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Tuvo lugar el 10 de julio 1460 en Northampton, fue una de las grandes batallas de la guerra de las Rosas entre la casa de York y de los Lancaster. Durante la misma algunos de los nobles partidarios de Lancaster cambiaron de bando para apoyar a los yorkistas. Ante la derrota de los Lancanster, el rey se vio obligado a reconocer a los York como legítimos herederos a la corona.
Antecedentes
El 26 de junio 1460. Los señores de Calais, Ricardo Neville, conde de Warwick; Eduardo, conde de March; y Guillermo Neville, señor de Fauconberg, desembarcaron en Sandwich con 2.000 hombres. Al día siguiente llegaron a Canterbury. Roberto Horne, Juan Scot y Juan Fosse, con sus hombres, fueron enviados por el rey Enrique para detenerles, pero cambiaron de bando y ayudaron a negociar la rendición de la ciudad.
Desde allí enviaron cartas solicitando ayuda de los cinco Puertos. Al menos Rye y Winchelsea enviaron hombres. A continuación dejaron Canterbury rumbo a Londres a través de Rochester y Dartford.
El 29 de junio el Consejo Comunal de Londres estuvo de acuerdo para resistir a los rebeldes, pero se negaron a que lord Scales actuase como capitán de la ciudad. Se situaron hombres en armas en el puente de Londres, y se envió una delegación a los yorkistas advirtiéndoles de que se les negaría la entrada a la ciudad. Millares acuden a la llamada yorkista “como abejas a una colmena” según fuentes de la época.
El 1 de julio el ejército yorkista llegó Londres y acampó en Blackheath. Además de los señores de Calais se habían unido muchos paisanos de Kent, Sussex y Surrey. En ese momento los efectivos superaban los 20.000. Al día siguiente 11 concejales rebeldes de Londres se unieron a los yorkistas. Los yorkistas entraron en Londres y se reunieron con los obispos de Ely y Exeter, en Southwark. Hubo un enfrentamiento en el Puente de Londres y 13 hombres murieron en el mismo.
El 4 de julio Francesco Coppini, obispo de Turín y legado papal, se unió a los yorkistas en Calais. La misión oficial del Papa era persuadir a los ingleses para que se uniesen a una cruzada contra los otomanos. Sin embargo, tenía también la misión secreta de Francesco Sforza, duque de Milán, de ayudar a poner los yorkistas en el trono. Los franceses se estaban involucrando cada vez más en Italia y el hermano de Margarita de Anjou quería ser rey de Nápoles, amenazando así Milán. Si los yorkistas fueran los reyes de Inglaterra podrían ser persuadidos para invadir Francia y disminuir así la presión sobre Italia. Ese mismo día Guillermo Neville, tío de Warwick y lord de Fauconberg, avanzaron hacia el norte de Londres, con unos 10.000 efectivos. Fauconberg era el soldado con más experiencia de los yorkistas por haber participado en muchas de las batallas de la guerra de los Cien Años.
El 5 de julio, el grueso del ejército yorkista mandado por Warwick, dejó de Londres y se dirigió hacia el norte a lo largo de Watling Street, llevaban con ellos un tren de artillería. Los de Lancaster planearon dejar su base en Coventry. Enviaron mensajeros a las ciudades y a los señores para reclutar sus fuerzas. Ellos también disponían de un gran tren de artillería de campaña que habían estado almacenando en el castillo de Kenilworth. Salisbury y Cobham se quedaron en Londres para poner sitio a la Torre.
El 7 de julio, los realistas llegaron a Northampton y comenzaron a levantar un campamento fortificado en campos entre Hardingstone y la abadía Delapre. Según una fuente, parte de la ciudad fue incendiada por la caballería realista cuando llegó.
Mientras tanto los dos ejércitos yorkistas se reunieron en Dunstable, donde esperaron al tren de artillería y a los soldados de a pie más lentos para que los alcanzasen.
El 9 de julio, el ejército de York se acercó a Northampton a través Blisworth y levantaron los campamentos por la noche en la colina denominada Hunsbury Hill, que había sido un fuerte desde de la Edad de Hierro.
El campamento de Lancaster comenzó a aumentar con hombres que habían respondido a la llamada del Rey, entre ellos hombres de Beverley, y de Shrewsbury. Genatry o pequeña nobleza con sus hombres como el señor de Wake, de Catesby, de Vaux y de Tresham que acudieron en apoyo del Rey. El duque de Buckingham, como conde de Northampton, llevó a los hombres de sus haciendas locales, al igual que la Reina que poseía Kingsthorpe. La ciudad convocó a la milicia que luchó bajo la bandera de la ciudad que era la Rata Salvaje (Wild Rat).
El 10 de julio, los yorkistas enviaron heraldos y obispos al campamento de Lancaster para negociar, manteniendo que no querían luchar, solamente hablar con el Rey. Un obispo yorkista cambió de bando e instó al Rey de no negociar, pero Buckingham declaró «El conde de Warwick no vendrá a la presencia del rey y si viene morirá.»
