¡Ayúdanos a mejorar el blog!
Si ves alguna palabra mal escrita, o frase que no tenga mucho sentido, es muy fácil hacérnoslo saber. Sólo tienes que seleccionar las palabras que te resulten sospechosas y pulsar las teclas CONTROL y ENTER. Se abrirá un formulario con el texto seleccionado, y con pulsar enviar recibiremos tu notificación.
También puedes abrir el formulario pulsando el siguiente botón
La batalla de Towton tuvo lugar el 29 de marzo de 1461 en la aldea de Towton en Yorkshire, en el marco de la guerra de las Rosas. Se considera la más grande y sangrienta batalla librada en el territorio inglés con victoria de los yorkistas.
Antecedentes
Eduardo había avanzado por el oeste hasta los alrededores de Londres, donde reunió sus fuerzas con las de Warwick. Al coincidir con la retirada de la reina Margarita al norte, hacia la ciudad de Dunstable; Eduardo y Warwick pudieron entrar en Londres con su ejército, donde fueron aclamados y recibidos con entusiasmo, dinero y provisiones por mayor parte de la ciudad que era yorkista. Con su padre y hermano muertos en batalla, la guerra se había convertido a esas alturas en una pelea por la mismísima corona, ya que Eduardo de York no podría argumentar que quería separar al rey de sus “malos consejeros”. La necesidad de autoridad por Eduardo se vio resuelta cuando el obispo de Londres preguntó su parecer al pueblo, que respondió con gritos y hurras al “Rey Eduardo”. El Parlamentó no hizo sino confirmar la opinión popular, logrando coronarlo en una precipitada ceremonia en la abadía de Westminster entre escenas de júbilo.
Así, Warwick y York habían capturado la ciudad de Londres, pese a que Eduardo hizo votos de no tener una coronación formal mientras Enrique y Margarita no hubieran sido ejecutados o exiliados. También anunció que Enrique había violado el Acta de Acuerdo al permitir que su esposa levantara ejércitos contra los herederos al trono. Por tanto, el argumento legal pasó a ser una victoria de Eduardo, que no era más que su restauración de sus legítimos derechos, de manera que Enrique y los Lancaster no eran más que unos usurpadores.
El país entonces tenía dos reyes, una situación que no se podía permitir que persistiera durante mucho tiempo, especialmente si Eduardo iba a ser coronado formalmente. Eduardo ofreció amnistía a cualquier partidario de Lancaster que renunciase a Enrique. Esta medida estaba destinada a ganarse a los plebeyos; su oferta no se extendía a ricos (en su mayoría nobles). El joven rey llamó y formó a sus seguidores para marchar hacia York y recuperar la ciudad de su familia y deponer formalmente a Enrique por la fuerza de las armas.
Las fuerzas yorkistas se desplazaron a lo largo de tres rutas. El tío de Warwick, lord Fauconberg, llevó a un grupo para despejar el camino a York para el cuerpo principal, que estaba mandado por Eduardo. El duque de Norfolk, fue enviado al este para reclutar más fuerzas y volver a unirse a Eduardo antes de la batalla. El grupo de Warwick avanzó por el oeste del cuerpo principal, a través de Midlands, reclutando hombres a su paso, capturaron al Bastardo de Éxeter y lo ejecutaron.
El 28 de marzo, la vanguardia del ejército de York mandada por Fitzwalter llegó al puente de Ferrybridge que cruzaba el río Aire. Se dedicaron a reconstruir el puente que había sido destruido por las fuerzas de Lancaster, cuando fueron atacados y derrotados por un pequeño grupo de unos 500 hombres dirigidos por lord Clifford, teniendo que replegarse a la otra orilla.
Cuando se enteró del encuentro, Eduardo se dirigió con el ejército principal yorkista al puente y se vio obligado a una batalla agotadora; aunque los yorkistas eran superiores en número, el estrecho puente era un cuello de botella, obligándoles a enfrentarse a los hombres de Clifford en igualdad de condiciones. Eduardo envió a Fauconberg y sus jinetes a vadear el río en Castleford, que debería haber sido custodiado por Enrique, conde de Northumbria, pero llegó tarde, después de que los yorkistas hubiesen cruzado el vado, se dirigieron a atacar a los Clifford en Ferrybridge desde el otro lado.
