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Expulsión de Gades (Cádiz)
Tras la batalla de Ilipa en el 206 AC, Magón Barca era el más joven de los hermanos, se refugió en Gades (Cádiz), mientras que Asdrúbal Giscón reunió su flota y abandonó Hispania regresando a Cartago. Su ejército mercenario se había dispersado, algunos habían pasado al bando romano, mientras que otros regresaron a sus pueblos, No quedaban fuerzas cartaginesas de entidad para oponerse a Escipión.
Magón recibió órdenes claras y contundentes de abandonar Hispania y dirigirse a Italia para unirse a Aníbal, sin embargo, decidió intentar una última y arriesgada acción para cambiar el rumbo de la guerra. Tomó el mando de la flota, e incluso fabricó algunos buques, reclutó gentes en África y en Hispania y con su ejército e intentó volver a capturar Cartago Nova. Desembarcó una fuerza en los alrededores de Cartago Nova y saqueó la campiña. Los habitantes huyeron a la ciudad e informaron de la aproximación del enemigo. Cuando intentó el asalto por el mismo lugar que lo hizo Escipión, la guarnición estaba alertada y los rechazaron. Reembarcando de nuevo a costa de la pérdida de 800 hombres y armamento y equipos de toda clase.
Fracasado el intento puso proa hacia Gades (Cádiz) para poder recuperar a sus tropas y, entonces sí, puso en marcha las órdenes recibidas de Cartago.
A su regreso a Gades, Magón encontró las puertas de la ciudad cerradas, por algunos actos de pillaje que habían cometido sus soldados durante el anterior embarque, así como el decomiso de sus bienes llevado a cabo por Magón para la expedición
Magón invitó a los dirigentes de la ciudad para una entrevista, pero fueron capturados y crucificados a la vista de la ciudad.
Magón se dirigió a la Pitusa (Ibiza) donde había población fenicia, y donde fueron bien recibidos, además de obtener suministros, algunos hombres y armas. Con este nuevo aliciente, zarpa hacia las Baleares donde pensaba que podría, con el otoño ya avanzado, resguardar su flota durante el invierno. Decidió pasar el invierno y aprovechar para reclutar honderos, recorrió las islas consiguiendo convencer a unos 2.000 que fueron remitidos a Cartago. Los buques fueron retirados a la playa y pasaron el invierno.
Desembarco en Italia
En la primavera del 205 AC, con 12.000 infantes, 2.000 jinetes y 30 buques de guerra y de transporte, puso rumbo a Liguria con la esperanza de levantar a los galos y ligures en contra de los romanos.
La llegada de Magón fue sin contratiempos, tomó como base Savo y dejó 10 buques de seguridad, el resto los envió a Cartago pues ya se rumoreaba una acción de Escipión desde Sicilia. Una vez aseguró su posición, hizo trato con los ingauni (quienes a su vez estaban en guerra con los montañeses epanterii). Pero la acción más destacable fue sin dudas la toma y destrucción de Génova, casi sin oposición.
La noticia llegó Roma, que solo disponía de 4 legiones en los territorios al norte de la península (las 2 legiones en Rímini y las 2 en Etruria). Por lo que el Senado ordenó a Salinator (Etruria) dirigirse con sus tropas hacia Rímini para unirse a Lucrecio, mientras las 2 legiones urbanas de Cepión, eran enviadas a Etruria.
Por entonces, en Cartago se recibieron noticias del desembarco en costas africanas de las fuerzas mandadas por Lelio. Pero los cartagineses, pasado el pánico inicial, con un gran esfuerzo reunieron un ejército de refuerzo que fue enviado a Magón con una flota de 25 buques, 6.000 infantes, 800 jinetes y 7 elefantes, incluyendo una importante cantidad de dinero destinado a la contratación de mercenarios.
Recibidos estos refuerzos, Magón intenta rápidamente ir al encuentro con su hermano, sin embargo sus aliados ligures y galos, no pensaban igual, dijeron que necesitaban más tiempo para movilizar más fuerzas. Magón decide esperar y pospone su marcha. Mientras tanto los romanos maniobraban en Etruria y la Galia para impedirle el paso.
Las naciones galas no se unieron a la guerra abiertamente, pero no impidieron el reclutamiento de guerreros a modo de mercenarios, guardando oficialmente cierto marco de “neutralidad”. Mientras que los ligures estaban obligados moralmente a Magón dado que este los había ayudado en sus guerras internas, aparte de la lejanía de las tropas romanas de su territorio.
En el 204 AC prácticamente toda la Etruria estaba de parte de Magón, esperando con su ayuda, poder rebelarse. El cónsul tuvo que tomar drásticas medidas que, en definitiva, le impidieron participar en la intercepción de Magón.
