Edad Antigua Primeros jinetes El ejército asirio

Antecedentes

Antes de las reformas de Tiglatpileser III, el ejército asirio era muy similar a los otros ejércitos de Mesopotamia. Los soldados eran en su mayoría reclutas de los agricultores, que tenían que regresar a sus campos para recoger la cosecha. Los soldados profesionales se limitaban a unos pocos guardaespaldas que protegían al rey, o nobles y funcionarios, pero estos no entraban o se desperdiciaban en la batalla salvo cuando la situación era urgente, como posteriormente se hizo.

Los preparativos para una nueva campaña requerían en primer lugar, una concentración de tropas en una base designada. En Asiria, los lugares designados se encontraban en Nínive, Kalhu o Khorsabad. En algunas ocasiones los puntos de los encuentros designados podrían cambiar dependiendo de la campaña. Los gobernadores eran instruidos para acumular suministros de grano, aceite y material de guerra. Otros requisitos de los gobernadores incluían llamar a todos los recursos humanos necesarios. Los estados vasallos, en particular, tenían la obligación de aportar tropas como parte de su tributo al rey de Asiria y hacerlo en el momento oportuno, de no hacerlo, se vería como un acto de rebelión.

Mantener un imperio militar de estas características requería de un ejército de grandes dimensiones, cuyo número se debió situar entre los 150.000 y los 200.000.

De todo este contingente militar, más de un tercio estaría compuesto por tropas auxiliares, encargadas de la protección de las provincias. Un 20 % del ejército lo componían tropas de reserva, funcionando en los momentos de paz como una especie de milicia urbana, que podría ser llamada a filas cuando las necesidades lo requirieran. El resultado de toda esta fragmentación hacía que los ejércitos móviles asirios estuvieran formados por contingentes próximos a los 50.000 soldados. Sin embargo, abastecer unidades de estas dimensiones hacía necesario un equipo logístico de cierta importancia y con mucha flexibilidad, algo que consiguieron gracias a un eficaz cuerpo de funcionarios.

La llegada del rey y de su guardia real, terminaba la etapa preliminar de movilización y se iniciaba la campaña. El ejército avanzaba en buen orden, en la vanguardia iba el estandarte de los dioses, entre ellos el dios principal Assur, seguido por el rey, el humilde servidor de Assur, rodeado de sus guardaespaldas con el apoyo de las divisiones principales de carros y caballería que eran la élite del ejército. En la retaguardia marchaba la infantería, las tropas asirias seguidas por los pueblos conquistados. A continuación marchaba el tren de asedio, el tren de suministro y, a continuación los seguidores del campamento. Esta formación era muy vulnerable a un ataque por retaguardia. Algunas columnas de soldados podrían viajar 30 millas al día y esa velocidad habría sido utilizada para sorprender y asustar sus oponentes e inducirlos a la sumisión.

La guerra, conquista y explotación de los pueblos vecinos constituyó la principal preocupación de los reyes asirios. Sirva como ejemplo que, en el periodo comprendido entre el 890 y el 640 AC, Asiria llevó a cabo 108 guerras y operaciones militares de cierta entidad. Estas operaciones militares tenían como objetivo la obtención de prisioneros, convertidos en mano de obra barata para los trabajos de irrigación.

El empleo de la fuerza también permitía el necesario control de las fuentes de aprovisionamiento, ya que el territorio asirio no disponía de los depósitos de hierro imprescindibles para la elaboración de sus armas. Asiria también carecía de madera, material que resultaba clave en la construcción de fortificaciones, de carros de combate, así como de las máquinas de asedio, fundamentales para el desarrollo de las campañas.

El rey asirio casi siempre dirigía la batalla en pleno campo, pero podía delegar esta función en dos mariscales de campo llamados «turtannu» de la izquierda y la derecha. El de la izquierda tenía responsabilidad directa después del rey. En tiempos de Sargon II el tartannu de la izquierda mandaba una fuerza de 150 carros, 1.500 jinetes y 20.000 arqueros, y 10.000 portaescudos. La proporción era de por cada carro de guerra había 10 jinetes y 200 infantes.

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Ejercito asirio. Se puede observar carros de guerra,  jinetes tanto arqueros como lanceros e infantes. Autor Nestor Taylor

 La infantería asiria

La infantería asiria estaba compuesta de infantería ligera o kallapu e infantería pesada o zukku.