Las fuerzas de Clifford se retiraron, pero fueron perseguidos hasta Dinting Dale, donde fueron alcanzados y muertos. Clifford murió por una flecha en la garganta, todavia quedan los restos de una cruz de piedra que señalan su muerte en Barkston Ash, aunque es posible que muriera en la batalla. Después de haber limpiado la vecindad de las fuerzas enemigas, los yorkistas repararon el puente y siguieron adelante para acampar de noche en Sherburn-in-Elmet. El ejército de Lancaster marchó a Tadcaster, aproximadamente 3 km al norte de Towton, y acamparon allí.
Al amanecer del día siguiente, los dos ejércitos rivales recogieron sus campamentos bajo un cielo oscuro y fuertes vientos. A pesar de que era Domingo de Ramos, un día de significado sagrado para los cristianos, las fuerzas se prepararon para la batalla que se avecina.
Despliegue inicial
La batalla tuvo lugar en una meseta entre las localidades de Saxton (al sur) y Towton (al norte). La zona era un terreno agrícola, un terreno despejado donde podían maniobrar los ejércitos, dos caminos corrían a través de la zona, la antigua carretera de Towton a Londres y un camino directo entre Saxton y Towton. Al oeste estaba limitado por el río, en cuya orilla se encontraban el bosque de Renshaw y el bosque de la colina del Castillo (Castle Hill), entre ambos había un terreno que se conoce como Meadow Bloody (la pradera sangrienta).
Los Lancaster tenían unos efectivos de 40.000, contaba con 28 pares, es decir ¾ de la nobleza de aquel tiempo, que siguieron al rey a pesar de la incapacidad manifiesta del rey Enrique, es un testimonio del poder semi-religioso de un rey medieval ungido; sin embargo, incapaz, para dirigir la fidelidad incondicional de sus súbditos.
Los Lancaster formaron mirando al sur, delante del pequeño pueblo de Towton, que se encontraba 3 km al sur de la ciudad de Tadcaster. Estaban organizados en las tres divisiones habituales o batallas:
- La batalla de la izquierda estaba mandada por Enrique Percy, conde de Northumbria, con Andrés Trollope de Durhan.
- La batalla del centro estaba mandada por el comandante general del ejército, Enrique III de Beaufort, duque de Somerset, tenía 24 años.
- La batalla de la izquierda estaba mandada por el conde de Devon y lord Ralph Dacre, un magnate de Cumbria.
- La reserva mandada por Enrique Holland, duque de Exeter. Algunas fuentes sugieren que una pequeña fuerza de Lancaster estaba oculta en el bosque del Castillo (Castell Wood) al flanco izquierdo de los yorkistas.
Los yorkistas aparecieron cuando los de Lancaster estaban terminando despliegue, formaron al norte del pueblo de Saxton con otro gran ejército de unos 25.000 efectivos, un poco más pequeño que el de sus enemigos. Dividió sus fuerzas en tres batallas o divisiones (algunas fuentes sugieren que formaron en tres líneas los arqueros mandados por Faucomberg, la segunda mandada por Eduardo y la tercera por Wenlock, pero dado la longitud del frente, sería muy difícil mantener el mando y control). En el sentido del frente desplegó:
- La batalla de la izquierda estaba mandada por Guillermo Neville, barón de Fauconberg.
- La batalla del centro estaba mandada por Eduardo IV, duque de York en persona.
- La batalla de la derecha estaba bajo el mando de Juan Wenlock, que representaba Ricardo Neville, conde de Warwick (que había sido herido en un enfrentamiento de los días anteriores).
- La retaguardia estaba mandada por Juan Mowbray, duque de Norfolk, se encontraba todavía en Ferrybridge desplazándose hacia al campo de batalla.
El tiempo, a pesar de estar en marzo, era frío debido a una ventisca de nieve que cubrió el campo de batalla e hizo que los cañones traídos de la Torre de Londres no fueran eficaces y humedeció las cuerdas de los arcos de los arqueros haciéndoles perder potencia. El viento daba de cara a los de Lancaster, lo que dificultaba el ver y disparar, y al mismo tiempo hacía que el alcance fuese menor.