Batalla de Liguria (203)
El año 203 AC se inició en Roma, como de costumbre el relevo de mandos. Los cónsules electos son Cneo Servilio Cepión que manda un ejército consular frente a Aníbal en Brucio y Cayo Servilio Gémino que manda el ejército consular en Etruria, el procónsul Marco Cornelio Cetego al mando de 2 legiones en la Galia Padana, al que se uniría Marco Livio Salinator que manda las 2 legiones, y Publio Quintilio Varo mandaba las 2 legiones de Rímini.
Magón, ahora sí movilizó sus tropas hacia el interior de la Galia en el verano del 203 AC. Ante esta noticia, las fuerzas romanas que estaban acantonadas en Rímini marcharon a Plasencia, uniéndose a Cetego y Salinator, avanzaron juntas al encuentro de Magón, y en algún lugar de la Galia Padana, en el país de los ínsubros se encontraron con las fuerzas púnicas, desconociéndose el lugar exacto.
Despliegue Inicial
Las fuerzas de Magón eran de unos 18.000 infantes, 2.000 jinetes y 7 elefantes, más unos 10.000 ligures y 5.000 galos. Dispuso sus fuerzas de la siguiente forma:
- Ala derecha la caballería númida (1.000).
- Centro la falange libio-fenicia (5.000), a continuación los hispanos (8.000), los ligures (10.000) y la otra parte de la falange libio-fenicia (5.000), delante del centro situó los honderos de baleares e infantería ligera (2.000).
- Ala izquierda la caballería púnica e hispánica (1.000).
- Reserva a retaguardia situó los galos (5.000) y los 7 elefantes.
Los romanos disponían de 6 legiones, unos 30.000 infantes y 2.000 jinetes y desplegaron de la siguiente manera:
- Ala derecha la caballería romana (1.000) frente a la púnica e hispana.
- Centro 4 legiones (XII y XI en los flancos y las dos aliadas en el centro), delante de estas los vélites de las 4 legiones (5.000).
- Ala izquierda la caballería aliada (1.000) frente a la númida.
- Reserva a retaguardia las 2 legiones (la XIII y una aliada) del Pretor Publio Quintilio Varo, este fue uno de los casos raros en que los romanos dejaran una reserva.
Primera fase
Se inició el combate con el ataque de la caballería númida contra los aliados, al mismo tiempo las legiones romanas avanzaron, chocando los vélites con los honderos de baleares y fuerzas de cobertura, una vez retirados, las legiones chocaron contra la infantería púnica de forma violenta.
Los jinetes númidas retrocedieron cediendo su ala. Tal situación, era de gran riesgo para los cartagineses. Magón decidió emplear los 7 elefantes contra la caballería aliada, que vio como sus caballos se descontrolan solo ante la presencia y el olor de tales bestias. Entonces el ala izquierda romana pasó a la defensiva, los númidas se recuperaron y dieron cuenta fácilmente de los jinetes romanos en sus asustados y descontrolados animales.
La legión XII, lo estaba pasando muy mal, había sufrido gran cantidad de bajas por acción de la infantería rival, era entonces atacada de flanco por los elefantes, su situación se volvió crítica.
Segunda fase
Los romanos decidieron estabilizar la situación y emplear las reservas, la legión XIII avanzó contra el flanco derecho púnico, los vélites de esta legión atacaron a los elefantes, matando a 4 de ellos, el resto de la legión se dispuso a atacar el flanco derecho de la falange libio-fenicia.
La caballería aliada romana retomó la iniciativa y se volvió a imponer a la númida.
Tercera fase
Magón decidió emplear a los galos para parar a la legión XIII, los tres elefantes que quedaban, entorpecieron su despliegue, y cuando chocaron con la legión XIII, empezaron a ser derrotados, y por si fuera poco, la legión XI, se imponía claramente en el otro flanco.
Ante tan favorable situación, los romanos avanzaron y obligaron a su rival a ceder terreno al verse flanqueado y muy presionado de frente. Magón logró sin embargo, mantener a su ejército ordenado e inició un repliegue general que se estaba ejecutando de forma muy ordenada, hasta que el líder púnico cayó gravemente herido y fue retirado del campo de batalla inconsciente. Sus hombres lo creyeron muerto y entraron en pánico, en consecuencia, la línea púnica se desarticuló, y a partir de entonces, el ordenado repliegue se tornó en una desesperada huida.
Los romanos les dieron caza el resto de la jornada, dando cuenta de más de 5.000 muertos. Las bajas romanas, también fueron importantes, 2.300 muertos, la mayoría de la legión XII.
Magón huyó oculto por la noche, todo lo rápido que su herida le permitía. Encontró refugio en la tierra de los ingauni de Liguria, donde se entrevistó con una embajada de Cartago que le informó que debía zarpar para África lo antes posible.
Magón embarcó con sus hombres que todavía le seguían siendo fieles y zarpó rumbo a Cartago, pero murió durante el viaje. Algunos buques fueron interceptados por una flota romana que operaba en la zona, pero el resto logró llegar a salvo casi al mismo tiempo que lo hiciera Aníbal.