La infantería ligera asirio o kallapu

La infantería ligera o infantería auxiliar o kallapu aparece por primera vez con Tiglath-Pileser III, estaba compuesta por arqueros o itueans, honderos y lanceros o gurreans, así siempre se representan marchando o combatiendo delante las unidades del ejército asirio. Marchaban por delante de las columnas durante la marcha y combatían en las primeras filas durante la batalla, el objeto era para prevenir cualquier posible deserción en los momentos cruciales de la batalla. Eran fácilmente controlados por las unidades asirias profesionales que se situaban a retaguardia. Sus bajas eran fácilmente reemplazadas por nuevos reclutas, ya que muchas veces provenían de pueblos vencidos o conquistados, y en el caso de los propios eran agricultores.

También realizaron otros tipos de misiones como:

  • Reconocimiento militar durante las campañas. Marchaban delante de la columna principal para detectar a las unidades enemigas a lo largo de la dirección de la marcha, prevenir posibles emboscadas enemigas, controlar las carreteras, asegurar los pasos de montaña, y los vados. Buscar el lugar ideal para un campamento y las fuentes seguras de agua.
  • Fuerzas de cobertura para detectar y capturar los exploradores enemigos.
  • Como una vanguardia para hacerse con el control de puertos de montaña, puentes y vados.
  • Para romper la línea de la infantería enemiga con unas flechas, piedras y jabalinas o bien derrotar a la infantería ligera del enemigo.
  • Durante los asedios la infantería auxiliar ocupaba las primeras filas, delante de las unidades asirias regulares. Es obvio que la infantería auxiliar con su equipo más ligero podría escalar las murallas mucho más fácilmente que la infantería pesada.

La infantería pesada asiria o zakku

La infantería pesada o zakku podían ser arqueros o musezibu, lanceros o sharruti, portaescudos o muserzibate, aunque también en algunos bajorrelieves se muestran honderos.

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Guerrero asirio y auxiliares siglo VIII AC. 1 zuk shepe o guardia, no lleva protección; 2 hondero con protección de placas; 3 infante neo-hitita lleva un irtu o disco de bronce protegiendo el pecho, lleva un casco con cresta. Autor Angus McBride para Osprey

Los arqueros eran el arma principal y la más ofensiva del ejército sirio. El binomio arquero-portador de escudo se convertirá en un elemento táctico, en el que se proporcionaban protección mutua.

Aparte de las unidades regulares del ejército, estaba el regimiento de la Guardia Real o kisir sarruti que estaba compuesto los qurubte o infantería real y dentro de estos se encontraban los qurubte shape o implemente  sa que constituían la guardia personal.

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Guerreros asirios de la Guardia Real pethal qurubte siglo VII AC: 1 Guarda con yelmo cónico y escudo cónico; 2 guarda con escudo mucho mayor que protege todo el cuerpo; 3 Oficial con uniforme de corte. Autor Angus McBride para Osprey

Las unidades de infantería eran el eserti o pelotón de 10 hombres mandado por un rab-eserti. El hange o sección de 50 hombres mandado por un rab-hange. El kisir o regimiento cuyos efectivos variaban de 500 a 1.000 efectivos y estaba mandado por un rab-kisir. Por encima estaba el saknu mandado por un rab-saknu que eran gobernadores y mandaban divisiones. Por encima estaba el tartannu o general en jefe que como hemos dicho mandaba una de las alas de un ejército. El rey solía situarse detrás al frente de las reservas que eran su guardia por guardia personal reforzada. Junto a él se situaba el eunuco en jefe o rab-sa-rese, que se encargaba de los asuntos administrativos y el masennu o tesorero.

Los cuerpos de arqueros empleaban modelos de arcos compuestos, mucho más avanzados que los empleados en los territorios vecinos. Los relieves muestran que, para ser tensadas estas armas, hacía falta la participación de dos hombres, lo que nos proporciona algunas pautas acerca de la tremenda potencia de estos ingenios. Al diseño del arco se unía que las puntas de las flechas eran de hierro y tenían un gran poder de penetración, a veces se les unía materiales incendiarios, empleados contra las fortificaciones para provocar incendios. Como armamento secundario llevaban una espada corta. Pero, la mayor novedad fue el incremento en la frecuencia de tiro, al introducir mejoras en la aljaba, que permitían que las flechas se cogieran de forma más rápida y, por tanto, se efectuaran más disparos en menos tiempo. Esta innovación, que podría parecer poco notable, permitió aumentar la rapidez de disparo en un 40 %.