El campo de batalla ocupaba más de 2 kilómetros de frente y las tropas se reunieron precisamente en un campo abierto con escasa vegetación. Las recientes lluvias y nieve habían convertido al terreno que era tierra de labor en una zona fangosa de hasta 30 centímetros de profundidad. En estas condiciones, los hombres vestidos con armaduras pesadas se movían con dificultad y a veces quedaban estancados.
Así, muchos combatientes se las quitaron en el campo de batalla a medida que la batalla progresaba.
Desarrollo de la batalla
A las 10:00 horas, ambas formaciones finalizaron el despliegue y estaban frente a frente. La batalla comenzó con un duelo entre los arqueros, lord Fauconberg mandó a los arqueros yorkistas que avanzaran, disparasen una flecha y se retirasen, manteniendo al resto de la fuerza fuera del alcance. Los arqueros de Lancaster que tenían problemas de visibilidad disparaban creyendo que el enemigo estaba dentro de su alcance, pero con la retirada de los yorkistas la gran mayoría de sus disparos se quedaron cortos. Cuando las municiones de los arqueros de Lancaster se estaban agotando, Eduardo mandó avanzar sus fuerzas en torno a 50 metros para recoger las flechas caídas y volverlas a disparar. Se dice que se dispararon más de 300.000 flechas en la batalla.
Como las bajas de Lancaster aumentaban considerablemente, Somerset ordenó el avance general contra la línea de York. Los arqueros yorkistas dispararon las flechas punzón que perforaban las armaduras y a continuación se replegaron a retaguardia de los hombres de armas, desde donde siguieron disparando.
La caballería del ala derecha, mandada por Andrés Trollope, cargó y rompió la formación de sus homólogos que huyeron del campo. Es muy probable que lo hicieran en conjunción con las fuerzas ocultas en el bosque de la colina del Castillo (Castle Hill), eso explica por qué la caballería yorkista se rompiera tan fácilmente. Es muy probable que les persiguiesen y durante la persecución se encontrasen de frente con las tropas de la reserva de Norfolk que los destruyeron.
Los yorkistas, a pesar de la pérdida de la caballería, reagruparon sus fuerzas y su infantería se mantuvieron firmes. Eduardo había dado orden de que los señores debían ser muertos en el acto y no capturados, lo normal era que si se capturaba a un noble, el captor tenía derecho al rescate.
Las líneas de Lancaster arremetieron contra las de York, que debido a su inferioridad numérica, comenzaron a ceder terreno. La división yorkista de la derecha, se mantuvo más firme, y eso hizo que las líneas comenzaran a girar, al mismo tiempo se produjo el deslizamiento lateral a la derecha de las fuerzas atacantes. Viendo este avance, Somerset debió emplear la reserva para impulsar aún más el avance. Esta lucha debió durar tres horas, tras las cuales ambas líneas habían girado unos 45 grados y se habían desplazado ligeramente a la derecha, situándose de espaldas a la pradera que se denominaría Meadow Bloody (la pradera sangrienta). Habiendo dejado el suelo teñido de rojo y de cadáveres esparcidos de ambos bandos, las bajas producidas en esta especie de melée debieron ser importantes. Es muy probable que Eduardo se trasladase al ala izquierda para dar ánimos a las fuerzas de esa división.
Sobre las 13:00 horas, llegó al campo de batalla en conde de Norfolk con la reserva, cuando los yorkistas estaban a punto de desfallecer, manteniendo las líneas por los ánimos de Eduardo y demás líderes. La llegada de Norfolk cambió las tornas, dado que Somerset ya no tenía reservas para hacerle frente, atacando de flanco y retaguardia a las fuerzas de la división izquierda de Lancaster, que pronto se dieron a la fuga, primero aisladamente, luego en grupos.
Los yorkistas, viendo deshacerse las líneas enemigas, presionaron, empujando a los de Lancaster, contra la corriente de agua del Cock Beck, cuya profundidad había aumentado por las recientes precipitaciones. Los Lancaster quedaron atrapados, ya que antes de la batalla habían destruido el puente de madera del Cock Beck.