Warwick finalmente respondió: «A las dos en punto voy a hablar con el Rey y si no moriré«. Sería la última vez que cualquier negociación precedería a una batalla inglesa. Coppini, el legado papal, excomulgó a los de Lancaster y les prohibió tener un entierro cristiano.
Despliegue inicial
A las 14:00 horas, un ejército de York de unos 15.000 efectivos liderados por Ricardo Neville, conde de Warwick, desplegaron para asaltar la posición de los Lancaster: El ala izquierda estaba mandada por el joven de 18 años, Eduardo, conde de March y futuro rey Eduardo IV, el centro mandado por Warwick y el ala derecha mandado por Guillermo Neville, lord Fauconberg.
Los Lancaster disponían de unos 7.000 efectivos, estaban en un campamento fortificado cerca de la abadía Delapr, aprovechando un recodo del río Nené que se unía a la ciudad por un puente peatonal, a vanguardia habían excavado un foso y fortalecido la posición con estacas.
Aunque el rey Enrique VI y, probablemente, su reina, Margarita de Anjou, estaban en la batalla, era Humphrey Stafford, duque de Buckingham y el conde de Northampton quienes dirigieron el ejército de Lancaster. Desplegaron el ala derecha mandada por lord Grey de Edmund, centro mandado por duque de Buckingham y el ala izquierda por el conde de Salisbury, había una reserva de jinetes.
Desarrollo de la batalla
A las 13:00 horas, una vez desplegados comenzó la carga de los yorkistas, las armas de fuego de ambos bandos no funcionaron por la reciente lluvia que humedeció pólvoras y armas.
A medida que los yorkistas se acercaban, fueron recibidos por una lluvia de flechas disparadas por los arqueros realistas, produciéndose bajas antes de alcanzar las posiciones.
Cuando llegaron a las posiciones, lord Grey cambió de bando y comenzó a ayudar a Eduardo, conde March, a acceder al campamento fortificado. Esta traición fue el resultado de un mensaje secreto de lord Grey a March, diciendo que iba a cambiar de bando si los yorkistas le apoyaban en una disputa que tenía sobre una propiedad con lord Fanhope.
Los yorkistas capturaron el puente, la reserva de caballería realista efectuó un contraataque para recuperarlo, y el comandante de la caballería de Lancaster fue capturado y ejecutado. Después comenzaron a masacrar a los que estaban dentro. Los de Lancaster entraron en pánico y comenzaron a huir. Durante la fuga comenzó la verdadera masacre. El único puente estaba bajo control de los yorkistas, y a sus espaldas tenían el río. La batalla solo duró media hora.
Secuelas
No hay datos de las bajas de los partidarios de los Lancaster, pero debieron de ser muy numerosas, dado que el ejército fue atrapado en una ratonera. Algunos de los más notables como el vizconde de Beaumont, el conde de Shrewsbury, lord Egremont y el duque de Buckingham murieron también en la batalla, este último fue enterrado en la ciudad en Greyfriars. El rey fue capturado por un arquero yorkista llamado Enrique Mountfort, siendo tratado con respeto por los yorkistas, muchos de los cuales le juraron su lealtad, le escoltaron a la cercana abadía de Santa María (actual Delapre). Le llevarían de vuelta a Londres tres meses más tarde.
Mientras tanto, la reina Margarita huyó hacia el norte para organizar un nuevo ejército.
Después de sus logros militares, York, basándose en la ilegitimidad de la línea sucesora de los Lancaster, se decidió a reclamar el trono. Desembarcó en el norte de Gales, desde donde se dirigió junto con su esposa Cecilia a Londres, donde ambos fueron recibidos con el ceremonial reservado a los monarcas. El Parlamento estaba reunido y Ricardo esperaba que se le concediera directamente la corona, tal como habían hecho en 1399 con Enrique IV. En vez de ello encontró un silencio sepulcral. Al anunciar su pretensión a la corona, los lores, incluidos Warwick y Salisbury, estaban asombrados con sus intenciones. No había ánimo entre ellos para destronar al rey Enrique, sino que se limitaron a sus esfuerzos originales, expulsando a los malos consejeros.
Al día siguiente, York apoyó su reclamación con detallados esquemas genealógicos, basado en su descendencia de Leonel de Amberes, siendo comprendido de mejor manera. El Parlamento accedió a considerar la materia, y finalmente decidió que la reclamación de Ricardo era mejor, al mismo tiempo que, por una mayoría de cinco, decidía mantener en el trono a Enrique.
En octubre se llegó a un compromiso que se conoció como el Acta de Acuerdo de 1460, que, por un lado, reconocía el derecho de los York y por otro lo declaraba sucesor de Enrique, desheredando al príncipe Eduardo de seis años. York tuvo que aceptar este acuerdo como la mejor oferta que tenía para elegir, teniendo presente que al mismo tiempo era designado nuevamente lord Protector, lo que le permitía gobernar en nombre de Eduardo. En cualquier caso, el acuerdo era inaceptable para los Lancaster, que se reunieron bajo la égida de la reina Margarita y el príncipe Eduardo, formando un gran ejército en el norte del reino.