hasta 1667 en que se firmó el Tratado de Androsovo, que restituía Smolensko al Zar y le otorgaba la Pequeña Rusia hasta el Dniéper. Iniciándose la expansión rusa hacia el oeste.
La Paz de Kardis había dejado a Suecia dueña del Báltico, y así permaneció hasta la llegada de Carlos XI (1660-97). Durante el reinado de Carlos XI, las dificultades económicas provocaron que el país se mantuviera neutral en la mayoría de los conflictos europeos. El rey inició una serie de reformas administrativas y militares, consciente de la amenaza de sus vecinos. A su muerte, en 1697, su hijo Carlos XII heredaba un país fortalecido, con un ejército que, aunque relativamente pequeño, era uno de los mejor preparados de Europa. Por la minoría de edad del nuevo rey (solo contaba 14 años) se estableció un gobierno regente hasta 1700, que continuó la política neutral de su antecesor.
El Imperio sueco comprendía en su totalidad la península Escandinava (menos Noruega), Finlandia, Carelia, Ingria, Estonia, Livonia y Pomerania Occidental, Wismar, Bremen y Verden, así como la mayoría de las islas Bálticas. De este modo, los suecos no solo dominaban el Báltico, sino también exceptuando el Niemen y el Vístula, las desembocaduras de los grandes ríos que afluían en él: el Neva, el Dviná, el Óder, el Elba, y el Wesser. Pero, por imponente que pareciera tal imperio, invitaba a la destrucción, ya que por el este bloqueaba la expansión rusa hacia el Báltico, por el sur se veía amenazado por Sacro Imperio y Brandeburgo, y por el oeste Dinamarca y Noruega.
Carlos XII (1682-1718), comprendió la importancia de contar con un ejército bien organizado, y puso mucho empeño en desarrollarlo, pasando gran parte de su tiempo organizándolo, y participando en revistas y maniobras.
La reorganización comenzó con la aplicación de un nuevo sistema llamado de enrolamiento o alistamiento (indelning), que a diferencia del sistema de reclutamiento; permitía contar con regimientos permanentes, entrenados regularmente, muy disciplinados, organizados para responder rápidamente ante un ataque o emergencia, y muy homogéneos en cuanto a idioma y origen local a diferencia del resto de Europa. Cada regimiento contaba con batallones de caballería y artillería.
Carlos era un guerrero indomable. Vivía solo para la guerra, cuyas durezas y aventuras le atraían tanto como la propia victoria, y cuanto mayores eran los obstáculos, con mayor alegría los afrontaba. Tenía una fuerte confianza en sí mismo hasta el punto que nada le parecía imposible. Su valentía era excepcional, su energía prodigiosa, y poseía una visión táctica, que de un solo vistazo era suficiente para revelar el punto débil del enemigo, al que se lanzaba como un huracán. Se le dio el apodo de Alejandro Magno del Báltico.
La oficialidad estaba compuesta por militares profesionales que habían estudiado o perfeccionado su carrera militar en otros países, principalmente Francia. Otros oficiales provenían de las posesiones suecas en Alemania.
También existía una cantidad de oficiales de distintas nacionalidades (franceses, británicos y otros) que habían servido en ejércitos de otros países, y participado en distintas guerras europeas, quienes actuaban bajo contrato. Suecia contaba también con destacados ingenieros militares, especializados en fortificaciones. Los alistados recibieron el nombre de Carolianos.
El ejército sueco
El ejército sueco de la Gran Guerra del Norte fue creado por Carlos XI y se basó en el indelningsverket (sistema de asignación). La idea básica era proporcionar un ejército permanente a bajo costo; se requería que un número de granjeros y yeomen (pequeña nobleza) en una provincia establecieran un regimiento de infantería o caballería. Los granjeros y los yeomen tenían que proporcionarles a sus soldados una granja, algunas tierras de cultivo y su equipo militar, idealmente dando como resultado soldados autosuficientes.
