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Sometimiento de los équidos
Los primeros jinetes posiblemente fueron los que montaron los primeros asnos, normalmente se les conducía con un palo, golpeando ligeramente en la cabeza del animal en el lado contrario a donde se quiere que gire. Este sistema de mando pasó a los caballos: la caballería ligera númida norteafricana guiaba a sus caballos no solo sin bocado, sino incluso sin cabezada, empleando solo una cuerda atada al cuello y la lanza o espada de forma similar a como se conduce un asno con un palo, hecho este que asombró a los romanos.
El primer intento reseñable en este progreso paulatino del sometimiento equino, parece que pudo ser atar una soga o cordel a modo de lazo al cuello, actuando al tirar el conductor sobre el animal como ahogadero. De este modo, al tensar la soga se presiona el propio cuello, colapsa parcialmente la tráquea, y en parte por el dolor o por la progresiva dificultad respiratoria que esta interferencia ocasiona, el équido desiste en su locomoción. Sin embargo, el uso de esta burda forma de atadura, que buscaba preferentemente el frenado de la marcha del animal, no debió resultar muy satisfactorio, ni tampoco duradero en el tiempo.
Otra forma de sometimiento la proporcionó el uso de narigón o anilla que se incorpora a los cartílagos nasales a través de los ollares. Fue empleado por los sumerios para controlar los onagros. Unas tablillas impresas, fechadas en la III dinastía de Ur, hacia 1900-1800 AC, que muestran jinetes montados sobre la grupa sin armas y guiando a sus onagros mediante anillas nasales, demuestran que las anillas también fueron usadas para la monta.
Un ahogadero a nivel nasal se describe en textos egipcios, utilizado especialmente en el asno. Consiste en una atadura mediante una muserola sobre el hocico. A la muserola se atan dos cordeles de conducción o riendas, que al tensar una o ambas obligan a bajar la cabeza, a la vez que al presionar sobre los cartílagos de la nariz, se les infieren dolor y colapsa el paso de aire respiratorio.
Sin duda el modo más eficaz para el dominio de un caballo se produce mediante el uso del bocado, un arnés que aún en nuestros días sigue vigente. Consiste en un dispositivo rígido que ocupa el espacio interdentario existente entre los incisivos y premolares en el maxilar (superior) y mandibular (inferior). Este dispositivo se mantiene mediante unos soportes laterales (camas) que lo acomodan a la boca e impiden su expulsión. Dichos soportes laterales o camas, se adaptan a la comisura labial y también a los carrillos, para desde unas argollas, enlazar las riendas que controla el jinete. En principio el dispositivo utilizado como filete, sería de madera dura, hueso, asta, o de algún material lo suficientemente resistente como para soportar la presión y tracción de la boca del caballo, pero llegado la edad de los metales, sin duda, se impusieron estos otros materiales más resistentes.
Este tipo de bocados se han encontrado en Mesopotamia a partir del 2300 AC y supusieron una ventaja importante para los pueblos que los conocían, de modo especial supuso en la región un plus de poder para el pueblo hitita. Los hititas controlaban y conducían mediante el bocado, lograron la hegemonía en el Oriente Próximo durante casi cinco siglos.
El uso del bocado y camas bastante severos con pernos o púas aplicadas sobre los carrillos se considera consolidado a partir de 1300 AC.
Otro bocado bastante coetáneo al anterior, pero con diferente objetivo de acción, fue el que utilizaba el filete articulado. Consistía en articular el soporte, mediante una atadura o argolla, para que al traccionar desde las asas laterales, ejerciera su acción sobre los labios y barras mandibulares, produciéndose de esta manera sobre ellas un efecto de cascanueces.
Primeros jinetes
La monta a caballo, no tuvo una trascendencia efectiva hasta el primer milenio AC. Ciertamente que la monta como tal coexistió en el tiempo con el tiro o arrastre, pero su utilidad resultaba a la sociedad de su tiempo muy peculiar. Pues al margen de los pueblos indoeuropeos que recorrían las estepas euroasiáticas de forma nómada e incluso utilizaban en sus traslados la leche de las yeguas de sus rebaños como alimento; la aplicación más provechosa de caballo y jinete para los pueblos civilizados del Suroeste Asiático era principalmente como explorador o mensajero.
Las primeras representaciones de jinetes corresponde a los bajorrelieves egipcios de la tumba de Horenhab, 1600 AC, muestra a un caballo con jinete, lo controla con una cabezada con muserola y bocado. El bajorrelieve de la derecha corresponde al templo de Karnak para describir la batalla de Kadesh y representa a un jinete a caballo que parece que emplea una fusta, en ambas representaciones el jinete monta a pelo, montaban sentados casi en la grupa tal y como se montan los asnos.
Los egipcios como los hititas cuando un carro de guerra volcaba desenganchaban a los caballos y huían montados en ellos, pero no hay constancia de que combatiesen a caballo. Es muy posible que los primeros jinetes fuesen empleados como exploradores o como mensajeros.