Los honderos se disponían en batalla a los lados de los arqueros, además de constituir unidades fundamentales en las labores de asedio, debido a su elevada cadencia de disparo.

Los lanceros en la batalla adoptaban la formación de falange, con 200 hombres de frente y 20 filas de fondo, táctica de combate que obligaba a que portaran un complejo equipamiento militar. En cuanto a las armas defensivas, portaban un pequeño escudo metálico, cota lamelar, así como un casco cónico de hierro. Este disponía de una funda de tejido rellena de lana, cuya función era absorber la energía de los impactos que se produjeran en la cabeza. Una importante innovación asiria fue la introducción de botas de piel hasta la rodilla, reforzadas con planchas de hierro, lo que supuso el primer intento rudimentario de construcción de unas grebas metálicas para proteger la parte inferior de las piernas. Como arma ofensiva, los lanceros portaban una larga lanza con punta en ambos extremos y una espada recta para el combate cuerpo a cuerpo.

Estas unidades constituían la infantería pesada de línea y ocupaban en batalla el centro de la formación. El tipo de combate que practicaban obligaba a un gran disciplina en las maniobras, operando de modo semejante a los hoplitas griegos. Sin embargo, el pesado armamento defensivo que portaban provocaba que su desplazamiento fuera lento, motivo por el que, continuamente, se introdujeron innovaciones, encaminadas a dotarlos de una mayor movilidad.

La caballería asiria

La caballería se dividía en dos ramas: por un lado estaban los carros de guerra y por otro los jinetes.

Carros de guerra asirios

En terrenos abiertos el arma principal era el carro de guerra. En un principio era similar al empleado por los hititas, tirados por dos o tres caballos, el tercero podía actuar como guía y no estar enganchado mediante arneses a la lanza del carro. El número de los radios de las ruedas variaba entre seis y ocho, y su tripulación eran inicialmente de dos y posteriormente pasaron a tres como en los carros hititas.

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Carro de guerra asirio siglo IX AC. Sirvió en los ejércitos de Asurbanipal II y Salmanasar III. Frecuentemente también es presentado con tres caballos. Se puede apreciar la influencia de Mitanni de conductor y arquero. Autor Angus McBride para Osprey

A partir del siglo VII AC con Arsubanipal II el carro se hizo más grande y pesado tirado por cuatro caballos (cuadriga), por lo que se pudo aumentar la tripulación, que pasó a estar integrada por un conductor, un arquero y dos escuderos. Este nuevo carro pesado denominado kallapani llevaba un yugo con cuatro curvas o gamelas sin horquillas para acomodar a los cuatro caballos, las ruedas aumentaron de diámetro.

Los animales también se protegieron con protecciones de tejido, lo que incrementó su resistencia, tanto en las cargas como en las maniobras de aproximación al enemigo. El éxito de este novedoso diseño sobrevivió al Imperio asirio y, posteriormente, fue adoptado por los ejércitos babilonios durante el reinado de Nabucodonosor II.

En batalla, el carro se convertía en una máquina pesada y rápida, cuya principal función era el choque para romper las formaciones de infantería enemigas, facilitando que los infantes propios que progresaban detrás terminaran el trabajo. En llano y a máxima velocidad, los carros resultaban imparables, siendo decisivo en combates como en la batalla de Halule (691 AC). Sin embargo, las necesidades bélicas condujeron a que el ejército asirio tuviera que enfrentarse a enemigos en terrenos que no eran favorables para el combate de carros, lo que les obligó a buscar una solución y la encontraron en la creación de los cuerpos de caballería. Este tipo de arma era el más empleado por los reyes y los nobles, ya que disponían de recursos para mantenerla. Estos carros eran protegidos por jinetes que protegían sus flancos y retaguardia.

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Carro pesado asirio o kallapani siglo VII AC, estaba tirado por cuatro caballos y llevaba 4 tripulantes, las ruedas tenían un diámetro más grande.. Autor Ángel García Pinto

La guardia real tenía una unidad de carros tipo regimiento denominada narkabat qurupte, las unidades de carros de los gobernadores o aliados se denominaban kisir sarruti.