A cambio, los agricultores y los trabajadores estaban exentos de impuestos y reclutamiento. Este sistema llevó la fuerza del ejército en tiempos de paz de unos 30.000 de infantería. Los regimientos de caballería provinciales fueron reclutados por unidades administrativas llamadas “rusthåll”. A cargo de cada rusthåll había un rusthållare que, a cambio de las reducciones de impuestos, proporcionaba al ejército un jinete y un caballo, consiguiendo 11.000 de caballería con solo unos pocos regimientos permanentes, como los Guardias.
Las tropas tenían entrenamiento regular a nivel compañía, batallón y regimiento. Además de estos regimientos de adjudicación, se levantaban varios regimientos alistados en tiempos de guerra. Al comienzo de la Gran Guerra del Norte, la fuerza del ejército se incrementó a 76.000 efectivos. La fuerza numérica del ejército alcanzó su punto máximo en 1707 en alrededor de 120.000 soldados, aunque gran parte de estos se dispersaron en guarniciones en todo el Báltico, Polonia y Alemania.
En cuanto a tácticas, el ejército sueco era diferente de otros ejércitos europeos. Carlos XI y sus generales se dieron cuenta de que el ejército sueco en la mayoría de las batallas futuras sería superado en número por los enemigos con ejércitos más grandes. Concluyeron que se necesitaba una doctrina ofensiva, llamada Det nya manéret (la nueva manera). La idea básica era que el ejército sueco debería ser siempre el que atacara: solo dos descargas de fuego por filas, e inmediatamente cerrar contra el enemigo a la bayoneta calada. La primera descarga debía dispararse a 70 metros y la segunda cuando los soldados veían el blanco en los ojos de sus enemigos, aproximadamente 10 metros.
Todo el ataque se debía hacer en silencio, sin los gritos o vítores característicos. Respecto a la caballería, det nya manéret significaba utilizar una nueva formación en forma de arado, con los soldados de caballería formando de rodilla con rodilla. El ataque debía realizarse al galope completo sin disparar pistolas, usando solo la espada. La artillería desempeñó un papel subordinado en estas nuevas tácticas. Mientras que otros ejércitos europeos de principios del siglo XVIII abolieron las picas y, en ocasiones, incluso las espadas, confiando solo en los fusiles con bayonetas, los suecos conservaron las picas y las espadas. Esto significaba que un batallón de infantería sueco consistía en tanto como un tercio de picas y dos tercios de mosquetes para aumentar el impacto con el acero frío, una reversión de las tendencias hasta el siglo XVII.
En cuanto asuntos navales, a principios de Guerra solo Suecia y Dinamarca tenían armadas en el mar Báltico. La marina sueca se consideraba más moderna que la danesa, ya que se construyó en gran parte en la década de 1690 bajo los esfuerzos del almirante Wachtmeister para restaurar la armada después de la última guerra contra Dinamarca (1675-79), que se puede considerar un fiasco sueco en el mar. La tarea principal de la marina sueca era mantener abiertas las líneas marítimas de las provincias bálticas y alemanas. La fuerza de la marina sueca en 1700 fue de 38 buques de línea, 11 fragatas y unos 10.000 marineros. Uno de los problemas era que la mayoría de esos marineros eran básicamente agricultores; los marineros daneses de mayor calidad llamaron a los suecos “granjeros sumergidos en agua salada”.
El regimiento de infantería sueca era de 1.200 hombres divididos en 8 compañías de 150 hombres. En batalla estos fueron agrupados en dos batallones de 600 hombres cada uno. Además, cada compañía tenía 5 suboficiales (fältväbel, sargento, rustmästare, furir y förare) y 3 oficiales (capitán, teniente y alférez). Los mosqueteros suecos estaban equipados con una espada y por lo general un mosquete de calibre 20 mm de chispa sin una bayoneta. La bayoneta se introdujo por primera vez en todos los mosqueteros suecos en 1704.