Muchos se quitaron las armaduras y cascos, abandonando las armas al intentar vadear o nadar a través del curso de agua para cruzar. Cansados, heridos y medio congelados, se ahogaron por docenas, hasta que finalmente los cadáveres formaron una presa al que se conoció como el Puente de los Cuerpos.
Con hombres muriendo por miles, la línea de Lancaster se disolvió completamente a media tarde, y sus dirigentes se dieron a la fuga. Los escuderos llevaron los caballos desde el campamento para poder continuar la fuga a caballo. Los fugitivos pronto fueron perseguidos por los jinetes que no les dieron tregua.
Secuelas
Se dice que probablemente murieron alrededor de 28.000 hombres, de los cuales 8.000 serían yorkistas. Es decir, aproximadamente el 1 % de la población total de Inglaterra en ese momento, 42 nobles fueron muertos incluso después de haber sido hechos prisioneros, entre los que se encontraban los condes de Northumbria, de Devon y de Wiltshire y los señores Trollope, Dacre, Mauley, Velles, Egremont y Willoughly.
Los restos encontrados en el campo de batalla han proporcionado mucha información, se deduce que alrededor del 25 % de los cadáveres llevaban una especie de armadura de metal y el 70 % de ellos tenían algún tipo de protección hecha de cuero curtido o acolchado. Los soldados no llevaban uniformes, se identificaban con brazaletes de colores. Los hombres que lucharon esta batalla eran altos, muchos de los soldados tenían más de 1,85 de altura, buen físico derivado de una dieta razonable y dientes fuertes. La edad media de los combatientes era de unos 30 años, entre los 17 y 50 años. Muchos hombres presentaban lesiones cicatrizadas de conflictos anteriores. Los hombres llevaban consigo además las armas y armaduras, decenas de pequeños objetos que pueden ser considerados como amuletos de la suerte.
Los arqueólogos descubrieron que un número alarmante de hombres que habían sido aplastados por los cascos de los caballos. La mayoría de los esqueletos muestran un daño masivo repetitivo causado por las armas, especialmente en la cabeza. Esto sugiere que los guerreros atacaban principalmente a sus oponentes con lesiones en la cabeza, en un área donde las armas pesadas fueron letales. También hay una posibilidad más mórbida, los guerreros fueron instruidos para que una vez que derribaban a sus oponentes les aplastaran la cabeza para asegurarse de que estaban muertos. La enorme cantidad de cráneos con fracturas apunta justo a eso.
La única mancha en la victoria de Eduardo fue su incapacidad para capturar la familia real de Lancaster. Enrique, Margarita y el príncipe Eduardo lograron llegar a Escocia, llevándose con ellos Somerset, Exeter y lord Hungerford y Roos, así como el presidente del Tribunal Supremo, Fortescue. Como resultado, los de Lancaster fueron capaces de mantener su causa con vida, al menos en el extremo norte, y se necesitaría otros tres años de campaña antes de que la lucha remitiese.
A raíz de su victoria, Eduardo entró York, donde una de sus primeras acciones fue recoger las cabezas de su padre, su hermano y Salisbury, bajándoles de los postes y enterrándoles correctamente. Estas fueron rápidamente remplazadas por las de destacados líderes de la Casa de Lancaster, entre los que se contaba al famoso lord Clifford de Skimpton-Craven, quien ordenó la ejecución de su hermano Edmundo, después de la batalla de Wakefield.
Un gran número de sus partidarios fueron recompensados con nuevos títulos tras la batalla. Su hermano George se convirtió en duque de Clarence. Su tío, el vizconde Bourchier, se convirtió en conde de Essex. Fauconberg se convirtió en conde de Kent. Varios caballeros fueron promovidos a pares de la nobleza, entre ellos los nuevos señores de Devereux, de Herbert y de Wenlock.
Eduardo pasó Pascua en York, y luego se dirigió al norte de Durham y finalmente Newcastle (donde el conde de Wiltshire fue ejecutado). A continuación se trasladó al suroeste a Lancashire, y finalmente se dirigió hacia el sur en su camino de regreso a Londres. El 28 de junio 1461 la coronación de Eduardo finalmente se celebró en la Abadía de Westminster.
La batalla de Towton no terminó la lucha la primera fase de la Guerra de las Rosas, pero hizo que una victoria de los Lancaster fuera casi imposible.