La caballería montada Asiria

Probablemente, el ejército asirio introdujo esta novedad táctica, tras comprobar el dominio que tenían del caballo los pueblos de las estepas del norte. Al criarse pocos animales en territorio asirio, los monarcas se veían obligados a solicitar caballos a las diferentes provincias del Imperio, lo que los convertía en un bien escaso. Pero sin duda alguna, el principal factor que influyó en el hecho de que la caballería se impusiera a las tropas de carros fue de índole económica, pues un carro necesitaba tres o cuatro caballos para su desplazamiento, además del valor añadido de la construcción del vehículo. A esto se unía que, resultaba mucho más útil estratégicamente el empleo de jinetes, aunque en todos los combates llevados a cabo con posterioridad a su introducción definitiva, se emplearon de forma combinada los dos tipos de unidades.

La caballería montada como arma fue inventada por los propios asirios; siendo uno de los elementos fundamentales a la hora de la batalla, ya que les permitió disponer de una mayor movilidad y una fuerza de ataque rápida y efectiva. Los jinetes estaban vestidos con yelmos en punta o vinchas, armadura o cota lamelar, y armados con lanzas o arcos.

Los jinetes aprendieron rápidamente a proteger la columna vertebral y la cruz del caballo poniendo una manta en estas zonas, para evitar heridas mortales cuando quedaban expuestas a las armas del enemigo, sujetándolo con una cincha y correas petrales. Posteriormente colocaron unas almohadillas para incrementar la comodidad del jinete.

Uno de los primeros ejemplos del empleo de jinetes en batalla fueron los arqueros montados, que datan de la época de los reyes asirios Asurbanipal II y Salmanasar III. Estos jinetes se sentaban en la parte posterior de sus caballos como los egipcios, una posición incómoda para movimientos rápidos; por esto, los caballos solían ser sujetados por alguien de a pie que permitía al arquero la libertad para disparar. Por lo tanto, era más bien una infantería montada que verdadera caballería.

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Bajorrelieve asirio mostrando jinetes arqueros sujetados cuyos caballos están sujetos por otro jinetes

Dado el problema de los infantes para seguir a los jinetes, se buscó la solución de que otro jinete sujeta el caballo mientras el jinete arquero dispara el arco. Los jinetes lanceros llevaban un hombre que conducía el caballo y otro hombre detrás que llevaba la lanza, aunque a veces era transportado y depositado a retaguardia del enemigo a modo de dragones, táctica que fue utilizada por Aníbal Barca posteriormente.

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Jinetes arqueros asirios siglo IX AC. Binomio jinete arquero y escudero que sujeta el caballo mientras dispara. Autor Ángel García Pinto
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Jinete asirio con otro guerrero montado detrás

Este modo cambió durante el reinado de Tiglat Pileser III en que los jinetes cabalgan en un lugar más adecuado; justo tras la cruz del animal, con lo que consiguieron controlar sus caballos sin ayuda externa. Los jinetes llevan cascos en punta o vinchas en la cabeza, una armadura cubierta de placas metálicas, pantalones y botas altas que se ataban por delante, llevaban una espada larga sujeta a la cintura y se estableció dos tipos de jinetes: los arqueros o caballería ligera y los lanceros o caballería de línea.

Los arqueros disponían de un arco más pequeño y manejable que el de infantería. En tiempos de Asurbanipal los arqueros a caballo evolucionaron pudiendo controlar el caballo ellos solos, mediante unas riendas lastradas por una borla que permitía soltar las riendas mientras se disparaban las flechas; la borla hacía sentir al caballo que seguía estando controlado y esto permitía al arquero utilizar el arco con ambas manos.

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Bajorrelieve asirio mostrando un jinete arquero asirio disparando solo
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Jinete arquero asirio atacando a arqueros arameos sobre camellos. Se observa el borlón que se usaba como contrapeso para poder emplear ambas manos para manejar el arco.

Los lanceros llevaban la lanza como arma principal y una espada larga. Con esta caballería, además de cargar contra las formaciones enemigas y perseguirlas en su huida, realizaban frecuentemente misiones a larga distancia, incluso a retaguardia enemiga, con el objeto de cortar sus comunicaciones, desbastar las cosechas. A veces llevaban tropas a pie en las grupas para que colaborasen en el cuerpo a cuerpo con los jinetes, o dejarlos a retaguardia en puntos importantes.

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Jinetes asirio siglo VII AC, se puede apreciar lanceros y arqueros que están vigilando una zona montañosa

Las unidades de caballería tipo regimiento tenían unos 1.000 efectivos y se denominaban kitullu perru, mientras que el regimiento de la guardia real se denominaba pethal qurubte y dentro de estos estaban la guardia personal que se denominaban pethal shepe.