Antes de la batalla, los hombres solían formarse en cuatro rangos (cuatro hombres de profundidad), sin embargo, un batallón también podría ser späckad con seis rangos. Alrededor de un tercio de los hombres eran piqueros, equipados con picas de 5,55 metros de largo y espadas, estos piqueros a menudo formaban en medio de cada batallón con mosqueteros a sus flancos, sin embargo, si el batallón era späckad, los piqueros fueron colocados en el tercer y cuarto rango. Además, los granaderos a menudo se situaban a los flancos de los mosqueteros, para protegerse contra la caballería enemiga y lanzar granadas para romper formaciones enemigas (había un granadero por cada 10 mosqueteros). En ocasiones, los granaderos formaron sus propios batallones, como el regimiento granaderos de la Guardia.
El regimiento de caballería era de 1.000 hombres divididos en 8 compañías de 125 hombres cada una. La unidad táctica era el escuadrón que, al inicio de la guerra, pudo haber estado formado por dos compañías, pero luego fue idéntica a una compañía. Cada compañía tenía 4 suboficiales y 3 oficiales (igual que en la infantería), y al igual que en la infantería, estos números se duplicaron en la mayoría de los regimientos a principios de la guerra. Los jinetes de la Guardia eran conocidos como los drabantes, que eran en teoría los propios guardaespaldas del rey Carlos en su mayoría soldados suecos o alemanes; que servían como jinetes pesados, pero a menudo se usaban como tropas de choque de élite, encargadas de romper una línea enemiga de la infantería.
Los regimientos de dragones con solo una excepción (Jämtland), eran como los de caballería. Su principal distinción es que costaban menos y montaban caballos de peor calidad. El regimiento de dragones más grande era el de la Guardia, que era permanente y tenía 1.500 hombres. Los dragones estaban armados con espada (rapier), un mosquete (con bayoneta) y dos pistolas.
Situación del Imperio ruso
A finales del siglo XVII, Rusia era un país pobre y con muestras visibles de atraso. El gobierno de Pedro I (en el trono desde 1682) supuso grandes cambios para el país. El Zar introdujo una serie de reformas en los más diversos ámbitos: cultura, política, sociedad, economía y ejército, que tenían como objetivo modernizar el país siguiendo los patrones de la Europa Occidental.
Las reformas de Pedro el Grande, buscando modernizar Rusia. Influido fuertemente por sus asesores occidentales, Pedro reorganizó el ejército ruso de acuerdo con los estándares europeos de la época, y soñó con hacer de Rusia un poder marítimo. Encontró una fuerte oposición interna a sus políticas, pero acabó brutalmente con toda forma de rebelión contra su autoridad: la rebelión de los streltsí, los baskires, los astracanes e incluso la gran revuelta civil de su reino, la rebelión de Bulavin.
Pedro era alto, fuerte, impulsivo, tosco, brutal y carente de autocontrol. Sufría repentinos ataques de furor. También era inteligente y curioso, investigaba todo aquello que le llamaba la atención y no paraba hasta que lo dominaba a fondo. Frecuentaba compañías de carácter turbio y rara vez pasaba la jornada sin emborracharse. En sus orgías hacía beber a sus compañeros y compañeras, y en las cámaras de tortura azotaba a sus víctimas, ganándose el apodo de «el Cruel».
Para mejorar la posición de la nación rusa en el mar, Pedro buscó ganar más salidas al mar. En ese momento solo tenía la salida al mar Blanco a través de la ciudad de Arcángel (Arjángelsk). El mar Báltico estaba en esos tiempos controlado por Suecia en el norte, mientras que el mar Negro estaba dominado por el Imperio otomano en el sur. Pedro quería controlar el mar Negro, pero para ello tenía que expulsar a los tártaros de las áreas subyacentes. Fue obligado, mediante el pacto de Moscú con Polonia en 1.686 mediante el cual cedía Kiev a Rusia, para luchar contra el kan de Crimea y contra su superior, el sultán otomano. El primer objetivo de Pedro fue capturar las fortalezas otomanas de Azóv, cerca del río Don.
En el verano de 1695, Pedro organizó las campañas de Azóv para tomar las fortalezas, pero sus intentos fracasaron. Pedro volvió a Moscú en noviembre de ese año, y pronto comenzó la construcción de una gran armada en los astilleros de Preobranzhenski y Voróneth. En la primavera de 1696 había construido 2 naves armadas con 36 cañones, 23 galeras, 10.000 botes, 100 balsas y 30 grandes barcos.
