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Antagonismo de las casas de Lancaster y York
El antagonismo entre la casa de Lancaster y la casa de York comenzó con el derrocamiento y asesinato del rey Ricardo II, en 1399, a manos de su primo Enrique Bolingbroke, duque de Lancaster.
Enrique era el cuarto hijo de Juan de Gante, quien a su vez era el tercer hijo de Eduardo III y de su primera esposa, Blanca de Lancaster. Sus expectativas de llegar al trono eran escasas, ya que de acuerdo a la ley de sucesión inglesa y a los precedentes sentados por la tradición. La corona debía recaer en los descendientes masculinos de Leonel de Amberes, segundo hijo superviviente de Eduardo III. De hecho, Ricardo II había designado heredero presunto de la corona al nieto de Leonel, Roger Mortimer.
Enrique se enfrentó a su primo hermano Ricardo II, quien lo había exiliado del país con la promesa de que no perdería sus territorios y posesiones pero, a la muerte de su padre, Ricardo confiscó toda su herencia. Enrique reclutó un ejército e invadió Inglaterra capturando a Ricardo, que renunció al trono. Finalmente, el parlamento inglés proclamó rey a Enrique, que se convirtió en el primer rey de la casa de Lancaster, y el Parlamento lo declaró rey de Inglaterra y asumió la corona con el nombre de Enrique IV.
A la muerte de Enrique IV el 20 de marzo de 1413, asumió la corona su hijo Enrique V, cuyos logros militares contra Francia durante la guerra de los Cien Años le habían granjeado enorme popularidad, permitiendo afianzar el control de los Lancaster sobre el trono. Durante su corto reinado, Enrique V debió sofocar una revuelta liderada por el nieto de Eduardo III, Ricardo, conde de Cambridge. Una vez desarticulado el complot de Southampton, nombre que designó aquella revuelta; Ricardo fue ejecutado, el 5 de agosto de 1415, al inicio de la campaña que llevaría a la victoria en la batalla de Azincourt. Como parte de esta victoria, Enrique se casó con Catalina de Valois, hija de Carlos VI, y firma el tratado de Troyes, mediante el cual, el rey Francés le reconoció como único heredero del trono de Francia, desheredando a su propio hijo, el futuro Carlos VII.
No obstante, la esposa de Ricardo, Ana Mortimer, adujo tener también derechos sobre la corona, ya que era hija de Roger Mortimer y, por tanto, descendiente de Leonel de Amberes. Enrique V murió en 1422, y Ricardo, duque de York, conde de Cambridge e hijo de Ana Mortimer, se propuso desafiar al nuevo rey, el débil Enrique VI.
Enrique VI de Inglaterra
El rey Enrique VI de Lancaster estaba rodeado de un cúmulo de regentes y consejeros impopulares. Los más notables de ellos fueron Edmundo de Beaufort, duque de Somerset; y Guillermo de la Pole, duque de Suffolk, a quienes se les acusó de ser incapaces de manejar el gobierno y de concluir la guerra contra Francia. Durante el gobierno de Enrique VI se perdieron virtualmente todas las posesiones inglesas en el continente, incluidas las tierras ganadas por Enrique V. Enrique VI comenzó a ser percibido como un rey débil e inhábil. Para mayores males, este sufrió por entonces una serie de episodios embarazosos causados por una enfermedad mental emergente. Hacia mediados de la década de 1450, muchos consideraban a Enrique incapaz de gobernar.
La legalidad de la corta línea de reyes Lancaster pasó a estar plagada de dudas, y la casa de York fortaleció su pretensión sobre la corona. El creciente descontento civil, sumado a la multiplicación de nobles con ejércitos privados y a la incapacidad y corrupción de la corte de Enrique VI, formaron el clima político ideal para la guerra civil.
Cuando, en 1453, el rey padeció un primer episodio grave, producto de su enfermedad mental, se estableció un Consejo de Regencia encabezado por el lord Protector, el poderoso y popular Ricardo Plantagenet, duque de York y líder de su casa. Ricardo empezó de inmediato a pugnar audazmente por su pretensión al trono, encarcelando a Somerset, y apoyando a sus aliados Salisbury y Warwick en conflictos menores contra los adherentes a la causa de Enrique, especialmente los condes de Northumbria (Northumberland). Sin embargo, la recuperación de Enrique, en 1455, frustró las ambiciones de Ricardo, quien fue despedido rápidamente de la corte por la esposa del rey, Margarita de Anjou. La incapacidad manifiesta de liderazgo de Enrique se tradujo en el fortalecimiento de la cada vez más poderosa reina Margarita, quien se convirtió en la máxima figura de la casa de Lancaster. Ella conformó una alianza de varios nobles contra Ricardo, con el fin de reducir su influencia.
La guerra entre ambas casas fue conocida como la guerra de las Rosas o guerra de las Dos Rosas; este nombre se refiere a que la casa de York estaba representada por una rosa blanca, la casa de los Lancaster estaba representada por una rosa roja, y finalmente la casa de Tudor fusionó ambas rosas y estaba representado por una rosa roja y blanca. La lucha duró desde 1455 hasta 1487.