Uno de los aspectos conocidos es la provisión de caballos para el ejército o la requisa de caballos que era realizada supervisada por dos funcionarios del gobierno o llamados musarkisus nombrados por el gobierno central y dependían directamente del rey. Se nombraban dos por cada provincia. Viajaban constantemente de poblado en poblado requisando caballos, iban asistidos por escribas y otros ayudantes. Los caballos eran enviados a cuadras provinciales y cuadras centrales. Hay informes de que a Nínive llegaban diariamente unos 100 caballos de las provincias del Imperio.

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Asirios cuidando sus caballos. Bajorrelieve representando el esmero con que los asirios cuidaban de sus caballos

La cría caballar también tuvo mucha importancia, según las tablillas solo en Babilonia tenían 800 sementales y 16.000 yeguas de cría, cada semental cubría 20 yeguas.

Los asirios fueron los primeros en utilizar los camellos como bestias de carga para sus campañas militares. Los camellos eran de un mayor uso que los asnos, ya que podían llevar cinco veces más cargas y, sin embargo requerían menos riesgo. Sin embargo los arameos fueron los que les utilizaron en combate, y realizaron importantes razias contra el Imperio asirio.

 Los ingenieros del ejército asirio

Fortificaciones

Las fortificaciones asirias siguieron utilizando el sistema de recintos dobles con fosos previos, que tan buenos resultados había proporcionado hasta ese momento a los hititas.

Un buen ejemplo de esta continuidad constructiva es la ciudad de Asur, situada sobre un promontorio rocoso que domina el río Tigris. Delante de la potente fortificación, ampliada por Salmanasar III, aún es posible apreciar un foso de 20 metros de ancho. En las ruinas de Nínive todavía se conservan los dos recintos amurallados, además de sus correspondientes fosos, que completaban el sistema defensivo.

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Ciudad fortificada asiria de Arbil, aún se conserva el recinto amurallado

Un buen ejemplo de fortificación empleando el terreno de antiguas colonias es el de la ciudadela de Khorsabad, creada por Sargon II. Este establecimiento, de forma trapezoidal, se elevaba sobre una amplia terraza. Su principal innovación era la presencia del arsenal sobre otra terraza que atravesaba las fortificaciones y que serviría para abastecer todos los sectores de la muralla. Arsenales de este tipo se han encontrado en otras ciudades, como Nínive o Nimrud. En este último, incluso se han podido identificar los talleres de carpinteros, herreros, armeros y artesanos del cuero, así como depósitos para alimentos.

Senaquerib destruyó Babilonia y construyó en Nínive. Reformó la ciudad, que se convirtió en la capital política, administrativa y ceremonial del estado Asirio. Bajo este monarca, Nínive triplicó su superficie, pasando el perímetro de sus murallas de cinco a doce metros, se organizó todo el interior en una nueva planta trapezoidal. Originariamente las murallas de la ciudad estaban formadas por un parapeto exterior coronado de almenas con torres intercaladas. Delante corría un foso, mientras que por dentro se levantaba un muro más elevado, construido en adobe. La ciudad estaba dividida por el río Khosr (afluente del Tigris).

El área total de Nínive ocupaba unos 7 km² y tenía un perímetro de 12 km, y entre 15 y 18 grandes puertas franqueaban el paso en sus murallas. Un elaborado sistema de 18 canales llevaba el agua desde las colinas hasta la ciudad, a este sistema de abastecimiento de agua se unía, un magnífico acueducto, erigido en Jerwan, a unos 40 km de distancia.

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Reconstrucción de Nínive asiria. Autor Ruggero Giovannini

Asedios

Normalmente los enemigos se refugiaban en ciudades fortificadas, por lo que se iniciaba la guerra de asedio. Para ello prestan especial atención a los arietes y torres de asedio para situar arqueros encima. Los primeros arietes se empleaban contra las puertas de acceso a las ciudades, y consistían en un madero sujeto por varios hombres que golpeaban la puerta hasta que se abría. Eran vulnerables a los proyectiles o al aceite hirviendo que se arrojaba desde arriba. En virtud de los asirios el ariete se convierte en una auténtica máquina. El ariete se suspendió del techo de una estructura de madera, que a su vez está montado sobre ruedas para que pueda ser empujado suposición. Protegidos dentro de este artilugio, los soldados pueden oscilar el ariete sin descanso contra la puerta. Los arqueros, situados en torretas protegidas en la parte superior, disparaban casi en igualdad de condiciones con los defensores de las murallas.