Envió su flota contra los otomanos en abril de 1696, capturando Azóv en julio de ese año. El 12 de septiembre de 1698 Pedro el Grande fundó oficialmente la primera base naval rusa, Taganrog.
La Gran Embajada
Pedro sabía que Rusia no podía enfrentarse al Imperio otomano por su cuenta. En 1697 viajó a Europa de incógnito con una gran delegación rusa (la llamada Gran Embajada) para conseguir la ayuda de los monarcas europeos. Sin embargo, las esperanzas de Pedro se vinieron abajo: Francia era un tradicional aliado del sultán otomano y Austria estaba deseando mantener la paz en el este mientras se ocupaba de sus guerras en el oeste. Pedro, además, había elegido el momento más inoportuno, puesto que los europeos se encontraban enfrascados en la sucesión en la Guerra de Sucesión Española.
La Gran Embajada, aunque falló en su misión de crear una alianza contra los Otomanos, continuó su viaje por Europa. Visitó Inglaterra, el Sacro Imperio Romano y Francia, y Pedro aprendió mucho sobre la cultura occidental. Estudió construcción naval en Deptford, Ámsterdam y Zaandam, y la artillería en Königsberg. Gracias a la mediación de Nicolaass Witsen, alcalde de Ámsterdam, el Zar tuvo la oportunidad de ganar experiencia práctica en uno de los astilleros privados más grandes del mundo, perteneciente a la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, durante un periodo de cuatro meses. Durante su visita, el Zar conoció a muchos trabajadores cualificados: El más conocido de los que hicieron luego el viaje hasta Rusia fue Cornelius Cruys, un vicealmirante que se convirtió en el asesor más importante del Zar en asuntos marítimos.
A la vuelta de su viaje, Pedro también terminó con su desgraciado matrimonio. Se divorció de la zarina, Eudoxia Lopujiná. La zarina había dado a Pedro tres hijos, si bien solo uno, Alexis Petróvich, había sobrevivido más allá de la infancia.
En 1698 Pedro mandó una delegación a Malta bajo el mando de Boris Sheremétev para observar el entrenamiento y las habilidades de los caballeros de la Orden de Malta y su flota. El enviado también investigó la posibilidad de acometer conjuntamente acciones en el futuro, incluyendo alguna acción contra los turcos y la posibilidad de una futura base naval rusa.
Rebelión de los streltsi
Durante ausencia de Pedro I el Grande por su Gran Embajada de 1698. Cuatro de los regimientos, liderados por Fiódor Kolzakov, Iván Chorni (Chamorsa), Afanasi Chubárov y Tijón Gundertmark (en total unos 2.200 soldados), se rebelaron tras ser trasladados en 1697 a Velíkiye Luki, en lugar de a Moscú, en la frontera noroccidental, tras su participación en las campañas de Azóv de 1695-96. Las causas de la rebelión sugeridas usualmente por los historiadores han sido la dureza de las marchas (pasando hambre y teniendo que llevar a cuestas a los oficiales ante la ausencia de caballos), el escaso salario, el alejamiento de las familias y la promoción de oficiales extranjeros a los rangos militares superiores.
Sin embargo, la revuelta no solo era motivada por los aspectos socioeconómicos, sino que tenía un cariz político: de acuerdo a varios certificados y documentos, los streltsí pretendían entronizar a Sofía Alekséyevna Románova, hermana y hermanastra, respectivamente, de Iván V y Pedro I, que había gobernado como regente durante su minoría de edad.
La ejecución de los streltsí se inició en Moscú el de 10 de octubre de 1698. Fueron ajusticiados más de 1.000 streltsí y unos 600 fueron torturados con el knut (látigo), marcados y exiliados. Pedro I cortó personalmente la cabeza a cinco de los prisioneros.
Según la tradición, Pedro I quiso otorgar una gran solemnidad a la ejecución para causar temor. Ordenó que se trasladara a los streltsí en trineos negros adornados con cintas negras. Los prisioneros serían conducidos al cadalso en parejas, con velas encendidas en las manos. Los caballos debían de ser también negros y los cocheros debían llevar atuendos de ese color.
Modernización de Rusia
Las visitas de Pedro al oeste le dejaron la idea de que las costumbres europeas eran en algunos aspectos superiores a las tradiciones rusas. Ordenó a todos los miembros de su corte y a sus oficiales que se cortasen sus largas barbas, lo que provocó que los boyardos, que estaban muy orgullosos de las mismas, levantaran grandes objeciones a la medida. Los boyardos que quisiesen mantener su barba deberían pagar un impuesto anual de cien rublos. En 1699 Pedro también abolió el calendario tradicional ruso, en donde el año empezaba el 1 de septiembre, en favor del calendario juliano, que comienza el 1 de enero. Los años se contaban tradicionalmente desde el momento en que se creía que se produjo la creación del mundo, pero tras las reformas de Pedro comenzaron a contarse desde el nacimiento de Cristo. Rusia cambió al calendario juliano mientras que el resto de Europa adoptaba el calendario gregoriano. Rusia mantendría el calendario juliano hasta la Revolución de Octubre de 1917.
Permitió que las mujeres dejasen de cubrir su rostro y que hicieran vida social. Para comprender el atraso de los rusos en esa época, baste citar que Pedro el Grande impuso a los boyardos (nobles) la lectura de un libro que enseñaba las normas más elementales de educación; entre ellas, no utilizar la punta del cuchillo para limpiarse los dientes ni tampoco el dedo índice para hacer lo mismo con la nariz. Además, a imitación de los europeos favoreció la instrucción pública y creó los primeros institutos superiores, como la Escuela Politécnica y la Academia de Ciencias de San Petersburgo. Estimuló la impresión de textos y en 1703 apareció el primer periódico ruso.
Pedro firmó la paz con el Imperio otomano y dirigió su atención al mar Báltico, que había sido tomado por Suecia medio siglo antes. Pedro declaró la guerra a Suecia.
Rusia fue uno de los contendientes originales en la Gran Guerra del Norte y el último en firmar la paz. Al comienzo de la Gran Guerra, se esperaba que el valor militar del ejército ruso en el conflicto fuera leve. Muchas personas veían a Rusia como muy poco europea y su ejército como una turba en lugar de un verdadero ejército. La desastrosa batalla de apertura de Rusia en Narva en 1700 pareció confirmar esta impresión.
El ejército ruso
El ejército ruso, al igual que el resto de la sociedad rusa, estuvo sujeto a los esfuerzos del zar Pedro para transformar Rusia en un estado de Europa occidental. Antes de la Gran Guerra del Norte, los streltsi eran el núcleo del ejército. Después de fulminar la disidencia que culminó en una revuelta en 1.698, los regimientos de streltsi fueron disueltos por Pedro y los líderes ejecutados, algunos por su propia mano. El asesor más importante del Zar en asuntos militares era Patrick Gordon, un escocés que había estado en el servicio sueco y polaco antes de terminar en Rusia; fueron las tropas de Gordon las que aplastaron el levantamiento de streltsi. En la batalla de Narva (1700), el ejército ruso demostró sufrir una capacitación y organización insuficientes. La pérdida fue un gran golpe para el ejército, perdiendo cerca de 10.000 soldados, 230 banderas, 180 cañones, los suministros rusos e incluso el alto mando ruso, incluido el General du Croy, el comandante del ejército. Sin embargo, los regimientos de guardias Preobrazhenskoye y Semenovskoye demostraron ser los regimientos de combate más duros del ejército ruso.
Con Carlos XII posteriormente comprometido en Polonia, Pedro pudo concentrarse en construir un nuevo ejército. Puso en marcha un nuevo sistema de reclutamiento que requería que cada vigésimo hogar proporcionara un soldado. Finalmente, también copió las proporciones de formaciones de infantería sueca, un tercio de picas y dos tercios de mosquete. El ejército ruso realizó campañas a pequeña escala en las provincias suecas en los países bálticos, ganando experiencia y confianza para el ejército a través de una serie de pequeñas victorias. No fue hasta la batalla de Poltáva (1709), cuando el nuevo ejército fue realmente probado en batalla.