En la historia de los asirios hay muy pocos testimonios de batallas a campo abierto, y si bastantes de asedios y asaltos de ciudades fortificadas.

En las primeras etapas del Imperio asirio, los soldados reclutados eran agricultores y tenían que volver a sus faenas una vez terminada su campaña, por lo que esta tenía que ser corta y los asaltos a las ciudades rápidos para volver a sus quehaceres.

La rendición de la ciudad por hambre era una estrategia muy lenta y resultaba tremendamente costosa. Obligaba a inmovilizar ante los muros un ejército durante espacios de tiempo muy prolongados, que podían extenderse durante varios años, y si la ciudad se seguía abastecido de forma adecuada, se podía convertir en una tarea imposible.

En la reducción de los tiempos de asedio, entraban en juego las máquinas de asedio. Estas se empleaban para equilibrar la superioridad que las murallas otorgaban a los defensores.

La principal dificultad para conquistar una ciudad fortificada era superar las murallas, que impedían la entrada desde el exterior. En este caso, se podía realizar:

  • Superar las murallas por su parte inferior por medio del minado.
  • Superar las murallas por su parte superior con escalas o torres de asedio, y rampas de asedio.
  • Superar las murallas o puertas, abriendo una brecha a través de ellos con la ayuda de arietes.

Sirva como ejemplo de todas estas técnicas, la descripción de las operaciones de Senaquerib, a raíz de su campaña contra Hazaqiya »rey del país de Ya» en la que dice: »Yo asedié y yo conquisté 46 ciudades con sus fuertes muralla y las innumerables pequeñas ciudades de los alrededores por medio de amontonamientos, de rampas y de la proximidad del ariete, del ataque de soldados de infantería, de perforamientos, de brechas y de la utilización de máquinas de asalto

La representación del primer ariete aparece en las pinturas murales de algunas tumbas egipcias, aunque al parecer esta máquina es una invención de los hurritas.

En un texto hitita, datado en la mitad del segundo milenio, se hace referencia a la construcción de un ariete a la manera hurrita. Muy tempranamente, en los archivos de Mari, de principios del segundo milenio AC, aparecen referencias al empleo de arietes (yashibum) y torres de asedio con arietes en su base (dimtum), así como a las rampas de ataque necesarias para su desplazamiento. La precisión de los documentos es tal que, incluso proporcionan sus dimensiones, que serían de 240 metros de largo para salvar un desnivel de 22 metros.

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Arietes asirios durante un asedio

La primera representación clara de máquinas de asedio aparece en los relieves del palacio de Assurnasirpal II de Nimrud, datado en la primera mitad del siglo IX AC. Tal y como se aprecia en esas imágenes, ya se empleaban el ariete acorazado, el de polea, las torres de asedio móviles y el minado para hundir las murallas.

Los ingenios descritos en estos relieves son unas torres, ya bien de carácter fijo o móvil, bastante macizos en su construcción. Para su fabricación se partía de una estructura de madera, que se recubría de escudos como forma de protección. En la parte frontal de las máquinas se situaba un ariete, en ocasiones doble, que terminaba en una punta de lanza de grandes dimensiones. Esa punta se clavaba entre las hileras de ladrillo y, poco a poco, descarnaba la obra constructiva, llegando a destruir totalmente el muro. Desde el interior de la máquina, el ariete se accionaba por medio de un movimiento de péndulo, pues la viga, previamente, se había fijado por medio de una cuerda en el techo de la torre.

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Guerra de asedio siria durante Ashurbanipal II siglo IX AC. Se puede ver una torre de asedio y una torre ariete con 6 ruedas para derribar las murallas. Se ve al propio Ashurnasirpal disparando flechas protegido por 2 portadores de escudo para protegerle y un eunuco. Autor Angus McBride para Osprey

A partir del reinado de Tiglatpileser III, las torres pasaron a construirse de forma más ligera y manejable. Para evitar que ardieran, comenzaron a cubrirse con pieles sin curtir. Esto es perfectamente apreciable en las representaciones de los relieves de Senaquerib, en las que el detalle es tal que se aprecian las fijaciones de las pieles.