Cuando estalló la Gran Guerra del Norte, Rusia no tenía acceso al mar Báltico y, por lo tanto, no disponía de fuerzas navales en la zona. Con la fundación de San Petersburgo en 1703, Rusia ganó una base naval muy buscada en el oeste. El primer barco de la armada del norte del Zar, la fragata Standart, se botó en 1703, con más siguiéndola. Al final de la guerra, la flota Báltica rusa había crecido a unos 30 barcos de la línea y 15 fragatas, así como varios cientos de galeras.
Cuando los rusos entraron en guerra en 1.700 disponían de 2 regimientos de la Guardia, 2 regimientos de y 27 regimientos de línea y un tren de artillería.
El regimiento de infantería o polk estaba formado en 1700 en dos batallones y una unidad de artillería ligera de 2 cañones. Cada batallón tenía 5 compañías, cada una compuesta por 18 piqueros y 84 fusileros sin bayoneta, pero con espada.
Los regimientos de dragones disponían de 10 compañías de entre 80 y 100 hombres. Que formaban en 5 escuadrones de dos compañías. En un principio hubo solo dos regimientos, pero al final de la guerra llegaron a 34 regimientos.
Los rusos emplearon caballería ligera compuesta generalmente de cosacos y kalmukos, y la caballería boyarda rusa, que tras la derrota de Narva, se optó por sustituirla con dragones.
Dinamarca y Noruega
Dinamarca y Noruega se hallaban unidas bajo una monarquía desde 1523. Dinamarca conservaba una destacada importancia naval, pero su posición en la región nórdica se había reducido en favor de Suecia tras destructivas guerras, sobre todo después de las pérdidas territoriales del Tratado de Roskilde, que implicaron pérdidas para Noruega y la exclusión de Dinamarca del sur de Escandinavia. En las últimas guerras contra Suecia, Dinamarca y Noruega recuperaron Bornholm y la provincia de Trondheim, pero Escania, Halland, Blekinge y Bohuslän permanecieron suecas.
El ejército dano-noruego
El ejército danés era en gran medida un ejército europeo de principios del siglo XVIII. Los daneses habían abandonado la pica y la espada y se basaron en la innovación relativamente reciente de las bayonetas para el combate cuerpo a cuerpo. Al comienzo de la Gran Guerra del Norte, el alto mando encontró la necesidad de un número mayor de soldados de los que podía permitirse Dinamarca, y sus tropas regulares eran profesionales pagados. Por lo tanto, se fundó una milicia nacional y Dinamarca pudo elevar sus fuerzas militares a unos 40.000 soldados. En Noruega las tropas de la milicia eran mayoritarias. El ejército danés practicaba el fuego de pelotón, destinado a proporcionar una lluvia continua de fuego. Desde 1702 hasta 1709, Dinamarca contrató sus tropas para el bando aliado en la Guerra de Sucesión Española. La marina danesa consistía en 29 barcos de la línea y 8 fragatas. Los barcos de la marina danesa eran más antiguos que los de la marina sueca, pero los oficiales y los marineros eran en general más experimentados.
Polonia
En la segunda mitad del siglo XVII, la mancomunidad Polaco-Lituana, con su centro de gravedad político en Polonia, se mantenía como uno de los mayores estados de Europa. Sin embargo, el país pasaba por una etapa de marcada decadencia, caracterizada por la destrucción, tras ser escenario de varias guerras que habían reducido significativamente su población. En este ocaso político destacaba la influencia del Sejm (parlamento), que fomentaba el retraso legislativo por la falta de consenso. En 1.697 fue elegido rey de Polonia, Augusto II, elector de Sajonia. La política del nuevo rey se encaminó a combatir la oposición y a tratar de impulsar el absolutismo. Consideró recuperar el antiguo poder de Polonia en la Europa Oriental mediante conquistas, y para ello concibió la idea de una guerra contra el imperio Otomano. La situación en Europa hizo imposible una acción militar contra Turquía, por lo que el monarca se inclinó contra Suecia, país que le había arrebatado Livonia.
La participación de mancomunidad Polaco-Lituana en la Gran Guerra del Norte no fue planeada ni deseada por los polacos y ni por los lituanos. Sin embargo, esto no impidió que fuera un desastre para ellos. En ese momento, el país era una monarquía electiva, pero el monarca tenía poderes relativamente débiles. El rey en 1700 fue elegido rey Augusto de Sajonia y fue esto lo que llevó a esta participación de las naciones en la guerra.
Inicialmente, cuando comenzó la guerra, Augusto de Sajonia decidió solo participar en la guerra como jefe de Sajonia. No disfrutaba del apoyo de los polacos y lituanos para su guerra. Así que durante el 1700 el ejército sajón se estableció y operó en la Polonia neutral en su campaña contra los suecos. Comprensiblemente, una situación que podría causar algunos problemas que de hecho se demostró que sí lo hizo. A raíz de la eliminación exitosa de Dinamarca de la guerra y la batalla de Narva en 1700, los suecos comenzaron a sacar a Sajonia de la guerra. Desafortunadamente, eso significaba invadir Polonia, ya que era allí donde estaba el ejército sajón.
La invasión sueca llegó en un momento muy malo para los polacos. El ejército estaba en desorden y había sido reducido, ya que los polacos y los lituanos no estaban esperando una guerra. Además, había muchas divisiones dentro de la sociedad, una situación que solo aumentó a medida que algunas facciones recurrieron a los suecos invasores en busca de apoyo. Inicialmente, se esperaba que los ejércitos opuestos pudieran ser abandonados para combatirlo. ¡Pero claro que ahora lo estaban haciendo en territorio polaco y lituano! El punto de inflexión fue la decisión de Suecia de reemplazar a Augusto como rey por su propio candidato.
Esto obligó a todos a elegir bandos y condujo a lo que en realidad fue una guerra civil en Polonia y Lituania. La primera acción importante en la que participaron los polacos fue en 1702 en Kliszow. En el que la retirada unilateral de la batalla condujo a la derrota aliada. Los años siguientes vieron una larga campaña de los suecos y sus aliados polacos para obligar a Sajonia a salir de la guerra.
Finalmente lo lograron en 1706, pero esto no mejoró la situación, ya que la guerra civil continuó sin cesar.
El punto de inflexión fue en 1708 y 1709. A medida que el ejército sueco principal se movía hacia el este para lanzar allí, la campaña rusa se volvió contra ellos. En noviembre de 1708 tuvo lugar la batalla decisiva de la guerra civil en Koniecpol. La derrota de las fuerzas profesionales suecas en esta batalla endureció a los suecos y convenció a muchos neutrales y vacilantes que la causa estaba condenada. En 1709 esto fue reforzado por la noticia de lo desastroso, para los suecos, la batalla de Poltava. Todavía quedaba mucha lucha por hacer, pero el ejército sueco se fue a Polonia para apoyar a los suecos profesionales y las fuerzas rusas se movieron para apoyar a los suecos.
Ducado de Schleswig-Holstein-Gottorf
Encima, el ducado de Schleswig-Holstein-Gottorp, vasallo del rey danés, se había declarado independiente desde 1.658, apoyado por el gobierno sueco. Los diplomáticos daneses intentaron por primera vez una alianza con Pedro I durante el viaje que este realizó a la Europa occidental en 1697.
El pequeño ducado jugó un papel no insignificante en la Gran Guerra del Norte. Fue la disputa sobre el ducado la que precipitó la guerra y llevó directamente a Dinamarca a la guerra. En la parte inicial de la guerra, 1699 – 1.700, el grueso del ejército danés invadió el Ducado y puso sitio al ejército defensor de Schleswig-Holstein-Gottorf en su fortificación en Tonning (o Toenning). Para entonces, a los defensores se les habían unido dos unidades suecas, además de las destacadas que estaban con el ejército antes de que comenzara la guerra.