El diseño de las máquinas variaba enormemente, teniendo, en ocasiones, similitudes con animales. En algunas representaciones se ha podido ver la forma de un elefante, animal exterminado en Mesopotamia por los reyes asirios. Lo mismo sucede en las puertas de Balawat, cuyas máquinas tienen como frontal la cabeza de un animal.

Tal y como se puede apreciar en los relieves, la defensa más utilizada por los sitiados contra el uso de máquinas de asedio, consistía en arrojar toda clase de proyectiles contra las máquinas por medio de arcos y hondas. Incluso dejaban caer piedras de grandes dimensiones y ruedas de carros, para destruir las obras atacantes mientras se estaban construyendo.

La fragilidad de estas máquinas, respecto a los ataques desde el exterior, obligaba a que siempre tuvieran que estar protegidas por tropas de infantería, para evitar su destrucción. Al mismo tiempo, en el último de los pisos de las torres se ubicaban arqueros, que disparaban sobre los defensores y realizaban labores de cobertura a las máquinas.

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Asedio asirio de una fortaleza, se puede ver una maquina de asedio y un arquero con su portaescudo o muserzibate, los defensores arrojan fuego para destruir el ingenio. Autor Johnny Shumate

Otra forma de destruir las máquinas era el empleo de antorchas, que podían provocar el incendio total de su estructura. Para impedir que los atacantes pudieran acercar las torres a los muros, los sitiados vertían aceite hirviendo sobre ellos. De ahí que, las torres siempre fueran cubiertas con pieles sin curtir, que actuaban como aislante del fuego. La forma de apagar el fuego, una vez que había prendido en las máquinas era por medio del agua. Así, en algunos relieves se aprecia un hombre con una especie de cuchara de grandes dimensiones, que está dejando caer líquido delante y encima de la máquina.

Haciendo cálculos de acuerdo a las representaciones de los relieves, el tamaño de estas máquinas oscilaría entre los 4 y los 6 metros de largo con una altura de entre 5 y 6 metros. Hay que tener en cuenta que, las máquinas de asedio solían emplearse frecuentemente contra las puertas de las fortalezas, antes que contra sus muros pues, a menudo, no poseían la suficiente potencia como para destruir defensas macizas de piedra. Otro sistema de atacar las puertas era quemarlas por medio del fuego. La debilidad de las puertas frente al fuego llevó a que, a menudo, se reforzaran con revestimientos de metal, que evitaban que el fuego pudiera destruirlas.

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Asalto asirio de una fortaleza egipcia, se puede ver  un guerrero asirio manejando un ariete manual

Los conocimientos técnicos acerca de estas máquinas pasaron al Imperio persa y a la zona de Fenicia, desde la cual llegaron a territorio griego. En el caso del ariete a través de las ciudades griegas de Asia Menor, y en el de la torre de asedio, a la Magna Grecia de la mano de los cartagineses. Las máquinas de asedio no sufrieron ninguna modificación significativa durante el Imperio persa y permanecieron estables hasta la aparición de las catapultas en el siglo IV AC.

Rodeaban el campamento militar con un muro construido con tierra, posiblemente para defenderse de la caballería adversaria. Dentro del muro alzaban las tiendas de tela sostenidas por un mástil o palo.

Guerra psicológica

Los asirios fueron maestros en la guerra psicológica para someter a sus enemigos, empleaban la técnica del palo y la zanahoria. Normalmente los gobernantes que se sometían y les pagaban tributos, se les permitía seguir gobernando con cierta independencia, los que se resistían se le aplicaban terribles castigos, empleando el terror como arma psicológica. Esta estrategia no solo evitaba grandes pérdidas de soldados asirios, sino que era más económica y altamente efectiva.

Las formas de terror eran muy variadas, en los bajorrelieves se ven diferentes suplicios aplicados a los vencidos, la importancia era que tenían que ser públicos como escarmientos, con el fin de evitar futuras o como una afirmación de poder delante de sus soldados.

Los datos epigráficos y arqueológicos de esta sociedad, se encuentran varias formas de ejercer el poder infundiendo terror: la decapitación, el empalamiento, el desollamiento, el descuartizamiento, la ceguera, la deportación parcial o en masa, y la esclavitud.

La decapitación

Era una forma de castigo entre los siglos IX y VII AC. Ashurnasirpal II en su sala del trono en el palacio de Nimrud muestra un grupo de soldados contando cabezas cortadas. En otra escena regresando victorioso de Elam, el rey asirio exhibe la cabeza cortada del rey vencido en una escena de banquete, esto es una demostración de soberbia asociada al poder.