No se sabe si todos los defensores se retiraron en ese momento a la fortaleza o si algunos permanecieron en libertad. Lo que se sabe es una fuerza, formada por tropas suecas, Luneberg-Celle, Luneberg-Hannover y holandesas, además de parte del ejército defensor, logró levantar el asedio danés. Aunque no sin que los daneses puedan registrar algunos éxitos, como la captura de todo un batallón sueco. Mientras esto sucedía a través de eventos decisivos en otros lugares, sucedió para terminar esta fase de la guerra.
La paz de Traventhal de agosto de 1700 obligó a los daneses a reconocer la soberanía de Schleswig-Holstein-Gottorf. También permitió que el ejército fuera contratado por las fuerzas antifrancesas en la guerra en curso en Occidente. Varias unidades del ejército fueron, por lo tanto, sirviendo como parte de los ejércitos británicos, holandeses o imperiales hasta el final de las guerras de Marlburian.
Sajonia
Los sajones demostraron ser uno de los enemigos más persistentes de Suecia. Eran uno de los miembros originales de la coalición anti-sueca. En este momento, el elector de Sajonia también era el rey de Polonia, por lo que algunas de las tropas fueron reclutadas en Polonia, también en ocasiones el ejército polaco operaba con el ejército sajón. En la primera fase de la guerra, hasta 1.707 hicieron campaña principalmente en Polonia y sufrieron una serie de derrotas. En 1.707 se vieron obligados a salir de la guerra cuando Carlos XII de Suecia lanzó una invasión de Sajonia.
Tras la catastrófica derrota sueca en Poltava en 1709, volvieron a entrar en la guerra, pero sin tanto vigor como antes. Al principio solo enviaron contingentes montados, desde 1713 también comprometieron infantería pero no en la escala anterior. Además de esto, enviaron contingentes para luchar en la guerra de Marlburian que se estaba librando al mismo tiempo. Envío de contingentes al ejército imperial en 1702-04 y nuevamente 1705-07, mientras que un contingente fue enviado a los británicos-holandeses en 1707-13.
El ejército Sajón
El ejército sajón también era un ejército europeo estándar para la época, con una buena reputación de disciplina. Los mosqueteros sajones tenían bayonetas y espadas y disparaban por pelotones, como los daneses y los británicos. Los sajones confiaban únicamente en las tropas contratadas. El emperador alemán le pidió a Sajonia que pusiera tropas a su disposición para la Guerra de Sucesión Española, y lucharon con los aliados contra Francia entre 1708 y 1712.
Prusia
Prusia entró en la Gran Guerra del Norte en marzo de 1715, antes de que gran parte del ejército prusiano hubiera estado involucrado en varios teatros de la guerra de Sucesión Española. Aunque su participación directa se remonta a marzo de 1715, hubo una paz incómoda entre Suecia y Prusia desde la captura de Stettin en septiembre de 1713 por los rusos. Menshikov, uno de los comandantes rusos, había logrado capturar esta fortaleza sueca. Luego fue entregado a los prusianos, lo que comprensiblemente causó muchas preguntas en Estocolmo. Después siguió un período difícil en las relaciones prusiano-suecas antes de que estallara la guerra, tras la conclusión de la Guerra de Sucesión Española.
El principal objetivo de Prusia durante la guerra fue eliminar a las fuerzas suecas de sus fortalezas restantes en Alemania. Los prusianos formaron parte de la fuerza aliada que asedió a Stralsund entre julio de 1715 y se rindió en diciembre de 1715 y también de Wismar entre marzo y abril de 1716.
Durante el asedio de Stralsund, una fuerza aliada, incluidas las tropas prusianas, invadieron la isla de Rugen. Esto fue vital para el esfuerzo de guerra sueco, ya que era la única ruta de suministro para Stralsund sitiado. Esta invasión llevó a la batalla de Stresow en la que los suecos intentaron sin éxito detener la ocupación aliada de Rugen.
Creación de la alianza
La alianza entre Dinamarca, Rusia y Polonia-Sajonia fraguó, en el mayor secreto, en el otoño de 1699. El 12 de febrero de 1700, tropas sajonas atacaron la ciudad sueca de Riga y sus fortificaciones aledañas en Livonia. El 20 de marzo del mismo año, Federico IV de Dinamarca intervino militarmente contra Holstein-Gottorp, dando inicio a la guerra.