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Escenas de terror asirio: se ve el desollamiento, la decapitación y el cegamiento

Los anales reales asirios ponen en claro que la victoria militar se expresa en términos de cabezas que ruedan. Lo de cortar cabezas era muy común en aquellos tiempos, en algunas ocasiones se empleaban para contar las bajas enemigas, los egipcios cortaban la mano derecha. Los reyes apilaban en forma de pirámides las cabezas de los decapitados o bien las amontonaban en las riberas de los ríos con los cráneos, o las ponían encima de picas para que fueran exhibidas.

El empalamiento

Se registra en Asiria entre los siglos VIII a VII AC, especialmente. Encontraron que exhibiendo frente a los enemigos los cuerpos empalados era una forma psicológica de debilitarlos. La forma de introducir los palos astillados era variada. Generalmente se los ve atravesados por el vientre, pero podían ser introducidos en otras partes del cuerpo, a veces provocando la muerte instantánea, a veces desangrando lentamente a la víctima.

El desollamiento

Esta práctica se evidencia en los siglos VIII y VII AC. Se trataba de quitar por completo la piel humana y apilarla en un sitio especial o exhibirla. Tiene un efecto psicológico devastador, ya que exhibe el cuerpo de la víctima sin su protección natural. Los gritos de las víctimas debían ser aterradores dado que muchos seguían vivos después de haberles quitado la piel.

El desmembramiento

Asociado a la decapitación aparece la práctica del desmembramiento de cuerpos, pero en este caso, se trata de una práctica ritual. Sargón II introduce el castigo por desmembramiento del cuerpo y la exhibición de los restos diciendo: “Para asegurarse de que los espíritus de los muertos nunca descansen en paz”. Este castigo solía aplicarse a los asirios, ya que creían que el cuerpo humano compuesto de un esqueleto (esemtu) y el espíritu (etemnu). Ashurbanipal II fue aún más violento, puesto que ordenaba al hijo del enemigo muerto que hiciera polvo los huesos de su padre en el campo de batalla.

La ceguera

Se ha empleado a lo largo de la historia, tiene la ventaja de que devuelves un lisiado al enemigo que tendrá que cuidarle de por vida, su permanencia hacía que el enemigo viera cuáles son las consecuencias de atacar al país.

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Bajorrelieves del terror asirio: decapitación y empalamiento

La deportación

Tiglat Pileser III estableció un nuevo modo de castigo que era la deportación en masa. Normalmente se empleaba contra regiones levantiscas, con el fin de quitar de raíz un problema, se sabe que fue empleado con los israelitas que fueron llevados en su totalidad a Asiria. Sargón II no podía ser menos y deportó casi 150.000 personas a lo largo de su reinado, sobre todo desde Caldea y Babilonia. También estaba la deportación parcial que tenía razones económicas, y que consistía en llevarse a artesanos a las capitales asirias.

La esclavitud

Fue empleada en todas las épocas, los esclavos se empleaban principalmente en la agricultura en las obras de irrigación. Los cautivos fueron también usados frecuentemente como escudos humanos en el campo de batalla.

Los anales de Asurbanipal II dan un relato de la forma de castigo: «En el enfrentamiento y el conflicto yo sometí y conquisté la ciudad. Hice caer a 3.000 de sus hombres con la espada. Yo me llevé los prisioneros, las posesiones y ganado de ellos. Quemé a varios cautivos. Capture muchas tropas vivas, les corte los brazos y las manos… arrasé, destruí, incendié, y consumí la ciudad.» En otro relato dice: »Yo capturé soldados vivos y los puse en estacas ante sus ciudades».

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2016-03-08. Última modificacion 2021-11-20.
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Comentarios:

  1. Jose A Fdez dijo el 2020/05/16 a las 2:33 am

    Muy informativo

  2. faby dijo el 2020/06/17 a las 5:49 pm

    EXCELENTE INFORMACIÓN.
    GRACIAS

  3. Ageo López Bolaños dijo el 2021/10/10 a las 1:39 am

    Solo comentario el ejercito Asirio dada su complejidad y sofisticación se puede comparar con el ejercito romano en cuanto a su profesionalidad por lo cual el termino para sus integrantes debería ser soldado y no guerrero.

  4. Griselda Ricca dijo el 2022/07/24 a las 12:44 am

    Muy buena información e ilustración. Gracias

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